Mensaje
por Torifune » Mié Ago 31, 2011 10:41 am
Hola, Schwerpunkt como siempre tus palabras son acertadísimas. Yo soy de los que opinan que todas las soluciones militares posibles ya han sido dadas en la historia de la guerra. Efectivamente, la batalla de Metauro es el mejor ejemplo de cómo se efectúan las operaciones a retaguardia, la evasión de Aníbal del Bruttium y la extracción de todo su ejército es el mejor ejemplo de una retirada exitosa bajo superioridad enemiga. Por no hablar de Cannas, la famosa Cannas, que no fue sino una versión de Maratón. igualmente, opino que Alejandro y la estrategia romana enseñaron a todos los estados mayores de la modernidad que es posible vencer a un enemigo poderosísimo y, aparentemente inagotable, en una campaña, y que es posible vencer con un único movimiento. También esto nos lo enseña Napoleón, por ejemplo, con la campaña de Ulm. Un movimiento, una victoria. En resumidas cuentas, esto es lo que planteó Manstein en su operación del Golpe de Hoz. Así, el cruce del Mosa encarriló de forma definitiva la victoria alemana y la derrota de franceses y británicos. Es decir, que el primer movimiento ya creaba las precondiciones para una victoria total, absoluta. Lo que los romanos llamaban la victoria fatal, fatal en el sentido de que la victoria era inevitable. Sin embargo, cuando se empieza Barbarroja Hitler retrocede a planteamientos de la Primera Guerra Mundial en el sentido de que considera que una serie de batallas principales acarrearán la victoria definitiva. Es decir, que se pierde el concepto del "Golpe de Hoz" y Hitler diluye todo el esfuerzo bélico alemán en una serie de sucesivos objetivos secundarios, muchos de ellos de tipo economicista, olvidando que si gana la guerra todo le será dado en el terreno de la economía. Creo que esto es lo que no podía entender ni Halder ni los demás altos oficiales alemanes. Es esa famosa frase que Hitler pronuncia tras una conferencia con Guderian: "Mis generales no entienden nada sobre economía de guerra", y a continuación brama contra la obsesión de los altos mandos sobre Moscú. Desde mi punto de vista, el Estado Mayor Alemán se sentía desconcertado cuando Hitler decidió que lo más importante era la destrucción del Ejército Ruso. Objetivo muy correcto y que, además, es lo que nos enseña la campaña napoleónica que culminó en Wagram: de nada vale ocupar un país si antes su ejército no ha sido destruido. Yo también creo que fue acertado el desvío hacia Ucrania: no se podía dejar una masa de un millón de combatientes en uno de los flancos. Von Manstein, creo que es en Victorias Perdidas, pero ahora cito de memoria, comenta que Hitler no tenía un pelo de tonto y que sabía perfectamente que Stalin podía recuperarse de la crisis, tras Viazma- Bryansk, si le concedían unas semanas de tiempo para reorganizarse y rearmarse.
Por otra parte, cuando hablábamos de la inevitable comparación Hitler- Napoleón, yo sí que creo que, como poco, Hitler era tan buen diplomático como Napoleón si no mejor, de hecho superó a Bismarck al lograr la verdadera unificación con la otra nación germánica, es decir, Austria, bajo su bandera, y lo logró sin una sola bala, tan sólo con crisis diplomáticas de las que astutamente supo sacar partido. El Hitler diplomático era genial y atrevido, hasta Churchill disculpó la ocupación y remilitarización de Renania aludiendo a la injusticia del tratado de Versalles. A veces nos olvidamos de que la guerra hubiera sido imposible de no haber logrado Hitler algo imposible, la cuadratura del círculo: el tratado de amistad y cooperación con Rusia. Stalin no hubiese consentido jamás de los jamases una guerra en sus fronteras, en Polonia, y, por tanto, Hitler tampoco habría podido culminar la guerra en el Oeste, de no haber sucumbido los rusos a la diplomacia hitleriana. El Hitelr diplomático era ágil y osado, al contrario que el Hitler militar que solía ser muy conservador.
En fin, toda esta conversación sobre estos dos grandes tiranos y sinvergüenzas, Hitler y Napoleón ( que, por si alguien no lo sabe, restableció la esclavitud en Luisiana), me recuerda un libro que tuve que traducir en mis mocedades y que se titulaba algo así como "El libro de la aflicción". Había en aquel delicioso librito un párrafo que me vas a permitir que cite, escrito en ese lenguaje antiguo, caballeresco y obsoleto de los escritores medievales, "el fracaso es más fértil que la victoria. Mucho más. El fracaso muestra que nuestras pobres vidas están en manos de los demás y vosotros sólo tenéis respeto por vuestras propias vidas. No olvidéis que es más difícil ser buen guerrero en tiempos de paz que en tiempos de guerra"
Un abrazo
VALE IN CRASTINUM
Torifune