La guerra preventiva de la Wehrmacht

La guerra en el este de Europa

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beltzo
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Mensaje por beltzo » Mar Oct 24, 2006 1:19 am

Hola de Nuevo:
En este foro se subestima a los dirigentes de la epoca, como si cualquiera de ellos fuese un estupido ( incluido Hitler ).
Hitler no era un estúpido pero lo que es innegable es que cometió muchas estupideces, atacar a la URSS con la dependencia que tenía de esta en materias primas y con una guerra sin acabar en Occidente fue una de las mayores.

El régimen en Rusia indudablemente era molesto para los países occidentales, sin embargo Stalin con su pragmatismo y comedimento en política exterior consiguió que el verdadero problema y peligro para las potencias democráticas fuese Alemania, algo a lo que Hitler con su inflexibilidad y dogmatismo contribuyó de manera decisiva.

No hay una única razón para la invasión nazi a Rusia, sin embargo tras la decisión de Hitler había dos cuestiones cruciales fundamentalmente ideológicas, que nada tenían que ver con el régimen predominante en Rusia: el lebensraum y el racismo, la primera cuestión puede ser hasta cierto punto disculpable, pero la segunda, amen de un crimen monstruoso fue un error monumental que en la práctica corto de raíz cualquier posibilidad de victoria en Rusia y por extensión de ganar la guerra; dicho de otra manera fue otra completa estupidez que se añade a la primera de todas ellas: atacar a Rusia sin que ninguna necesidad estratégica lo justificase (más bien al contrario).

Saludos
"Si mi teoría de la relatividad es exacta, los alemanes dirán que soy alemán y los franceses que soy ciudadano del mundo. Pero sino, los franceses dirán que soy alemán, y los alemanes que soy judío". Albert Einstein

quetzacoal
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Mensaje por quetzacoal » Mar Oct 24, 2006 4:16 pm

Hola a todos!!

Esta bien, admitamos mi teoria como descabellada...pero y que hay de la necesidad extrema que tenia el tercer reich de petroleo, en la guerra moderna sin petroleo no hay nada, los blindados no se mueven y la fuerza aerea se queda en tierra ,los destructores y submarinos no hacen su trabajo.
Hitler solo contaba con el petroleo de Rumania,insuficiente a largo plazo, inglaterra habia resistido y la entrada de los usa en el conflicto era solo cuestion de tiempo. Podia ser este un buen pretexto para invadir la Urss? Ademas de satisfacer su ego personal y sus objetivos expansionistas a costa del inferior eslavo. uin saludo
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Mensaje por José Luis » Mar Oct 24, 2006 6:02 pm

¡Hola a todos!

Alemania no tenía ninguna necesidad política ni estratégica para que durante el verano-otoño de 1940 Hitler decidiese atacar a la URSS. Los recursos petrolíferos con que se abastecía entonces Alemania eran suficientes para llevar a cabo la guerra que tenía contra Gran Bretaña. La Rusia de Stalin era un buen socio económico, una buena vía de suministro de materias primas y víveres para cubrir buena parte de las necesidades materiales alemanas. Abrir un nuevo frente en el Este era ponerse en una situación estratégica que era tabú para la estrategia militar de los planificadores alemanes, y una de las lecciones aprendidas desde la derrota en la IGM. Se había concluido definitivamente que Alemania nunca jamás debería volver a luchar una guerra en dos frentes, pues en ese caso la perdería irremediablemente. Eso fue así desde los días en que el general von Seeckt se hizo cargo del Reichswehr, y continuó siéndolo con sus sucesores: Heye, Hammerstein-Equord y Fritsch. Y también fue dogma de fe cuando se creó la Wehrmacht, con von Blomberg como su comandante en jefe, Fritsch (y luego Brauchitsch) como comandante en jefe del Heer, y Ludwig Beck (y luego Halder) como jefe del Estado Mayor General. Había que evitar siempre y en todo momento por todos los medios una guerra en dos frentes.

Por ello hubo tanto temor entre los jefes militares alemanes durante la crisis checa del verano-otoño de 1938, por la posibilidad de que si Hitler finalmente invadía Checoslovaquia se desatara una guerra mundial que Alemania perdería inevitablemente. Tan convencidos estaban en el Estado Mayor General que por primera vez en la historia de esa gran institución prusiana, su jefe (Halder, que había cubierto la dimisión de Beck) lideró un plan de golpe de estado para ejecutar en el mismo momento en que Hitler diese la orden de atacar a Checoslovaquia.

Cuando Hitler ordenó la invasión de Polonia y descubrió conmocionado al tercer día de campaña que Gran Bretaña y Francia le habían declarado la guerra, la depresión fue el estado de ánimo general entre su círculo político más estrecho y los altos mandos de la Wehrmacht. No, no es que hubiera dudas sobre el final de la campaña contra Polonia (aunque el EMG desconocía que la URSS invadiría Polonia el 17 de septiembre), pero estaba claro para los estrategas alemanes que la Wehrmacht todavía no estaba preparada para enfrentarse victoriosamente a Gran Bretaña y Francia. Y además, sabían que tarde o temprano los Estados Unidos entrarían en esa guerra.

Y por ello, nuevamente, después de la victoriosa campaña polaca, tanto en el OKH como en el OKW se agarraron al rayo de esperanza que propició la llamada “guerra tonta” que siguió. Cuando comprobaron que Hitler quería a toda costa atacar ya en noviembre de 1939, otra vez el EMG alemán retomó el plan de 1938 para llevar a cabo un golpe de estado, aunque esta vez los conspiradores no estaban tan determinados como en la crisis checa. Von Leeb, un anti-nazi declarado que entonces mandaba el grupo de ejércitos de la frontera occidental, llegó a reunir a los otros dos comandantes de grupo de ejércitos, von Bock y von Rundstedt, para acordar, sin éxito, la negativa a adoptar una postura ofensiva en el Oeste.

Cuando la campaña del Oeste acabó con la asombrosa victoria alemana de junio de 1940, Hitler se encontró en su momento de mayor gloria. Sólo que no supo digerirla.

Alemania, contra los sombríos pronósticos de 1939, se encontraba en el verano de 1940 en guerra contra un único país, la Gran Bretaña de Churchill. Hitler tenía dos alternativas sensatas ante sí: continuar la guerra contra Gran Bretaña hasta conseguir doblegar la voluntad del gobierno británico para seguir luchando, o buscar la paz. Ninguna de esas tareas era fácil, pero ambas eran viables. Si Hitler decidía continuar la guerra, la estrategia periférica era su mejor opción. De esto ya hemos tratado en varios subforos. Si decidía buscar la paz, la mejor manera era establecer unos auténticos tratados de paz con Francia, Bélgica, Holanda, Polonia, etc. Si Hitler conseguía con los países que había derrotado y ocupado una paz favorable, forjando una coalición europea occidental bajo el liderazgo alemán, entonces Gran Bretaña no tendría ya ninguna razón para seguir en la guerra, y de hacerlo sus días estarían contados. Nadie entonces en el mundo podría echarle en cara nada a Hitler, que quedaría como el gran pacificador europeo. Y entonces, y sólo entonces, podría formar un frente europeo sólido y decidido contra la Unión Soviética, cuyo comunismo amenazante cobraría toda la fuerza de la que ha hablado el compañero Quetzacoal.

Esto es lo que haría un político realista, la labor de un estadista que se preciase de serlo. Pero Hitler no era ni lo uno ni lo otro. Ebrio de éxito y víctima de su psicopatía prefirió abrir un nuevo frente en el Este, sellando sin saberlo su propio destino y, con él, el del pueblo alemán. Y esa campaña militar no iba a ser de la misma naturaleza política que las anteriores (salvando Polonia, que retrospectivamente fue, en ese sentido, una especie de ensayo de lo que pasaría más tarde en la URSS), sino que tenía que ser, así lo había decidido por propia voluntad el Führer, una campaña de exterminio, de limpieza étnica, social, política, etc. Es decir, algo que jamás se hubieran prestado a realizar las democracias (y no democracias) occidentales, algo que nunca haría una coalición europea al estilo de la que antes he señalado, pues una cosa era neutralizar o eliminar un régimen contrario a los intereses capitalistas, y otra muy distinta era aniquilar a los pueblos de las repúblicas soviéticas o someterlos a una esclavitud insufrible.

No fue el petróleo del Cáucaso ni el grano de Ucrania o los minerales del Báltico lo que llevó a Hitler a invadir la Unisón Soviética en junio de 1941. Tampoco lo fue el que ésta tuviera un régimen comunista. Hitler utilizó en su favor todas esas y otras justificaciones (como la de que derrotando a la URSS se acabarían las esperanzas británicas), al igual que lo de la “guerra preventiva”. Quizás podrían tener validez a medio plazo, pues parecía obvio que algún día esos dos regímenes de terror deberían enfrentarse en el campo de batalla. Pero ninguna de esas razones era válida en el verano-otoño de 1940. Entonces la única razón válida era derrotar al único enemigo declarado que tenía Alemania, Gran Bretaña, o buscar la paz.

Quien quiera buscar las verdaderas razones de por qué Hitler invadió la URSS, deberá buscar, a mi juicio, en la psicopatía de Hitler, en su naturaleza destructiva y autodestructiva; sólo ahí tendrán "sentido".

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Mensaje por Chapaev » Mar Oct 24, 2006 8:34 pm

De acuerdo con Jose Luis. De hecho, en mi opinion una de las críticas que puede hacersele a la Alemania de Hitler es que, teniendo los recursos que tenía, la industria, las materias primas, la mano de obra, no emprendiera la "Guerra total" hasta que fue tarde.

No obstante me voy a permitir un punto de discrepancia con el compañero Jose Luis.

Nunca he considerado como determinante la personalidad de nadie. Hitler no es para mí una excepción. Lo cierto es que a final de los treinta, ya se hablaba del control de la URSS, y se empezó a diseñar la campaña propagandística justificatoria de la que tanto y tan bien se ha hablado aquí.

No sé. quizas es tema de otro foro la razón última de desencadenar Barbarroja, pero no fue prevenir nada, desde luego.
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Mensaje por José Luis » Mar Oct 24, 2006 10:03 pm

¡Hola, Chapaev!

Ninguna personalidad política de la década de 1930 fue determinante en cuanto al rumbo que siguió la historia (esto es, la IIGM y su desarrollo), a excepción de Adolf Hitler. Guste o no guste, lo anterior es un hecho irrefutable. A gran distancia está Churchill, y voy a explicar por qué, naturalmente bajo mi punto de vista.

Sin la figura de Hitler el propio curso del devenir político del DNSAP sería muy diferente. Es más, estoy por aventurar que el DNSAP jamás habría obtenido el poder en la Alemania de Weimar. Es completamente necesario estudiar la historia de ese movimiento político y el papel absolutamente determinante que Hitler desempeñó en él para comprender lo que estoy afirmando.

Ya con el DNSAP en el poder, Hitler fue el único hacedor de la estrategia de la política exterior nazi y la fuerza impulsora del rearme de las fuerzas armadas. Sin Hitler gobernando ese barco temible que era la Alemania de 1933-1939 es impensable que la historia acabara tal como acabó, esto es, con la invasión de Polonia y el desencadenamiento de la IIGM.

Pero es más, no había un solo hombre dentro del DNSAP que pudiera igualarse a Hitler en su capacidad de liderazgo y conductor de toda la masa nacionalsocialista y social que le seguían casi ciegamente, casi fanáticamente.

Sin Hitler en el poder sería impensable que otro canciller se atreviese a dar los pasos que él dio en política exterior arriesgando la guerra (léase Renania, Austria, Checoslovaquia), e incluso sería impensable que otro canciller arrollara de tal forma en la puesta en marcha del rearme militar que hasta a los propios jefes militares, ávidos de rearme, les parecía completamente inviable.

Por ello no es ninguna exageración afirmar que Hitler, y fundamentalmente sólo él, marcó el rumbo de la historia alemana a partir de 1934, concretamente. El partido nazi no era nada sin Hitler.

Y fue Hitler, exclusivamente Hitler, quien desencadenó finalmente la IIGM. Es probable que sin Hitler también habría habido una IIGM, pero es absolutamente seguro que sería completamente diferente a la que ahora conocemos.

Sin embargo, la historia de la política interior en Inglaterra hubiera sido similar con Chamberlain o con Churchill, o con otro político que se escoja. Es muy probable, en cambio, que la política exterior británica hubiera sido diferente si Churchill la dirigiera en la década de los treinta. Pero, en la esencia, nada habría cambiado, pues el protagonista clave seguiría siendo Hitler. Churchill sólo actuaría dependiendo de la actitud de Hitler. Es probable, pero esto ya es especular demasiado, que una política exterior franco-británica liderada por Churchill hubiera puesto freno a los movimientos gangsteriles de Hitler entre 1936-1938, pero eso no quitaría para que el destino final de Europa pendiese de las actuaciones de Hitler.

Cualquier dibujo que hagamos de la política europea de la década de 1930 tendrá a Hitler como protagonista principal. Y en Alemania no había nadie capaz de ocupar su lugar para representar ese papel.

Todo lo anterior no significa que Hitler podría haber conseguido todo lo que consiguió sin la ayuda de determinadas personas y grupos de poder, pero sin él nadie habría conseguido lo que él consiguió y provocó en la manera en que lo hizo.

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Mensaje por quetzacoal » Mar Oct 24, 2006 11:26 pm

Hola a todos!
Bueno, el peso de las afirmaciones me abruma y hay que estar muy bien documentado para hacerlas asi que como yo no lo estoy no las seguire haciendo. En todo caso aun no se si la sgm es fruto de la accion de Hitler o Hitler es el resultado de una confrontacion a escala mundial, inevitable, que se empieza a fraguar mucho antes de que este nazca.
En todo caso creo que la historia a este nivel no se debe estudiar como algo aislado ni casual sino que es algo que siempre viene precedido de un echo o una coyuntura anterior.
Preventiva o premeditada, por motivos raciales o economicos, la verdad es que barbarroja precipito el final del III Reich y quizas no tanto Barbarroja como la megalomania y la fe ciega en la victoria de Hitler y su cabezonaria en Stalingrado (como pudo sacrificar asi al VI ejercito!!!) quizas sus aliados le dificultaron algo la consecucion de los objetivos marcados (Grecia, Yugoslavia o Africa y el tener que destinar efectivos hacia esas campañas posibilitaron la llegada del invierno, y esto esta claro, para nada esperaban retrasarse asi) En fin sea como sea el hinvierno y los sovieticos acabaron con la hegemonia militar Alemana por suerte para la mayoria. Un saludo
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Mensaje por José Luis » Mié Oct 25, 2006 12:58 am

¡Hola a todos!

No quiero que se vayan a interpretar mal mis frases anteriores. He concluido mi intervención anterior significando que Hitler por sí solo, digamos con la entrega de su partido político, no podría haber llegado adonde llegó. No llegaría ni a alcanzar el poder en Alemania, pues para ello tuvo que contar con el beneplácito de otros grupos o personalidades. Tampoco podría haber impuesto en Alemania su odiosa política nazi sin el apoyo de la industria pesada y, sobre todo, del Reichswehr. Y no podría, por supuesto, iniciar la guerra sin la colaboración de los altos mandos de la Wehrmacht. Todo eso no hace falta demostrarlo.

Pero cuando digo que el papel de Hitler fue único, exclusivo y determinante estoy significando que sin él la historia habría sido completamente diferente. No sólo la historia alemana, sino la historia europea.

Yo soy un aficionado a la historia político-militar de la IIGM, y están muy lejos de mí pretensiones de autoridad en este foro. Pero he de decir que lo que he afirmado anteriormente no es en absoluto ninguna novedad. Muchos historiadores profesionales ya lo han expresado mucho antes que yo, y con la autoridad que les confiere su reputación y su profesión.

Así que finalizo dejando una sentencia del profesor Ian Kershaw en su Hitler 1889-1936 (Ediciones Península, 2001), página 18:

[Los 12 años de gobierno de Hitler cambiaron de forma permanente Alemania, Europa y el mundo. Es uno de los pocos individuos de los que se puede decir con absoluta seguridad: sin él, habría sido distinto el curso de la historia.]

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JOSE ANTONIO AZURZA
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Mensaje por JOSE ANTONIO AZURZA » Mié Oct 25, 2006 4:38 am

Completamente de acuerdo.Un saludo.

Werto
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Mensaje por Werto » Mié Oct 25, 2006 9:35 pm

Hola a todos,

La verdad es que desde una perspectiva histórica Roosvelt, o incluso Stalin, tuvieron una influencia muchísimo mayor que la que pudiera tener Hitler en la configuración de la situación histórica de que “disfrutamos” en la actualidad, fundamentalmente por el hecho de que encarnaba a fuerzas muchos más profundas, y muchos más poderosas, de las que pudiera personalizar Hitler.

La actuación de Hitler pudo, como mucho, dinamizar una serie de cambios y mutaciones más profundas que ya venían teniendo lugar desde bastante antes, pero es bastante discutible, por no decir directamente falso, que la actuación de Hitler –la de ningún individuo en definitiva, y menos en época contemporánea- pueda cambiar, o siquiera definir, la Historia en su conjunto.

En esencia la serie de fuerzas que se pusieron en marcha en la SGM, y que podrían estar personalizadas en la figura de Hitler, vinieron a terminar por concluir el proceso de desplazamiento del centro de gravedad del sistema económico, y de toma de decisiones, mundial desde Europa a Norteamérica.

Este proceso, que ya estab en marcha desde finales del S XIX, habría acabado por darse con o sin Hitler, y era, en realidad, irreversible, como incluso el propio Hitler parecía comprender de manera parcial.

Cuando Kershaw expone:

[Los 12 años de gobierno de Hitler cambiaron de forma permanente Alemania, Europa y el mundo. Es uno de los pocos individuos de los que se puede decir con absoluta seguridad: sin él, habría sido distinto el curso de la historia.]

Lo que esta haciendo en realidad es manifestar un posicionamiento historiográfico bastante trasnochado, próximo a Toynbee, o incluso a Fitche, o a los sujetos históricos individuales de Hegel.

Con todo el respecto a perspectivas de este tipo, que en su momento tuvieron plena vigencia y constituyeron un paso decisivo, y probablemente necesario, en el desarrollo de la Historia como –si es que en realidad lo es- Ciencia Social, lo cierto es posicionamientos de esta índole resultan en la actualidad prácticamente indefendibles.

Lo que manifiesta Kershaw cuando realiza afirmaciones de éste tipo es que, aunque vez pueda ser la figura que tiene un conocimiento más profundo sobre la figura de Hitler, hace bastante tiempo que no se toma la molestia de leer algo sobre Historiografía, especialmente contemporánea, lo cual tampoco debería sorprendernos si tenemos en cuenta que se trata de una persona que recibió formación como Historiador hace ya más de 40 años, aunque ciertamente bastante parcial, como medievalista metidos despúes en el estudio de la liguistica y la cultura alemana, y además cuando los posicionamientos de Toynbee estaban en pleno -aunque efímero, y prácticamente sólo en el mundo anglosajón- auge.

Si a esto añadimos que cuando Kershaw realiza esta afirmación esta elaborando un tipo de obra muy particular dentro del campo de la “obra histórica”, la biografía(1), el camino para llegar a afirmaciones de este tipo estaba servido, y es incluso comprensible.

Saludos.

(1) El carácter de la Biografía como “obra histórica” es completamente discutible, para algunos es una “obra histórica más”, para otros como mucho la biografía no pasa de ser un trabajo heurístico.
Jonny coge el Bombardero,
y lo eleva por el cielo,
no hay cañón que alcance a Jonny,
ni rival que lo derribe...

Jonny no mata a la gente.
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Tal vez no veamaos en el ESTAIR, Supendereis.

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Mensaje por José Luis » Mié Oct 25, 2006 11:12 pm

¡Hola a todos!

El hecho indiscutible de que Roosevelt y Stalin representaran a países con una fuerza humana y material inconmensurablemente superior a la fuerza de Alemania que representaba Hitler no está en contradicción con lo que he dicho sobre la figura de Hitler. Que una vez iniciada la guerra por Hitler, las posibilidades materiales de éste para darle una solución favorable estuvieran prácticamente más allá de su alcance, tampoco está en contradicción con lo que he dicho de él.

No hace falta ser un doctorado en Historia para saber que Estados Unidos era la primera potencia mundial, y todavía lejos de materializarse totalmente en sus posibilidades, mucho antes de que Hitler saliese a la palestra pública. Como tampoco es necesaria esa distinción para saber que las posibilidades reales de Hitler para cambiar esa preponderancia estadounidense eran prácticamente iguales a cero.

Pero todo eso no cambia lo que he dicho de él, y reafirmo. Sin Hitler, la historia hubiera sido completamente diferente, no en sus resultados finales en cuanto al papel mundial preponderante de Estados Unidos seguido de la Unión Soviética (pues esas dos potencias estaban destinadas, por sus recursos humanos y materiales, a representar desde dos posiciones diferentes el nuevo orden mundial), pero sí en el carácter y desarrollo que tuvo mientras Hitler fue su protagonista principal. El gran río que entonces era el mundo iba a seguir un cauce hasta desembocar donde tenía que desembocar, con o sin Hitler (y con o sin Roosevelt, Stalin y Churchill, o quienquiera ponerse), pero Hitler, durante buena parte de su “reinado”, imprimió a ese cauce su propia naturaleza de forma tan profunda que es imposible imaginar otro escenario similar sin su figura, cosa que no se puede decir de Roosevelt, Stalin, Churchill, De Gaulle o cualquier otro personaje contemporáneo de Hitler.

Simplemente, uno puede imaginar la Gran Bretaña de Churchill sin Churchill, la Rusia de Stalin sin Stalin o la Norteamérica de Roosevelt sin Roosevelt. Pero lo que es imposible imaginar es el Tercer Reich sin Hitler. Y sin Tercer Reich está claro que la historia, esa historia que conocemos y estudiamos hoy, sería otra. ¿O alguien lo pone en duda?

Y para comprender esto, estimado Werto, no hace falta ser un doctor en historia ni un especialista de la historiografía. Sólo basta un buen conocimiento de la materia y un poco de sentido común.

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Mensaje por José Luis » Mié Oct 25, 2006 11:48 pm

En cuanto a la crítica que has hecho sobre el profesor Kershaw, bien, es tu opinión. Aunque ese caballero no necesita ser defendido aquí, me parece oportuno cederle la palabra:

entrevista
Ian Kershaw
"Sin Hitler, ¿el Holocausto habría tenido lugar?''
ENTREVISTA DE THOMAS ROMAN
TRADUCCIÓN DE JOSEP PRADAS

Ian Kershaw es profesor de Historia Moderna en la Universidad de Sheffield y uno de los estudiosos más importantes, a nivel mundial, sobre Hitler. Fue asesor histórico de la serie de la BBC The nazis. A Warning from History (premio BAFTA a la mejor serie histórica). Ediciones Península ha publicado al castellano los dos volúmenes de su biografía sobre Hitler: Hitler: 1889-1936 (1999) y Hitler: 1936-1945 (2000).

Usted es conocido por sus trabajos sobre el nazismo, pero su especialidad es la historia medieval. ¿Cómo se explica esta reconversión?

No es algo que haya ocurrido de un día para otro, sino de una forma más gradual. Todo empezó cuando me puse a estudiar alemán, en 1970. Era más un hobby que otra cosa. Pero tuve la suerte de contar con una buena profesora que me contagió su entusiasmo por todo lo alemán, la política, la cultura, la historia, la literatura. De manera que, a medida que progresaba en la lengua, me di cuenta de que no quería ser un medievalista sino emprender una investigación sobre la historia de Alemania. En 1972 tuve la ocasión de ir a Alemania para participar en un curso intensivo en el Goethe Institut. Durante la estancia topé por azar, en la barra de un café, con un viejo nazi. En medio de la conversación me dijo: ''Ustedes, los ingleses, perdieron una ocasión. Debieron haberse aliado con nosotros y juntos habríamos destruido a los bolcheviques y dominado el mundo''. Me chocó tanto su comportamiento que sentí la necesidad de saber qué había podido pasar en Alemania en los años treinta. Ese fue otro gran momento de mi reconversión. Después, en 1975, tuve la fortuna de poder cambiar mi empleo de profesor de historia medieval por un puesto de historia contemporánea. Poco después, Martin Broszat, gran historiador alemán del periodo nazi, me invitó a integrarme en su equipo para colaborar en un proyecto de historia social del nazismo. Se puede decir que mi reconversión fue entonces completa.

¿Eso quiere decir que su estudio sobre Hitler se inscribe en su interés general por el periodo nazi? ¿Cuándo decidió comenzar esta biografía?

De hecho, hacia finales de los ochenta. Llevaba entonces unos quince años trabajando sobre el periodo nazi. Sin embargo, yo no diría que Hitler se inscribía lógicamente en esta investigación. Lo que me interesaba al principio no era el personaje del Führer, sino más bien comprender las actitudes y los componentes de los alemanes, y los tipos de estructuras políticas que habían modelado sus opiniones. Fue el estudio de las estructuras lo que me condujo a Hitler. En aquel momento, el debate historiográfico entre los llamados estructuralistas y los intencionalistas estaba en pleno apogeo. La batalla que se estaba librando había agudizado mi interés por este debate, y sobre todo por la cuestión del papel particular que Hitler había jugado en Alemania. En 1987, el editor inglés Longmann me pidió una obra sobre el carisma de Hitler (Hitler. Essai sur le charisme en politique, Paris, Gallimard, 1995). No se trata de una biografía, sino de un análisis del poder hitleriano. Un año después, en 1988, la editorial Penguin me pidió la biografía de Hitler. De entrada rechacé este encargo, porque recordé que ya había muy buenos libros sobre el tema. Pero, ya que en esa época trabajaba sobre Hitler y su poder, finalmente acepté. De hecho el ensayo sobre el carisma del Führer me ayudó a emprender después la biografía, dándome una idea del tema y de cómo lo debía encarar. No se trataba sólo de una enorme empresa, sino de presentar un trabajo que aportase algo nuevo sobre la cuestión. Si no, ¿qué interés podía tener? Mi ambición era escribir una biografía de Hitler que llegase más lejos que todo lo escrito hasta entonces.

Para conseguirlo tuvo que recurrir a nuevas fuentes de información. ¿En relación con las biografías precedentes, qué nuevos documentos ha podido utilizar?

Este trabajo ha exigido efectivamente una intensa documentación, y he logrado acceder a nuevos documentos. Desde el principio sabía que esta obra no podía basarse en documentos inéditos, ya que no queda por exhumar nada sensacional de la vida de Hitler. Se trataba sobre todo de profundizar en lo ya conocido. Sin embargo, una nueva fuente me ha servido de mucho en mi trabajo: la colección completa de los diarios de Goebbels, descubierta en Moscú en 1990, y conservada en el Instituto de Historia Contemporánea de Munich. Este documento es muy importante si se tiene en cuenta lo cerca que estaba Goebbels de Hitler. Su diario es un comentario cotidiano de los pensamientos, hechos y gestos de Hitler. Fue para mí la fuente más importante. Además de este diario, utilicé otros materiales para aclarar ciertos aspectos o ciertos momentos de la vida de Hitler, tales como cartas suyas de los años veinte, que se conservan también en Moscú, o incluso informes de sus últimos días, que pueden consultarse en Londres y también en un pequeño centro de documentación cerca de Berchtesgaden, donde yo encontré referencias posteriores a la guerra escritas por el ayudante y el mayordomo de Hitler, relativas a las últimas horas del Führer.

Retomando el debate estructuralismo / intencionalismo, usted se sitúa claramente como estructuralista frente a eso que se ha llamado hitlerocentrismo. Dicho esto, tras la lectura de los dos volúmenes de esta biografía se dibuja una evolución en la distribución de los papeles. En Hubris (subtítulo del primer volumen) se insiste sobre el carácter ''accidental'' de la llegada al poder de Hitler, que será menos el fruto del ''triunfo de la voluntad'', como él se atrevía a decir, que la consecuencia de un contexto histórico y social particular que Hitler habría aprovechado brillantemente. En el segundo volumen, Nemesis, se muestra que el poder de Hitler, una vez asentado, crece sin parar hasta el punto de hacer del dictador un objeto de culto sin el cual la historia de Alemania no habría sido la misma. Entonces, ¿no habría existido Hitler sin un contexto singular, ni un iii Reich sin Hitler?

Exactamente. Tras la aparición del primer volumen, insistí sobre el hecho de que Hitler fue absolutamente indispensable en el proceso histórico que condujo a Alemania de una derrota a otra. Su papel en los momentos cruciales fue decisivo en esta historia. Hitler no podría ser reemplazado por cualquiera sin alterar la historia. Sin Hitler, ¿habríamos tenido el mismo tipo de estado policial actuando sin tener en cuenta los derechos? Sin Hitler, ¿el Holocausto habría tenido lugar? La respuesta a esta preguntas es que probablemente no. Resulta totalmente apropiado que el primer volumen muestre cómo Hitler es fruto de un contexto, de una sociedad, mientras que el segundo describa la utilización de esta misma sociedad por un hombre convertido en dictador. Esos dos momentos marcan un proceso. El primer volumen finaliza con la configuración de una forma de poder muy personalista, un Estado moderno personificado en esta autoridad carismática. Este carisma, uniendo a Hitler con todos los alemanes, conduce después, poco a poco, a la pulverización de toda forma de poder fuera del suyo. El culto al Führer tuvo dos efectos principales: primero, que la fe en Hitler sirvió para debilitar toda posible oposición; segundo, lo que yo llamo ''trabajar en la dirección del Führer'', es decir, la adaptación de los alemanes a la visión del mundo propuesta por el dictador. La ideología exaltada de Hitler se encarnó, sin que él interviniese directamente, en objetivos realizables... y realizados. La sacralización del poder y su intensa personificación hizo que, conforme a ese proceso, los alemanes siguieran a Hitler hasta su destrucción.

Usted dice que Hubris, esa voluntad de poder, conduce a la Nemesis, la destrucción, destrucción del otro y también de sí mismo. ¿El suicidio de Hitler en mayo de 1945 se inscribe en la lógica del sistema que el mismo había puesto en marcha?

Creo que el suicidio y la autodestrucción son parte integral del personaje. Hitler advirtió a su entorno muchas veces sobre esta eventualidad. Tenía un perfil de prima dona y resolvía las crisis, ya en los años veinte, mediante salidas extremas, por el todo o nada. No se comprometía, ni aceptaba un posible término medio. Evidentemente no tenía previsto poner fin a sus días, pero el tipo de visión tan dualista que le animaba, ya desde el Mein Kampf, explica que una vez desencadenada la guerra no había otra alternativa al triunfo que la destrucción total y el suicidio. Naturalmente, su objetivo era la victoria, la dominación. Pero a medida que sus esperanzas se desvanecían, y falto de soluciones políticas, no quedaba más que la destrucción. De hecho creo que la destrucción deriva de la arrogancia del poder, de la Hubris hitleriana. Cuando se gobierna un país, se implica en una política a toda una nación, se invaden territorios para provocar una guerra con las potencias occidentales, después con Rusia y después con Estados Unidos, en cierta forma se está llamando a la destrucción, porque después de eso no hay un punto de retorno. A la histeria hitleriana y a la lógica que imprimió sobre Alemania, hay que añadir un elemento histórico determinante para Hitler y los alemanes. El fantasma de 1918 sobrevolaba todavía en los años cuarenta. La vergüenza nacional nacida de la derrota y de la paz de Versailles había dejado, veinte años después, profundas cicatrices. Para Hitler, el escenario de 1918 no debía repetirse, no estaba dispuesto a una nueva capitulación. Pero cuando la victoria ya no es posible, ¿qué otra cosa puede hacerse?

¿Qué balance final saca usted de esta biografía?

Para mí, desde el punto de vista histórico, lo más importante ha sido mostrar hasta qué punto Hitler será sin duda recordado como la figura más importante del siglo xx. La Guerra Fría, los genocidios más recientes, el trauma que aquellos terribles años provocan aún, todo ello remite a Hitler. La lección más importante que se deriva del estudio de este personaje es que la democracia no es un regalo, sino una adquisición que carece de garantía, que es frágil, mortal. Olvidarlo supone condenar a muerte a la democracia, como ocurrió con la república de Weimar en los años veinte.

Fuente:
http://www.lateral-ed.es/tema/077ikershaw_troman.htm

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Mensaje por José Luis » Jue Oct 26, 2006 12:13 am

Quiero presentar mis excusas al autor del topic y al resto de compañeros por mi contribución a la deriva que ha tomado el hilo en su última parte, deriva que nada tiene que ver con el tema central de la "guerra preventiva de la Wehrmacht".

Si lo deseáis, estoy presto a eliminar mi parte escrita en ello.

Y también presento mis disculpas a Chapaev, Quetzacoal y Werto porque me abstendré de seguir debatiendo nuestra última deriva en este topic.

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Mensaje por quetzacoal » Jue Oct 26, 2006 12:53 am

Buenas a todos!!

Para nada Jose Luis, no te disculpes. Esto es un foro abierto y todos tenemos derecho a expresar nuestras opiniones y a defenderlas lo mejor que podamos; creo que tu lo has hecho y de una forma muy coherente.
A mi, personalmente, me gusta conocer diferentes prespectivas de entender un proceso historico y creo nos enriqueze a todos ya que la historia no es algo muerto sino que la construimos los que la amamos.
En este caso, el del inicio de las hostilidades entre el III Reich y la Urss es normal que existan divergencias respecto al como y por que ya que sera la parte del conflicto que determinara su resultado.

Un Saludo
La verdad, se corrompe tanto con la mentira, como con el silencio. Ciceron

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Mensaje por Werto » Jue Oct 26, 2006 8:04 pm

Hola a todos.

Estimado José Luis, coincido contigo en que probablemente este no sea el apartado más adecuado para discutir sobre lo que es y no es Historia, y sobre lo que es o no es una “obra histórica”. Aun así no esta de más hacerlo de vez en cuando.

No obstante conviene resaltar que si en algo están de acuerdo los que se dedican precisamente a la Historiografía, desde Ramke a Bloch, pasando por Braudel, Vilar, Fontana, o Fukuyama, es que la reflexión epistemológica e historiográfica es el punto de partida de cualquier “obra histórica”, además de la necesidad de versar sobre la humanidad, sobre los hombres, –lo que cada uno considera “los hombres” ya es otro tema-.

Es decir, el paso previó a la composición de cualquier “obra histórica” es la reflexión metodológica y, sobre todo, historiográfica, es decir, ideológica. Todos los que hacen Historia lo hacen –o más bien deberían hacerlo- desde un posicionamiento teórico determinado.

El posicionamiento historiográfico que parece, por lo que dice, adoptar Kershaw (1) nos remite a una serie de posicionamientos teóricos en los que, como por otra parte parece afirmar, se acerca a paradigmas de corte historigráfico ya superados (¿por cierto Jose Luis la entrevista la habias subido ya en otro foro no?, creo recordar haberla leido en otro de tus post):

[Para mí, desde el punto de vista histórico, lo más importante ha sido mostrar hasta qué punto Hitler será sin duda recordado como la figura más importante del siglo xx. La Guerra Fría, los genocidios más recientes, el trauma que aquellos terribles años provocan aún, todo ello remite a Hitler. La lección más importante que se deriva del estudio de este personaje es que la democracia no es un regalo, sino una adquisición que carece de garantía, que es frágil, mortal. Olvidarlo supone condenar a muerte a la democracia, como ocurrió con la república de Weimar en los años veinte.]

Kershaw parece defender la capacidad de un individuo para influir en el curso de la historia, y para perfilar y definir la situación histórica que le sobrevendrá.

Parece, en definitiva, estar próximo a los posicionamientos, por ejemplo, de Toynbee. Para el citado autor la historia “avanza” (1), las sociedades humanas “avanzan”, como respuesta a los retos que le proponen la elites culturales, y como respuesta a los retos y situaciones que le proponen individuos excepcionales. Cuando las sociedades humanas, cuando las civilizaciones, son incapaces de responder a los citados retos se colapsan y son sustituidas por otra civilización (2).

Por otra parte creo no hacer crítica alguna a la figura de Kershaw, simplemente expongo que este autor tiene una formación histórica muy particular, en un tiempo histórico muy preciso, y dentro de un ambiente académico muy especial, el mismo que dejo fuera de las universidades británicas, en mi opinión y en la de muchos otros docentes, a los dos historiadores ingleses más importantes del Siglo XX (3).

Con todo el respeto que se puede tener a los posicionamientos historiográficos de este tipo lo ciertos es que en la actualidad ya esta bastante trasnochados, tanto como el positivismo enciclopédico del que hacen gala otros autores.

Saludos.

(1) Para empezar: hace una Biografía. Salvo que se tratase de un encargo un historiador que se tratase de hacer Historia desde posicionamientos próximos al materialismo histórico, a la escuela de annales, a la nueva historia económica, o a la historia social, no escogería a un individuo como sujeto de su obra.

(2) La idea de lo que es la Historia para Toynbee queda perfectamente reflejada en su “Historia de la Civilizaciones”. En este autor hay reminiscencias de la idea ilustrada del progreso histórico, prolongado e indefinido, casi como dogma de fe. En la actualidad un seguidor de Toynbee probablemente utilizaría la palabra “cambia” en sustitución de avance. No es de extrañar que un posicionamiento que defendía el papel trascendente de las elites en el devenir de la historia hiciese fortuna precisamente en el mundo académico anglosajón.

(3) Hobsbawm y Thomson. Esto no dene entenderse, en ningún caso, como un menosprecio a las capacidades de Kershaw, sino como una muestra de que el "ambiente" universitario británico en el campo de la Historia en los 50, 60 y 70 -y porqué no decirlo, en la actualidad- era muy poco dado cambios de tipo historiográfico, especialmente a todo aquello que, como la escuela de annales o la nueva história económica, pudiera sonar remotamente a posionamientos de tipo marxistas.
Jonny coge el Bombardero,
y lo eleva por el cielo,
no hay cañón que alcance a Jonny,
ni rival que lo derribe...

Jonny no mata a la gente.
elimina el objetivo,
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Mensaje por Eckart » Vie Oct 27, 2006 8:25 am

¡Hola, amigos!

Desde mi punto de vista, desde el momento en que aceptamos que, por ejemplo, la configuración de la Europa de posguerra en general, la entrada en la órbita soviética de numerosas naciones y la bipartición de Alemania en particular, la creación de la OTAN, la profunda reforma de la nueva ONU y la existencia una Guerra Fría del calado de la que padecimos, son consecuencia directa de una guerra que sin Hitler no se hubiera producido, se puede afirmar que Hitler influyó de manera determinante en, al menos, una parte muy importante de la historia. Y enfatizo lo de importante, por que los ejemplos citados creo que no son baladí. Por otra parte, obsérvese que esto está muy lejos de pretender a Hitler como un personaje con el poder de cambiar y perfilar la historia a voluntad, pues ninguno de los cambios que buscó para el mundo fructificó; más bien todo lo contrario.

Werto, permíteme que cite un par de afirmaciones tuyas, con todos mis respetos:
Werto escribió:[Kershaw] hace bastante tiempo que no se toma la molestia de leer algo sobre Historiografía,.
¿No te parece esta una afirmación muy arriesgada?
Werto escribió:[Kershaw] recibió formación como Historiador hace ya más de 40 años, aunque ciertamente bastante parcial, como medievalista metidos despúes en el estudio de la liguistica y la cultura alemana.
Kershaw lleva trabajando en la Alemania nazi y en Hitler más de 26 años.¿No te parece suficiente tiempo para que incluso un mediavalista pueda hablar con cierta autoridad sobre el asunto?

Un saludo.
«El conocimiento es mejor que la ignorancia; la historia es mejor que el mito».
Ian Kershaw

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