Otto Günsche
Publicado: Dom Jun 26, 2005 7:19 pm
Otto Günsche
Repasemos la ida de este curioso personaje a través de un óbito de David Solar aparecido en el diario El Mundo unos días después de su muerte, el 17 de octubre de 2003:
El oficial que quemó el cuerpo de Hitler
Con 28 años era coronel de las SS y pertenecía al círculo íntimo del ‘FÜHRER’. Fue el último hombre que le vio con vida
DAVID SOLAR
Acaba de fallecer Otto Günsche. Este nombre no significará nada para la mayoría de los que hayan escuchado la noticia de su Óbito, pero fue el último hombre que habló con Hitler, el primero que le vio muerto, el encargado de quemar sus restos y una de las personas que vivió más de cerca la tragedia final del búnker de la Cancillería del Reich.
Otto Günsche, que medía dos metros y pesaba unos 105 kilos, era coronel a s 28 años. Tan meteórica carrera había comenzado quince años antes en las Juventudes del NSDAP (partido nazi), de las que pasó a las filas de las SS en las que ejerció como matón y portaestandarte en los fastos del partido. Vio la guerra de refilón hasta que le fue recomen dado a Hitler, que, de inmediato, aceptó como ayudante a aquel gigante rubio, tan fiel como su perra y más simple que ella. Su presencia, pese a su impresionante volumen, pasó inadvertida mientras Hitler deambulaba entre los diversos frentes y cuarteles generales.
Los entorchados de aquel oficial eran oscurecidos por las estrellas de los mariscales y generales. Sin embargo, se le advirtió junto al führer durante el atentado del conde Von Stauffenberg en la Guarida del Lobo, el 20 de julio de ese decisivo 1944.
Pero donde adquirió un indisimulable relieve fue en el búnker, donde la afluencia de visitantes disminuía conforme se acercaban los soviéticos. En las últimas horas de Hitler se le ve como uno de los invitados a su boda con Eva Braun, brindando con champán en la madrugada del 29 de abril de 1945. Horas después fue requerido por el Führer para que enterrara el cadáver de su perra Blondi, a la que había hecho envenenar para comprobar la eficacia del veneno con el que pensaba suicidarse. Günsche metió el cadáver de Blondi y a sus cachorros vivos en una caja de cartón; salió al jardín de la Cancillería y arrojó a Blondi y a sus cachorros a un agujero y los mató a tiros.
A mediodía del 30 de abril, Hitler le ordenó que se presentan en su despacho a las 13.00 horas. Le explicó que él y su esposa se quitarían la vida. Debería comprobar que estaban muertos y, en caso de duda, los remataría. Después se ocuparía d que sus cadáveres fueran incinerados: «No quiero que mi cuerno se exponga en un circo o en un museo de cera o algo por el estilo. Ordeno, también, que el búnker permanezca como está, pues deseo que los rusos sepan que he estado aquí hasta el último momento». El coronel estuvo en la despedida del matrimonio Hitler; luego, cuando los esposos penetraron en el despacho, se situó ante la puerta junto con el mayordomo Linge. Minutos después se presentó Magda Goebbels, que trataba de ver a Hitler para disuadirle de su voluntad de suicidarse, consciente de que aquello su pondría su propio final y el de sus hijos. Tras un forcejeo y muchas lágrimas, logró que el coronel entrara en el despacho. Gracias a ello, sabemos que minutos antes de su muerte Hitler se hallaba de pie, junto a su mesa de despacho y frente a un retrato de Federico I Eva Braun se hallaba en el baño, pues oyó funcionar la cisterna. Hitler miró a su ayudante sorprendido por la interrupción y por la petición, Luego, replicó firmemente: «No quiero recibirla».
Diez, quizá 15 minutos más tarde, entre las 15.30 y las 16. horas, escucharon un disparo. Günsche y Linge hallaron a Hitler y a Eva muertos. Luiego, junto con Goebbels, Bormann y alguno más de los últimos fieles de Hitler, en volvió su cadáver en una alfombra mientras el de Eva permaneció con su ropa de calle. Sacaron los cadáveres al jardín, los colocaron en el embudo de una bomba y los rociaron de combuslible. Como no ardieran bien, Günsche tuvo la idea de reunir unos trapos, los impregnó en gasolina y los colocó bujo los cadáveres. Al día siguiente, por la noche, junto a la mayoría de los presentes, intentó cruzar las filas soviéticas y alcanzar territorio aún en manos alema nas. Algunos lo lograron, pero la mayoría, también Günsche, fueron capturados y deportados a la URSS. En la posguerra fue dado por muerto hasta que un día reapareció y pudo establecerse pacíficamente en Alemania.
Otto Günsche, ex coronel de las SS, nació el 24 de septiembre de 1917 y falleció en Lohmar (cerca de Bonn) el 2 de octubre de 2003.
Saludos cordiales
Repasemos la ida de este curioso personaje a través de un óbito de David Solar aparecido en el diario El Mundo unos días después de su muerte, el 17 de octubre de 2003:
El oficial que quemó el cuerpo de Hitler
Con 28 años era coronel de las SS y pertenecía al círculo íntimo del ‘FÜHRER’. Fue el último hombre que le vio con vida
DAVID SOLAR
Acaba de fallecer Otto Günsche. Este nombre no significará nada para la mayoría de los que hayan escuchado la noticia de su Óbito, pero fue el último hombre que habló con Hitler, el primero que le vio muerto, el encargado de quemar sus restos y una de las personas que vivió más de cerca la tragedia final del búnker de la Cancillería del Reich.
Otto Günsche, que medía dos metros y pesaba unos 105 kilos, era coronel a s 28 años. Tan meteórica carrera había comenzado quince años antes en las Juventudes del NSDAP (partido nazi), de las que pasó a las filas de las SS en las que ejerció como matón y portaestandarte en los fastos del partido. Vio la guerra de refilón hasta que le fue recomen dado a Hitler, que, de inmediato, aceptó como ayudante a aquel gigante rubio, tan fiel como su perra y más simple que ella. Su presencia, pese a su impresionante volumen, pasó inadvertida mientras Hitler deambulaba entre los diversos frentes y cuarteles generales.
Los entorchados de aquel oficial eran oscurecidos por las estrellas de los mariscales y generales. Sin embargo, se le advirtió junto al führer durante el atentado del conde Von Stauffenberg en la Guarida del Lobo, el 20 de julio de ese decisivo 1944.
Pero donde adquirió un indisimulable relieve fue en el búnker, donde la afluencia de visitantes disminuía conforme se acercaban los soviéticos. En las últimas horas de Hitler se le ve como uno de los invitados a su boda con Eva Braun, brindando con champán en la madrugada del 29 de abril de 1945. Horas después fue requerido por el Führer para que enterrara el cadáver de su perra Blondi, a la que había hecho envenenar para comprobar la eficacia del veneno con el que pensaba suicidarse. Günsche metió el cadáver de Blondi y a sus cachorros vivos en una caja de cartón; salió al jardín de la Cancillería y arrojó a Blondi y a sus cachorros a un agujero y los mató a tiros.
A mediodía del 30 de abril, Hitler le ordenó que se presentan en su despacho a las 13.00 horas. Le explicó que él y su esposa se quitarían la vida. Debería comprobar que estaban muertos y, en caso de duda, los remataría. Después se ocuparía d que sus cadáveres fueran incinerados: «No quiero que mi cuerno se exponga en un circo o en un museo de cera o algo por el estilo. Ordeno, también, que el búnker permanezca como está, pues deseo que los rusos sepan que he estado aquí hasta el último momento». El coronel estuvo en la despedida del matrimonio Hitler; luego, cuando los esposos penetraron en el despacho, se situó ante la puerta junto con el mayordomo Linge. Minutos después se presentó Magda Goebbels, que trataba de ver a Hitler para disuadirle de su voluntad de suicidarse, consciente de que aquello su pondría su propio final y el de sus hijos. Tras un forcejeo y muchas lágrimas, logró que el coronel entrara en el despacho. Gracias a ello, sabemos que minutos antes de su muerte Hitler se hallaba de pie, junto a su mesa de despacho y frente a un retrato de Federico I Eva Braun se hallaba en el baño, pues oyó funcionar la cisterna. Hitler miró a su ayudante sorprendido por la interrupción y por la petición, Luego, replicó firmemente: «No quiero recibirla».
Diez, quizá 15 minutos más tarde, entre las 15.30 y las 16. horas, escucharon un disparo. Günsche y Linge hallaron a Hitler y a Eva muertos. Luiego, junto con Goebbels, Bormann y alguno más de los últimos fieles de Hitler, en volvió su cadáver en una alfombra mientras el de Eva permaneció con su ropa de calle. Sacaron los cadáveres al jardín, los colocaron en el embudo de una bomba y los rociaron de combuslible. Como no ardieran bien, Günsche tuvo la idea de reunir unos trapos, los impregnó en gasolina y los colocó bujo los cadáveres. Al día siguiente, por la noche, junto a la mayoría de los presentes, intentó cruzar las filas soviéticas y alcanzar territorio aún en manos alema nas. Algunos lo lograron, pero la mayoría, también Günsche, fueron capturados y deportados a la URSS. En la posguerra fue dado por muerto hasta que un día reapareció y pudo establecerse pacíficamente en Alemania.
Otto Günsche, ex coronel de las SS, nació el 24 de septiembre de 1917 y falleció en Lohmar (cerca de Bonn) el 2 de octubre de 2003.
Saludos cordiales