Quisiera aportar mi granito de arena a las operaciones que se desencadenaron durante el verano de 1943, con la batalla de Kursk en pleno auge. Las fuerzas alemanas habian sido detenidas en sus desesperados intentos por irrumpir a través de las fortificaciones del saliente de Kursk. Decenas de vehículos blindados y cañones han sido destruidos; miles de soldados germanos han muerto en la inútil tentativa. La Wehrmacht, desangrada, ha jugado su última carta y la ha perdido. Es el momento que aguardaba el Alto Mando soviético. Se imparten las órdenes que, por toda clase de medios, llegarán a las unidades de guerrilleros que operan en la retaguardia de las lineas alemanas. La "batalla del riel" está en marcha.
Durante meses, los guerrilleros se han preparado para esa operación decisiva. En una escala gigantesca, desconocida hasta entonces, los combatientes irregulares procederán a destruir, metódica y minuciosamente, en una serie ininterrumpida de golpes de mano, que incluyen voladuras, obstrucciones y descarrilamientos, la intrincada red ferroviaria que, detrás de las líneas alemanas, asegura la movilidad y el desplazamiento de las fuerzas de la Wehrmacht. Esta acción ha sido coordinada con el inicio de la gran contraofensiva soviética y contribuirá de una manera fundamental al derrumbe de la resistencia enemiga.
El primer gran golpe se produjo en la noche del 20 al 21 de julio de 1943. Centenares de guerrilleros abandonaron sus escondites y procedieron a interrumpir las vías férreas en las zonas de Orel, Briansk y Gomel. La red fue volada en más de cinco mil puntos. Grupos aislados de guerrilleros, cumpliendo los planes previstos, se trasladaron furtivamente desde sus refugios hacia los puntos asignados. Allí, rápida y efectivamente, abriendo pequeños orificios bajo las vías, colocaron sus cargas explosivas, abandonando el lugar tan rápidamente como habían llegado. Más tarde, las cargas, activadas a cierta distancia o mediante rudimentarios temporizadores, hacían explosión. Pocas horas habían bastado a los centenares de grupos de guerrilleros para completar la labor asignada. Al amanecer, las vías férreas se hallaban prácticamente inutilizadas en cientos de lugares. El servicio de abastecimientos y transportes alemán se encontraba, en consecuencia, inutilizado casi por completo.
Pese a la sangrienta represión emprendida por las fuerzas germanas de seguridad, que destruyeron pueblos enteros y fusilaron a centenares de civiles sospechosos de prestar asistencia a los guerrilleros, los irregulares continuaron su acción.
Entre julio y septiembre de 1943, más de 17000 explosiones inutilizaron otros tantos lugares de la intrincada red ferroviaria. En la región de Bielorrusia, la batalla del riel adquirió una violencia todavía superior. Entre agosto y noviembre de 1943 fueron destruidos y descarrilados unos 1000 trenes, se hicieron volar 79 puentes de ferrocarril y se detonaron más de 200000 cargas en los tramos ferroviarios.
Las acciones citadas no fueron logradas sin bajas. Todo lo contrario, cientos de guerrilleros perdieron la vida, pero su obra de destrucción tuvo decisiva importancia en las operaciones emprendidas por el Ejército Rojo. En la región de Bielorrusia, los dos tercios de la red ferroviaria quedaron inuti1izados por periodos que comprendieron, en oportunidades, varias semanas.
Fuente: History fo the Second World War. Purnell & Sons (1968).
Saludos a todos.