Stalingrado, de Raymond Cartier

La guerra en el este de Europa

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Antonio
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Mensaje por Antonio » Dom Jun 04, 2006 5:14 am

Durante el día, las noticias se ensombrecen. La cabeza de puente al oeste del Don se mantiene penosamente. Volviendo a la carga, Zeitzler conmueve a Hitler. A las dos de la madrugada, telefonea a von Sodenstern, jefe de estado mayor del grupo de ejércitos B, que el Führer acepta reconsiderar la cuestión y que dará a conocer su decisión a las 8. "Parece excluido-añade- que esa decisión no pueda ser otra cosa sino la orden de abrir brecha inmediatamente. El VI ejército puede comenzar sus preparativos." Por una línea telefónica que los rusos cortarán un momento después, Sodenstern comunica la noticia al puesto de mando de Gumrak. Se difunde por la bolsa y causa la sensación de alivio que tendrían unos emparedados que recibieran la primera bocanada de aire fresco.

A las 10, no ha llegado nada al grupo de ejércitos. Inquieto, Sodenstern telefonea a Rastenburg, pero sólo obtiene una invitación inquieta a tener paciencia. Unos minutos más tarde, el escucha de radio capta una orden enviada directamente por Hitler a Paulus. El VI ejército es invitado a organizarse en el frente siguiente: Stalingrado-Norte, Cota 137, Marinovka, Zibenko, Stalingrado-Sur. Eso traza en el mapa una especie de ameba de una sesentena de kilómetros de largo y de una cuarentena de ancho. La cabeza de puente sobre el Don, poterna de evasión, debe ser abandonada. El Führer termina su mensaje diciendo que el VI ejército puede contar con él para su aprovisionamiento suficiente y su desbloqueo a tiempo.

¡ Así, Hitler no ha podido resignarse a abandonar Stalingrado! Cuando Zeitzler se presentó ante él, a las 8, Hitler tenía en la boca una palabra nueva: die Festung Stalingrad, Stalingrado es una fortaleza. El VI ejército es su guarnición. Una guarnición no abandona la fortaleza que se le ha confiado. "Si es necesario, la guarnición de Stalingrado sostendrá un sitio todo el invierno, y la liberaré en mi ofensiva de primavera." Cuando Zeitzler intentó demostrar que Stalingrado no tenía nada de fortaleza, Hitler empezó otra vez a golpear con el puño. "¡ No abandonaré el Volga ..." Primera y última palabra, ilustración de la servidumbre en que el jefe de guerra está sometido al conductor de masas; del estratega al demagogo. El 9 de noviembre, en Munich, Adolf Hitler pronunció las palabras siguientes: "Lo que tiene el soldado alemán, no hay fuerza en el mundo capaz de arrancárselo...". ¿ Cómo aceptaría verse desmentido tan pronto?

Zeitzler se indigna y grita también:
-¡Mi Führer! Abandonar al VI ejército sería un crimen. Significaría la muerte o la captura de un cuarto de millón de buenos soldados. ¡Más aún! La pérdida de un gran ejército rompería la columna vertebral del frente oriental.

Ante la palabra "crimen" -Verbrechen- Hitler se estremece. Pero se contiene, llama al S.S. de servicio y ordena introducir al mariscal Keitel y al general Jodl. Declara en tono emocionado que está a punto de tomar una decisión grave y que no quiere hacerlo sin que sus mejores colaboradores le den a conocer su opinión con toda independencia.
- ¿Feldmarschall Keitel?
-¡Mi Führer, no abandone Stalingrado!
Keitel habló en posición de firmes, con voz teatral, los ojos llameantes, Jodl, al contrario, pesa el pro y el contra, pero acaba por concluir que, al menos hasta nueva orden, hay que seguir en Stalingrado.
Interrogado a su vez, Zeitzler mantiene su conclusión: brecha inmediata. Hitler escucha tranquilamente, y luego, con cortesía glacial habla:
"Observará, general, que no soy el único de esta opinión. La comparten dos jefes que le son superiores en grado y en experiencia. Me atengo entonces a la decisión que he tomado. Ordeno defender la fortaleza Stalingrado."

Sin embargo, hay un punto que lo condiciona todo: la posibilidad de aprovisionar al VI ejército con ayuda de un puente aéreo. Se hizo el invierno anterior para la bolsa de Demiansk, pero ésta contenía menos de 100.000 hombres, y Stalingrado contiene el triple.

Interrogado, el VI ejército da a conocer que 750 t al día de municiones, de carburante, de forraje y de víveres (40 t únicamente para el pan) representan el mínimo de sus necesidades. Interrogado, el jefe de la aviación de transporte ha respondido que 350 t representan el máximo de sus posibilidades. Según la tradición militar, se considera que la primera cifra es una sobreestimación deliberada y la segunda una subestimación prudente. El eterno ausente, Göring, está en Paris, que encuentra una residencia más refinada que Rastenburg. Consultado telefónicamente, declara que la verdad está en el justo medio. in dem goldenen Mittelweg. Su Luftwaffe está en condiciones de depositar en la fortaleza Stalingrado 500 t por día. Por tanto, puede garantizar la satisfacción de las necesidades esenciales del VI ejército. Su jefe de estado mayor, Jeschonnek, lleva su seguridad a Hitler. Omite tener en cuenta una comunicación de von Richtofen pidiendo que se dé a conocer a Hitler su opinión sobre la imposibilidad del puente aéreo.

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Mensaje por Antonio » Dom Jun 04, 2006 5:19 am

Para los cercados, la decisión de Hitler es un golpe terrible. La palabra "fortaleza" puede engañar a un público ignorante, pero la "guarnición" sabe a qué atenerse. Stalingrado está enteramente en ruinas. Las pocas localidades del perímetro cercano están quemadas hasta el suelo. La estepa está rigurosamente desnuda. En el frente norte, se han hecho algunos trabajos de organización del terreno durante el verano, pero los frentes oeste y sur no están marcados ni por una zafia. El suelo helado no se deja excavar. Falta por completo la madera necesaria para la construcción de los refugios. Los soldados no tendrán más que la tela de su tienda como bastión contra el fuego del enemigo y contra ventiscas de -40º.

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Entre los generales, la primera reacción es un movimiento de rebeldía. El jefe del IV cuerpo, Jeannicke, lanza a Paulus: "-¡Reichenau no obedecería!". Paulus baja la cabeza: "-Ich hin kein Reichenau; no soy ningún Reichenau". Sofoca las protestas de sus subordinados con un argumento sin réplica: un soldado no puede más que obedecer.

Un solo general no se resigna, von Seydlitz-Kurbach, jefe del 51 cuerpo. Estaba tan convencido de la brecha, que había evacuado sus puestos avanzados y destruido todo lo intransportable y lo superfluo, incluidos sus calzoncillos de repuesto y su segundo capote. Redacta para Paulus una nota, exigiendo que se transmita a los escalones superiores. Incluso, sostiene, ni 500 aviones transportando 1.000 tn diarias proveerían a las necesidades del VI ejército. Lo que hay que hacer es aprovechar el breve momento en que el enemigo es todavía débil al sudoeste de Stalingrado para perforar en dirección a Kotiélnikovo. "Si el O.K.H. mantiene su orden de resistir sobre el terreno, vuestro deber de conciencia hacia el ejército y el pueblo alemanes os dicta imperiosamente tomar la iniciativa en vuestras manos para evitar una gran catástrofe, la aniquilación de 200.000 combatientes y la pérdida de su material. ¡ No hay otra alternativa!"

El nombre de Seydlitz forma parte de la más alta historia militar prusiana. El Seydlitz de la guerra de los Siete Años, amigo íntimo del gran Federico, está considerado como uno de los mejores generales de caballería de todos los tiempos. Sin embargo, estas líneas, el desafío más atrevido que un jefe haya lanzado nunca a Hitler, son una sentencia de muerte. Seydlitz espera que venga a buscarle un avión para ponerle ante un poste de ejecución. Pero von Weichs ha interceptado el memorándum, y lo que le llega a Seydlitz es la orden de tomar el mando sobre todo el frente Norte de la bolsa. "¿Qué va a hacer? -le pregunta Paulus.- Puesto que usted no desobedece, no me queda sino obedecer."

El puente aéreo comienza a funcionar. Un centenar de trimotores Junkers despegan de los aeródromos de Tazinskaia y Morozovskaia, en la curva del Don, y tras haber recorrido 200 km, va a posarse en Pitomnik o en Gumrak. Vuelven a salir cargados de heridos. Las pérdidas debidas al enemigo no son al principio muy elevadas, pero las derivadas de las malas condiciones atmosféricas y de la fatiga del material son en seguida muy graves. El rendimiento diario comienza en una cincuentena de toneladas y sólo lentamente se eleva hacia el centenar. La Luftwaffe pide paciencia a los sitiados.

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Se cuentan en la bolsa los 4º, 8º, 11, 51 cuerpos de ejército, el 14 cuerpo blindado; las divisiones de infantería núms. 44, 71, 76, 79, 94, 100, 113, 295, 297, 305, 371, 376, 384, 389; las divisiones motorizadas núms. 14, 16 y 24; el 8º cuerpo de D.C.A.; los regimientos de lanzacohetes 243 y 245; 12 batallones de ingenieros del ejército; más 149 formaciones independientes, que van desde la artillería pesada al correo militar; más dos divisiones rumanas y un regimiento croata. Un ejército grande, poderoso y valiente...

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Mensaje por Calígula » Dom Jun 04, 2006 12:23 pm

Antonio escribió:El LI ejército soviético corrió hacia Kalach, paso principal del Don, "cuello de botella" vital de las comunicaciones de Paulus. Cuando lo alcanzó, el 22 el puente ya estaba tomado por los soldados de Rokossovski. El elemento de D.C.A. que lo guardaba, y la batería de 155 que lo cubría, estaban tan lejos de esperar una perforación rusa que tomaron a los T-34 que se acercaban al Don por los tanques enemigos capturados que utilizaba la compañía de instrucción de Kalach. Unos minutos después, el puente, intacto, era de los rusos. ¡ El VI ejército estaba copado !
Para establecer un solido anillo, se debia cruzar el Don, que naturalmente estaba helado en su superficie, pero que no podria soportar el peso de los carros y la artilleria pesada. Solamente existia un puente en Kalanch, y el problema consistia en capturarlo antes que los alemanes pudieran volarlo. Un ataque ortodoxo no tendria exito, puesto que ya se habian colocado las cargas explosivas, y la unica esperanza residia en un rapido golpe de mano, antes que los soldados que hacian guardia sobre el puente pudieran darse cuenta de lo que sucedia. El XXVI Cuerpo de Ejercito Acorazado del general Rodin se apodero del pueblo de Ostrov la noche del dia 21 al 22 de Noviembre. Desde alli, y por carretera, una columna movil tardaria unas 3 horas hasta el puente, caso de que se consiguiera abanzar sin levantar sospechas. Por consiguiente se decidio que valia la pena intentar un golpe de audacia, y organizo una columna de 5 carros, con dos compañias de infanteria, en camiones y un coche blindado. Al frente de la columna iba el comandante de la 14 Brigada Motorizada de Rifles, el Teniente Coronel Filippov. La columna se formo en la carretera Ostrov-Kalanch, lista para marchar a las 03horas, ordenando Filippov que se encendieran las luces. Intentarian hacerse pasar por alemanes. Con toda seguridad, las tropas que guardaban el puente no esperarian que una columna sovietica intentara llegar al puente sin ningun tipo de encubrimiento, y mucho menos con los faros a maxima intensidad. Poco antes de las 6, los hombres de de Filippov llegaron junto al puente, y parte del destacamento descendio de los vehiculos para intentar apoderarse de la orilla derecha. La sorpresa jugo su treba, apenas hubo resistencia.
Heinrich Heine [i]Allí donde se queman los libros, se terminaran quemando personas[/i]

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Mensaje por Antonio » Dom Jun 04, 2006 9:32 pm

MANSTEIN ENTRA EN ESCENA


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Para liberar a este ejército cautivo, Hitler llama a su mago militar,, al estratega que le disputa la gloria del plan de Sedán, al artillero que ha aplastado Sebastopol, al maniobrero que ha impedido que se levantara el sitio de Leningrado, al feldmarschall Erich von Manstein.

El 21 por la noche, en Vítebsk, Manstein recibe orden de tomar el mando del grupo de ejércitos Don. El enunciado de su misión muestra a qué distancia de las realidades se encuentra aún el mando supremo, y también en qué decadencia ha entrado el pensamiento militar alemán. Manstein debe "detener la ofensiva enemiga y restablecer las posiciones como estaban antes". El general "Taponar y Volver a Empezar", Gamelin, se ha convertido en el maestro de su vencedor.

Manstein no se apresura. Mejor que entregarse al azar de un vuelo en medio de tormentas de nieve, viaja en su tren de mando y llega sólo el 24 a Starobelsk, C.G. del grupo B, que él debe desmembrar para formar el suyo. Allí, mide la gravedad de la situación, la dificultad de su tarea y la pobreza de medios que se le dan para cumplirla.

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A las órdenes de Manstein se ha puesto el VI ejército (encerrado en Stalingrado y clavado al suelo por la orden de Hitler), el III ejército rumano (que sólo tiene intacta el ala izquierda) y el IV ejército rumano (más destruido aún que el III). Dispone todavía de los restos del 48 cuerpo blindado y del destacamento de ejército Hollidt, formado por una amalgama de tropas alemanas y rumanas. Finalmente, varias divisiones blindadas están en camino. Dos, la 23 procedente del Cáucaso, y la 6ª que llega de Francia, van a reconstituir al sur de Stalingrado el IV Panzerarmee, encargado de desbloquear a Paulus, Otra, la 17, se unirá después.

Concentradas y reposadas, tales fuerzas ya serían insuficientes para la doble tarea consistente en detener la ofensiva soviética y salvar al VI ejército. Pero están fatigadas, incompletas y dispersas. Los refuerzos procedentes de Francia y del Cáucaso se arrastran por vías férreas dislocadas, con los hombres sufriendo el infierno del frío en vagones abiertos a todos los vientos. Las demás unidades están diseminadas en un campo de batalla de 800 km, que va desde el Don, en el que Hollidt apoya su ala izquierda, hasta la estepa calmuca, donde la 16 división motorizada prosigue en el vacío su misión de enlace entre el Cáucaso y el Volga. Es una suerte que el Ejército Rojo se detenga en el Chir, ante un residuo de ejército formado por fugitivos interceptados en su huida, soldados de la Luftwaffe, hombres con permiso del ejército Paulus, etcétera, en vez de correr hasta Rostov, donde cortaríán las líneas de retirada del grupo de ejércitos A. Pero la estrategia soviética, metódica, no trata de quemar las etapas, no se precipita sobre las ocasiones demasiado brillantes, y tampoco valora con exactitud el desgaste de su formidable adversario del año anterior. El mando soviético podría imponer a Manstein una batalla desesperada por Rostov. Le deja respiro para una tentativa suprema por Stalingrado.

Esa tentativa suprema, el mariscal Eriómenko declara que habría tenido éxito si se hubiera llevado con audacia. «Hasta el 24 de diciembre —dice— no tuvimos en el sector de Kotiélnikovo más que fuerzas poco importantes. El LI ejército era muy débil y el 4º cuerpo de caballería representaba una densidad de menos de un pelotón por kilómetro... Ya el 4 de diciembre, la 6ª Panzer, completa y fresca, puesto que llegaba de Francia, habría podido abrirse camino hasta los cercados... Una vez más, los hitlerianos fueron víctimas de su rutina. Manstein nos regaló diez días.»

Manstein había empezado por preparar una maniobra sabia. En la curva del Don, Hollidt debía atacar para recobrar Kalach. El 48 cuerpo blindado, reconstituido con la 2ª Panzer, debía salir de la cabeza de puente que había conservado ante Nizhni-Chirkaia para apoyar el ataque principal hecho por el 47 cuerpo blindado, partiendo de la región de Kotiélnikovo. Pero la agrupación Hollidt está toda ella absorbida por la defensa del Chir, y, lejos de poder participar en la ofensiva, el 48 cuerpo es expulsado de su cabeza de puente. En vez de un empujón concéntrico, el intento de desbloqueo se reduce a un esfuerzo único del 47 cuerpo. Fijado para el 2 de diciembre, el ataque se aplaza hasta el 8, y luego hasta el 12, por la lentitud desesperante de los transportes.

Además, existe un conflicto de concepciones entre Manstein y Hitler. El desbloqueo de Stalingrado se considera por los dos diferentemente.

El mariscal quiere recuperar al VI ejército para reintegrarlo en las fuerzas móviles del frente oriental. Lo ve saliendo por la brecha abierta, yendo a reconstituirse en la región de Rostov. Análogamente, ve el grupo de ejércitos A retirándose del Cáucaso hasta el Don. Con la masa de maniobra reconstituida por el acortamiento del teatro de operaciones, Manstein cree posible romper la ofensiva soviética y quizás infligir al ejército rojo la derrota decisiva tan esperada. Aspira a dirigir el conjunto de la batalla, y, cuando demuestra la necesidad de un jefe supremo del frente oriental, no hay duda sobre quién piensa.


Ese papel, nadie discute que Manstein sea el más, y quizás el único capaz de desempeñarlo.
La hora militar de Hitler ha pasado. Si es cierto que, al comienzo de la guerra, tuvo admirables inspiraciones; si es cierto que sin duda salvó a la Wehrmacht en el invierno 1941-1942; si también es cierto que el plan de su campaña de verano representaba su última probabilidad de evitar a Alemania una derrota global, también es cierto que él es ya para sus ejércitos el mayor peligro y el más cruel enemigo. Todo pensamiento estratégico se ha borrado de su cerebro, sin dejar más que la voluntad feroz y ciega de guardar todo lo que ha conquistado. Desbloquear Stalingrado no representa para él la recuperación de un ejército para recobrar la iniciativa de las operaciones, sino sólo la posibilidad de conservar el pie que ha puesto en el Volga

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Mensaje por Antonio » Mar Jun 06, 2006 5:53 am

La marcha hacia Stalingrado empieza brillantemente.

De las dos divisiones blindadas del 47 cuerpo, la que viene del Cáucaso, la 23, se ha reducido a una cuarentena de tanques, pero la que viene de Francia, la, está completa. El primer choque la lleva a la cortadura del Aksaj, que franquea el 13. A su derecha, a pesar de su debilidad, la 23 avanza a lo largo de la vía férrea, en que se ha logrado acumular 3000 t de víveres y de carburante para los sitiados. El 19, se alcanza el Mishkova. 130 de los 180 km que separan al IV ejército blindado del VI ejército están franqueados, y los liberadores ven en el cielo los proyectores de los que defienden Stalingrado.

Manstein, sin embargo, no se hace ilusiones. Sabe que los acontecimientos que se precipitan ante Rostov no le dejan más que un tiempo estrechamente limitado. La única probabilidad del VI ejército es que se ayude a sí mismo, saliendo rápidamente al encuentro de Hoth. Manstein se lo ordena, multiplica las conversaciones radiofónicas con Paulus, y preocupado por las reticencias de éste, envía a la bolsa a un oficial de su estado mayor, el comandante Eismann, que vuelve confirmando el singular estado de espíritu en que se encuentran el jefe del VI ejército y su jefe de estado mayor.

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Los actores principales. Manstein no logra imponerse en el mando. Esto costará la vida a 300.000 hombres.

Su tesis es que ellos no tienen nada que ver con el cerco, y por tanto que tienen derecho a esperar que les liberen. Estiman que la movilidad del centenar de tanques que les quedan se limita a una treintena de kilómetros, de modo que se quedarían parados por falta de carburante, condenados a una destrucción total, si atacaran antes de que Hoth hubiera llegado al menos a esa distancia. Eismann replica en vano que el riesgo que rehúsan asumir no es nada al lado del riesgo de morir de hambre o de pudrirse en el cautiverio. Paulus y Schmidt son inconmovibles, y cuando Manstein invoca la autoridad del mariscal von Manstein, ellos invocan una autoridad más alta, la del Führer.

En efecto, la salida de la guarnición de Stalingrado, es Adolf Hitler quien la prohíbe. A Zeitzler, que se la pide mañana y noche, le responde que considera que el VI ejército ha salido de la dificultad, y que, lejos de admitir el abandono de Stalingrado, piensa extender sus conquistas sobre el Volga. Un día, creyendo haberle convencido, Zeitzler le pone a la firma la orden de abrir brecha. Hitler firma y luego añade con su propia mano esta condición que lo destruye todo: «bajo la reserva expresa de que el ejército continuará manteniendo la línea del Volga...».

Por lo demás, la cuestión está zanjada. Una nueva catástrofe hiere a las armas del Eje y sella el destino del ejército sitiado en Stalingrado.
Tras la derrota rumana, el frente casi se ha estabilizado al oeste del Don. Sigue el curso del río hasta Veshenskaia, vuelve hacia el Sur, se une al Chir, siguiéndolo hasta su confluencia, y vuelve a encontrar el Don al norte de Potiómkinskaia. Muy helados, los cauces de agua no tienen el menor valor de obstáculo.

Las posiciones defensivas son inexistentes y la estepa sólo opone su nieve al avance de los tanques. El termómetro baja a -30º ó -35º, con gran sorpresa de los italianos, a quienes sus aliados habían asegurado que el frío no superaba los -6º en el sur de Rusia. Insuficientemente vestidos, mal alimentados, los hombres se encogen. A veces, el sol crea una magia de nieve pero el tiempo normal es una niebla helada, que sólo se levanta para descubrir un cielo plomizo.

Desde el Este hacia el Oeste, el frente está sostenido por los restos del III ejército rumano, el destacamento de ejército Hollidt, el VIII ejército italiano y el II ejército húngaro. Nadie disimula que el eslabón más débil de esa larga cadena es el italiano. Hitler se inquieta por ello, en el informe del 12 de diciembre, pero no existe ninguna fuerza alemana disponible para «encorsetar» las divisiones del general Gariboldi. Estirados en 270 km de frente, cuatro cuerpos de ejército italianos, 29, 35, 2º y cuerpo alpino, esperan un choque cuya preparación leen ya con claridad los estados mayores.

Se produce el 16 de diciembre. El 1 ejército soviético de la guardia cruza el Don en la niebla y cae sobre el centro del frente italiano. De nuevo, la estepa se llena de masas en dispersión. Un testigo, el general alemán Fretter-Pico, describe el efecto surrealista que producen bandas de soldados «sin más armas que una guitarra», que van al Oeste cantando, a pesar del rigor del frío. Hitler telegrafía a Mussolini pidiéndole que lance un llamamiento a sus soldados para que dejen de huir. El Duce, irritado, no contesta.

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Nada más parecido a la retirada napoleónica ...

Ya el 16 por la noche, los rusos han avanzado 25 km. Los días sucesivos, la ofensiva se amplía. En la derecha rusa, el VI ejército soviético marcha hacia Voroshilovgrado y Stalino. A la izquierda, el III ejército de la guardia y el V ejército blindado extienden el ataque al frente del Chir. Envuelto, el grupo Hollidt combate en condiciones difíciles. Están amenazados los pasos del Donets inferior, Kámensk, Shatinsk y Forchstadt. Rostov está en peligro. ¡Está a la vista un super Stalingrado de un millón de hombres!

La situación del IV Panzerarmee es especialmente aventurada. Mientras se desploma el frente alemán, mientras el avance ruso amenaza Rostov, se aferra a la hondonada del Mishkova, esperando que el ejército Paulus se decida a salir de Stalingrado. El carácter sagrado de una misión consistente en salvar a 200.000 camaradas mantiene la moral, pero Hoth no deja de advertir que se sostiene por un pelo, y que su retirada es sólo cuestión de horas si el VI ejército no sale a su encuentro.

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El IV Panzerarmee empuja valientemente hacia sus camaradas cercados

Dos días antes de Navidad, un llamamiento del grupo de ejércitos precipita esa retirada: Manstein, al informar a Hoth de la situación al oeste del Don, le pide que se prive de una de sus divisiones blindadas para tratar de restablecer el combate en la región de Morozovskaia. Hoth, consciente del peligro, designa la más fuerte, la 6ª. Esta se pone en camino en dirección a Potiómkinskaia, en medio de una tormenta de nieve, llevándose la última probabilidad de salvar a los sitiados de Stalingrado.
Última edición por Antonio el Jue Jun 08, 2006 6:04 am, editado 2 veces en total.

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Mensaje por Antonio » Mié Jun 07, 2006 6:40 am

LA AGONIA DEL VI EJERCITO


Se ha dejado pasar Navidad, y luego la ración de pan se ha reducido de 200 a 100 gramos. El 1 de enero, el servicio sanitario señala los primeros fallecimientos por inanición. Se ha demostrado que el VI ejército no puede ser aprovisionado por vía aérea. Para mantener la promesa de su culpable jefe, la Luftwaffe hace en vano un heroico esfuerzo, y acepta pérdidas que, con 536 transportes, 149 cazas y 123 bombarderos, harán de Stalingrado una batalla aérea tan costosa como la batalla de Inglaterra. Pero las condiciones meteorológica son especialmente desfavorables: cuando el cielo está claro sobre Stalingrado, suele estar cubierto en la región de Rostov, e inversamente, de tal modo que el funcionamiento del puente aéreo se ve estorbado o a la salida o a la llegada. Al tomar los rusos Tazinskaia y Morozovskaia, los aeródromos de salida se trasladan a Salsk, Novocherassk, y Cheretkovo, lo que dobla la distancia y reduce el rendimiento de los aparatos. ¡ La media diaria de las entregas, durante todo el sitio, no superará las 94 t, menos de la quinta parte de la promesa de Göring!

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Paulus en Pitomnik

Para entregarle las hojas de roble de su cruz de comendador, Hitler hace salir de la bolsa al general Hube. «Mi Führer —le dice Hube—, usted ha hecho fusilar a generales del ejército. ¿ Por qué no hace fusilar al general de aviación que le prometió aprovisionar Stalingrado ?»

Se ha desvanecido toda esperanza de liberación. Hoth se ha batido en retirada, al principio paso a paso, con la cólera en el alma, y luego precipitadamente. El comienzo de 1943 encuentra al IV ejército blindado en el Kuberle, a 200 km de Stalingrado.

En la bolsa, la situación es indecible. La ración de pan se ha reducido a 50 gramos. El carburante es tan raro que los únicos vehículos autorizados son los sidecars. Los únicos heridos evacuados son los que tienen fuerzas para arrastrarse hasta los aeródromos. La nieve está salpicada de montículos, que son los cadáveres de hombres muertos de hambre y de frío.

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El desastre ya es imparable ...

El 8 de enero, una bandera blanca flota ante las avanzadas. Tres parlamentarios soviéticos vienen a ofrecer a Paulus una capitulación honorable. Por orden de Hitler, Paulus la rechaza y ordena responder con el fuego a todo nuevo intento de conversaciones. Al día siguiente, los rusos atacan. Los alemanes se defienden desesperadamente. La baza de la batalla es el aeropuerto de Pitomnik, por donde pasa la mayor parte del tráfico aéreo. Los rusos se apoderan de él el 16. El aprovisionamiento ya sólo es posible por el mal terreno de aterrizaje de Gumrak, y luego, cuando también es tomado, mediante paracaídas. Los cuatro quintos de la bolsa están perdidos. Los alemanes son rechazados hacia el Volga, encerrados en su conquista fatal, las ruinas de Stalingrado.

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La Luftwaffe intenta aprovisionar a sus camaradas cercados

El 24 de enero, Paulus se dirige a Hitler. La prolongación de la resistencia, dice, carece de sentido. 18.000 heridos yacen sin cuidados en los sótanos. Aumenta el tifus. Se han agotado las municiones y los víveres. El jefe del ejército pide, en consecuencia, la autorización de capitular, y el jefe del grupo de ejércitos, Manstein, apoya su petición en una conversación telefónica de tres cuartos de hora con Hitler. Este permanece intratable. «Prohíbo toda capitulación. El ejército debe resistir hasta el último cartucho. Su heroísmo es una contribución inolvidable a la salvación de Occidente.»

El 25, se reanudan los ataques rusos. El 26, el LXII ejército se une con el XXI en la colina Mamaiev. El VI ejército alemán queda cortado en dos. En el Norte, lo que queda del 51 cuerpo se hace fuerte en la fábrica de tractores. En el Sur, los restos de otros cuatro cuerpos se amontonan en la parte central de la ciudad, con Paulus que instala su último cuartel general en el sótano del Univermag de la plaza Roja. Con prisa de acabar, los rusos bombardean furiosamente las ruinas de Stalingrado. No responde ningún cañón, pero cuando los soldados intentan avanzar, los últimos cartuchos les cierran el camino. El 30, Hitler nombra a Paulus Generalfeldmarschall.

«Nunca —dice a Keitel— se ha rendido un mariscal alemán.» Del jefe que ha elevado el Führer a la más alta dignidad militar, en consecuencia, sólo espera una cosa: su suicidio. Ignora que Paulus ha prohibido precisamente esa puerta de salida a los oficiales, diciendo que deben compartir la suerte de sus soldados hasta el final.

El 31, la lucha ha terminado prácticamente. Uno de los últimos mensajes por radio del VI ejército describe así la situación: «Los soldados vagabundean: pocos combaten todavía; el mando ya no se ejerce...». Un momento después, a las 5 h 45: «Los rusos están ante el bunker; destruimos la emisora...». Luego por tres veces, la señal «C.L.» que significa: «Esta estación no emitirá más...». Los rusos, en efecto, alcanzan el Univermag, cuyo sótano abriga al más reciente mariscal, el primer mariscal de la derrota, creado por Hitler. Nadie tira. Un parlamentario soviético avanza y exige una capitulación. Le llevan al bunker, de donde sale un Paulus esquelético, casi indiferente. Sí, capitula. No, no tiene nada que añadir al grito de lealtad, al Heil Hitler! que lanzó todavía ayer. El modelo de los jefes de estado mayor parte en silencio hacia el cautiverio.

Conocemos, en su texto estenográfico, las imprecaciones de Hitler: «Uno se mata con el último cartucho... Desprecio a un soldado que se rinde, como Giraud... 20.000 personas se suicidan al año en Alemania, y es absurdo que un general no sea capaz de hacer lo que hace una mujer ultrajada... Ya no haré más mariscales... El heroísmo de decenas de millares de soldados queda empañado por la cobardía de uno solo... Veréis que antes de ocho días los rusos harán hablar por la radio al Paulus y al Seydlitz. Incitarán a los hombres de la bolsa, incitarán a toda la Wehrmacht a rendirse».

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Paulus no tuvo tiempo de incitar a rendirse a los «hombres de la bolsa»: los últimos capitularon el 2 de febrero. Hitler se engañaba igualmente sobre la fecha en que Paulus invitaría al ejército y al pueblo alemán a deponer las armas. El Nationalkomitee Freies Deutschland sólo fue fundado el 13 de julio de 1943, bajo la presidencia del conde Bismarck-Enkel y del general von Seydlitz. El plebeyo Paulus tardó más tiempo que esos hombres históricos en unirse a la resistencia exterior alemana. No se decidió hasta después del 20 de julio de 1944, cuando supo el suplicio que sufrieron algunos de los soldados por los que sentía mayor respeto, como Witzleben y Hoeppner. Paulus –dice uno de sus biógrafos- encontraba muy difícil tomar una decisión y le costaba distinguir lo verdadero de lo falso ...

Ni los mayores talentos militares hubieran salvado al ejercito alemán de una derrota en 1.942; las insuficiencias personales de Paulus contribuyeron a darle un carácter aplastante.

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Mensaje por Antonio » Vie Jun 09, 2006 6:43 am

Por su intensidad dramática y su perfección escénica, la tragedia de Stalingrado lo eclipsa todo.

Así disimula lo que estaba en juego en la campaña de invierno 1942-1943 y el conjunto de los acontecimientos militares por los que Alemania escapó escasamente a una derrota mucho más grave, evitando –por poco- la derrota absoluta.


A comienzos de enero, cuando los sitiados de Stalingrado todavía no han perdido por completo la esperanza de una liberación, la situación de los ejércitos alemanes en Rusia es la siguiente:


Imagen

1. El grupo de ejércitos A se sigue encontrando en el Cáucaso. Las distancias que le separan del cuello de botella de Rostov alcanzan 400 km para el XVII ejército y 700 km para el I Panzerarmee.

2. Después de haber fracasado en su intento de desbloquear Stalingrado, el IV Panzerarmee desarrolla una batalla defensiva al sur del Don. Todavía se encuentra a 400 km al este de Rostov.

3. Sus victorias de diciembre en el Don y en el Chir han llevado a los soviéticos al curso inferior del Donets. Se encuentran, pues, a 70 km de Rostov; seis veces más cerca que los soldados de Hoth y diez veces más cerca que los soldados de von Mackensen, nuevo jefe del 1 Panzerarmee.

4. Existe, al oeste de Rostov, otro cuello de botella: los pasos del Dniéper en Dniepropetrovsk y en Zaporozhie. Desde sus posiciones de la región de Vorónezh, los soviéticos están a 350 km solamente, contra 700 y 1.000 km para los IV y I Panzerarmee.

5. En el resto del frente, los alemanes no encuentran tregua. Violentos ataques se suceden alrededor de Rzhev, de Demiansk y de Leningrado. En consecuencia, es extremadamente difícil retirar tropas del centro y el norte para enviarlas al sur.

Durante el invierno 1941-1942, la Wehrmacht había estado en peligro sobre todo por la violencia del clima, que congelaba y paralizaba a un ejército hecho para la guerra móvil en las regiones templadas de Europa. En 1942-1943, el clima sigue ahí, con los sufrimientos que impone a las tropas y los obstáculos que opone al mando. Pero el clima ya no es más que una consideración accesoria en el peligro mortal en que se encuentran los ejércitos alemanes: la causa esencial es la situación estratégica creada por la desmesura y el ilusionismo de Hitler.

Su terquedad le ha hecho perder un ejército. Frente a un adversario valiente, maniobrero, superior en número, exaltado por sus éxitos, ¿logrará salvar a los demás, o asistirá al derrumbe total de la Wehrmacht?

El 28 de diciembre, Hitler se ha decidido al fin a replegar el grupo de ejércitos A. Sin embargo, en su ánimo, no se trata de renunciar al Cáucaso y volver a llevar lo más rápidamente posible todas las fuerzas de von Kleist a la región de Rostov, como pedían Zeitzler y Manstein. La orden precisa que el movimiento tendrá lugar paso a paso, schrittweise, y fija sus límites: Mortovskoia, Armavir, Salsk. Hitler piensa guardar, desde el Cáucaso al Don, un «balcón» de 200 km de ancho, desde donde espera poder lanzarse otra vez a las presas que debe abandonar momentáneamente.

Durante todo el mes de enero, la evacuación de las regiones precaucasianas continúa. Las inmensidades que han atravesado en el horno de agosto, los soldados alemanes vuelven a atravesarlas bajo los mordiscos del invierno. La orden de salvar todo el material, la necesidad de evacuar a los heridos, la pobreza de las comunicaciones, frenan la retirada. El I ejército blindado pide un alto de veinticinco días junto al Kuma para cubrir la partida de 155 trenes. Felizmente para los alemanes, la persecución se lleva con una torpeza que costará disgustos a los generales que la mandan. El XVII ejército escapa sin grandes dificultades hacia Krasnodar, y el I Panzerarmee puede privarse del 40 cuerpo blindado para reforzar al ejército Hoth.

A éste le incumbe una tarea dificil: mantener abierto el pasillo de Rostov, vía de evasión del grupo de ejércitos A. Los ejércitos soviéticos LI, II y XXVIII convergen hacia él. El 7 de enero, una avanzada blindada rusa llega a 40 km de Rostov y está a punto de capturar al mariscal von Manstein en su C.G. de Novocherkask. Hoth hace frente a la situación con la sangre fría sonriente que le da una fisonomía particular entre los generales alemanes. Se repliega lentamente hasta el valle del Mánich, límite de Europa y Asia, cuyo franqueo fue celebrado por la propaganda alemana el verano anterior...

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Mensaje por Antonio » Sab Jun 10, 2006 5:01 am

Al norte de Rostov, los destacamentos de ejército Hollidt y Fretter-Pico se consolidan sobre el Donets. El VIII ejército italiano cubre luego 200 km, entre el Donets y el Don, pero los dos cuerpos de ejército, vencidos en diciembre, son casi ficticios, y un tercero, aunque lleve el nombre de 24 Panzer Korps, compuesto de una amalgama de restos alemanes e italianos, no tiene una sola unidad blindada.

El cuerpo alpino, que no fue atacado, guarda el Don desde Kalitva a Balka, donde comienza el II ejército húngaro. Este, con una fuerza de tres cuerpos, al mando del general Jany, se estira hasta las cercanías de Vorónezh, donde enlaza con el II ejército alemán del general von Salmuth. El frente se curva luego hacia el oeste, para ir a soldarse, cerca de Kursk, con el ala derecha del grupo Mitte.

En peor, la situación es parecida a la de noviembre. Un frente desmesurado, 600 km en línea recta, está a cargo de una cuarentena de grandes unidades, menos de un tercio de ellas alemanas. Cuando no han desaparecido por completo, las divisiones que han sufrido el choque ruso ya no son más que fantasmas; dos o tres batallones reconstituidos con fugitivos y desprovistos de material. En ninguna parte existe segunda posición, y los refuerzos enviados por el O.K.H. se reducen a media docena de divisiones, entre las cuales el cuerpo blindado y la división Grossdeutschland.

La ofensiva soviética de enero es la reedición de las dos precedentes. Los soviéticos atacan en dos sectores, en el centro y la derecha del ejército húngaro, cerca de Korotojak y de Kalitva. Perforan sin dificultad, y luego lanzan en abanico sus unidades mecánicas y su caballería. Los húngaros, prácticamente, no luchan. Por tercera vez, el flanco que protege las comunicaciones vitales del ejército alemán, se rompe como vidrio al primer choque.

Descubierto por la desbandada húngara, el cuerpo alpino queda envuelto. Se desprende, escapa al cerco, y, al cabo de quince días de lucha, logra recobrar contacto, sobre el Donets, con fuerzas blindadas alemanas. Esta retirada, en un frío severo, en medio por completo de las masas enemigas, acaba con una hazaña de valentía y de resistencia la desgraciada participación de Italia en la guerra en el frente oriental. El gobierno italiano pide la repatriación de sus tropas para defender la metrópoli amenazada. Keitel rehúsa los medios de transporte ferroviarios: será a pie, 1.000 km por rutas agotadoras, como los supervivientes del VIII ejército —110.000 hombres de 230.000— tendrán que salir de Rusia.

En el sector de Vorónezh, la situación no es menos grave. El XL ejército soviético invade las retaguardias del II ejército alemán. El 26 de enero, los rusos se apoderan del nudo de comunicaciones de Gortschetschnoie, a 80 km a espaldas de los alemanes. Un nuevo ataque procedente del norte corta en Kastornoie el único enlace ferroviario de von Salmuth. Hitler ha esperado hasta el último momento para renunciar a la absurda idea de una Festung Vorónezh, que, con una guarnición de tres divisiones, no habría podido ser otra cosa que un segundo Stalingrado en pequeño.

En la ciudad en ruinas, se cargan trenes con la masa de provisiones y municiones acumuladas para un asedio. ¡Pero las vías ya están cortadas por el enemigo!

Se evita lo peor. Lanzadas precipitadamente hacia el oeste, las divisiones liberadas por el abandono de Vorónezh vuelven a abrir el paso. Salmuth forma su ejército en una columna espesa, que se abre paso en un solo bloque, acosada por los flancos, dejando un rastro de armas, vehículos y cadáveres rápidamente petrificados. Nada tan parecido a la retirada napoleónica como esta marcha forzada, en un frío de -25º, entre un viento estridente.

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Mensaje por Antonio » Lun Jun 12, 2006 6:00 am

Alemania roza el desastre ...


Junto al Oskol, a medio camino entre el Don y el Donets, los alemanes tratan de aferrarse otra vez. Pero no se ha terminado la voluntad agresiva de los rusos. El resultado triunfal de la batalla de Stalingrado exalta su moral. Ha desaparecido el complejo de inferioridad bajo el cual habían combatido tanto tiempo el mando y la tropa. Rusia se siente segura de la victoria. Los nuevos planes que traza para la liberación de su territorio muestran, en su atrevimiento, esa maravillosa certidumbre. Tres grandes ciudades rusas han de ser inmediatamente liberadas: Kursk, Járkov y Rostov. Hay un objetivo estratégico decisivo: los pasos del Dniéper. Si las tropas soviéticas consiguen apoderarse de ellos, habrán realizado el super Stalingrado que es la pesadilla de los generales alemanes.

Los alemanes, por su parte, se han apuntado un resultado: han salvado provisionalmente sus I y IV ejércitos blindados. A costa de una doble lucha, contra el Ejército Rojo y contra Hitler.

Esos dos ejércitos blindados, Manstein piensa transferirlos al ala norte de su grupo de ejércitos para vencer a las fuerzas rusas que avanzan hacia el Dniéper. Hitler piensa guardarlos al sur del Don, dispuestos a partir otra vez a la conquista del Cáucaso. Sólo el 22 de enero se resigna Hitler a modificar su plan. Sólo el XVII ejército se queda en el Kubán, reaprovisionado por Crimea, a través del estrecho de Kerch. El I Panzerarmee vuelve a pasar el Don, pero sigue aún en Armavir, a 300 km, y aún hace falta que el pasillo de Rostov siga abierto bastante tiempo como para permitirle escapar. Ahora bien, el 20, los rusos han alcanzado el aeropuerto. ¡El paso está casi cerrado!

Manstein se juega el todo por el todo

Entonces es cuando Manstein se juega el todo por el todo. Aunque el frente del Donets amenace derrumbarse, hay que pasar al sur del Don a los 7 y 11 Panzer, cuyo contraataque breve y violento barre a los rusos hasta el bajo valle del Mánich. El 31 de enero, los blindados de Mackensen comienzan a franquear el puente de Rostov. Vuelven de la mayor distancia que hayan alcanzado los soldados alemanes, y, sin haber sido vencidos, su larga marcha de retroceso les ha infligido un grave desgaste. Muchas unidades, entre las cuales la 50 división entera, se han quedado en la cabeza de puente del Kubán, donde se amontonan inútilmente 400.000 hombres. El salvamento del ejército Mackensen sólo aporta a Manstein cuatro divisiones, dos de ellas blindadas.

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Mensaje por Antonio » Mié Jun 14, 2006 5:19 am

Una cuestión dolorosa se plantea ahora al mando alemán, la de la curva del Donets. Si los alemanes quieren conservarla, deben emprender en ese saliente una batalla encarnizada, mientras que, a 400 km al oeste, la amenaza hacia el Dniéper y el peligro de un cerco de toda el ala derecha crecen de hora en hora.

Convocado el 6 de febrero a Rastenburg, Manstein sostiene una discusión agotadora. Los territorios que propone sacrificar para recuperar sus fuerzas móviles y desprender su derecha, forman parte de la gran zona minera y metalúrgica que Hitler sostiene que le es indispensable para proseguir la guerra. Técnicos alemanes han vuelto a abrir las minas y a encender los altos hornos. Para no abandonar su conquista, Hitler lucha contra su mejor general con una energía apasionada. ¿No puede esperar un poco Manstein antes de consumar el sacrificio? Los rusos, que han sufrido pérdidas terribles, ¿ no están esta vez en el límite de sus fuerzas? La situación en el Dniéper, ¿realmente es tan dramática, y el cuerpo blindado S.S. enviado a esa región no basta para equilibrarla? El deshielo precoz, el ablandamiento de los caminos, el comienzo del deshielo, ¿ no anuncian la llegada del Schlammperiod y la próxima detención de las operaciones activas? Manstein responde que no cree posible jugar la suerte del ejército sobre esperanzas tan frágiles, y Stalingrado todavía está demasiado cerca para que Hitler se atreva a dar la orden de encerrarse en Rostov. Manstein vuelve a partir con una extensión de su mando hasta el oeste de Járkov, habiendo sido suprimido el grupo B, y el II ejército unido al grupo Mitte. El grupo Don, que ya no toca el Don en ninguna parte, se llamará ahora el grupo Süd.

El 14 de febrero, los soviéticos recobran Rostov por segunda vez. El 17, el destacamento Hollidt vuelve a pasar al Mius. Los ejércitos alemanes han vuelto a sus posiciones de primavera. En siete meses, han avanzado y retrocedido 800 km, lo cual es comparable, en tiempo como en distancia, al viaje de ida y vuelta de la Grande Armée a Moscú. Como ocurrió con la Grande Armée, como ocurrió con la Francia napoleónica, la Wehrmacht y Alemania se han dejado los músculos en esa marcha y contramarcha prodigiosas.

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Mensaje por Antonio » Sab Jun 17, 2006 6:29 am

Veinte divisiones alemanas han perecido en Stalingrado, otras están desgastadas hasta el fondo y cuatro ejércitos aliados se han volatilizado. El material humano que llega de Alemania y de los países ocupados está lejos de valer por las tropas sacrificadas. Por lo demás, la batalla de invierno no ha terminado. Veinte divisiones se han perdido en Stalingrado, pero el doble están amenazadas por un segundo cerco en el triángulo delimitado por Níkopol, Járkov y Taganrog.

El 2 de febrero, el empuje ruso se reanuda con una ofensiva del LXIX ejército y del III ejército blindado en torno a Stari Oskol. Se extiende hacia el norte, al día siguiente, por la entrada en acción de los XL y LX ejércitos. El 8, Kursk queda liberado. El 9, se alcanza el Donets y otra ciudad importante, Biélgorod, es reconquistada a su vez. El jefe del XL ejército, general Moskaleko, explota atrevidamente su ventaja y se lanza sobre Járkov. El 15, está a las puertas de la gran ciudad (900.000 habitantes), segunda capital de Ucrania. Hitler ha dado orden de defenderla hasta el último cartucho —como en Stalingrado—, pero ocurre una cosa extraordinaria y providencial: el Oberstgruppenführer Hausser, jefe del cuerpo blindado S.S., desobedece. Para salvar su cuerpo de ejército, abandona Járkov. Los rusos entran el 16, casi sin combate.

Viniendo inmediatamente después de la pérdida de Rostov, en coincidencia con la evacuación de Demiansk, y quince días después de la capitulación de Stalingrado, la noticia produce en Alemania un efecto de consternación. ¡El frente oriental se derrumba! Después de los rumanos, los italianos y los húngaros, son los invencibles alemanes quienes se descomponen a su vez.

La ofensiva continúa. El Dniéper está amenazado en 500 km. Los ejércitos victoriosos en Járkov marchan hacia Kremenchug. Atacando sobre el Donets medio, el VI ejército soviético no está más que a 200 km de Dniepropetrovsk: recorre las dos terceras partes en ocho días. La toma del nudo de vías férreas de Losovaia corta una de las líneas de aprovisionamiento del grupo Manstein. La toma de la estación de Sisitnikovo corta otra. Queda una tercera, que cruza el Dniéper, en Zaporozhie: los rusos la tocan. La defensa del río está confiada sólo a unidades de D.C.A., a la Feldgendarmerie y a formaciones de circunstancias llamadas Alarmeinheiten, compuestas por hombres de los servicios. ¡La tragedia de Kalach amenaza reproducirse en el Dniéper!

En el este del grupo de ejércitos, el nuevo frente alemán también se agrieta. Un cuerpo blindado soviético ha abierto brecha sobre el Mius, en Matvejev Kurgan. Un cuerpo de caballería ha abierto brecha sobre el Donets. En lugar de emplear el I Panzerarmee para despejar su ala izquierda amenazada, Manstein debe consagrarlo a consolidar su ala derecha que se desmorona. Para salvar los pasos del Dniéper, no le queda más que el IV Panzerarmee que viene del Don, y que se retarda por el comienzo del deshielo. ¿ Llegará a tiempo?

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Mensaje por jesus2 » Sab Jun 17, 2006 7:39 am

Antonio escribió:Alemania roza el desastre ...

Entonces es cuando Manstein se juega el todo por el todo. Aunque el frente del Donets amenace derrumbarse, hay que pasar al sur del Don a los 7 y 11 Panzer, cuyo contraataque breve y violento barre a los rusos hasta el bajo valle del Mánich.
He estado mirando un poco algunos libros, y creo que la 7 Panzer no participó en este contraataque, como demuestra este mapa...

Imagen

...en donde se aprecia claramente que la 7 Panzer no cruza el Don en ningún momento.

Quizás lo hiciera la 6 Panzer, pero no he podido comprobarlo. Los libros que poseo sobre el tema, aunque hablan de la división en el área de Tazinskaya en enero del 43, no lo hacen sobre la división en el área del Don

Von Mellenthin, en su Panzer Battles, da como compañera de este ataque a la 16 división motorizada. El 25 de enero de 1943, al precio de 1 muerto y catorce heridos, los soviéticos pierden 20 carros de combate y unos 500-600 soldados.
En la vida no existe la Suerte, ni siquiera la buena o mala suerte, como dicen los que dicen que saben de ella. Existe el Destino. Y sobre todo, el Destino que cada uno quiera labrarse para sí mismo. ( Yo mismo )

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Mensaje por Antonio » Sab Jun 17, 2006 8:29 am

jesus2 escribió: He estado mirando un poco algunos libros, y creo que la 7 Panzer no participó en este contraataque, como demuestra este mapa...

Imagen

...en donde se aprecia claramente que la 7 Panzer no cruza el Don en ningún momento.

Quizás lo hiciera la 6 Panzer, pero no he podido comprobarlo. Los libros que poseo sobre el tema, aunque hablan de la división en el área de Tazinskaya en enero del 43, no lo hacen sobre la división en el área del Don

Von Mellenthin, en su Panzer Battles, da como compañera de este ataque a la 16 división motorizada. El 25 de enero de 1943, al precio de 1 muerto y catorce heridos, los soviéticos pierden 20 carros de combate y unos 500-600 soldados.
Pues lo he revisado ... y no es un error de transcripción, salvo que el error sea Donets en vez de Don; aun así, la trayectoria de la 7 panzer en tu mapa no refleja una acción de contraataque en la zona de Rostov.

Puede que Larousse y Paris-Macht tengan sus fallitos ... :?

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Mensaje por José Luis » Sab Jun 17, 2006 4:36 pm

¡Buenos días a todos!

¡Saludos a Antonio y Jesús!

La maniobra que relata Cartier sobre la 7ª División Panzer parece tener lugar, a tenor del texto, a finales de enero de 1943. Y debo comentar que la 7ª División Panzer operó entre finales de enero y primeros de febrero de 1943 en torno a Slavyansk. Para situar esa acción bien ayudará conocer los antecedentes, con lo que, con el permiso de mi estimado Antonio, voy a interrumpir momentáneamente su narración extendiéndome quizás demasiado sobre este asunto. Pero creo que valdrá la pena, y de paso sigo dando a conocer From the Don to the Dnepr: Soviet Offensive Operations December 1942-August 1943, de David M Glantz (Frank Cass, 1991)

El 29 de enero de 1943 el Stavka, a propuesta de Vatutin, había lanzado la Operación Skachok (más conocida por su transcripción al inglés, Gallop), un plan que buscaba que las fuerzas móviles soviéticas alcanzaran el área de Mariupol al séptimo día de la operación (esto es, el 4 de febrero), fecha en la que se preveía que se habrían capturado igualmente los cruces principales sobre el río Dnepr en las regiones de Zaporozhye y Dnepropetrovsk. El Frente Meridional debía cooperar con las fuerzas de Vatutin destruyendo las unidades alemanas en Rostov, ocupando la ciudad así como Novorossiisk, y desarrollando la ofensiva hacia la costa septentrional del Mar de Azov. Para el día de arrancada de Gallop, el Stavka había previsto que que las fuerzas del Frente Suroccidental estarían al oeste de Starobelsk y cerca de la zona septentrional del río Donets.

El Frente Suroccidental del general Vatutin para Gallop contaba con: 6º Ejército del teniente general Kharitonov, 1º Ejército de Guardias del teniente general Kuznetsov, Grupo Móvil Popov del teniente general M. M. Popov, 3º Ejército de Guardias del teniente general D. D. Lelyushenko, 5º Ejército de Tanques del teniente general I. T. Shelmin, más las reservas del frente (1º Cuerpo de Tanques de Guardias, 25º Cuerpo de Tanques y 1º Cuerpo de Caballería de Guardias). También contaría con el apoyo de formaciones del Frente Meridional.

Pues bien, el avance del 1º Ejército de Guardias hacia Slavyansk y Lisichansk comenzó en la madrugada del 30 de enero, aunque la 57ª y 35ª divisiones de fusiles de guardias atacaron a las unidades de la 19ª División Panzer en Kabanye a últimas horas del 29 de enero, mientras la 195ª División de Fusiles golpeaba las posiciones de la 19ª DP en Kremennaya. Después de tomar Kabanye, la 57ª y la 35ª divisiones de fusiles de guardias siguieron sin oposición a través del río Krasnaya y avanzaron sobre Krasny Liman, una importante unión de ferrocarril al norte del Donets septentrional. Mientras tanto, el 30 de enero se inició una furiosa batalla por la posesión de Kremennaya. Finalmente, después de una durísima oposición, en la mañana del 31 de enero las unidades de la 195ª DF y del 4º Cuerpo de Tanques de Guardias limpiaron Kremennaya y la 19ª División Panzer se retiró a posiciones al sur del Donets septentrional.

Después de limpiar Kremennaya, el 4º Cuerpo de Tanques de Guardias de Poluboyarov comenzó su explotación, y la 195ª DF se movió a través del río Krasnaya para unirse a la 35ª División de Fusiles de Guardias en un asalto sobre Krasny Liman. Tras pasar por las posiciones dejadas por la 19ª División Panzer el 29 de enero, en la mañana del 30 de enero las unidades de la 35ª DFG atacaron Krasny Liman con elementos de la 195ª DF. Esas dos unidades rodearon la ciudad desde el sur mientras la 11ª Brigada de Tanques y el 102º Regimiento de Fusiles de Guardias atacaban la ciudad desde el norte. En la mañana del 31 de enero la 35ª DFG había capturado la ciudad. Mientras tanto, la 57ª DF junto con los tanques del 10º Cuerpo de Tanques se lanzaron rápidamente hacia el Donets septentrional. Pero un repentino aumento de las temperaturas provocó un deshielo temporal que dificultó el avance y perturbó las operaciones del cuerpo de tanques y de las unidades del servicio de retaguardia.

Con la retirada de las unidades de la 19ª DP a posiciones alrededor de Lisichansk, sur del Donets septentrional, parecía abierto el camino a las unidades del 4º Cuerpo de Fusiles de Guardias para cruzar el Donets septentrional y empujar rápidamente hacia Slavyansk. Sin embargo, la oportuna llegada de la 7ª División Panzer a Slavyansk y la 3ª División Panzer al área este de la ciudad cerraba el agujero y frenaba el avance soviético. El 1 de febrero la 35ª DFG con tres regimientos en cabeza cruzó el río al oeste de Krasny Liman y cortó la principal carretera desde Kharkov e Izyum hacia Slavyansk.

Cuando el 4º Cuerpo de Tanques de Guardias cruzaba el Donets septentrional y martilleaba las posiciones alemanas en Slavyansk, el 6º Cuerpo de Fusiles de Guardias atacó el centro de las posiciones defensivas del XXX Cuerpo de Ejército alemán en y al sur de Lisichansk. La 41ª DFG, cooperando con el blindaje del 18º Cuerpo de Tanques, y la 78ª y 44ª divisiones de fusiles de guardias, atacaron a las unidades alemanas y las obligaron a retirarse constantemente hacia las principales posiciones defensivas alemanas a lo largo del Donets septentrional. Tras un día completo de combate por la posesión de Rubezhnoye, la 41ª DFG desalojó a los alemanes del poblado. Usando maleza y pontones para ayudar a cruzar la debilitada superficie helada del río, la división comenzó una ardiente batalla por Lisichansk apoyada por los tanques del 18º Cuerpo de Tanques. El 1 de febrero los guardias habían tomado un punto de apoyo en Lisichansk, pero enfrentada con una tenaz resistencia de elementos de la 27ª División Panzer y 19ª División Panzer, el ataque de la división quedó frenado.

En el flanco derecho de la 41ª DFG, la 38ª DFG, tras ayudar a la 14ª Brigada de Tanques de Guardias del 4º Cuerpo de Tanques de Guardias a cruzar el Donets septentrional y avanzar el 1 de febrero hacia Kramatorsk, atacó al sur contra el flanco izquierdo del XXX Cuerpo de Ejército alemán cerca de Yama. La 19ª División Panzer bloqueó el avance de la 38ª DFG en duros combates el 2 de febrero en Yama y Seribryanka. La constante presión sobre los alemanes creció a medida que la 52ª DF, cooperando con el 10º Cuerpo de Tanques al final del 2 de febrero, se filtró más al sur a lo largo del río Bakhmutka alrededor del flanco izquierdo de la 19ª División Panzer, un avance que amenazaba con separar a la 19ª División Panzer de la 7ª División Panzer en su flanco izquierdo.

Mientras se recrudecían las batallas por Lisichansk, la 78ª DF y la 44ª DFG soviéticas se aproximaron al Donets septentrional al sur de la ciudad. La 78ª capturó varias cabezas de puente a través del río, pero el 901º Regimiento de Entrenamiento (Lehr) de la 19ª División Panzer, defendiendo la orilla occidental del río, frustró los repetidos intentos de la 78ª DF por alargar las cabezas de puente. De igual forma, más al sur la 44ª DFG cruzó el río contra la 335ª División de Infantería alemana, que ocupaba defensas más formidables que aquellas existentes más al norte. Un punto fuerte ganado por la 44ª DFG en Krymskaya, 30 kilómetros al sudeste de Lisichansk, se convirtió en un punto focal de conflicto a medida que las unidades de la 335ª DI, con el apoyo de unos cuantos tanques, ejecutó repetidos contraataques para reducir la cabeza de puente soviética. No podía ser reducida ni podía, por el momento, ser expandida por los soviéticos.

El 6º Cuerpo de Fusiles de Guardias reanudó sus ataques sobre las posiciones defensivas de la 19ª División Panzer y la 335ª División de Infantería el 2 de febrero. Durante el 4 y 5 de febrero la 41ª DFG y elementos de la 78ª DFG, en fuerte combate callejero, pelearon por la posesión de Lisichansk. El 6 de febrero la 44ª DFG se unió al ataque, y la 19ª División Panzer fue finalmente obligada a retirarse a nuevas posiciones defensivas que se extendían por el sudoeste de la ciudad. En los tres días siguientes la 19ª DP alternó incesantemente fuerzas a izquierda y derecha para detener los ataques soviéticos. Finalmente, el 9 de febrero la presión soviética aflojó al ordenar Kuznetsov a la 41ª DFG romper contacto y unirse a las unidades de la 195ª y 57ª divisiones de fusiles de guardias en sus intentos cada vez más frustrantes de capturar Slavyansk, iniciando de esta forma un proceso regular de movimiento de fuerzas soviéticas hacia el oeste. Después de la partida de la 41ª DFG del área de Lisichansk, las líneas defensivas alemanas se estabilizaron a lo largo de una línea que se extendía de este a oeste al sur de Lisichansk. Así, el 9 de febrero el 6º Cuerpo de Fusiles de Guardias tenía firme posesión de la ribera sur del Donets septentrional, pero la 19ª DP y la 335ª DI no iban a permitir ningún avance más.

El Grupo Móvil Popov, aunque obstaculizado por la escasez de fuel y munición, apoyó los ataques del 4º y 6º cuerpos de fusiles de guardias. En el momento de su compromiso en combate, las fuerzas de Popov numeraban 180 tanques, por lo que cada cuerpo atacó reducido en fuerza. La mayoría de los cuerpos (como el 4º de Guardias de Poluboyarov) concentraron el blindaje que tenían en una de sus brigadas. El 3º Cuerpo de Tanques siguió el avance de la 38ª DFG, y el 4 de febrero entró en la región nordeste de Slavyansk. Allí recibió órdenes de reforzar a las unidades del 4º Cuerpo de Tanques de Guardias, que acababan de llegar a Kramatorsk. El 4º CTG había cruzado el Donets septentrional el 1 de febrero después de que la 195ª DF hubiera tomado Kremennaya, había pasado por el flanco derecho de la 7ª División Panzer, y había asegurado Kramatorsk. El día siguiente, bajo el ataque de la ahora alertada 7ª División Panzer, el cuerpo de Poluboyarov se atrincheró en Kramatorsk para esperar refuerzos del 3º Cuerpo de Tanques. La 38ª DFG, acompañando al 4º CTG, estaba bloqueada en su movimiento delantero por la recién llegada 3ª División Panzer, que ocupaba posiciones defensivas al este de Slavyansk con su flanco derecho conectado, al principio no muy estrechamente, con la 19ª División Panzer más al este. El 4º CTG -privado de su infantería de apoyo, y su fuerza blindada reducida a 37 tanques- permaneció en precaria posición en Kramatorsk. Para aliviar de alguna manera el problema de Poluboyarov, el 5 de febrero el 3º Cuerpo de Tanques se unió al cuerpo de Poluboyarov en Kramatorsk, aumentando de esta forma su fuerza blindada combinada a 60 tanques. Así reforzado, Poluboyarov reagrupó sus fuerzas y transfirió 17 tanques de la 14ª Brigada de Tanques de Guardias a la 12ª Brigada de Tanques de Guardias. La 13ª Brigada de Tanques de Guardias, como antes, permanecía sin tanques. Además, para compensar la carencia de infantería de apoyo de Poluboyarov, Popov reforzó el 4º CTG con dos unidades de su reserva, la 9ª Brigada de Tanques y la 7ª Brigada de Esquís. También ordenó a Poluboyarov prepararse para operaciones futuras hacia el sur cuando estuvieran disponibles suficientes fuerzas de fusiles para relevarlo en Kramatorsk.

El 10º Cuerpo de Tanques de Burkov, cooperando con la 52ª DF, por causa del deshielo parcial tuvo una marcha dificultosa hacia el Donets septentrional. Las carreteras estaban en tan malas condiciones que sus unidades tenían que moverse campo a través. Su lento avance llevó al cuerpo al río el 1 de febrero. Una vez en el río, las unidades de Burkov cayeron en las defensas de la 3ª División Panzer, deteniendo los alemanes el avance de la 52ª DF y el 10º CT. El cuerpo de Burkov permaneció con la 52ª DF para proporcionar apoyo a la infantería hasta el 11 de febrero, momento en que Popov le ordenó reforzar la fuerza de Poluboyarov, entonces operando al sur de Kramatorsk. Finalmente, el cuerpo de Bakharov cooperó con el avance de la 41ª DFG hacia y a través de Lisichansk. Permaneció enredado con esa división de fusiles en combate contra la 19ª División Panzer hasta el 10 de febrero.

De esta forma, el 6 de febrero el cuerpo de Popov había quedado muy lejos de conseguir sus inmediatos objetivos. El 4º de Guardias y el 3º Cuerpo de Tanques habían penetrado al sur de Slavyansk, pero ambos estaban amarrados combatiendo por Kramatorsk, y ninguno de ellos tenía la suficiente fuerza blindada para conducir un avance sostenido en cualquier dirección. El 10º y 18º cuerpos de tanques estaban empantanados apoyando a las unidades de fusiles entre Slavyansk y Lisichansk. Agravando la frustración de Popov, los alemanes estaban cambiando nuevas fuerzas, incluyendo unidades blindadas, en el área de Slavyansk. Kuznetsov compartía la frustración de Popov, pues el tiempo se estaba acabando si el 1º Ejército de Guardias tenía que desarrollar la ofensiva más tarde.

Entretanto, las unidades del 4º Cuerpo de Fusiles de Guardias luchaban para tomar Slavyansk contra la resistencia alemana cada vez más grande. El 6 de febrero la 57ª DFG operó contra las defensas alemanas sobre la parte septentrional y occidental de la ciudad, y la ya baqueteada 195ª DF se aferraba a sus puntos de apoyo en la parte oriental de la ciudad y se defendía contra los contraataques alemanes desde el sudeste. La 7ª División Panzer con sus 35 tanques defendía la ciudad propiamente y enlazaba al este de Slavyansk con la 3ª División Panzer cuyo frente se extendía más hacia el este dentro del valle de Bakhmutka. El 4º de Guardias y el 3º Cuerpo de Tanques, que ocupaban Kramatorsk, también amenazaban Slavyansk desde el sur.

La posición alemana en Slavyansk, sin embargo, estaba mejorando a medida que el 1º Ejército Panzer fortalecía las defensas trasladando refuerzos a la región. El 4 de febrero asignó al recién llegado XXXX Cuerpo Panzer la misión de: “mientras continúa defendiendo Slavyansk (con la 7ª División Panzer), arrojar del Donets al enemigo que lo ha cruzado al oeste de la ciudad y restablecer contacto con las fuerzas alemanas en el área de Izyum”.

El XXXX Cuerpo Panzer tenía disponible para sí a la 7ª División Panzer, mayormente cercada en Slavyansk; a la 11ª División Panzer (16 tanques), que comenzaba a desembarcar en Konstantinovka el 5 de febrero; a la 333ª División de Infantería, que tenía un regimiento desembarcando en Konstantinovka y dos regimientos en el área de Lozovaya-Barvenkovo después del 3 de febrero; y a varios batallones turcos reclutados (el 94º y el 371º) localizados en Druzhkovka, al sur de Kramatorsk.

Mientras que esas unidades no tenían ningún medio de cumplir las ambiciosas misiones asignadas, sin embargo fueron capaces de conducir una verdadera defensa contra la erosionada fuerza del 4º CFG y el Grupo Popov. Por supuesto, la cuestión más importante estaba todavía sin responder, la de quién o qué podía llenar el gran agujero entre el XXXX Cuerpo Panzer y el Cuerpo Panzer SS operando al noroeste en el área de Kharkov. El problema inmediato con el que se enfrentaba el XXXX CP era tratar con la amenaza a Slavyansk y la amenaza del 4º Cuerpo de Tanques de Guardias y el 3º Cuerpo de Tanques sobre Kramatorsk. Para enfrentar esas amenazas, el XXXX CP ordenó a la 7ª División Panzer continuar con su defensa de Slavyansk mientras que la 11ª División Panzer, reforzada por un batallón turco y un regimiento de la 333ª DI, cubriría Konstantinovka y se prepararía para avanzar al norte hacia Kramatorsk y Slavyansk una vez que todos los elementos de la 11ª División Panzer hubiesen llegado al sector.

El cuartel general del 1º Ejército Panzer urgió repetidamente al XXXX CP la toma de Kramatorsk y la apertura de rutas de comunicación en Slavyansk desde el sur, y ordenó a las fuerzas de la 333ª DI en Lozovaya y Barvenkovo concentrarse al este de Barvenkovo. Siguiendo esas órdenes, el 6 de febrero un regimiento mecanizado y un batallón de artillería de la 11ª DP avanzaron al norte desde Konstantinovka hacia Kramatorsk, pero dieron con las unidades del 4º Cuerpo de Tanques de Guardias en Druzhkovka. Tras perder 10 vehículos blindados de personal y todos sus cañones antitanques, el kampfgruppe se retiró a Konstantinovka. Un avance posterior a mediodía y al día siguiente apoyados por el regimiento blindado de la 11ª DP obligaron al 4º CTG a retirarse desde Druzhkovka hacia el norte. No obstante, los soviéticos todavía defendían firmemente Kramatorsk y mantenían un punto de apoyo en el área de Druzhkovka.

Mientras la 7ª División Panzer rechazaba los ataques de la 195ª DF en Slavyansk, elementos de la 3ª DP avanzando al noroeste echaron a las fuerzas soviéticas a nuevas posiciones defensivas en la región nordeste de Slavyansk y restablecieron las comunicaciones con la 7ª División Panzer que defendía la ciudad. Más al oeste, la principal fuerza de la 333ª DI alcanzó Barvenkovo y dio con la 35ª DFG. En consecuencia, la 333ª DI se retiró desde Barvenkovo hacia Lozovaya, poniendo fin de esta manera a toda inmediata perspectiva de su exitoso enlace con el flanco izquierdo del XXXX CP.

El 1º EP, frustrado en sus intentos de lograr su primera misión, emitió nuevas aunque menos ambiciosas órdenes al XXXX CP: “mantener su contacto (con el III CP), hacerse con el control de la línea de Sukhoy-Torets entre Slavyansk y Barvenkovo, y evitar que el enemigo avanzara en este sector”.

Con fuerzas superiores soviéticas confrontando a las unidades del XXXX CP desde Slavyansk y Kramatorsk y una gran agujero entre las unidades principales del cuerpo y la 333ª DI, lo máximo que el cuerpo esperaba conseguir en el futuro inmediato era restablecer firmes comunicaciones con Slavyansk. El cumplimiento de esta tarea se convirtió en la acción prioritaria, y llevó a las unidades del XXXX CP a un duro combate con el 4º CTG, el 3º CT y el 4º CFG.

Después de que se confirmaran las posiciones del III CP en el centro del sector del 1º EP, la 11ª DP, acompañada por un regimiento de la 333ª DI, avanzó al norte a lo largo del valle del río Krivoi Torets empujando a las unidades del 4º CTG que se le enfrentaban. Aun bajo un gran fuego de flanco, la 11ª DP se hizo con el resto de Druzhkovka y se acercó al centro de Kramatorsk, que estaba en la orilla oeste del río. Sin embargo, los alemanes, con todos los puentes explotados, fueron incapaces de cruzar a la orilla oeste del río. Los informes alemanes de este combate hablan de la baja calidad de la infantería soviética y de la debilidad de su artillería, señalando así el problema que asolaba a Poluboyarov, cual era defender Kramatorsk con dos cuerpos de tanques reducidos en fuerza y no estructurados para una defensa de esa naturaleza. Pero los alemanes observaron la habilidad con que los soviéticos camuflaron y posicionaron sus tanques para la defensa en semejante terreno urbano. Los alemanes afirmaron haber destruido 45 tanques durante esa serie de batallas, cifra que daba cuenta de la mayoría de la fuerza blindada reportada de Poluboyarov. Sin embargo, durante esos días de lucha, un flujo de refuerzos blindados estaba llegando al cuerpo de tanques soviético, justo el suficiente para mantener operacionales sus unidades.

Mientras que la 11ª DP seguía lentamente su camino hacia el noroeste, la 7ª División Panzer, defendiendo Slavyansk con su infantería, abrió un corredor al sur con su regimiento panzer. Más al oeste, la 333ª DI abandonó sus intentos de retener Barvenkovo y, el 9 de febrero, se replegó hacia Lozovaya con la 35ª DFG pisándole los talones. En la mañana del 10 de febrero la 35ª DFG expulsó a las unidades de la 333ª DI de Lozovaya. Con la captura de esta plaza caía una línea de ferrocarril crucial en manos soviéticas junto con grandes almacenes de suministros. La 35ª DFG consolidó su posición y esperó la llegada de nuevas órdenes (que llegaron el 14 de febrero), mientras la 333ª DI se dirigió al sudeste para unirse a la principal fuerza del 1º Ejército Panzer.

Espero que no os hayáis mareado con todo este proceso operacional.

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Mensaje por José Luis » Sab Jun 17, 2006 5:14 pm

Quiero informaros que, según Volodymyr Kubijovyè*, la denominación del Donets como Donets septentrional (Northern Donets) -que aparece en la mayoría de textos en inglés, y el de Glantz no es una excepción- es una traducción incorrecta del Donets Siverskyi (como también se llama al Donets), debida a la confusión del ruso severnyi con siverskyi. Por tanto, tened eso en cuenta al leer el post anterior.

* http://www.encyclopediaofukraine.com/pa ... sRiver.htm

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