Falsas creencias

[gableleig]

¡Saludos!

Hace poco publiqué un artículo sobre una temática que toca de lleno a este foro que tanto queremos, pero también a nuestra sociedad actual: sus dirigentes y sus ciudadanos, en relación a su (triste) desconocimiento de la Historia. Además me parecía de justicia compartirlo aquí, pues debo una gran parte de mis lecturas y mi conocimiento sobre el periodo de entreguerras a lo encontrado en el Foro Segunda Guerra.

El artículo apareció en la Revista Digital Cánovas, en el número 12 (julio de 2015). Se puede leer en el siguiente enlace:

http://issuu.com/canovasfundacion/docs/ ... julio_2015 (pp. 16-22).

Espero que sea de vuestro agrado.

Un cordial saludo,

Gableleig.

[wintermute]

Estamos leyéndolo Sr. Gableleig, bienvenido compañero.

Saludos

[Eckart]

Buen artículo, Gableleig. Y muy oportuno. Comparto totalmente tus conclusiones últimas y la intención que el texto tiene. El uso de etiquetas y clisés para creer que nos aclaramos con las cosas, que las diferenciamos y explicamos, restringe gravemente nuestro mundo intelectual personal. Y, además, si nos cambian de orden las etiquetas, nos liamos. Y por desgracia esto abunda hasta la mayoría.

Respecto al contenido histórico de tu artículo, me gustaría destacar un detalle de importancia sobre la llegada de Hitler a la cancillería y que no aparece en el texto -con lo cual, por otra parte, no pretendo decir que lo desconozcas-. Es una cuestión que ya se ha tratado en el foro que me parece oportuno recordar. Se trata de que el definitivo nombramiento de Hitler como canciller por parte del presidente Hindenburg, un nombramiento oficialmente legítimo, estuvo precedido y rodeado todo el tiempo por una serie de intrigas y movimientos en la sombra impulsados por los intereses personales de determinados políticos del ámbito conservador. Estos hombres (Schleicher, Papen...) llevaban tiempo conspirando en torno a Hindenburg para liquidar el sistema de Weimar e imponer un régimen autoritario. La lucha de intereses y las intrigas que determinaron la elección final de Hitler por parte de Hindenburg fueron tales que, si bien el nombramiento fue oficialmente legal, dista mucho de haber sido un nombramiento éticamente democrático. No obstante, así era el sistema de Weimar: la decisión última de elegir canciller la tenía una única persona, por lo que este podía ser sometido a presiones, chantajes o dejarse llevar en extremo por sus manías políticas. Un libro que explica muy bien todo ese proceso de maniobras de trastienda es A treinta días del poder, Henry Ashby Turner.

Un saludo.

[gableleig]

Estamos leyéndolo Sr. Gableleig, bienvenido compañero.

Saludos

Saludos camarada, ya ha pasado tiempo.

[gableleig]

Buen artículo, Gableleig. Y muy oportuno. Comparto totalmente tus conclusiones últimas y la intención que el texto tiene. El uso de etiquetas y clisés para creer que nos aclaramos con las cosas, que las diferenciamos y explicamos, restringe gravemente nuestro mundo intelectual personal. Y, además, si nos cambian de orden las etiquetas, nos liamos. Y por desgracia esto abunda hasta la mayoría.

Respecto al contenido histórico de tu artículo, me gustaría destacar un detalle de importancia sobre la llegada de Hitler a la cancillería y que no aparece en el texto -con lo cual, por otra parte, no pretendo decir que lo desconozcas-. Es una cuestión que ya se ha tratado en el foro que me parece oportuno recordar. Se trata de que el definitivo nombramiento de Hitler como canciller por parte del presidente Hindenburg, un nombramiento oficialmente legítimo, estuvo precedido y rodeado todo el tiempo por una serie de intrigas y movimientos en la sombra impulsados por los intereses personales de determinados políticos del ámbito conservador. Estos hombres (Schleicher, Papen...) llevaban tiempo conspirando en torno a Hindenburg para liquidar el sistema de Weimar e imponer un régimen autoritario. La lucha de intereses y las intrigas que determinaron la elección final de Hitler por parte de Hindenburg fueron tales que, si bien el nombramiento fue oficialmente legal, dista mucho de haber sido un nombramiento éticamente democrático. No obstante, así era el sistema de Weimar: la decisión última de elegir canciller la tenía una única persona, por lo que este podía ser sometido a presiones, chantajes o dejarse llevar en extremo por sus manías políticas. Un libro que explica muy bien todo ese proceso de maniobras de trastienda es A treinta días del poder, Henry Ashby Turner.

Un saludo.

Gracias Eckart por tu constructiva crítica. Hay una frase que se me quedó grabada cuando leí la biografía de Hitler escrita por Alan Bullock, que decía que Hitler había llegado al poder "gracias a una conspiración palaciega". Esta frase es tan solo el corolario a todo el proceso que llevó a Hindenburg a nombrar a Hitler canciller. ¡Me voy a buscar el libro de Turner ya!

Un saludo.

[Eckart]

Gableleig, había olvidado decirte que hace un par de días publiqué un texto sobre el trato que se dio en la prensa española al Putsch de Hitler y Ludendorff (1923). Al final del mismo reproduje íntegramente un artículo publicado por el escritor y político Luis Araquistáin el 11 de noviembre en el diario El Sol (Año VII. Núm. 1.952. p. 1): viewtopic.php?f=59&t=19581&p=371665#p371665

Es una artículo de interés, pues es un tipo de texto contemporáneo que ya vincula Versalles con la aparición de movimientos como el de Hitler y con la instauración de una futura dictadura. Lo creo digno de tener en cuenta, independientemente de cual fuera posteriormente el curso de la historia y las conclusiones a las que hoy lleguemos. Destaco esta frase:

«(...) la dictadura, roja o blanca, de Alemania se está forjando en Francia, por un exceso de intervención, y en Inglaterra, por un exceso de omisión, más que en ninguna parte. Ludendorff e Hitler, y los que tras ellos vengan, que vendrán, son no más que instrumentas antagónicos y fatales de la política aliada».

Un saludo.

[Juan M. Parada C.]

Sin duda alguna, el amigo Gableleig,con este singular artículo que nos ofrece a todos nosotros,nos muestra los riesgos de querer hacer comparaciones a "prima facie" sobre algunos hechos históricos con los de la actualidad para tratar de establecer algunas similitudes.De ahí que tengamos siempre presente que tal clase de acometida,si no la cimentamos como es debido,sólo puede crear más confusión y desatar así una serie de falsas creencias de difícil erradicación después.Los sucesos de esta clase,como bien apuntaba nuestro honorable amigo,no son lineales sino multilineales para que puedan acontecer dichos hechos.Es decir,una serie de varios eventos,tanto de corte interno y externo,que condicionan con el pasar del tiempo la aparición de los mismos.Constituyendo el ascenso de Hitler al poder fruto de una serie de etapas,que sin duda tendrían con el Tratado de Versalles su génesis,como una suerte de fichas de dominó en caer en rápida sucesión.
Saludos y bendiciones a granel.