El error que costó a Hitler la guerra: Declaración de guerra a los EUA

¿Qué pasaría si…?

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TERTULIA
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El error que costó a Hitler la guerra: Declaración de guerra a los EUA

Mensaje por TERTULIA » Dom Jun 11, 2023 2:40 pm

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Se cita a menudo a la Operación Barbarroja como el error estratégico más grave de Hitler, pero no lo es. El más serio de todos ellos fue la declaración de guerra a los Estados Unidos. Del mito del “error” de Barbarroja no tengo mucho que decir: La operación Barbarroja no fue, en sí misma, un error estratégico, tal y como demuestro en este ensayo: https://www.forosegundaguerra.com/viewt ... 69#p418369

Pero ahora, empecemos:

Existe la propagada idea de que Estados Unidos habría eventualmente declarado la guerra a Alemania. Los proponentes del argumento ignoran que el Presidente, haya querido la guerra o no, otra cosa que tienden a asumir como cierta a pesar de que no existe evidencia para ello*, no podía simplemente intervenir en la misma debido a que tanto el Congreso como el pueblo estaban en contra de ello. Es por esto que el error más grave de Hitler en la guerra no es invadir a la Unión Soviética mientras Gran Bretaña seguía en pie, sino prometer a Japón declarar la guerra a Estados Unidos si el último era atacado por su aliado. Y llegado el momento, cumplir con la torpe promesa. Eso, y la inmovilización económica alemana para la guerra. En general existen 2 tesis: Que Roosevelt quería la guerra y buscaba entrar en ella mediante provocaciones, especialmente con incidentes en el Atlántico, y la otra dice que nunca quiso la guerra. Soy partidario de la segunda. Aunque la primera teoría tampoco cambia mucho el contexto.

Empecemos por demostrar con un análisis puramente lógico que, más allá de que Estados Unidos hubiera o no intervenido eventualmente en el teatro Europeo, la guerra entre Estados Unidos y Alemania no era inminente. Por “inminente” o “inmediata” interprétese “unas semanas o meses tras Pearl Harbor”:

El hecho de que el consenso histórico, tanto en la propia época como actualmente entre los expertos y analistas de la Segunda Guerra Mundial sea que la declaración de guerra Hitleriana a los Estados Unidos fue uno de sus peores errores diplomáticos y estratégicos del conflicto, y en muchos casos sea visto como EL PEOR error diplomático y estratégico de Hitler, al punto de publicarse numerosos libros, artículos y ensayos (“Hitler’s American Gamble”; “Hitler’s Mistake”; “Hitler’s Great Gamble”; “The Meaning of Hitler”, por citar algunos) con la específica finalidad de dar una explicación racional a tan aparente irracional acción, ya muestra lo muy poco probable de una entrada “inminente”, por iniciativa propia, de los Estados Unidos en la guerra. Pues si existiese realmente algún tipo de evidencia de que su entrada era inminente, no debería existir entonces ninguna razón para considerar el accionar de Hitler como un error. Al contrario: Si la guerra era inminente, como Hitler erróneamente creyó, mejor ser el iniciador de ese conflicto para de esa forma mantener la iniciativa en la guerra. ¿Por Qué entonces los historiadores, en su inmensa mayoría, lo consideran un error? ¿Qué error puede haber en declarar la guerra a Estados Unidos el 11, si de todas formas Estados Unidos lo haría “el 12”? (no hablo literalmente por su puesto, interprétese “en poco tiempo”). La respuesta es obvia: los historiadores lo consideran un error precisamente porque saben que la guerra contra Estados Unidos no era inminente. Quizá las evidencias más obvias de que no habría una intervención norteamericana inmediata en el teatro Europeo sean las más simples: el hecho de que Roosevelt no declaró la guerra a Alemania ni Italia el 08 de Diciembre, y el hecho de que paralizó completamente el envío de ayuda material a sus “aliados” la misma noche del 07 de Diciembre (“Hitler’s American Gamble”). El hecho indiscutible, de todas formas, es que la gran mayoría de historiadores ve en la declaración de guerra contra Estados Unidos un error grotesco por parte de Hitler. Ergo, la supuesta “inminente” entrada de Estados Unidos en la guerra en Europa era un supuesto muy poco probable.

*Los historiadores Brendan Simms y Charlie Leaderman (y para nada los únicos) dejan muy en claro que la mente de Roosevelt respecto a un conflicto con Alemania antes de Diciembre de 1941 es genuinamente un misterio. No hay real de que Roosevelt haya querido la guerra hasta que le fue forzada. Esos 2 no son los únicos historiadores en creer eso. Hay un consenso histórico general que pone énfasis en que no hay forma de saber, a ciencia cierta, qué pasaba por la mente de Roosevelt, pues no confiaba sus pensamientos ni si quiera a sus seguidores más íntimos.

Enfoquémonos ahora en ambas tesis: primero, de que la administración norteamericana no quería la guerra:

Que el Presidente Roosevelt no quería intervenir en el conflicto Europeo puede explicarse de la siguiente forma: ya el 08 de Octubre de 1940 el Presidente declaró que “Podría llegar el momento en que los Alemanes y Japoneses hagan algo estúpido que nos arrastre a la guerra. Esa es la única forma de que entremos [en el conflicto]”. Más revelador es el hecho de que usara el desciframiento de los códigos Alemanes, proporcionado por Gran Bretaña, para evitar (en lugar de fácilmente poder provocar) incidentes en el Atlántico, aún después de que esos incidentes ocurrieran, y aun después de su retórica bélica de “disparar a submarinos alemanes apenas sean detectados”. El que no buscara la provocación de conflictos en el Atlántico muestra que no pretendía en lo absoluto usar incidentes aislados en una pseudo guerra para intervenir en Europa, y por tanto frases como la última citada estaban claramente pensadas para intimidar, no provocar, a la marina Alemana. Es decir, para evitar, no provocar, una guerra. Lord Lothian, embajador británico en Estados Unidos, afirmó que el deseo del Presidente consistía en ayudar a Gran Bretaña tanto como fuera política y legalmente posible, pero mantener a Estados Unidos fuera de la guerra (“A World at Arms”, p. 240-241). De hecho, tanto Roosevelt como el movimiento aislacionista “América Primero” veían la ayuda material a Gran Bretaña como una manera de mantener a Estados Unidos fuera de la guerra: Alemania no podía atacar Estados Unidos mientras Gran Bretaña siguiera en pie. Gran Bretaña no podía ser invadida mientras la Unión Soviética siguiera en pie. De modo que ayudar económicamente a sus futuros aliados era la mejor forma de evitar una entrada en la guerra por parte de los Estados Unidos (“Forged in War”, p. 104). Ni siquiera tras el ataque Japonés a Pearl Harbor la guerra contra Alemania fue declarada ni las relaciones diplomáticas interrumpidas. De hecho, todo lo contrario: la misma noche del 07 de Diciembre, Roosevelt paralizó todos los envíos de ayuda material a sus futuros aliados, evidentemente para concentrar recursos ante la amenaza de Japón (“Hitler’s American Gamble”). Históricamente, y gracias a Hitler, esa interrupción duró solo 4 días. ¿Pero qué habría pasado si Hitler no declaraba la guerra? Los historiadores Brendan Simms y Charlie Laderman, autores del mencionado “Hitler’s American Gamble”, afirman que pudo haber durado semanas o incluso meses, con consecuencias nefastas para Europa.

Si se quiere exponer la tesis contraria de que Roosevelt sí quería intervenir en Europa a como dé lugar, el resultado no es muy distinto: No podía intervenir en Europa porque no existía una suficiente animosidad contra Alemania, ni una excusa para ir a la guerra. El argumento cliché de que Estados Unidos y Alemania “ya estaban en guerra” debido a los incidentes en el atlántico no tiene ni pies ni cabeza: el creer que los países pueden únicamente estar en guerra, o en paz, es muy inocente. Las naciones pueden tener conflictos sin por ello involucrarse directamente en una guerra. Véase a la Unión Soviética y Japón: habían tenido enfrentamientos mucho más intensos y sangrientos en la frontera de Manchuria y no por ello entraron en estado de guerra uno con el otro. ¡Ni siquiera cortaron relaciones diplomáticas! Asimismo, la consecuencia de los incidentes en el Atlántico fue minúscula, pues no sólo la administración no los usó como excusa para ir a la guerra, sino que el público norteamericano en general seguía decididamente en contra de una guerra contra Alemania: En abril de 1941 el 81% del pueblo norteamericano estaba en contra de intervenir en Europa (encuesta de Gallup, 10-15 de Abril de 1941).

El historiador Max Hastings afirma, y con razón:

“Cualesquiera que hayan sido los deseos del Presidente, el Congreso permanecía como un serio contrapeso a la política Americana hasta que Tokyo y Berlín pusieron fin a toda discusión. El Historiador David Kennedy ha sugerido que, dado que Alemania siempre había sido el principal enemigo de las democracias, Roosevelt habría servido mejor a los intereses de su nación evitando una guerra contra Japón para concentrarse en la destrucción del nazismo… Pero este argumento hace surgir la incógnita de si Roosevelt hubiera sido en algún momento capaz de persuadir a su pueblo para luchar contra Alemania en medio de la ausencia de una evidente agresión del tipo que Hitler se negaba a iniciar.
Incluso después de que la guerra fuera declarada, en Diciembre de 1941, e incluso hasta el final de las hostilidades, pocos americanos sentían algo por los Alemanes similar a la animosidad que desplegaban por los Japoneses. Esto no fue un mero asunto de sentimiento racial. También había una pasional simpatía por China debido a los horrores que ésta había experimentado, y continuaba experimentando, a manos Japonesas. La mayoría de americanos deploraba lo que los nazis le estaban haciendo al mundo, pero habrían permanecido desinteresados o incluso implacablemente hostiles a la idea de enviar ejércitos a Europa, si Hitler no hubiera forzado el asunto
(“All Hell Let Loose”, p. 121).

El propio Roosevelt dijo a Stalin en Octubre de 1943 (durante la Conferencia de Teheran) que de no ser por la declaración de guerra Alemana, no habría sido capaz de enviar tales vastos números de tropas americanas a través del Atlántico. (FDR Vs. Hitler, p. 41-42).

Ese comentario de Roosevelt en si ya demuestra que, según el propio Presidente, el hecho de que las masivas fuerzas norteamericanas estuvieran en Europa, se debió a la declaración de guerra Hitleriana. Ergo, si no hay declaración de guerra Hitleriana, no hay ninguna intervención masiva en África y Europa.

Como se puede ver, en cualquier tesis una entrada a la guerra Europea por parte de Estados Unidos era muy poco probable, y ni hablar de una entrada inminente.

Churchill había estado más de 2 años intentando convencer a Roosevelt de entrar en la guerra (asumiendo que Roosevelt no haya querido la guerra) sin éxito, con Roosevelt cuidadosamente esquivando incidentes en el Atlántico, y sin reaccionar belicosamente ante aquellos ocurridos. Y Roosevelt había estado más de 2 años intentando convencer al pueblo (asumiendo que Roosevelt si haya querido la guerra) de la necesidad de intervenir en Europa, y también sin éxito. Y todo esto, recuérdese, en 2 años y 3 meses en los que Estados Unidos permaneció neutral, a excepción de la proto/pseudo guerra en el Atlántico, que como se dejó en claro distaba mucho de ser un conflicto genuino.

Imaginemos ahora, tras Pearl Harbor, cuando un enemigo real apareció en el otro lado del mundo, a Churchill intentando convencer a un desinteresado Roosevelt de crearse un segundo frente en el Atlántico y en Europa y, más radical y ridículo aún, que concentrara sus esfuerzos en ese nuevo frente. O imaginemos a un Roosevelt desesperado por intervenir en Europa intentando convencer al pueblo norteamericano y al Congreso de enviar a sus hijos a morir en una guerra por ellos iniciada, donde no habían sido agredidos.
Tras Pearl Harbor es evidente que la dificultad de Churchill para convencer a Roosevelt, o la de Roosevelt de convencer al pueblo norteamericano, aumentó en lugar de disminuir.

Adicionalmente, haber ido contra Alemania estaría en contra de una de las más grandes y obvias máximas militares de la historia: la de concentrar las fuerzas en un solo enemigo, en lugar de dividirlas en 2 frentes operacionales, y en este caso con uno de los frentes habiendo sido abierto gratuitamente.

Dado que a Roosevelt le resultaría casi imposible convencer al pueblo y al Congreso de la necesidad de una intervención en Europa cuando la emergencia real estaba ubicada en el Pacífico, Estados Unidos hubiese concentrado el grueso de sus fuerzas en ese océano. Ergo, la estrategia de “Alemania Primero” jamás se hubiese materializado aun cuando Roosevelt la hubiera deseado, pues, de hecho, no podía hacerla realidad.

Mientras tanto, en Europa, la ayuda material a sus “aliados” hubiera continuado, pero habría palidecido en cantidad en comparación a lo que históricamente aportó por concentrarse en Europa primero y ya estar formalmente en la guerra. Es por esto que el hecho de tener que lidiar con Japón ya de por sí habría debilitado en este sentido al Reino Unido y la Unión Soviética.

El error más grave de Hitler, por tanto, es el de prometer a Japón declarar la guerra a Estados Unidos si su aliado iba a la guerra contra el mismo. Con el beneficio de la retrospectiva, sabemos ahora que una guerra contra Estados Unidos no era inminente, ni si quiera tras Pearl Harbor. Hitler por supuesto ignoraba todo esto, incluso creyendo que Estados Unidos se concentraría en el Pacífico, a pesar de que Roosevelt ya había acordado con Churchill en el llamado “Atlantic Charter” que Alemania sería la prioridad (valga notar que el propio Presidente declaró públicamente que ese tratado no tenía ni la más mínima intención de acercar a Estados Unidos a la guerra (Documental “A Gentleman’s Agreement”), o incluso llegando a pensar que Japón realmente podría acabar con Estados Unidos.

Su razonamiento, sensible en ese momento de ignorancia, le costó la Segunda Guerra Mundial.

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