Testimonio del mariscal Paulus

La guerra en el este de Europa

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Testimonio del mariscal Paulus

Mensaje por José Luis » Sab Nov 26, 2005 8:54 pm

¡Hola a todos!

"Paulus: Ich stehe hier auf Befehl" erschienenen Werkes. - Frankfurt a. M.; Bonn: Athenäum Verl., 1964, libro publicado por Walter Görlitz (con la colaboración del hijo del mariscal Paulus, Ernst Alexander Paulus), fue traducido al español por V. Scholz con el título de Stalingrado y yo, (Editorial Mateu, Barcelona, 1960). En el libro, que reivindica la memoria de Paulus, se insertan varios documentos redactados por el mariscal Paulus. Voy a transcribir, bajo títulos de mi cosecha, los siguientes:

El Preludio de la tormenta.-

[A partir de mediados de octubre de 1942 fueron observados desde tierra y aire intensos movimientos de tropas enemigas en la región al norte de Kletskaia-Serafimovich, ante el frente del 3º Ejército Rumano. Las fuerzas enemigas procedían principalmente de la región ante el frente norte del 6º Ejército, entre Stalingrado y el Don. Al mismo tiempo se observaron movimientos al este de Stalingrado en dirección sur y sudoeste, ante el frente del 4º Ejército Panzer.

Estos movimientos fueron interpretados como preparativos para una gran ofensiva cuyo primer objetivo debía ser aislar a las unidades alemanas que combatían en el recodo del Don y al este del Don en la región alrededor de Stalingrado. El Grupo de Ejércitos B (mariscal von Weichs) fue informado de esta situación. Se le llamó igualmente la atención sobre los puntos débiles que representaban los ejércitos colindantes (rumanos e italianos), que carecían del material de guerra necesario, sobre todo armas antitanques, lo que entrañaba un grave peligro en el caso de un fuerte ataque enemigo.

Como primera medida defensiva, ya a finales de octubre, había sido destinada a la retaguardia del XI Cuerpo de Ejército, ala izquierda, una unidad mixta, cuyo núcleo estaba formada por cazadores blindados, para que en un caso dado pudieran ser dirigidos al ala rumana derecha. El 12 de noviembre fue destinada también la 14ª División Panzer al mismo punto y puesta bajo las órdenes del XI Cuerpo de Ejército, sin ser apoyada por los regimientos de fusileros, que estaban ligados con otros frentes.

A pesar de haber informado al Alto Mando del Ejército (OKH) de estos preparativos ofensivos por parte de los rusos, ordenó aquél que continuaran los ataques para la ocupación de Stalingrado, haciendo caso omiso de las objeciones del 6º Ejército. Con esto se impedía la agrupación de todas las fuerzas del XIV Cuerpo Panzer].

La contraofensiva soviética.-

[El 19 de noviembre de 1942 comenzó el gran ataque soviético, primero contra los ejércitos al oeste, y luego, el 20 de noviembre, contra los ejércitos al sur del 6º Ejército. Se transmitió la orden al XIV Cuerpo Panzer de defender, con las divisiones panzer 16ª y 24ª, el ala izquierda del ejército y desde allí avanzar hacia el oeste, atacando el flanco de la ofensiva enemiga por el norte para detenerla.

El 21 de noviembre el ataque ruso por el norte alcanzaba las alturas, al noroeste de Kalach. En cuanto al ataque ruso por el sur seguía una dirección hacia el noroeste y otra hacia el sudoeste (Kotelnikovo). El IV Cuerpo de Ejército del 4º Ejército Panzer se replegaba por el flanco sur del 6º Ejército. La masa del 4º Ejército Panzer (Rumania) se replegaba hacia el sudoeste.

A las trece horas fue trasladado el puesto de mando del ejército desde Golubinskaia, junto al Don, a Nishne Chirskaia, traslado previsto desde hacía algún tiempo. Por la tarde se solicitó del Grupo de Ejércitos Weichs la aprobación para retirar al 6º Ejército sobre el Don y el Chir, es decir, el tendón del auténtico frente del 6º Ejército. Este movimiento debía efectuarse de acuerdo con los ejércitos vecinos. El objetivo era detener el ataque enemigo en colaboración con el 4º Ejército Panzer y unidades del Grupo de Ejércitos del Cáucaso. Para el ataque contra el frente y los flancos de la ofensiva rusa por el norte teníamos a nuestra disposición:

a) el XIV Cuerpo Panzer y otras unidades que hubiéramos podido destinar al 6º Ejército

b) las reservas previstas por el Grupo de Ejércitos y otras que habían sido prometidas por el OKH

Al mismo tiempo se informaba también al Grupo de Ejércitos de que el abastecimiento del 6º Ejército era muy deficiente.

El Grupo de Ejércitos dio su aprobación a los planes operativos del 6º Ejército. A última hora de la tarde, sin embargo, se recibió un comunicado del Grupo de Ejércitos, que decía: “Por orden del OKH, el 6º Ejército ha de defender a toda costa los frentes de Stalingrado y del Volga. En caso de que al ceder los flancos se vea obligado a formar un ‘blocao’, lo hará en dirección este. El puesto de mando del ejército ha de ser trasladado a Kalach. El IV Cuerpo de Ejército del 4º Ejército Panzer (tres divisiones alemanas y una rumana) queda bajo las órdenes del 6º Ejército. Han sido ordenadas ya las contramedidas. Siguen otras órdenes”.

El 22 de noviembre, hacia las siete horas, llegó a Nishne Chirskaia el comandante en jefe del 4º Ejército Panzer, de paso hacia el puesto de mando del Grupo de Ejércitos. No pudo darnos detalles de la situación en que se encontraba su ejército.

Estudio de Paulus sobre la situación al 22 de noviembre.-

A las catorce horas el comandante en jefe y el jefe de estado mayor del 6º Ejército llegaron en avión al puesto de mando en el cerco, al oeste de la estación de Gumrak (hasta entonces puesto de mando de la 295ª División de Infantería). Por la tarde del mismo día, el jefe del ejército hizo el siguiente estudio sobre la situación:

El IV Cuerpo de Ejército (general de ingenieros Jänecke) resistía al borde sur de Stalingrado y replegaba su ala sudoeste en dirección a Zybenko.

El LI Cuerpo de Ejército (general de artillería von Seydlitz) no había sido atacado en su frente del Volga y norte.

El VIII Cuerpo de Ejército (general de artillería Heitz) no había sido atacado en su frente norte colindante con el LI Cuerpo de Ejército, a excepción de su ala izquierda junto al Don (76ª División de Infantería).

El XI Cuerpo de Ejército (general de infantería Strecker), enzarzado en violentas luchas al oeste del Don y sur de Kletskaia, había replegado su ala occidental hacia el sur.

El XIV Cuerpo Panzer (general de Panzertruppen Hube) luchaba en las alturas del Don, al oeste de Wertiachi-Golubinskaia. El cuerpo carecía de provisiones.

Ante el flanco sudoeste del Ejército, procedentes del noroeste y sudoeste, se presentaron por la tarde carros de combate soviéticos que se concentraron en la región de Marinovka-Kalach. El número de los carros de combate enemigos se calculaba en un centenar.

Estas observaciones confirmaron al comandante en jefe del ejército (Paulus) en su punto de vista, del que había informado ya a sus superiores el 21 de noviembre.

La tarde del 22 de noviembre se celebró una conferencia con el comandante en jefe del LI Cuerpo de Ejército. El general von Seydlitz propuso romper el cerco sin pérdida de tiempo. Le recordé la petición que había enviado a la superioridad ya el 21 de noviembre y le informé sobre las medidas que pensaba adoptar.

La noche del 22 al 23 de noviembre informé de nuevo con gran lujo de detalles al Grupo de Ejércitos y al OKH. Expuse:

a) No existen posibilidades de defensa en los frentes oeste y sur en la estepa: carecemos de madera para fortificar las posiciones y estamos en pleno invierno.

b) Es dudosa la ejecución táctica de concentración. Hoy han hecho acto de presencia en el frente oeste, al oeste de Kalach, un centenar de carros de combate enemigos.

c) Las unidades a nuestra disposición son demasiado débiles para una resistencia a largo plazo en un cerco reducido y con un solo campo de aviación (Pitomnik).

d) El aprovisionamiento continúa siendo muy defectuoso, desde hace meses. No creemos factible un abastecimiento desde el aire. La falta de abastecimiento hará que pronto sea aniquilada la capacidad combativa de la tropa.

e) Todos los generales con mando (citados nominalmente) han aprobado unánimemente mi estudio de la situación y aceptado mi proposición de romper el cerco en dirección sudoeste (Don-Chir). Repito mi petición del 21 de noviembre, rogando se le dé la máxima urgencia.

Por toda respuesta el 23 de noviembre, a través del Grupo de Ejércitos, recibimos del OKH nueva orden de “resistir” en una línea que se nos dictaba con todo lujo de detalles. Teníamos que resistir a cualquier precio en la “fortaleza”. El OKH lanzaría al combate potentes unidades, bajo el mando del 4º Ejército Panzer, para establecer el enlace con el 6º Ejército y convertir la crisis en una nueva victoria alemana. El comienzo de la operación que debía conducir al levantamiento del cerco fue previsto para principios de diciembre. Afirmaban que la Cuarta Flota Aérea había comenzado las operaciones de abastecimiento desde el aire.

El 23 de noviembre podía considerarse que el ejército se hallaba definitivamente cercado, en tanto que en el interior (del cerco) continuaban los movimientos a fin de ocupar las posiciones definitivas y proceder a las agrupaciones necesarias.

La Memoria de von Seydlitz del 24 de noviembre.-

El día 24 de noviembre el comandante en jefe del LI Cuerpo de Ejército entregaba al OKH una memoria en que exponía con toda claridad la situación operativa y la del abastecimiento del LI Cuerpo de Ejército.

a) Afirmaba que no podía garantizar a la larga el abastecimiento ni la capacidad combativa.

b) Exigía que el comandante en jefe del 6º Ejército actuara en contra de la orden del Führer, al ser responsable única y exclusivamente ante el pueblo alemán, y que, renunciando a Stalingrado y al frente del Volga, rompiera el cerco en dirección sudoeste.

Esta memoria fue enviada por correo aéreo al Grupo de Ejércitos de von Manstein, que mientras tanto había asumido el mando del mismo en sustitución de Weichs. En ella

a) rogaba que estudiaran detenidamente mi propia exposición de la situación

b) insistía en que se aceptaran mis sugerencias del 21 y 22 de noviembre y me dieran libertad de movimientos para romper el cerco en dirección al Don.

Los otros cuatro generales con mando, aunque aprobaron sin objeciones de ninguna clase el punto de vista del jefe del ejército, eran refractarios a proceder en contra de la orden del Führer.

La actitud de Paulus.-

Por las consideraciones que expongo a continuación, no podía yo personalmente proceder en contra de las órdenes del Grupo de Ejércitos y del OKH:

1) La resistencia en el frente del Volga –“el puntal del Volga”, como solían decir- era de las bases para las futuras operaciones previstas por el OKH.

2) Existía una perfecta comunicación con el Grupo de Ejércitos de von Manstein y el OKH. Continuábamos enlazados por el aire. Por consiguiente, los mandos superiores estaban continuamente informados sobre los menores detalles de nuestra situación. El estado mayor del ejército envió además un oficial de enlace.

3) Había sido prometido el pronto levantamiento del cerco por potentes fuerzas blindadas, motorizadas y de infantería.

4) A poca distancia del frente se encontraba el frente del Chir, con una cabeza de puente sobre el Don.

Es decir: existían las condiciones previas para la planeada operación de levantamiento del cerco y el restablecimiento del frente. En esta situación proceder contra las órdenes recibidas –teniendo en cuenta además que yo no podía obtener una visión de conjunto sobre la situación general- era socavar la base sobre la que se apoyaban las futuras operaciones que tenía previstas el Alto Mando. Convertida en sistema, tal forma de proceder contra los planes fijados por el Alto Mando, ha de conducir forzosamente a una anarquía en el Mando.

El 25 de noviembre recibimos una orden del OKH que decía lo siguiente:

El frente este y norte hasta el sur de Kotluban pasan a depender del general de artillería von Seydlitz, comandante en jefe del LI Cuerpo de Ejército, que es directamente responsable ante el Führer de la defensa de este frente. No por esto queda anulada la responsabilidad del jefe del ejército en el mando de su ejército”.

Este telegrama lo entregué personalmente al general von Seydlitz, que tenía su puesto de mando muy cercano al mío. A mi pregunta sobre qué actitud pensaba adoptar ante esta orden, me respondió el general von Seydlitz que no le quedaba otro remedio que obedecer. Y esto es lo que hasta el final hizo este disciplinado soldado, insistiendo, sin embargo, continuamente en que yo procediera por mi propia cuenta y riesgo.

Cuando recibimos el telegrama, la Memoria del LI Cuerpo de Ejército no había llegado todavía a manos del Grupo de Ejércitos ni del OKH.

El mariscal von Manstein me comunicó lo siguiente: “La orden del OKH revela una desconfianza infundada hacia el jefe del ejército. Considero imposible la ejecución práctica de la orden. He elevado mi protesta al OKH, rogando al mismo tiempo que se anule dicha orden”. Pero el Grupo de Ejércitos no obtuvo respuesta alguna. El mariscal von Manstein ordenó más tarde que el jefe del ejército era sólo responsable ante él. Esto, sin embargo, no anulaba la contradicción en la orden del OKH.

Los días siguientes los dedicamos a reforzar nuestras defensas en el cerco y a los preparativos para salir al encuentro de las tropas de socorro.

Expuse al Grupo de Ejércitos y al OKH mi punto de vista de que, aun en el caso de que fuera levantado el cerco, el 6º Ejército no podía continuar junto al Volga por lo que quedaba de invierno, y que creía necesario salir al encuentro del 4º Ejército Panzer para formar un nuevo frente. El Grupo de Ejércitos respondió: “Conforme con las intenciones expuestas por el comandante en jefe del 6º Ejército de comenzar los preparativos para romper el cerco desde dentro. La última incumbe, empero, al OKH. Hasta entonces tienen validez todas las órdenes dadas”.

Durante las semanas siguientes fueron enviadas urgentes peticiones por parte del 6º Ejército con el fin de que intensificaran el abastecimiento por el aire, para conservar así la capacidad combativa del ejército.

Saludos cordiales
José Luis
"Dioses, no me juzguéis como un dios
sino como un hombre
a quien ha destrozado el mar" (Plegaria fenicia)

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Mensaje por José Luis » Sab Nov 26, 2005 8:57 pm

La justificación de Paulus.-

[Ya antes de comenzar el avance hacia el gran recodo del Don tuvieron lugar vivas controversias entre el 6º Ejército y el OKH respecto, en primer lugar, al flanco norte, cada vez más largo y poco protegido, y, en segundo lugar, a la reducida capacidad combativa en la dirección de ataque, al tener que destinar unidades a la protección de los flancos.

La llegada de los aliados al Don representó única y exclusivamente un ligero alivio. Ni por su número, ni por su valor combativo, tanto personal como material, constituían una gran ayuda las unidades de los aliados.

Claro indicio de ello fue cierto episodio ocurrido durante la construcción del frente defensivo italiano junto al Don: a finales de agosto un débil avance ruso a través del Don, en la región de Serafimovich, fue la causa de que una división italiana se replegara unos 20 kilómetros hacia el sur.

El jefe de la Sección de Operaciones del Estado Mayor General del Ejército, general Blumentritt, que casualmente se encontraba aquellos días inspeccionando el frente del 6º Ejército, fue invitado por mí personalmente –para que fuera testigo de que mis informes sobre la situación se ajustaban a la verdad- a inspeccionar el frente de las tropas italianas, para que luego informara debidamente al Grupo de Ejércitos y al OKH.

Durante mi visita al Cuartel General del Führer en Winniza, el 12 de octubre de 1942, llamé la atención sobre:

a) los puntos débiles en el frente (Stalingrado)

b) los peligros que se cernían sobre los flancos y la necesidad de intercalar unidades alemanas a las aliadas y tenerlas previstas como reservas detrás de la primera línea del frente.

A finales de septiembre fue enviado el oficial de enlace del Estado Mayor del Ejército cerca del 6º Ejército, comandante Menzel, al OKH para interceder a favor de:

a) aumento de potencial bélico;

b) protección de los flancos;

c) intensificación de los aprovisionamientos.

En el mismo sentido fueron orientadas todas las personalidades que visitaron en nuestro nombre a los mandos superiores:

a) el general de las Tropas Técnicas cerca del OKH, general Ochsner;

b) el jefe de las Tropas de Transmisiones de la Wehrmacht, general Fellgiebel;

c) el ayudante de la Wehrmacht cerca de Hitler, general Schmundt.

Este último me acompañó durante una visita de inspección al 767º Regimiento de Infantería (376ª División de Infantería), en el flanco norte. El regimiento, mandado por el teniente coronel Steidle, se encontraba en lucha con los rusos, que habían avanzado a través del Don, hacia el sur, hasta cerca del puesto de mando del VIII Cuerpo de Ejército.

Intercedí incluso a través del 3º Ejército Rumano para conseguir que fuera reforzado el flanco norte. Al comandante en jefe del 3º Ejército rumano, general Dumitrescu, le indiqué que solicitara a través del Alto Mando rumano el refuerzo de las tropas rumanas con unidades alemanas de cazadores blindados y artillería alemana, así como las correspondientes reservas.

El 6º Ejército solicitó el destino de tres nuevas divisiones de infantería a Stalingrado. La ayuda que nos enviaron carecía prácticamente de valor. Fueron destinadas del 4º Ejército Panzer al 6º Ejército:

Las divisiones panzer 14ª y 24ª, junto con la 94ª División de Infantería. Pero el 6º Ejército debía hacerse cargo de los dos sectores del 4º Ejército Panzer. Estas tres divisiones estaban agotadas por luchas anteriores. La 94ª DI fue unificada muy pronto con otra división.

Durante la segunda mitad del mes de octubre solicitamos el cese de los ataques contra Stalingrado para proceder a la reagrupación del XIV Cuerpo Panzer.

A pesar de que los preparativos de ataque rusos venían siendo observados ya desde mediados de octubre, fue rechazado el cambio de planes. Al contrario: insistieron en que continuaran los ataques contra Stalingrado, y a este fin nos destinaron, a mediados de octubre, tres batallones de ingenieros, y otros dos poco después.

Estos batallones de ingenieros tenían un valor combativo muy relativo. Estaban compuestos por reclutas jóvenes y armados de modo deficiente.

A pesar de mis instancias, ruegos, exposición de la situación y comentarios referentes al envío de reservas, protección de los flancos y abastecimientos, no respondió el Alto Mando en la medida deseable.

A mediados de noviembre recibimos el siguiente telegrama de Hitler: “Espero del mando del 6º Ejército y de sus generales, así como del valor demostrado en todo momento por la tropa, que realizando un último esfuerzo ocupe la orilla del Volga en todo el sector de la ciudad de Stalingrado y forme una importante base para la defensa de este bastión junto al Volga”.

El 6º Ejército acató esta orden destinando los dos batallones de ingenieros últimamente llegados a acciones de choque en la ciudad. Es característico que el telegrama de Hitler no hiciera la menor referencia al peligro principal en el flanco.

Durante este tiempo de inútiles controversias continuaron, a partir de mediados de octubre- tal como hemos señalado anteriormente- y en progresión ascendente, los preparativos para una gran ofensiva rusa en el flanco norte, en la región al oeste de Kletskaia, ante el frente rumano, así como también más hacia el oeste, en el frente italiano.

Las noticias que se recibían en el 6º Ejército, y todas venían a decir lo mismo, procedían del XIV Cuerpo Panzer y de los cuerpos de ejército VIII y IX. Los aviones de exploración confirmaron plenamente estos partes. Yo mismo desde mi puesto de observación situado en la zona de la 384ª División de Infantería, me convencí de la exactitud de las mismas.

Pero los comunicados que enviamos al Grupo de Ejércitos B y, por mediación del oficial de enlace, al OKH no merecieron la menor atención. Por el contrario, recibimos la siguiente respuesta:

Las zonas señaladas por el 6º Ejército han sido exploradas por la Cuarta Flota Aérea, que ha comprobado que el enemigo no se ha concentrado en número abrumador. El cuadro que presenta el enemigo es normal. Los movimientos observados por el mando del 6º Ejército son los normales de abastecimiento”.

Aproximadamente a mediados de noviembre –pocos días antes de comenzar la gran ofensiva rusa- las observaciones hechas por el 6º Ejército fueron confirmadas de pronto por la Cuarta Flota Aérea.

En esta situación recibimos una orden del nuevo jefe del Estado Mayor del OKH, general Zeitzler, que decía, más o menos, lo siguiente:

Los rusos ya no cuentan con unas reservas dignas de este nombre y no están por tanto en condiciones de lanzar una ofensiva de gran envergadura. Este concepto fundamental hay que tenerlo en cuenta al enjuiciar las posibles actitudes del enemigo”.

La diferencia entre este enjuiciamiento del enemigo y los hechos demuestra –tal como resulta del curso que siguieron los acontecimientos- que el Alto Mando se dejaba llevar por ilusiones y fantasías, muy en perjuicio de la tropa, al insistir en que el objetivo principal continuara siendo la conquista total de Stalingrado, en tanto que lo único acertado en aquella situación hubiese sido lanzar todas las fuerzas disponibles a la protección del flanco y ponerse a la defensiva contra la ofensiva de invierno rusa.

Las medidas que tomamos en nuestro sector para contrarrestar el esperado ataque fueron: continuar la lucha por la ciudad con sólo grupos de choque, reforzamiento del ala izquierda, concentración de fuerzas detrás del ala izquierda del ejército (14ª División Panzer), concentración de nuevas fuerzas (XIV Cuerpo Panzer) y ataque de la Luftwaffe contra las formaciones enemigas. Con esto el 6º Ejército hizo todo cuanto estaba en su poder.

Las decisiones que tomamos no incumbían al 6º Ejército. Afectaban de hecho al mando del Grupo de Ejércitos e incluso al Alto Mando mismo.

Si en más de una ocasión –a pesar de no tener la oportunidad de gozar de una visión de conjunto- adopté medidas que escapaban a la incumbencia del 6º Ejército, lo hice porque el 6º Ejército representaba un factor decisivo en el frente del Este].

Consideraciones de Paulus.-

[En la parte correspondiente ha sido expuesta en detalle la colaboración entre el 6º Ejército y los mandos superiores. Sin embargo, tenemos interés en exponer a continuación las siguientes consideraciones:

1) La urgente proposición del 6º Ejército, del 21 de noviembre de 1942, respecto al repliegue del 6º Ejército al Don fue aprobada plenamente por el mando del Grupo de Ejércitos B. Desconozco, sin embargo, en qué medida y con qué vigor abogó por esta decisión cerca del OKH, y desconozco también en qué se basaban las esperanzas, tanto del OKH como del Grupo de Ejércitos, para cerrar el frente y liberarnos de nuestro cerco.

En términos generales podemos decir que todo el mando superior, y yo también, estaba bajo la paralizante influencia de una orden de Hitler promulgada en octubre, que decía: “Ningún jefe de un Grupo de Ejércitos, y menos aún el jefe de un ejército, está facultado, sin mi autorización expresa, para abandonar un poblado o una sola trinchera”.

Con esto se quitaba a los jefes la posibilidad de decidir en un momento dado una operación táctica.

No recuerdo exactamente si era en ésta o en otra orden anterior que Hitler declaraba expresamente que el jefe de una unidad debía acatar todas las órdenes que recibiera de la superioridad, lo mismo que los soldados acataban las órdenes de sus jefes inmediatos. Si éstos no cumplían una orden eran acusados de deserción. La misma regla, por tanto, debía aplicarse a los altos mandos.

2) El mariscal de campo von Manstein, que en su calidad de comandante en jefe del Grupo de Ejércitos Don tenía el mando sobre el 4º Ejército Panzer, el 6º Ejército y el 3º Ejército rumano, compartió en un principio mi opinión sobre la situación. Pero el mariscal von Manstein no pudo imponer su punto de vista sobre Hitler, como tampoco lo consiguió von Weichs.

3) El 23 de noviembre me vi obligado a reducir el frente en la zona al norte de Stalingrado para destinar fuerzas al frente sudoeste del cerco que se estaba formando. Di esta orden en contra de la disposición expresa de Hitler. El 25 de noviembre recibíamos un telegrama en que se nos reprochaba vivamente haber procedido de esta forma.

4) Al mismo tiempo recibimos el telegrama del OKH al que hemos hecho referencia anteriormente. La desconfianza que en el mismo se revelaba hacia mi persona la atribuí yo a las órdenes dadas (punto 3), y por lo que hace referencia a mí personalmente, a una conversación que sostuve a fines de octubre con el primer ayudante de Hitler y jefe de la Sección de Personal del Ejército, general Schmundt, durante una visita que efectuó al 6º Ejército. Me anunció que pronto sería nombrado yo para otro destino y que el general von Seydlitz, que gozaba de la confianza personal de Hitler, sería nombrado sucesor mío].

Carta de Paulus a von Manstein.-

[El comandante en jefe del 6º Ejército al comandante en jefe y jefe del Estado Mayor.

Estación de Gumrak, 26 de noviembre de 1942.
¡Escrito por un oficial!
Mariscal de campo von Manstein, comandante en jefe del Grupo de Ejércitos Don.

Mi apreciado mariscal de campo:

I. Le agradezco su radiotelegrama del 24 de noviembre y la ayuda prometida.

II. Al examinar mi situación me permito exponer los siguientes puntos:

1.-Cuando el 19 de noviembre comenzaron los grandes ataques rusos contra los vecinos derechos e izquierdos del ejército, fueron arrollados en el curso de dos días los dos flancos del ejército por los que el ruso avanzaba con fuerzas móviles. Avanzadillas de nuestras unidades rápidas (XIV Cuerpo Panzer), que desde el Don avanzaban en dirección oeste, chocaron al oeste del Don con un enemigo superior en número y se enfrentaron con una situación muy difícil, tanto más cuanto que la falta de combustible les impedía una completa libertad de movimientos. Al mismo tiempo penetraba el enemigo a espaldas del XI Cuerpo de Ejército, que, tal como se le tenía ordenado, defendía sus posiciones hacia el norte. Ya que resultaba del todo imposible retirar fuerzas del frente con el fin de contener este peligro, no quedó otro remedio que cambiar el frente del ala izquierda del XI Cuerpo de Ejército hacia el sur y replegarlo a una cabeza de puente al oeste del Don, para que las unidades al oeste del Don no quedaran aisladas del resto de las fuerzas.

Mientras estas medidas eran llevadas a la práctica se recibió una orden del Führer que exigía el ataque del XIV Cuerpo Panzer, con su ala izquierda en dirección a Dobrinskaia. Pero esta orden quedaba anulada por el curso que habían seguido los acontecimientos. No pudo, por tanto, dársele el trámite debido.

2.-El 22 por la mañana fue puesto bajo mis órdenes el IV Cuerpo Panzer. El ala del IV Cuerpo Panzer se replegaba desde el sur hacia el norte a través de Businovka. Con esto quedaba abierto todo el flanco sur y sudoeste. Si queríamos impedir que los rusos avanzaran impunemente a espaldas del ejército en dirección a Stalingrado, no quedaba otra solución que retirar fuerzas de Stalingrado y del frente del norte. Cabía en lo posible retirarlas a tiempo y destinarlas al nuevo sector del frente, en tanto que esto resultaba del todo imposible si retirábamos fuerzas de la región al oeste del Don.

Con las fuerzas retiradas de Stalingrado y puestas bajo las órdenes del 4º Ejército, consiguió éste formar un débil frente sur, con su ala oeste cerca de Marinovka, pero fue arrollado varias veces por el enemigo durante el curso del 23. El resultado de esta batalla es incierto aún. La tarde del 23 fueron observadas fuertes concentraciones blindadas enemigas, un centenar de carros de combate, en la región al oeste de Marinovka. En la zona entre Marinovka y el Don se enfrentaban a las potentes fuerzas enemigas sólo débiles unidades alemanas. El camino quedaba libre para los carros de combate y las fuerzas motorizadas rusas, tanto en dirección a Pestkovatka como hacia el puente del Don.

No había recibido de la superioridad órdenes de ninguna clase durante las treinta y seis últimas horas. Y tampoco ningún comunicado. En el curso de pocas horas podía llegar a enfrentarme con la siguiente situación:

a-Hacerme fuerte en los frentes oeste y norte, sin poder impedir con ello que el frente del ejército fuera arrollado en un plazo de tiempo muy breve, pero cumpliendo de esta forma la orden que se me había dado de no desplegar ninguna unidad, o

b-Tomar la única decisión factible en esta situación, es decir, volcarme con todas las fuerzas a mi disposición contra el enemigo que estaba a punto de apuñalar al ejército por la espalda. Aparece claro que en el momento de tomar esta decisión debía renunciar a defender el frente del este y del norte y tratar de romper el cerco en dirección sudoeste.

En el caso b) hacía justicia a la situación en que me encontraba, pero a la vez de desentendía de la orden que me había dado.

3.-En esta situación tan difícil mandé un radiotelegrama al Führer rogándole que me concediera plenos poderes para tomar esta última decisión si resultaba necesario. Lo que yo pretendía era asegurarme por si se presentaba la ocasión, sin estar expuesto a que la orden de la superioridad llegara demasiado tarde a mis manos.

No pude presentar pruebas de que estaba dispuesto a dar esta orden sólo en caso extremo y jamás de modo precipitado. No he recibido respuesta alguna a este radio…..

III. La situación en que me encuentro hoy la verá usted en el mapa adjunto.

Aun cuando pudiéramos destinar nuevas fuerzas al frente del sudoeste, la situación continuaría muy crítica….

El frente de Stalingrado está expuesto, cada día que pasa, a nuevos ataques por parte del enemigo….

El abastecimiento desde el aire, iniciado hace tres días, satisface sólo una mínima parte de nuestra necesidad (600 toneladas = 300 aviones diarios).

La falta de aprovisionamiento puede conducir, dentro de los próximos días, a una situación desesperada.

Creo, sin embargo, que el ejército puede defenderse todavía durante algún tiempo. No se puede prever, empero, si el ejército podrá defender la región de Stalingrado durante un plazo de tiempo más largo.

Puesto que a diario me abruman de preguntas desde todos los lados, le agradeceré sumamente que me mandaran algo más que simples órdenes por escrito, para que pudiera reforzar yo la moral de mis hombres.

Estoy firmemente convencido de que en su mando, señor mariscal, se halla la garantía de la ayuda al 6º Ejército.

Mi mariscal de campo, su obediente.
Firmado: Paulus

Ruego disculpe que, debido a las actuales circunstancias, le escriba esta carta de mi puño y letra].

Recapitulación de Paulus.-

[El desarrollo del complejo Stalingrado consta de tres fases:

1) El avance hacia el Volga.

En el marco de conjunto de la guerra la ofensiva del verano de 1942 representaba el intento para terminar victoriosamente –en un renovado ataque allí donde se había fracasado a finales del otoño de 1941- la campaña en el Este, con la esperanza de poner así fin a la guerra.

En la conciencia de los mandos militares sólo existía la misión puramente bélica. Esta actitud frente a la última oportunidad para Alemania de ganar la guerra dominaba también por completo el modo de pensar durante dos fases siguientes.

2) Con el comienzo de la ofensiva rusa de noviembre y el cerco del 6º Ejército, junto con parte del 4º Ejército Panzer, en total 220.000 hombres, comenzó a prevalecer –en contra de las falsas promesas e ilusiones de OKW- el convencimiento de que, descartada la posibilidad de terminar victoriosamente la campaña contra Rusia, otras cuestiones pasaban a ser primordiales:

¿Cómo evitar en el Este una derrota total y con ésta la pérdida de la guerra?

Esta idea dominaba al mando y a la tropa del 6º Ejército, en tanto que el Alto Mando (Grupo de Ejércitos, jefe del Estado Mayor del OKH, y OKW) creía que existían todavía posibilidades de victoria, o por lo menos aparentaban creerlo.

Por este motivo divergían las opiniones sobre los métodos que debían emplearse. Puesto que el Alto Mando, partiendo de los supuestos anunciados y con la promesa de una pronta ayuda, rechazó la ruptura del cerco –factible todavía durante su primera fase-, sólo restaba hacerse fuerte en él para evitar una desorganización que podría provocar la desintegración de todo el sector sur del frente del este en el caso de que alguien pretendiera actuar de modo independiente y aislado.

3) Durante la tercera fase –después de los fallidos intentos de levantamiento del cerco, al no llegar la ayuda prometida- se trataba ya única y exclusivamente de ganar tiempo para permitir la reorganización del sector sur del frente del Este y la salvación de las potentes fuerzas alemanas en el Cáucaso.

De no conseguir lograr todo esto, la guerra podía considerarse perdida.

El argumento que esgrimía el Alto Mando era la necesidad de “resistir hasta el final” para impedir el hundimiento del frente del Este. Tal como veía yo la situación, mejor dicho, tal como me era expuesta, sólo resistiendo hasta el final el 6º Ejército en Stalingrado podía evitarse el derrumbamiento total. En este sentido se expresaban los radiotelegramas que recibimos durante los últimos días: “Cada hora es importante”. Las fuerzas propias a nuestra derecha nos preguntaron repetidamente: “¿Hasta cuándo resistirá el 6º Ejército?”.

Por consiguiente, a partir de la formación del cerco, y sobre todo cuando fracasaron los intentos de socorro por parte del 4º Ejército Panzer (a finales de diciembre), los oficiales bajo mi mando se enfrentaron a una situación muy difícil.

Por un lado, la orden de resistir, las repetidas promesas de ayuda y la exposición de la situación de conjunto; por otro, las consideraciones humanas que inspiraba la catastrófica situación en que se encontraban los soldados. A pesar de estas consideraciones de índole humano, juzgué mi deber por completo a los puntos de vista expuestos por el Alto Mando: el 6º Ejército tenía que sacrificarse para ayudar a nuestras unidades vecinas.

Tal como se presentaba la situación a finales de 1942, creí actuar en interés del pueblo alemán resistiendo todo el tiempo posible en Stalingrado.

Proceder contra las ordenanzas recibidas representaba asumir la responsabilidad de una operación que ponía en juego el destino de las fuerzas vecinas a nuestro ejército, la suerte del sector sus del frente del Este y, con éste, la de toda la guerra. Y no hubieran dudado un solo momento en llamarme para rendir cuentas.

¿Qué argumentos hubiese entonces podido esgrimir el comandante en jefe del 6º Ejército para justificar la infracción de las órdenes de la superioridad?

¿Acaso el hecho de enfrentarse con una situación sin aparente salida es motivo suficiente para cometer un acto de desobediencia? En el caso de Stalingrado existían, además, posibles salidas, prescindiendo, claro está, de la fase final.

¿Acaso la perspectiva de morir o de caer prisioneros nos libera de obedecer las órdenes recibidas?

Que cada cual en su corazón responda a estas preguntas.

Por aquel entonces ni la Wehrmacht ni el pueblo alemán habrían aprobado mi comportamiento. Lo hubieran considerado un acto revolucionario y político frente a Hitler. Y cabe preguntarse también si al actuar yo contra las órdenes recibidas no hubiese proporcionado a Hitler nuevos argumentos para proceder contra los generales, cargando a éstos toda la responsabilidad de los fracasos.

Hubiese preparado el terreno para una nueva leyenda: el apuñalamiento por la espalda de Stalingrado.

La idea revolucionaria de provocar un descalabro para obligar a Hitler y al régimen nacionalsocialista a poner fin a la guerra jamás la tomamos en consideración, ni yo personalmente, ni ninguno de los oficiales bajo mi mando.

Esta forma de pensar no se correspondía en modo alguno con mi idiosincrasia. Yo era soldado y creía servir a mi pueblo cumpliendo las órdenes recibidas de la superioridad.

Respecto a la responsabilidad de los oficiales bajo mi mando, desde el punto de vista táctico se encontraban, al ejecutar mis órdenes, en igual forzada situación que yo mismo, en el marco de la situación general, al acatar las órdenes que me transmitían.

Ante la tropa y los mandos del 6º Ejército, así como ante el pueblo alemán, cargo con la responsabilidad de haber cumplido mi deber al resistir hasta el final, tal como se me había ordenado

Friedrich Paulus
Mariscal de campo del antiguo Ejército alemán]

Saludos cordiales
José Luis
"Dioses, no me juzguéis como un dios
sino como un hombre
a quien ha destrozado el mar" (Plegaria fenicia)

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francisco
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Mensaje por francisco » Jue Abr 06, 2006 5:53 am

José Luis, fantástico trabajo. Sabía poco de Paulus, se encuentra poco de él.

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