Los milagros de un héroe desconocido

La guerra en el este de Europa

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beltzo
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Los milagros de un héroe desconocido

Mensaje por beltzo » Lun Mar 05, 2007 3:48 pm

Se puede decir de él, que en la práctica no participo en ninguna batalla de la segunda guerra mundial, y que su nombre es difícil encontrarlo en los libros de historia que relatan esa guerra, ni siquiera en aquellos publicados en Rusia, a pesar de ello su contribución a la victoria soviética sobre los alemanes no fue menor a la de otros militares de sobra conocidos como pueden ser Zhukov o Vasilevski, y su nombre debería figurar junto a la de los militares más excepcionales de la segunda guerra mundial.

La carrera militar de Iosiv Apanasenko comienza en los frentes de batalla de la primera guerra mundial. En la guerra civil ascendió rápidamente a comandante de división del I ejército de caballería. Durante los años veinte y treinta ocupó diferentes puestos en los distritos militares de Leningrado, Bielorrusia y Kiev. Stalin lo conocía personalmente desde la batalla de Tsaritsin en 1918, pero no volvió a coincidir con él hasta que fue llamado al Kremlin para nombrarle comandante del distrito militar de Asia Central, tras lo cual se vieron en varias ocasiones y Stalin acabaría confiando plenamente en él. A principios de 1941 con Europa occidental en guerra y los japoneses amenazando las fronteras orientales en la URSS, Stalin llamó nuevamente a Apanasenko para otorgarle personalmente un puesto de extremada importancia y responsabilidad: jefe del frente de extremo oriente (DVF). A mediados de 1941 el DVF contaba con varias decenas de divisiones bien armadas y entrenadas, tanques, artillería y fuerzas aéreas que alcanzaban una cifra cercana a los 704.000 hombres, su oponente el ejército de Kanto contaba con un número similar de efectivos.

Los oficiales al mando de DVF se alarmaron con el nombramiento debido a la reputación que tenía Apansenko de ser extremadamente duro, sin embargo pronto se dieron cuenta de que en realidad era una fama inmerecida que únicamente se fijaba en la fachada. El teniente coronel Piotr Grigorenko escribió sobre ello en sus memorias:

“Hasta por su aspecto físico resultaba desagradable, parecía como si lo hubiesen tallado con hacha a partir de un roble, por no mencionar su reputación como pequeño tirano con escasa educación e inteligencia. Tenía una figura poderosa pero de un modo u otro carente de lustre, y sus rasgos eran toscos. Su voz era fuerte y ronca y tenían un marcado tono de burla al hablar. Utilizaba improperios con mucha frecuencia, normalmente con un tono despectivo, y cuando perdía los estribos, lo que solía ocurrir, la víctima no podía esperar clemencia. Su cuello comenzaba a enrojecer y sus ojos se inyectaban en sangre. Por lo tanto no pudimos alegrarnos por el cambio de mando. Sin embargo, los más próximos a Apanasenko pronto descubrieron que su mala reputación en muchos sentidos era infundada. Por encima de todo, pronto percibimos que tenía una inteligencia natural impresionante. Y aunque era un hombre falto de cultura, leía mucho y tenía habilidad para examinar las propuestas de sus subordinados, escogiendo lo que resultase más oportuno dadas las circunstancias. En segundo lugar, era temerario. Si decidía hacer algo, lo hacía asumiendo toda la responsabilidad. Nunca culpaba a un subordinado por ejecutar sus órdenes. Si, en realidad se equivocaba el subordinado, Apanasenko no lo entregaba a un ministro o a un tribunal militar sino que era él mismo quien imponía un castigo".

Conforme Apanasenko se iba familiarizando con la situación y estudiaba los planes estratégicos, descubrió que no había carreteras paralelas en muchos tramos del transiberiano, debido a que este pasaba en varias zonas bastante cerca de la frontera, si los japoneses volaban alguno de los numerosos túneles o puentes, la libertad de movimientos del ejército quedaría gravemente dañada y el acceso a los suministros sería imposible. De manera que ordenó inmediatamente la construcción de una carretera de casi 1.000 km utilizando lugareños y unidades de construcción del ejército. Se impuso un plazo de 5 meses, y contra todo pronostico lo cumplió, en septiembre de 1941 estaba terminada.

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beltzo
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Mensaje por beltzo » Mar Mar 06, 2007 3:24 pm

El 22 de junio de 1941, los alemanes dieron comienzo al plan barbarroja mientras en Tokio tenía lugar una reunión extraordinaria de gobierno donde se trataron y perfeccionaron planes existentes para un ataque a la URSS por parte del ejército de Kanto. Sin embargo se tomó la decisión de que no habría intervención hasta que la victoria alemana fuese inminente.

En los meses de julio y agosto, se habían trasladado varias brigadas de infantería desde el extremo oriente al frente occidental, se trataba de sólo una pequeña parte de la fuera del DVF debido a que Stalin estaba inquieto por la posibilidad de un ataque japonés que le obligaría a luchar en dos frentes, los informes de inteligencia indicaban que el potencial del ejército de Kanto iba en aumento y que los japoneses se preparaban para enviar a varios miles de trabajadores ferroviarios a Manchuria, parecía obvio que los japoneses pudieran estar pensando en apoderase de la principal línea del transiberiano.

En octubre los alemanes iniciaron su ataque a Moscú que aunque se topó con una encarnizada resistencia consiguió abrir varias brechas adentrándose hacia el este y logrando una gran victoria en Viazma. Aunque se contaba con la información de Richard Sorge que decía que los japoneses no albergaban intenciones de atacar la Unión Soviética, la situación podía variar si Moscú caía. En el frente occidental ya se hallaban en lucha divisiones traídas de los Urales, Siberia Occidental, Asia Central y Kazajastan, pero era en el Extremo Oriente donde quedaba un gran número de divisiones de refresco y un importante suministro de equipo militar.

El 12 de octubre Stalin convocó a una reunión a Apanasenko, al comandante de la flota del Pacífico Yumashev, y al primer secretario del Kraikom de Primorie, Nikolai Pegov, en la que no se tomó ninguna decisión. Sin embargo la situación en Moscú siguió empeorando por lo que unos días después Stalin telefoneó a Apanasenko para preguntarle cuantas divisiones podía trasladar para finales de octubre o principios de noviembre. Apanasenko le indicó que hasta veinte divisiones de infantería y siete u ocho formaciones de tanques siempre que el servicio de ferrocarril pudiese proporcionar suficientes trenes.

El traslado comenzó de inmediato siendo supervisado personalmente por Apanasenko; en noviembre estas divisiones ya estaban o bien en combate o bien preparando el ataque que comenzaría el 6 de diciembre; sin estas divisiones de refresco bien entrenadas y equipadas es muy probable que la batalla de Moscú hubiese ofrecido un resultado muy diferente y quien sabe si el destino de la URSS también.

Una vez que había enviado a occidente una división detrás de otra Apanasenko tomó una decisión que difícilmente hubiese tomado nadie que estuviese en su lugar: crearía nuevos regimientos y divisiones con los mismos nombres y números que las que había enviado a occidente. La decisión era sumamente arriesgada porque estaba rigurosamente prohibido formar formaciones militares independientes y no se suministrarían las armas, comida o uniformes para estas nuevas divisiones del DVF. Moscú conocía la iniciativa, pero fingió ignorarla, ni aprobaba ni condenaba, toda la responsabilidad recaía sobre los hombros de Apanasenko y él debería solucionar sus problemas. Según el general Moiseiev, aunque hubiesen tenido intención de apoyar la iniciativa ni el estado mayor ni la Stavka tenían recursos para equipar las nuevas formaciones militares que no estaban incluidas en el plan central.

Apanasenko inició con energía la difícil tarea. Extendió el entrenamiento de los jóvenes reclutas que llegaban incluso desde Moscú para unirse al DVF; y en Extremo Oriente y en Siberia, reclutó a todos los hombres capaces de portar un arma, con edades comprendidas entre los 50 y los 55 años. Durante la guerra el comandante del DVF era la figura más poderosa de todas las regiones contiguas. Sus órdenes debían cumplirlas los oficiales a todos los niveles incluyendo los comités territoriales del partido en Obkom y el Kraikom. Con apoyo de las instituciones económicas y los activistas del partido, Apanasenko organizó nuevas producciones de armas en la zona. Se repararon armas y se fabricaron fusiles, morteros, granadas, municiones y aparatos de radio. Movilizó el trasporte a motor, reparó los vehículos deteriorados y requisó los caballos de la zona. Llegó incluso a enviar a sus subordinados a los campos de prisioneros de Kolima y de todo el Extremo Oriente para buscar a oficiales y soldados, víctimas de las purgas de 1937 y 1938, y los reintegró al ejército. Los indignados administradores de los campos pusieron objeciones y enviaron quejas a Beria y Stalin, pero en aquellas fechas este último no tenía ninguna intención de obstaculizar la labor de Apanasenko y seguía confiando en él. Un sistema de sovjoses del ejército se había impuesto en Extremo Oriente durante la época de Bliujer y ahora se había extendido para proporcionar provisiones al ejército. Había una cantidad enorme de territorio pero faltaba mano de obra, con estas nuevas granjas podía alimentar a los soldados.

Durante el invierno de 1941 a 1942, Japón continuaba con sus planes de agresión contra la URSS, así en el Plan para la administración y desarrollo común de la Gran Asia Occidental diseñado a comienzos de 1942 se decía: “Japón se anexionará el Primorie, las regiones que lindan con el imperio de Manchuria entrarán dentro de la esfera de influencia de ese país y la línea férrea del transiberiano quedará bajo control absoluto de Alemania y Japón, con Omsk como punto de encuentro”. Lo que realmente faltaba es que se dieran las condiciones que los japoneses consideraban necesarias, es decir, una victoria que pudiese considerarse decisiva por parte alemana y que el número de divisiones en la región disminuyera a la mitad, y los tanques y la aviación en dos terceras partes. Gracias a Apanasenko las condiciones nunca se dieron. Así mientras la inteligencia alemana indicaba que había numerosas divisiones de Extremo Oriente luchando contra ellos, la inteligencia japonesa recogía que todas las divisiones de DVF permanecían en sus puestos y llevaban a cabo su entrenamiento habitual. Apanasenko había conseguido un milagro, su ejército tenía el don de la ubicuidad.


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beltzo
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Mensaje por beltzo » Mié Mar 07, 2007 3:46 pm

En 1942 los alemanes reanudaron su ofensiva llegando a Stalingrado en el Volga y explotando su éxito en el norte del Caucaso. La situación era grave, si los alemanes conseguían tomar Stalingrado y Bakú las consecuencias serían imprevisibles. El Stavka volvió a acudir a Extremo Oriente y nuevas divisiones y regimientos partieron hacia los lugares en peligro. En conjunto durante los dos primeros años de guerra el DVF proporcionó 17 divisiones de infantería, tres de tanques, dos de caballería, cuatro brigadas de infantería y dos aerotransportadas, grandes cantidades de bombarderos y de escuadrones de caza y una serie de unidades y subunidades especiales. Pero con todo lo realmente asombroso es que las fuerzas del DVF no sólo no se resintiesen sino que incluso aumentasen. El 22 de junio de 1941 había 703.700 soldados en el frente oriental; el 1 de julio de 1942 sus fuerzas ascendían a 1.446.000 soldados y el 1 de julio de 1943 había 1.156.000 soldados; siendo el problema más complejo el de la alimentación.

En el otoño de 1942, Alemania, más que una asistencia periférica pedía una intervención militar por parte del ejército de Kanto, al margen de las razones más obvias, los barcos con ayuda norteamericana estaban navegando en los puertos de Extremo Oriente bajo bandera soviética con total impunidad sin que los japoneses hicieran nada por evitarlo. Para la inteligencia alemana la Unión Soviética ya no contaba en la zona oriental con fuerzas que pudiesen oponer un serio obstáculo. Los japoneses tenían otra idea, para ellos las fuerzas no sólo no se habían reducido sino que en la práctica eran más poderosas que nunca. La confusión, reproches y recelos que esto situación pudo provocar entre alemanes y japoneses sólo se alcanzan a imaginar. Sin embargo eran los japoneses quienes estaban en lo cierto, bajo el mando y supervisión de Apanasenko las defensas habían mejorado ostensiblemente. En 1941, los batallones regionales de defensa ocupaban solamente de tres a cuatro kilómetros de territorio paralelo al frente, con una profundidad media de uno y medio a dos kilómetros. Para finales de 1942, una defensa bien cimentada y en varias etapas se extendía por toda la frontera con especial cuidado en las instalaciones antitanque, en los lugares más susceptibles para un ataque se habían levantado fortificaciones y las principales ciudades como Jabarovsk, Vladivostock y Bagoveshchensk habían visto reforzadas sus defensas. El Extremo Oriente se había convertido en un fortín donde los japoneses ya no podían de ningún modo plantearse un ataque sorpresa; el ejército de Kanto no contaba con suficientes tropas ni reservas para poder iniciar un ataque con éxito. Los japoneses eran plenamente conscientes de ello, no en vano numerosas violaciones fronterizas por parte de su ejército, que inevitablemente acababan en incidentes armados, les proporcionaba información de primera mano sobre la verdadera fortaleza del DVF.

En los primeros meses de 1943, Stalin y el estado mayor obtuvieron una nueva tanda de divisiones de refresco provenientes del DVF mientras Apansenko se aplicaba en la tarea de formar nuevas divisiones y brigadas tanto para no poner en peligro sus posiciones como para proporcionar nuevas fuerzas al frente occidental cuando fuese necesario. Ahora el proceso era mucho más sencillo, el Stavka no podía permitir que dos divisiones en el oeste tuvieran números idénticos y por fin la actividad independiente de Apanasenko le sería reconocida. Las nuevas divisiones y regimientos tendrían su propio número y distintivos y quedaban dentro del sistema de suministro centralizado.

Cuando Apanasenko consideró que el trabajo más duro había sido hecho y que el Extremo Oriente estaba asegurado, pidió a Stalin a principios de 1943 ser enviado a un frente de guerra. El 25 de abril llegó la orden que liberaba a Apanasenko de sus responsabilidades en el DVF y le ordenaba ponerse a disposición del Stavka en Moscú. A finales de mayo de 1943, Apanasenko fue nombrado comandante adjunto en el frente de Voronezh, bajo dirección del general Vatutin. Stalin le había dicho: “No debes ofenderte. No tienes experiencia en los escenarios bélicos contemporáneos. Permanece un breve lapso de tiempo como comandante adjunto y después te entregaré un frente”. Nunca llegaría ese momento, el 5 de agosto de 1943, Apanasenko cayó mortalmente herido y falleció sin recobrar el conocimiento siendo enterrado por deseo expreso en Stavrapol, de donde era originario.

Esta fue la manera en la que este excepcional personaje contribuyó de manera decisiva a la victoria soviética sin haber estado en un campo de batalla, obrando con su ejército el milagro de la ubicuidad y una versión moderna del milagro del pan y los peces; sin embargo, la historia parece haberle olvidado.

Bibliografía: “El Stalin desconocido” Zhores y Roy A.Medvedev Ed. Planeta Deagostini 2006
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leytekursk
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Mensaje por leytekursk » Dom Nov 25, 2007 3:59 am

Excelente historia Beltzo...gracias por darla a conocer...

Me parece inceíble que a esta fecha hayas tenido 1.083 lecturas y ni un sólo comentario

Saludos...

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Grossman
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Los milagros de un héroe desconocido

Mensaje por Grossman » Sab May 02, 2009 11:54 am

¡Hola!
...sin embargo, la historia parece haberle olvidado
Nosotros en este foro no.

Como al compañero beltzo, también me llamó la atención esta historia sobre Apanasenko cuando la leí. ”Cuando los historiadores soviéticos enumeran a los generales que se distingueron durante la Segunda Guerra Mundial, nunca mencionan a Apanasenko. Ni tampoco figura su nombre en ninguno de los doce tomos de las ‘Historia de la Segunda Guerra Mundial’ que se compiló en los años setenta” (1). Y es del todo acertada la denominación de “héroe” aunque no llegara a combatir en el frente porque tanto valor exigía enfrentarse al fuego alemán como a una denuncia a Beria.

Tras leerlo estuve un tiempo buscando infructuosamente algún dato biográfico o alguna foto, hasta que hace poco encontré esta en unas memorias de Kruschef.

"14 de julio de 1943 en el Frente de Voronezh. Con Kruschef, los generales Apanasenko (izquierda) y Rotminstrov (derecha)"
Imagen
Fuente: KHRUSCHEV N “Kruschef recuerda” editado por Edward Crankshaw. Santillana (1970) p.191

Iosif Rodionovich Apanasenko (1890-1943). Participó en la Guerra Civil Rusa, entre 1919 y 1932 mandó las divisiones de caballería 6ª, 5ª y 4ª (y otra mas) y entre 1932 y 1935 el 4º Cuerpo de Caballería. Entre 1935 y 1937 fue comandante adjunto del Distrito Militar Bielorruso. Entre 1938 y 1941 comandante en jefe del Distrito Militar de Asia Central, en 1941 comandante en jefe del Distrito Militar del Lejano Oriente, entre 1941 y 1943 fue comandante en jefe del Frente del Lejano Oriente. En 1943 comandante adjunto en el Frente de Voronezh.

Operación Rumiantsev. La mañana del 5 de agosto de 1943 Apanasenko se dirigía hacia las posiciones adelantadas que iban a lanzarse al asalto a Belgorod, cuando la pequeña columna de vehículos de mando fue atacada por la aviación alemana con bombarderos y fuego de ametralladora. Cuando cesó el ataque hallaron al general Apanasenko inclinado en el asiento, cubierto de sangre. Las heridas eran graves y falleció poco después, siendo enterrado en Belgorod cuando al poco tiempo fue liberada. (2,3)

Un saludo cordial
Grossman

(1) ZHORES A “El Stalin desconocido”. Crítica (2003) p.268
(2) http://www.generals.dk/general/Apanasen ... Union.html" onclick="window.open(this.href);return false;
(3) MASLOV A “Fallen Soviet generals”. Routledge (1998) p.98 en: http://books.google.com/books?id=tyfjOw ... 0#PPA98,M1" onclick="window.open(this.href);return false;
Espérame y yo volveré, pero espérame mucho
Espérame cuando las tristes lluvias lleguen, y cuando el calor llegue no dejes de esperar
Espérame y yo volveré para que la muerte rabie
No comprenderán jamás los que jamás han esperado, cómo tú del fuego me salvaste
Es que sencillamente me esperaste como nunca nadie me esperó
****************** Konstantin Simonov ******************

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Eriol
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Los milagros de un héroe desconocido

Mensaje por Eriol » Sab May 02, 2009 1:02 pm

cuanto menos sorprendente.en mi vida habia oido de este general sovietico pero esta bastante claro que contribuyo enormemente a la causa sovietica.
felicitaciones por el tema!una historia mui interesante
Una vision; un propósito;un sueño...Siempre.

zetadoble0
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Los milagros de un héroe desconocido

Mensaje por zetadoble0 » Dom Feb 07, 2010 2:39 am

aunque no vaya mucho sobre el tema, fotos de la batalla de voronezh no hay verdad?

DAS BOOT
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Los milagros de un héroe desconocido

Mensaje por DAS BOOT » Lun Feb 08, 2010 5:45 pm

Estupendo trabajo por articulo.Siempre he sido defensor de que el ejercito Siberiano salvo Moscu en 1941.

Lt.KoyocKu
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Los milagros de un héroe desconocido

Mensaje por Lt.KoyocKu » Mar Feb 16, 2010 1:42 am

Interesante articulo, beltzo, demasiado interesante la historia de este hombre y de como, literalmente, salvo a una URSS que estaba a punto de colapsar.
Saludos!

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