Desastre militar junio-julio 1941 y el PU-36

La guerra en el este de Europa

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José Luis
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Mensaje por José Luis » Mar Ene 24, 2006 1:44 am

La defensa antitanque en el PU-36:

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hawat
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Mensaje por hawat » Mar Ene 24, 2006 2:03 am

Mil gracias, JL.
"Hubo un tiempo, no hace mucho, en el que le dimos a este mundo una guerra con la que jamás había soñado..."

GKZ
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Sorpresa Estratégica.

Mensaje por GKZ » Vie Ene 27, 2006 1:52 am

Hola JL y Hawat:
Interesante Topic este, me ha gustado mucho lo de las explicaciones de JL en cuanto a las doctrinas de Guerra del antiguo Ejercito Ruso, Rojo ó Sovietico. A mi modo de ver creo que les faltó un puntico....

Por muchos manuales, libros, reglamentos y disposiciones que pueda tener un ejercito, en caso de que sea invadido por sorpresa, y que esta se trastoque en Sorpresa Estratégica, le quedará muy pocos chances de restablercer la situación, por demás cambiante cada hora trasncurrida por haber sido una guerra tan mecanizada.

Ya hoy día se sabe cómo y por que fueron sorprendido los rusos, por qué fueron desbaratados sus ejercitos de cobertura, y todo se debio FUNDAMENTALMENTE a no estar desplegados y preparados para la guerra, como realmente creian muchos en su epoca.

Sus principios de combate no estaban del todo equivocados, lo fueron aplicando poco a poco durante el transcurso de la guerra y modernizandolo o mejorandolo.

El desastre de los 2 primeros meses de la guerra se debio, repito, en grado fundamental a no tener desplegado para el combate las principales fuerzas y medios de combate. Aunque valga la aclaración, para el ejercito aleman no fué tampoco un paseo estos 2 meses, por algo pasaron a la defenza en la dirección estrategica principal...

Saludos

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Mensaje por Leiva » Dom Mar 25, 2007 4:18 am

José Luis escribió:Zhukov (2) explicó perfectamente el caos de esta cadena de mando al propio Stalin cuando éste le preguntó, al poco de comenzar la guerra, “¿por qué siempre llegamos tarde?”. Zhukov le respondió que con el sistema que tenían no podía ser de otra manera: “Como jefe del EMG recibí mi primer informe a las 09:00 horas. Por ello debían tomarse ahora medidas inmediatas. Pero yo mismo no puedo hacer esto. Informo al Comisario del Pueblo Timoshenko. Pero el Comisario tampoco puede tomar una decisión. Estamos obligados a informar de esto a usted. Debemos acudir al Kremlin y esperar una entrevista. A las 01:00 ó 02:00 horas usted toma las decisiones. Regresamos, las cursamos y las enviamos (a los comandantes de campo). Durante este tiempo la situación ya ha cambiado…….Entre la recepción de datos que requieren decisiones inmediatas y esas decisiones que tomamos se pierden unas 7-8 horas. Y durante este tiempo los tanques alemanes han cubierto 40-50 km y nosotros, habiendo recibido nueva información, tomamos una nueva decisión pero, de nuevo, llegamos tarde.”.
Desde el punto de vista de la ciencia de la organización esto es totalmente predecible. El alargamiento de la cadena de mando provoca el retraso en la toma de decisiones y éste conduce a la falta de adecuación de las decisiones a la realidad.

La causa del alargamiento de la cadena de mando invariablemente es un ámbito de control demasiado reducido.

La solución que adoptaron los rusos fue sencilla: organizaron ejércitos de 8-10 divisiones, y "Frentes" de unos 8 ejércitos, los cuales dependían directamente del STAVKA.

Creo que todavía no ha sido suficientemente ponderada la importancia que tuvo este sistema de organización en la victoria final: la comunicación del jefe de una división con el mando supremo sólo implicaba dos niveles intermedios, siendo por tanto casi inmediata; y las órdenes del STAVKA eran transmitidas con la misma velocidad.

Por otra parte, siempre me he preguntado porqué a nivel divisional se sigue el sistema ternario. Creo que sería mucho más eficiente que cada división tuviera 8-10 regimientos y que cada uno de estos estuviera formado por 8-10 compañías.

¿Qué opináis vosotros?

Saludos

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Mensaje por José Luis » Dom Mar 25, 2007 11:24 am

¡Buenos días a todos!

¡Hola, Leiva!

Voy a darte mi opinión sobre tus diversas consideraciones. En este post sólo trataré tu primera frase.
Leiva escribió: Desde el punto de vista de la ciencia de la organización esto es totalmente predecible. El alargamiento de la cadena de mando provoca el retraso en la toma de decisiones y éste conduce a la falta de adecuación de las decisiones a la realidad.
Desde el punto de vista militar, eso no es necesariamente cierto. No es tanto la organización del sistema de mando en sí (que puede variar en su dimensión según ejércitos, fuerzas y circunstancias) como la centralización o descentralización del mando. En una palabra, la eficacia de un sistema de mando depende más de la flexibilidad o rigidez de ese sistema que del mayor o menor tamaño de su cadena de mando.

Si el comandante de una unidad (pongamos por caso un batallón) carece, por rigidez del sistema en la cadena de mando, de capacidad de iniciativa propia (dentro del marco del plan general del comandante en jefe del regimiento a que pertenece, y este último igualmente con respecto al comandante en jefe de la división), porque está obligado a esperar las órdenes del comandante del regimiento, y éste de las del comandante de la división, entonces, en estas circunstancias de rigidez de mando, es muy probable que ese comandante de batallón se vea superado por las circunstancias cambiantes del campo de batalla (movimiento del enemigo) antes de que le lleguen las órdenes de su superioridad, quedando éstas finalmente desfasadas o invalidadas por esas circunstancias cambiantes del campo de batalla.

Lo anterior se aplica igualmente en los casos de un cuerpo de ejército, ejército o grupo de ejércitos. Partiendo de una planificación general para una operación dada o un supuesto dado (como era en el caso soviético el supuesto de una invasión alemana), y teniendo en cuenta que esa operación o supuesto dado atienden a unos objetivos estratégicos marcados por el liderazgo político, el órgano encargado de la planificación operacional militar (ya sea un alto mando del ejército, un estado mayor general, o un mando supremo) establece una serie de misiones operacionales a sus ejércitos o grupos de ejércitos (distritos militares en el caso soviético de junio de 1941), y a partir de esas misiones operacionales generales, la formación mayor elabora sus propios planes (para cumplir esas misiones generales que se le han asignado), y establece otras misiones a sus formaciones subordinadas. Y esta cadena de planificaciones continúa hasta la formación menor (regimiento). Luego entran en juego los planes de las unidades y sub-unidades (batallón para abajo).

El primer factor de importancia en el cuadro anterior es, lógicamente, la claridad y viabilidad de los objetivos y misiones. Si son confusos o inviables, entonces el caos y el fracaso están servidos. El segundo factor de importancia es el conocimiento general del plan operacional y el grado de autonomía para conseguir sus diversos objetivos asignado a cada eslabón de esa cadena. El tercer factor está íntimamente ligado al segundo, y consiste en la respuesta y la rapidez de la respuesta a unas situaciones cambiantes y/o inesperadas en el campo de batalla. Luego hay un factor que condiciona a todos y que es el de mayor importancia en este sentido: las comunicaciones entre los diferentes eslabones de la cadena de mando. Veamos el caso soviético con un ejemplo muy ilustrativo de la pluma del mariscal Rokossovsky (los subrayados son míos):

<<<<
[Lo que sucedió el 22 de junio no estaba considerado en ningún plan y por estas razones las tropas fueron cogidas por sorpresa en el absoluto sentido de esta palabra. La pérdida de contacto entre el estado mayor del distrito y las tropas exacerbó la dificultad de la situación.

Las cosas podrían haber sucedido de forma completamente diferente si el mando de distrito estuviera al tanto del asunto y hubiera tomado las medidas apropiadas dentro de su propia capacidad, demostrando además su propia iniciativa así como la audacia de asumir la responsabilidad de ejecutar las medidas dictadas por la situación que se estaba desarrollando a lo largo de la frontera. Pero no se hizo esto. Todo el mundo esperó instrucciones de arriba.

Puedo juzgar esto incluso por el contenido del paquete de operaciones que abrí el primer día de la guerra. Su contenido era adecuado para un cuerpo mecanizado que había completado el período de constitución y estaba dotado con todo lo que debiera tener como formación de combate. Pero como sólo estaba al principio, esto es, en la etapa inicial de organización, entonces tanto el Estado Mayor General como el mando de distrito deberían haber previsto su lugar apropiado para el caso de guerra. Era ésta la situación no sólo en el IX Cuerpo Mecanizado, sino también en el XIX, XXII y otros, con la excepción del IV y VIII que habían comenzado a ser organizados significativamente más pronto y eran más o menos capaces de unirse a la batalla. Además, tenían los nuevos tanques T-34 y KV.

El ahorro de los tres cuerpos mencionados (había un total de cinco en el KOVO) podía haber jugado un papel crucial para lanzar el subsiguiente contraataque junto con los ejércitos de armas combinadas que estaban trasladándose desde el interior de la nación. Y de esta manera, su deficiente armamento de tanques los convertían realmente en formaciones de infantería deficientes, no tenían siquiera las nuevas armas estipuladas para una formación de fusiles. Al mismo tiempo, sus tareas fueron encomendadas en base a su denominación formal, no en base a sus verdaderas capacidades.

¿Y qué pensaban al respecto los que confeccionaron las detalladas directrices, poniéndolas en paquetes de operaciones y encerrándolas bajo siete sellos? Ciertamente, sus órdenes eran completamente irreales. Sabiendo esto, todavía las defendían, al perseguir, tengo plena seguridad, el objetivo de justificarse a sí mismos en el futuro, refiriéndose al hecho de que las órdenes para acciones “decisivas” las habían dado a tal y cual tropa (formaciones). No estaban en absoluto preocupados por el hecho de que una orden así significaba enviar a los cuerpos mecanizados a su aniquilación. Buen personal de tanques pereció en una batalla desigual al desempeñar incansablemente el papel de la infantería en el combate.

Incluso cuando conocían perfectamente bien el eje del principal ataque lanzado por las tropas alemanas así como sus fuerzas y agrupaciones, el mando de distrito fue incapaz de asumir la responsabilidad y tomar una decisión fundamental para rectificar la situación y proteger a una gran parte de las tropas de una derrota completa, trasladándolas a la antigua área fortificada.

Si el EMG no hacía esto rápidamente, el mando de distrito estaba obligado a hacerlo….El papel del mando de distrito se redujo a una situación en la que ejecutó ciegamente las directrices del EMG y cuarteles generales que estaban desfasados y ya no se correspondían con el rápido cambio de situación que se estaba produciendo en el frente. El mando sistemática, nerviosa e irresponsablemente y, más importante, sin ningún beneficio, intentó comprometer formaciones y unidades sin entrenar en las brechas formadas por los ataques de la principal agrupación enemiga. Al mismo tiempo se sabía previamente que semejantes “bandadas” no podían detener al enemigo, pues ni el tiempo, ni la situación, ni sus propias capacidades lo permitían. La organización de tales medidas se podía haber realizado en algún lugar del interior del territorio, habiendo reunido a las fuerzas correspondientes para llevar a cabo esas medidas. Y el distrito poseía esas fuerzas, pero fueron comprometidas en la batalla y aniquiladas sistemáticamente.

Ya he mencionado más arrima las órdenes que fueron cursadas por el comandante del frente, M. P. Kirponos, en mi presencia y que consistían en lanzar una o dos divisiones ante los golpes de grandes fuerzas enemigas que avanzaban de forma organizada. ¿Cuál fue el resultado de esto? Solo puede haber una respuesta, la aniquilación de nuestras fuerzas al detal, cuestión que sólo ayudó al enemigo.] (00010013f Voyenno-Istoricheskiy Zhurnal no. 5, May 89, “Cuts, Omissions and Withdrawals,” K. K. Rokossovsky en JPRS, August 1989).

Rokossovsky nos muestra claramente que lo que falló el 22 de junio de 1941 y días siguientes fue:

-inexistencia de un plan general de defensa o
-un plan que sólo se conoció a nivel de mando de campaña en el momento en que el enemigo atacó, y
-que ese plan era inviable porque
-no ajustaba sus misiones a la realidad de la fuerza de las formaciones de combate, sino a la virtualidad de formaciones de combate sobre el papel.
-Una falla completa en las comunicaciones intermandos sobre las circunstancias tácticas y operacionales del campo de batalla.
-Una pasividad intolerable a la hora de la asunción de la propia iniciativa, situación provocada por la extrema rigidez en la cadena de mando soviética.

Todas estas carencias podían darse igualmente en una cadena de mando menos compleja que la soviética, (podían darse en la cadena de mando alemana, por ejemplo), porque no obedecían a la forma sino al fondo de la doctrina militar soviética, que en su versión stalinista era una copia de la estructura política del Estado soviético, propugnando e imponiendo con camisa de fuerza un mando rígidamente centralizado que negaba cualquier posibilidad de la iniciativa propia y, en consecuencia, de una razonable autonomía a la hora de ejecutar las órdenes o establecer de motu propio otras órdenes para enfrentar las mudables circunstancias del campo de batalla, mucho más si lo que se cocía era una guerra de movimientos.

En una reducción simplista, Stalin cercenó a sus comandantes la posibilidad de que pusieran en práctica el ABC del manual de instrucciones doctrinales que contemplaban situaciones como las que se dieron en junio de 1941. No en vano, dice Rokossovsky:

[Ciertamente, las reglas elementales de la táctica y el arte operacional, incluso sin involucrar a la estrategia, establecían que, habiendo perdido un combate o una batalla, las tropas deberían intentar, mientras se cubrían detrás de una parte de las fuerzas, romper el contacto con las principales fuerzas del enemigo y evitar su derrota completa. Luego, con la llegada de formaciones y unidades frescas del interior, organizar una defensa fiable y posteriormente derrotar al enemigo]

Naturalmente que hubo muchos otros factores que contribuyeron a la debacle soviética de las primeras semanas de la guerra, pero, en esencia, todos giraban alrededor de lo comentado (y de la actuación de la Wehrmacht). No era, pues, necesariamente que la cadena de mando tuviera tres o siete eslabones, sino más bien la claridad, fluidez y flexibilidad de la cadena.

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Mensaje por José Luis » Dom Mar 25, 2007 1:51 pm

Habiendo dado mi opinión sobre aspectos que tienen que ver más con la calidad del software que con la consistencia del hardware del Ejército Rojo, quiero ahora considerar cómo era ese armazón (el hardware, siguiendo con el símil informático) y cómo estaba organizado en su nivel superior.

Desde el momento del ataque alemán, el comandante en jefe del Ejército Rojo era el Comisario de Defensa del Pueblo, posición que en junio de 1941 ocupaba el mariscal de la Unión Soviética S. K. Timoshenko. Cualquier directriz militar en ese periodo tenía que estar firmada por Timoshenko y por el Jefe del Estado Mayor General del Ejército Rojo, puesto entonces desempeñado por G. K. Zhukov. Stalin, en esos inicios, no estaba muy interesado en involucrarse personalmente como comandante en jefe del ER, porque quizás, como supone Andrei Afanasievich Kokoshin*, el astuto georgiano todavía recordaba la experiencia del emperador Nicolás II en 1915, cuando decidió dirigir, sin estar preparado para tal empeño, el ejército imperial, decisión que, al parecer, fue una de las causas principales de la destrucción de la monarquía y de su caída final en 1917. Stalin era entonces presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo, jefe del gobierno, y secretario general del Comité Central del Partido Comunista de los Bolcheviques.

A simple vista, esta organización del aparato mayor del ER era mucho más simple (y potencialmente más eficaz) que la de su homólogo alemán. El Führer había establecido (en su lucha por el control del Heer) dos altos mandos y dos estados mayores que en teoría, para el caso que nos ocupa, venían a desempeñar una misma función, la planificación operacional militar. El OKW (Alto Mando de las Fuerzas Armadas) tenía su propio departamento de operaciones con su estado mayor, a cargo del cual estaba Jodl. El OKH (Alto Mando del Ejército) tenía igualmente su estado mayor (que era el Estado Mayor General clásico prusiano-alemán), a cargo del cual estaba Halder. Keitel y Brauchitsch eran los jefes de esos altos mandos, respectivamente, aunque el nombramiento nominal de Keitel era de “jefe del Estado Mayor del OKW”, ya que el comandante en jefe real del OKW era Hitler.

De esta forma, cuando Hitler deseaba llevar a cabo una de sus fechorías invasoras encargaba a sus dos comandantes en jefe, una vez dada la directriz estratégica general, la elaboración de un plan operacional. Había, pues, dos enfoques para planificar los deseos estratégicos de Hitler, uno por parte del OKW y otro del OKH, aunque el plan operacional final, después de todas las discusiones habidas y por haber, lo emitía el EMG del OKH. Más tarde Hitler habría de separar los cometidos de ambos aparatos, ciñendo el OKH exclusivamente al Frente Oriental. Pero en Polonia (1939), Oeste (1940), Balcanes (1941) y la URRSS (1940-1941), tanto el OKW como el OKH tuvieron cosas que hacer y decir.

No era la alemana una buena organización, por ser innecesariamente bicéfala. Pero lo que la distinguía de la soviética, y la hacía más potente y eficaz, era el ámbito que abarcaba las funciones propias del Estado Mayor General del Ejército en comparación con su homólogo soviético al inicio de la guerra. Más o menos un mes después de que ésta comenzara, Stalin se autonombró presidente del Gran Cuartel General o Mando Supremo (STAVKA), comandante en jefe, comisario de Defensa y presidente del Comité de Defensa del Estado (GKO).

Vino a hacer prácticamente lo que había hecho Hitler en febrero de 1938, cuando cesó a von Blomberg como ministro de Guerra y comandante en jefe de la Wehrmacht, asumiendo directamente él mismo esas funciones, aunque, a diferencia de Stalin con el Comisario de Defensa, el Ministerio de Guerra alemán desapareció virtualmente. No se debe infravalorar este cambio radical, pues tanto en el caso soviético como en el caso alemán hasta esos cambios, la única persona que tenía poder ejecutivo con respecto a cuestiones militares, aparte de Stalin y Hitler, era el Comisario de Defensa del Pueblo y el Ministro de Guerra, respectivamente. Con ese cambio, Stalin y Hitler se convertían en los amos absolutos de sus ejércitos.

A partir de entonces, el jefe del Estado Mayor General del ER reportaba directamente al comandante en jefe, presidente del Comisariado del Pueblo Soviético, presidente del Comité de Defensa del Estado, Comisario de Defensa y secretario general del Partido, es decir, a Stalin, que era todo eso en su persona. El jefe del EMG se convirtió automáticamente en suplente del Comisario de Defensa para el EMG.

El problema del EMG del ER vino dado por los recortes que impuso Stalin a sus funciones y departamentos que, en general, eran los típicos de cualquier EMG desde la época de Moltke el Viejo. Stalin privó al EMG de sus servicios logísticos, colocándolos bajo el mando, que a tal efecto creó, del suplente del Comisario de Defensa del Pueblo para Servicios Logísticos, colocando en ese puesto al general A. V. Khrulev, quien reportaba directamente al comandante en jefe (Stalin), y no al jefe del EMG, como había sido la norma en la preguerra. También retiró del EMG el servicio de comunicaciones, que puso bajo Peresypkin como suplente del Comisario de Defensa del Pueblo para Comunicaciones. Lo mismo aconteció temporalmente con la inteligencia militar estratégica y operacional, que retiró del EMG, cuestión que explica que el jefe del EMG soviético (entonces Zhukov) no conociese lo que sabían sus subordinados de inteligencia sobre la invasión alemana, pues éstos no reportaban a él, sino a Stalin u otros acólitos políticos y militares de don José.

Éstas y otras anomalías del EMG soviético con respecto a otros EMGs no se resolvieron hasta bien entrada la guerra, concretamente hasta la primavera-verano de 1943, cuando Stalin confió al EMG soviético todas las funciones que le eran propias en preguerra.

Los motivos de estas situaciones, tanto bajo Stalin como bajo Hitler, obedecían a un carácter extremadamente desconfiado (llegando a la paranoia) y a la voluntad de concentrar bajo su persona todo el poder, dejando a sus colaboradores más inmediatos y de mayor rango en la jerarquía político-militar sin los elementos de juicio necesarios para formarse un juicio de la situación estratégica general, tanto en el ámbito militar, como en el político y económico.

* A. A. Kokoshin, “Defense Leadership in Russia. The General Staff and Strategic Management in a Comparative Perspective.” BCSIA Discussion Paper 2002-15, Kennedy School of Government, Harvard University, November 2002

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Mensaje por José Luis » Dom Mar 25, 2007 4:41 pm

Leiva escribió: La solución que adoptaron los rusos fue sencilla: organizaron ejércitos de 8-10 divisiones, y "Frentes" de unos 8 ejércitos, los cuales dependían directamente del STAVKA.

Creo que todavía no ha sido suficientemente ponderada la importancia que tuvo este sistema de organización en la victoria final: la comunicación del jefe de una división con el mando supremo sólo implicaba dos niveles intermedios, siendo por tanto casi inmediata; y las órdenes del STAVKA eran transmitidas con la misma velocidad.
Veamos, los soviéticos comenzaron la guerra con sus fuerzas de combate organizadas y distribuidas en 16 distritos militares y un frente (Extremo Oriente), establecidos en toda la Unión Soviética. Sobre este tema véase:
viewtopic.php?t=1846

Pronto, ya desde el primer día, comenzaron a cambiar esas denominaciones de distritos militares por las de frentes. Inicialmente, desde julio de 1941, esos distritos-frentes fueron colocados bajo mandos estratégico-operacionales que se denominaron “direcciones”, cada una equivalente aproximadamente a un grupo de ejércitos alemán. Se crearon tres direcciones en 1941 (y otra en 1945) correspondientes a los tres ejes estratégicos del avance alemán. La Dirección Noroccidental (mariscal Voroshilov), dirigió las operaciones defensivas del eje de Leningrado desde el 10 de julio al 27 de agosto de 1941, momento en que se disolvió. La Dirección Occidental (mariscal Timoshenko) dirigió las operaciones a lo largo del frente de Smolensk-Moscú desde el 10 de julio al 10 de septiembre de 1941, reestableciéndose desde el 1 de febrero al 5 de mayo de 1942 bajo Zhukov. La Dirección Suroccidental (mariscal Budyonny hasta septiembre de 1941, y mariscal Timoshenko hasta su disolución en junio de 1942) se creó el 10 de julio de 1941 y se disolvió el 21 de junio de 1942.

Con lo anterior en mente, el 22 de junio de 1941 el Ejército Rojo tenía sus formaciones de combate desplegadas escalonadamente a lo largo de sus distritos militares fronterizos: en el primer escalón estratégico había desplegadas 171 divisiones; luego venía un primer escalón de fuerzas de cobertura (57 divisiones) y un segundo escalón de fuerzas de cobertura (52 divisiones); finalmente estaban las reservas (62 divisiones).

Ahora veamos un ejemplo. El Distrito Militar del Báltico (que durante el primer día de la guerra ya fue re-denominado Frente Noroccidental) y el Distrito Militar de Leningrado (que al tercer día de la guerra se re-denominó Frente Septentrional), y que tras la pérdida de los Estados Bálticos, pasaron a caer bajo el control de la Dirección Noroccidental del mariscal Voroshilov, comprendían el 22 de junio de 1941 un total de cinco ejércitos, de los cuales en un primer escalón estaban el 11º y 8º (lindando la frontera de Prusia del Este), en un segundo escalón el 27º y 22º, desde Estonia cayendo en dirección de Smolensk, y el 23º Ejército en Leningrado.

Sobre el papel, un ejército de fusiles comprendía entre cuatro y seis cuerpos de fusiles, con un total de 14-16 divisiones de fusiles, más un cuerpo mecanizado agregado, más de seis a ocho brigadas de tanques de apoyo a la infantería, dos o tres divisiones aéreas, y otras formaciones y unidades de artillería y demás servicios. Su fuerza de personal oscilaba entre los 200.000-300.000 hombres. Venía a ser éste el tipo más fuerte de ejército soviético, un “ejército de choque” que dejando la virtualidad del papel, en junio de 1941 no superaba de media los 100.000 hombres, pues ni un cuerpo mecanizado tenía su fuerza de personal autorizada (36.000 hombres), sino una fuerza de campaña mucho menor (+- 11.000 hombres), ni la división de fusiles alcanzaba su fuerza de personal de 14.483 hombres, sino una fuerza promedio de 8.712 para las divisiones del Distrito Militar del Báltico.

Por todo ello es fácil comprender que el problema de mando de los comandantes soviéticos no era el tamaño de las formaciones que tenían que dirigir (aunque sí lo era, pero se verá el matiz), sino su, en general, falta de experiencia y entrenamiento en la dirección de formaciones de campaña. Si sus formaciones contasen con todo el dispositivo humano y material que tenían asignado a nivel organizacional, la papeleta sería incomparablemente más difícil para el común de los comandantes soviéticos, pues no sería lo mismo dirigir un ejército de 100.000 hombres que uno de 300.000, ni un frente de 1.500.000 hombres que uno de 500.000. La realidad de junio de 1941 a nivel de liderazgo militar en todos los niveles era la consecuencia directa de las purgas militares llevadas a cabo por el hombre a quien el destino, para mal de todos, truncó sus propósitos de convertirse en sacerdote para lanzarlo por las veredas aventureras del revolucionario.

De tal modo que la re-estructuración en la organización de las formaciones soviéticas ejecutada a los pocos meses de la guerra respondía a dos factores cruciales:

-la merma de recursos en el Ejército Rojo por la escabechina llevada a cabo por la Wehrmacht y
-la incapacidad general (excepciones aparte) de sus comandantes, desde nivel de batallón para arriba.

Si se compara el tamaño de un frente soviético de 1943-44 con uno de 1941, por ejemplo, se verá una enorme diferencia de personal y equipo de combate (formaciones y armamento) a favor de los frentes de 1943-44, una diferencia que podía estar en torno a 500.000 hombres. Por entonces los soviéticos ya habían aprendido lo suficiente.

Todo esto no quita, como es lógico, que la mejora de experiencia mostrase sus mejores frutos en los mandos de las mayores formaciones (ejércitos y frentes), pues si a un comandante de división le resultaba evidentemente más cómodo dirigir una división de fusiles de 10.000-11.000 hombres (contra los casi 15.000 teóricos de principios de la guerra), un comandante de ejército de 1943-44 tenía que dirigir el doble o triple de divisiones de fusiles que en 1941.

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Mensaje por Leiva » Lun Mar 26, 2007 10:51 pm

José Luis escribió:
Leiva escribió: El alargamiento de la cadena de mando provoca el retraso en la toma de decisiones y éste conduce a la falta de adecuación de las decisiones a la realidad.
Desde el punto de vista militar, eso no es necesariamente cierto. En una palabra, la eficacia de un sistema de mando depende más de la flexibilidad o rigidez de ese sistema que del mayor o menor tamaño de su cadena de mando.
Como dices, muchos factores contribuyeron a la debacle soviética de los primeros meses. En lo que se refiere al sistema de mando falló tanto por su lentitud de transmisión (la queja de Zhukov) como por la falta de flexibilidad (la queja de Rokossovsky).

Teniendo en cuenta la purga en el ejército rojo de pocos años antes, es completamente natural que nadie se atreviese a desobedecer las órdenes por más claro que estuviese que se habían quedado desfasadas. Si se castiga a los que desechan órdenes por considerarlas desfasadas jamás se tendrá flexibilidad.

Es evidente que la flexibilidad del sistema de mando es una cualidad muy conveniente. De nada sirve un buen plan que llega cuando las circunstancias han cambiado, y en estas condiciones es conveniente que al subordinado se le permita tener la iniciativa de desechar las órdenes.

No obstante, estarás de acuerdo conmigo en que esta flexibilidad debe emplearse sólo en casos excepcionales, de lo contrario se corre el riesgo de que cada comandante vaya por su lado y el ejército deje de actuar como un todo. La conducta habitual debe ser la de respetar e intentar cumplir las órdenes recibidas, si de manera habitual es necesario dejar de lado las órdenes es señal de que algo falla en el sistema de mando.

Por ello me parece que para la eficacia del sistema de mando es más importante que las órdenes lleguen a la mayor brevedad, así no hará falta la flexibilidad más que en casos excepcionales.

Saludos

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das reich
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Mensaje por das reich » Jue Mar 29, 2007 9:28 pm

CITA

14. Ganarse las masas de campesinos y trabajadores del ejército enemigo y la población de los
teatros de las operaciones militares para la causa de la revolución proletaria es una de las
condiciones más importantes para la victoria sobre el enemigo. Esto se consigue a través del trabajo
político conducido dentro y fuera del ejército por todos los comandantes y cuerpos políticos del
RKKA.*]

* Del punto 14 deberían haber tomado buena nota los alemanes, especialmente Hitler.


Esto si que es estrategia....

Enseguida vuelvo

josan
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Mensaje por josan » Vie Mar 30, 2007 8:28 pm

Completamente de acuerdo:Esa parte de la doctrina sovietica me parece acertada.Hitler hizo todo lo contrario y asi le fue,efectivamente.No se puede saber lo que hubiera ocurrido,desde luego,pero si los alemanes hubieran tratado mejor al pueblo ruso,otro gallo,quizas,hubiera cantado.Un saludo.

kyla
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Mensaje por kyla » Mié Jul 29, 2009 5:57 pm

Hola Jose Luis, gracias por los viewtopic.php?f=47&t=710, viewtopic.php?f=5&t=1492.
Voy entendiendo un poco mas sobre la doctrina sovietica.

Ahora una consulta , puede ser que una de las diferencias entre la Blitzkrieg y la PU-36 es que la blitzkrieg al iniciar una ofensiva, concentraba todo su potencial militar ( aviones, panzer, infanteria, etc) para atacar en un solo lugar ( casi siempre el mas debil ) de la linea de defensa enemiga y la PU-36 atacaba la linea enemiga en mas de una zona de inicio del ataque.

Si no se entendio lo que quize decir digan y me explico mejor.


Gracias, saludos

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Mensaje por José Luis » Vie Oct 09, 2009 9:49 am

¡Hola a todos!
José Luis escribió: Las regulaciones de 1936 fueron reemplazadas por las de 1942 ó 1943, ahora mismo no recuerdo.
Corrigiendo errores: las regulaciones de 1936 (PU-36) estuvieron prácticamente en vigor hasta las de 1939 (PU-39); siguieron las de 1940 (PU-40). Las regulaciones de campaña más importantes (en cuanto que marcaron diferencias con las anteriores o recogieron conceptos innovadores o experiencia de guerra) del Ejército Rojo fueron: PU-29, PU-36, PU-39 (éstas negativas, pues abolieron los cuerpos mecanizados y distribuyeron las unidades de tanques entre la infantería, siguiendo las recomendaciones de Pavlov por sus experiencias en la Guerra Civil española con formaciones de tanques), PU-40 (simplemente porque volvió a los cuerpos mecanizados), PU-42 (recogió las terribles experiencias de 1941), y PU-44 (que recoge magistralmente y desarrolla la excelencia teórica del arte operacional soviético).

JL
"Dioses, no me juzguéis como un dios
sino como un hombre
a quien ha destrozado el mar" (Plegaria fenicia)

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