Hitler y sus enfermedades

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José Luis
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Re: Hitler y sus enfermedades

Mensaje por José Luis » Dom Abr 27, 2014 9:44 am

¡Hola a todos!
IsabelRosa escribió: Entonces la mala reputación del castigado Morell (por ej., respecto de la enorme cantidad de drogas innecesarias que le daba a Hitler )es un mito más?
Tenía preparada la traducción del capítulo 7 del libro citado, donde los autores vierten sus conclusiones.

En respuesta a tu pregunta de arriba, yo creo que sí, pero supongo que te interesará más la opinión autorizada del doctor Neumann. Al respecto de los estimulantes, dice lo siguiente en su capítulo de conclusiones diagnósticas:

Los estimulantes a los que a menudo se culpan de las acciones de Hitler no fueron parte de su tratamiento, si es que lo fueron en absoluto, hasta 1943.

En dicho capítulo, que es un resumen de lo expuesto en todos los anteriores, Neumann y Eberle comienzan por dar un par de definiciones del término “enfermedad”:

El término “enfermedad” [“disease”] fue definido por el Tribunal Social Federal Alemán en 1972 a efectos de reclamaciones de compañías de seguros como una “condición física o mental irregular que requiere tratamiento médico”. Cuando fue constituida en 1948, la Organización Mundial de la Salud (OMS) definió la salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no simplemente la ausencia de enfermedad o dolencia”.

Luego expresan que la salud de Hitler hasta su suicidio el 30 de abril de 1945 tiene cuatro focos médicos principales:

1. Hitler sufría calambres gastrointestinales, un síndrome de intestino irritable que parecía depender de su constitución mental.
2. El temblor de su brazo y pierna izquierdos no era lo que Morell describió como una “variedad de parálisis temblorosa”, sino un síntoma de la enfermedad de Parkinson que tuvo su primera manifestación en 1941.
3. Sin duda también sufría de presión arterial alta y una progresiva esclerosis coronaria.
4. No hay suficiente evidencia médica para probar que Hitler sufriera de cualquier enfermedad mental.



Y siguen así:

Historiadores, filósofos, periodistas y médicos han considerado las cuestión de la salud de Hitler no porque estén interesados en su bienestar, sino más bien, al igual que los contemporáneos de Hitler, las víctimas y los perpetradores, porque buscan explicaciones a cómo “ello” pudo haber sucedido. Los millones de muertes, el estallido de la IIGM y el sufrimiento sin límites demandaron una justificación que no debía buscarse en enfermedades vagas sino también en la personalidad de Hitler.

Esta es una razón por la cual los antiguos empleados de Hitler inventaron el mito de que el dictador había sido originalmente “bienintencionado” [“meant well”], pero se había convertido en un “megalómano” o “mentalmente enfermo”. Al actuar así estaban completamente en línea con el espíritu de los tiempos. En 1955, no menos del 48 por ciento de la población alemana creía que de no ser por la guerra, Hitler habría sido uno de los más grandes estadistas de Alemania. Más aun, la idea de que su líder estaba mental y emocionalmente afectado los libraba de responsabilidad. Bien destruido por las drogas o la enfermedad, Hitler no habría sido entonces responsable por sus acciones, algo que el pueblo alemán no podía haber conocido en la época.


Sin embargo:

En realidad, éste no era el caso. Hitler era bien consciente de lo que estaba haciendo. No estaba impedido por la enfermedad o las drogas. Al contrario, estuvo obsesionado hasta el final por su fanática creencia en su misión. Su gradual declive físico y mental fue el resultado de una arteriosclerosis asociada a la edad y su enfermedad de Parkinson. No hay pruebas de que estas dos condiciones afectaran sus decisiones.

La mala salud de Hitler desde el comienzo de la campaña rusa hasta el intento de asesinato el 20 de julio de 1944 estuvo caracterizada por crecientes espasmos y cólicos gastrointestinales junto con diarrea y estreñimiento alternos. Sufrió también de problemas de circulación y, desde el verano de 1941 como muy tarde, de temblor en su brazo y pierna izquierdos. Sin embargo, estos síntomas no fueron observados en todo momento, pero tuvieron lugar tras largos periodos sin problemas. El insomnio crónico de Hitler fue en parte obra suya porque durante años había trabajado de noche.

El doctor personal de Hitler, Theodor Morell, trató personalmente prácticamente todas las condiciones de la salud de Hitler, requiriendo especialistas sólo para exámenes de deposiciones y electrocardiogramas. Si Hitler hubiera tenido enfermedades graves, Morell casi seguro habría consultado a otros especialistas. Así lo hizo en todo caso, llamando al profesor Walter Löhlein del hospital Charité para exámenes de los ojos, y su colega Carl von Eicken para tratamiento de enfermedades de oído, nariz y garganta y para la extracción de nodos vocales. Sin embargo, no sintió la necesidad de consultar a un neurólogo por el temblor de Hitler porque no consideró la enfermedad de Parkinson, aunque dio a su paciente espasmolíticos para la “parálisis temblorosa”.

A pesar de la terapia básica, Morell consideraba a su paciente como estando crónicamente exhausto. Creía que el permanente estrés físico y mental de Hitler había perturbado el funcionamiento de sus órganos con manifiestos estigmas vegetativos. Esto explicaba la irritabilidad de Hitler, dolores de cabeza, desórdenes del sueño, mareos, y estreñimiento alternando con diarrea.

El 1 de noviembre de 1944, Morell anotó en su diario que los espasmos severos ocurrían siempre después de “extrema agitación” en la vida de Hitler. Tanto él como Hitler creían que los espasmos gastrointestinales eran psicosomáticos. Los había padecido desde el juicio por alta traición de 1924 y de nuevo en 1929 cuando la compañía editora del NSDAP, que también imprimía el Völkischer Beobachter, estaba en dificultades financieras, y en 1935-36 cuando estaba en conflicto con el liderazgo militar. Morell era también de la opinión que Hitler tenía síntomas de disbacteria. Este malestar extremo volvió a ocurrir en 1943 antes del encuentro con Mussolini porque Hitler tenía una premonición de traición del ejército italiano. El ejemplo final de los orígenes psicosomáticos de los espasmos de Hitler mencionado por Hitler en conversación con Morell fue el intento de asesinato de 20 de julio de 1944. El 6 de diciembre dijo a Morell que su enfermedad era el resultado de “once años de broncas con los generales del 20 de julio”. Dos días después, Hitler, cuyos espasmos habían sido curados por Morell con inyecciones de Eukodal y Eupaverin, opinó que se estaba enfrentando a las cargas más grandes de su vida por los sucesos venideros (la ofensiva de Las Ardenas) “y los constantes ataques de terror sobre ciudades alemanas” le estaban causando la tensión nerviosa más grande. Hitler creía que su colon estaba sano, pues nunca había tenido sangre en sus deposiciones o vomitado sangre.


Explican que los dolores gastrointestinales de Hitler tenían probablemente un origen psicosomático, aunque precisan:

No está claro y es cuestionable si las enfermedades somáticas de Hitler afectaron su mente y comportamiento. Es más probable que los ataques de mala salud fueran desencadenados por los muchos factores objetivos o subjetivos que afectaban su estado mental, y sus enfermedades de esta forma tienen que haber sido probablemente de origen psicosomático más que somatopsíquico. Además, las decisiones trascendentales de Hitler fueron tomadas en un momento en que no había cuestión alguna de que estuviera enfermo. La decisión de ir a la guerra y rectificar las consecuencias de 1918 se tomó en 1937 como muy tarde. Quería la guerra y de esta forma canalizó los sentimientos de la generación que había experimentado la IGM. Este curso de acción no fue el de un hombre irracional. El deseo de guerra de Hitler -en esta época y en esta forma- y el curso de la guerra pueden explicarse ambas por su personalidad. Las razones de la derrota alemana también pueden buscarse ahí. Pero ninguna de sus decisiones estuvo influenciada por la enfermedad. Los estimulantes a los que a menudo se culpan de las acciones de Hitler no fueron parte de su tratamiento, si es que lo fueron en absoluto, hasta 1943.

También afirman que Hitler “nunca sufrió de ningún tipo de manía obsesiva. Las causas reales de estos crímenes [los genocidios nazis] han de encontrarse en la sociedad alemana, su historia intelectual y el contexto social”. Afirman que Hitler fue consciente en todo momento de lo que hizo durante su carrera política y que no estuvo influenciado por las drogas ni por ningún tipo de trance hipnótico (una teoría que lagunos barajaron al acabar la IIGM, sin base alguna, y que procede de cuando Hitler perdió la visión al acabar la IGM).

Es evidente que Neumann y Eberle han buscado demostrar que no se puede exonerar a Hitler de los crímenes del régimen que lideraba en base a su estado de salud. En este sentido, concluyen de esta forma (lo dejo en el original inglés):

The reconstruction of Hitler's medical biography leaves no room for any other conclusion: war was not waged and Jews exterminated because Hitler was ill, but because most Germans shared his convictions, made him their Führer and followed him.

A forensic expert would not base his assessment of Hitler's personality on the German legal definition (need for medical treatment) or the utopian vision of the World Health Organization, but on the provisions of German and international criminal law. Hitler's actions were not influenced by a mental disease or psychotropic substances like alcohol and drugs, but stemmed from his 'primary personality'. His actions until the last days of the war are not consistent with any kind of psychological disorder. It cannot be denied that Hitler often appeared fatigued in 1945, but through self-discipline and a strong
will he managed to motivate himself and others.

The answer to the question 'was Hitler ill' is therefore as follows: the leader of the NSDAP, chancellor of the German Reich and commander-in-chief of the German Wehrmacht was healthy and accountable.


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Re: Hitler y sus enfermedades

Mensaje por IsabelRosa » Dom Abr 27, 2014 11:55 pm

Excelente informe !
Te agradezco mucho que lo hayas compartido, ilumina regiones muy oscuras y muy mistificadas.

Leí que Morell fue llevado a prisión poco después de la guerra, pero ignoro el motivo de su cautiverio.
Se podía averiguar, sin duda, mucho sobre la salud y vida cotidiana de Hilter a través de su médico de cabecera, pero ... era un delito haber tratado a Hitler como paciente?
Pocos años después, acontece la muerte el mismo Morell.
De qué murió?
supongo que todo esto podría tratarse en otro hilo(Si es que aún no se ha hecho )

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Re: Hitler y sus enfermedades

Mensaje por José Luis » Lun Abr 28, 2014 9:03 am

¡Hola a todos!

Morell tenía problemas de salud en 1944 por lo que dejó de ser el médico personal de Hitler. Pero tras el atentado del 20 de julio de 1944 fue reclamado nuevamente por Hitler y se hizo indispensable hasta que fue despedido por Hitler el 21 de abril de 1945, recomendándole que dejara su uniforme, se vistiera de civil y regresara a su clínica de Kurfürstendamm (Hitler no debía saber que estaba en ruinas). Morell partió en un Condor con destino a Munich el 22 de abril. Más tarde, en mayo de 1945 fue descubierto por un reportero americano en un hospital del sur de Baviera, siendo arrestado a los pocos días por la policía militar americana. Estaba muy enfermo del hígado y de insuficiencia cardíaca; fue liberado por los americanos el 30 de junio de 1947 como no apto para ser mantenido en prisión y transferido a una clínica local de Alpenhof, en Tegernsee, donde murió el 26 de mayo de 1948. La causa de la muerte, según el registro de la misma, fue "insuficiencia cardiovascular". (Neumann & Eberle, 57).

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Re: Hitler y sus enfermedades

Mensaje por IsabelRosa » Mar Abr 29, 2014 3:19 am

Agradezco tu rápida respuesta, José Luis.

Entonces, el único delito de Morell fue ser el médico de Hitler ?
Estuvo dos años, más o menos, preso por eso?

Isabel

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Re: Hitler y sus enfermedades

Mensaje por José Luis » Mar Abr 29, 2014 5:20 am

¡Hola a todos!
IsabelRosa escribió: Entonces, el único delito de Morell fue ser el médico de Hitler ?
Estuvo dos años, más o menos, preso por eso?
Así parece, Isabel. Que yo sepa, Morell no fue acusado de ningún delito por los aliados y parece obvio que su detención y prisión obedecieron a su estrecha relación con Hitler. Otros médicos que atendieron a Hitler en uno u otro momento o de forma regular, corrieron diferentes suertes. Por ejemplo, Karl-Friedrich Dermietzel, que atendió a Hitler en 1932 y se unió al NSDAP en abril y a la SS en junio de ese mismo año. En abril de 1933 fue nombrado jefe de la Oficina Médica de la SS y cuatro años después comandante del departamento médico de las SS-Verfugungstruppe. En 1942 era SS-Brigadeführer und Generalmajor der Waffen-SS en el II. SS-Panzerkorps y acabó la guerra en el 6. SS-Panzerarmee. Dermietzel tampoco fue acusado por los aliados, aunque había sido responsable médico de los campos de concentración en 1936-37.

Ernst-Robert Grawitz, de quien ya hemos hablado, tuvo una carrera prodigiosa en el NSDAP y la SS hasta convertirse en Reichsarzt. Estuvo involucrado directamente en el "programa de eutanasia" nazi y coordinó los experimentos médicos de los campos de concentración. Se suicidó el 24 de abril de 1945. Para acabar la muestra, el profesor Karl Brandt, SS-Gruppenführer und Generalleutnant der Waffen-SS, que dirigió el "programa de eutanasia" y fue acusado, juzgado, sentenciado y colgado por crímenes de guerra en 1948.

Al lado de estos personajes, Morell fue un "bendito".

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Re: Hitler y sus enfermedades

Mensaje por IsabelRosa » Mié Abr 30, 2014 4:57 am

100% de acuerdo.

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