Mensaje
por José Luis » Mar Ago 24, 2021 8:24 am
¡Hola a todos!
Italo Balbo fue una figura importante del fascismo italiano (fue Quadrumviri del Gran Consejo del Fascismo desde 1923 hasta el día de su muerte), ministro de la Fuerza Aérea (1929-1933) y una celebridad internacional por su papel en la promoción de la aviación mundial. Pero perdió todo peso político cuando, a tal efecto por Mussolini, fue nombrado gobernador general de Libia en 1933. No veo cómo, de pretenderlo realmente, podría deshacerse de un Mussolini que desde 1935 a 1939 sólo cosechó éxitos propagandísticos en su política exterior (Invasión de Etiopía en 1935, Guerra Civil Española 1936-39, Pacto de Munich 1938, Invasión de Albania y Pacto de Acero 1939) de cara a la creación del imperio italiano. Cuando Alemania invadió Polonia en septiembre de 1939, seguido de las declaraciones de guerra de Gran Bretaña y Francia, Italia se declaró no beligerante. Mantuvo esta postura hasta el 10 de junio de 1940 cuando, visto el éxito militar alemán de mayo de 1940 y creyendo que esto pondría fin a la guerra en breve, declaró la guerra a Francia y Gran Bretaña. Italo Balbo murió 18 días después de la declaración de guerra de Mussolini.
Durante los años de preguerra, Balbo se mostró contrario a la alianza de Mussolini con Hitler, prefiriendo en cambio que Italia se alinease con Gran Bretaña (pese a que en 1935, durante la crisis de Etiopía, quiso invadir Egipto), pero en junio de 1940 no había ningún fascista italiano importante, incluido el propio Balbo, que no quisiera unirse a Alemania para participar en la mesa del reparto del botín de guerra de Francia.
La política de no beligerancia de Mussolini hasta entonces perseguía su objetivo de convertir a Italia (y él en su representación) en el árbitro determinante de la guerra desatada en septiembre de 1939. O tal como él la denominó, Italia debía ser el “peso determinante” para el caso, que ansiaba, de que la guerra acabase en tablas y Mussolini tuviera que ser el mediador para la paz. Si, por el contrario, ganaba uno de los dos bandos enfrentados, entonces Mussolini se alinearía con el ganador. Mientras tanto, en este juego de esperar y ver, Mussolini podía ir consiguiendo concesiones para su imperio de los bandos enfrentados. El 10 de junio de 1940, creyendo que el claro ganador era Alemania, Mussolini rompió su tradicional realpolitik y declaró la guerra al bando que creía perdedor. En todo este tiempo de la política de no beligerancia italiana tenía Balbo excusa alguna, y mucho menos poder y apoyo, para conspirar y acabar con Mussolini.
Finalmente, la idea extendida de que Italia fue un aliado que dio más problemas que ayudas a Alemania es cuestionable, a mi juicio. Los problemas se identifican normalmente con las decisiones estratégicas erradas de Mussolini (principalmente la invasión de Grecia) y las consecuencias derivadas de la debacle militar italiana en Libia en 1940-41. Sin embargo, estos problemas obedecieron más al desdén, por secretismo, de Hitler hacia Mussolini, al mantenerlo al margen de sus decisiones estratégicas. O dicho de otra manera, la ausencia de una estrategia conjunta nazi-fascista a partir del 10 de junio de 1940 fue responsabilidad principal de Hitler. En respuesta, lo que hizo Mussolini fue pagar con la misma moneda a Hitler. Aquí está la raíz de los problemas que surgieron después. Durante un tiempo -junio-julio de 1940- Hitler no consideró necesario desarrollar y coordinar cualquier tipo de estrategia político-militar conjunta germano-italiana porque estaba convencido de que el gobierno británico accedería finalmente a sentarse en una mesa de negociaciones para poner fin a la guerra. Cuando comprendió finalmente que el gobierno británico, rechazando de cuajo sus ofertas de paz, seguiría luchando, Hitler volvió sus ojos al Este, hacia la Unión Soviética, mientras que dejaba sin mucha fe que siguiese en marcha la planificación y preparación de la pretendida invasión de Inglaterra y las operaciones aéreas y marítimas contra la misma. Dejó el teatro del Mediterráneo y África del Norte en manos de Italia, y a Mussolini sólo lo consultó cuando trató de establecer diplomáticamente un imposible bloque mediterráneo (Italia, Francia y España) contra Gran Bretaña. El punto aquí es que Hitler no persiguió una estrategia de guerra conjunta con Italia para derrotar a Gran Bretaña, inicialmente vía Mediterráneo y África del Norte, sino que llevó en el más absoluto secreto su decisión de “derrotar a Gran Bretaña” invadiendo y derrotando a la Unión Soviética.
Italia no estaba preparada para una guerra generalizada por múltiples razones. Esto lo sabían los militares italianos y el propio Mussolini, Hitler y los militares alemanes, y también los británicos. Lo sabía, por así decir, todo el mundo. Pero Italia -política, geográfica e incluso militarmente- ofrecía grandes ventajas estratégicas para Alemania en el verano de 1940, cuando esta última sólo estaba en guerra contra Gran Bretaña y su Commonwealth. El que no las supiera o quisiera aprovechar no fue responsabilidad principal de Mussolini, sino del propio Hitler.
Un buen estadista en la posición de Hitler tendría en sus manos en el verano de 1940 varias opciones para sacar a Gran Bretaña de la guerra. La más evidente e incruenta sería establecer con los países que había derrotado un verdadero tratado de paz que, en su desenlace, dejara sin argumentos al gobierno británico para continuar la guerra. Pero Hitler no era un buen estadista quizá porque era el más nazi de los nazis, y, como tal, la guerra, y no la paz, era el estado natural de la política hasta el sometimiento y esclavitud total de todos sus enemigos y víctimas. En esta línea, tenía otra opción militar para el mismo fin de sacar a GB de la guerra: la “estrategia periférica” de la que ya hemos escrito bastante en el foro. Y aquí Mussolini era clave. Y todavía tenía otra opción que podía complementar la anterior: formar un bloque continental contra Gran Bretaña mediante la inclusión de la Unión Soviética en un Pacto Cuatripartito (Alemania, Italia, Japón, URSS). Hitler escogió otra opción: atacar a la URSS, que fue finalmente la tumba de su Ejército. Aquí y no en Mussolini estuvieron los mayores problemas de Alemania en la guerra. Mussolini se vio marginado por Hitler, y, en su soberbia, decidió llevar la guerra por su cuenta con la llamada “guerra paralela”. Tomó decisiones que resultaron desastrosas, pero ninguna de ellas tan catastrófica e irreversible como la de Hitler con la Unión Soviética.
Pese a que la propaganda aliada y alemana, en la guerra y la posguerra, desdibujaron el papel italiano en el Mediterráneo y África del Norte, Italia, y no Alemania, fue la que llevó el grueso del esfuerzo de guerra en esos teatros hasta su capitulación. Una visión realista, conjunta y oportuna (1940-41) de Hitler y sus acólitos en el OKW y OKH, y Mussolini y sus acólitos en el Comando Supremo sobre la importancia estratégica del Mediterráneo y África del Norte en la guerra contra Gran Bretaña habría cambiado probablemente el curso de la guerra, y los soldados italianos que combatieron en África del Norte no habrían dicho finalmente con amargura y verdad “Mancò la fortuna non il valore”.
Saludos cordiales
JL
"Dioses, no me juzguéis como un dios
sino como un hombre
a quien ha destrozado el mar" (Plegaria fenicia)