Diarios de guerra

Cartas, diarios, testimonios, noticias

Moderador: José Luis

Avatar de Usuario
Erich Hartmann
Miembro fundador
Miembro fundador
Mensajes: 3644
Registrado: Lun Jun 13, 2005 4:15 am
Ubicación: Deutsches Reich
Contactar:

Diarios de guerra

Mensaje por Erich Hartmann » Mar Jun 14, 2005 6:08 am

Llevo tiempo observando que los libros sobre la Segunda Guerra Mundial están generalmente salpicados, en mayor o menor medida, de extractos de diarios de las personalidades, más o menos importantes, que la protagonizaron. Por eso me propongo con la creación de este nuevo tema la recopilación de estos fragmentos que resultan bastante reveladores sobre los acontecimientos durante los cuales fueron escritos.

Saludos cordiales

Avatar de Usuario
Erich Hartmann
Miembro fundador
Miembro fundador
Mensajes: 3644
Registrado: Lun Jun 13, 2005 4:15 am
Ubicación: Deutsches Reich
Contactar:

Mensaje por Erich Hartmann » Mar Jun 14, 2005 6:10 am

Comienzo el tema con un extracto del diario de a bordo del teniente de navio Hardegen, comandante del U-123 en misión en las costas de los Estados Unidos a principios de 1942:

Enero 13.

Lástima que delante de Nueva York no tenga conmigo dos grandes minadores para poner bancos de explosivos, y esta noche diez o veinte submarinos además del mío. Estoy seguro de que todos habrían logrado éxitos muy satisfactorios. He podido contar una veintena de mercantes, parte de ellos con las luces de posición encendidas, que se mantenían muy cerca de la costa.

Enero 19.

Emerjo hacia la una frente al Cabo Hatteras. Tengo todavía seis torpedos. Debo utilizarlos aquí. A las 3,04 horas una luz a la derecha. Un mercante de 4.000 toneladas muy cargado. Lanzo desde 800 metros a las 4,41. Fallado. El torpedo ha tomado una falsa trayectoria; lo indica sin posibilidad de duda nuestro aparato de escucha que sigue la marcha del torpedo. En el barco no se han percatado de nada. Me acerco a 400, a 300 metros detrás de él, sobre su misma ruta y a su misma velocidad, y luego adelanto a la derecha a toda velocidad. A algunas millas al noroeste de la boya de Wimble Shoal lanzo otro torpedo a distancia de 450 metros. El proyectil acierta al mercante a popa de la chimenea y lanza al aire una canoa de salvamento y parte de la superestructura... La nave se hunde con rapidez; la popa choca pesadamente con el fondo del mar mientras la proa se dirige al cielo. Durante el ataque han pasado otros tres buques en sentido opuesto, con rumbo a mar abierto. ¿Han oído la explosión? Pronto lo sabré. A toda velocidad parto en su seguimiento. No, porque mientras tanto me he fijado en una luz que me interesa más. Esta vez se trata de un barco de pequeño cabotaje, demasiado pequeño para uno de los cuatro torpedos que me quedan. Me abstengo. Llegan otros. El siguiente mercante debe desplazar casi 4.000 toneladas. Está tan próximo a las balizas del canal que debo atacar en un punto donde la profundidad es apenas de 7-8 metros, teniendo en cuenta la claridad que proviene de la orilla. ¡Menuda desgracia para mi si me descubre! En esta profundidad no puedo sumergirme. Los barcos siguen abundando por el paraje. Una nave enorme pasa delante de mí y naturalmente me localiza. No tengo otra posibilidad. La gran nave se dirige a nosotros directamente para tratar de embestirnos. No había previsto tal eventualidad y suponía que habría escapado. La distancia que nos separa es sólo de 400 metros, pero los motores rugen a todo régimen. El agua no es más profunda de 20
metros. Para una inmersión rápida, a toda velocidad, la profundidad no es suficiente y además de todos modos la nave me embestiría durante la inmersión.
A 600 metros el petrolero "Osmos II" de 16.966 toneladas comienza a seguirnos. Creerá que tenemos entre manos algo feo. No conociendo bien los submarinos, el comandante del petrolero no puede saber que una "vaca marina" difícilmente puede sumergirse con un fondo de sólo veinte metros. Es ya una suerte que no pueda hacer fuego a causa de la altura de su proa. Lentamente la distancia aumenta y dos horas después ya no pueden alcanzarnos. Comunican todavía nuestra posición y nuestra ruta y dan a la aviación los datos goniométricos. Regulo la trayectoria del torpedo a dos metros para que, al salir del tubo de lanzamiento, no vaya a hincarse de cabeza en el fondo del mar.

Para estar seguro de hacer blanco me acerco a 250 metros. El torpedo da dos saltos fuera del agua, prosigue su curso en una estela de espuma y acierta a la nave en la parte de popa. El estruendo de la explosión nos zumba en los oídos, y el submarino tiembla. Una verdadera suerte que no nos haya sucedido nada. Poco tiempo después el mercante reposa en el fondo del mar.

Son las 9,30. Detrás de mí varias luces a la vista, cinco buques en fila india. El de cabeza es un petrolero. Sobre el horizonte me parece bastante corto, lo calculo de sólo 2.000 toneladas. ¡No vale un torpedo! Entonces con el cañón. Me pongo en su estela. Los otros cuatro barcos están a 2.000, 3.000 metros a popa, luego bastante alejados. Emerjo detrás de él.

A las 10,34 mando abrir el fuego. Todo marcha de maravilla. El petrolero ha recibido al menos seis proyectiles a popa, en las máquinas. Se para y se incendia. Ya que está ardiendo, juzgo que por el momento tiene suficiente y voy a ocuparme de los otros con los torpedos. La nave más cercana marcha a 14-15 nudos, y así tengo dificultad para alcanzarla Pero ya otra viene en sentido inverso dirigida al norte. ¡Dios mío, qué tráfico! Por tanto, cambio de blanco. Pero también, ésta se aleja velozmente, y dentro de poco será de día. Apenas tendré tiempo de lanzar antes de que se levante el sol. En este momento mi petrolero transmite por radio que sigue en llamas, que ha sido atacado a cañonazos por un submarino y que hay que avisar a la primera estación naval.

Se trata del "Malay", 8.027 toneladas de desplazamiento. No pensaba que pudiera ser tan grande. Tengo que darle el golpe de gracia. Desdichadamente se para un Diesel por rotura de un tubo de refrigeración. Me lanzo a toda velocidad con un solo motor válido contra otro mercante. A las 12 llego a una distancia de 450 metros y lanzo. Toco el blanco detrás de la chimenea. El carguero, destrozado, se hunde pesadamente. Con este buque el submarino habrá hundido más de un total de 200.000 toneladas, de ellas 100.000 bajo mi mando.

Y ahora, rápido hacia el "Malay" que ha apagado su incendio y señala por radio que se ha salvado. Pero ya no se ve. Para fortuna nuestra, el fuego se reaviva a bordo. Lo seguimos por el olfato cuando vemos dos sombras paradas ante nosotros. Poco antes de llegar nosotros, el petrolero sale hacia Norfolk, a 340°. La otra nave, "City of Delhi", de 7.443 toneladas de desplazamiento, está bajando al mar una lancha. Podría lanzar muy bien sobre este barco parado, pero me molesta ver todavía a salvo el petrolero. Quiero aguarle la fiesta, ya que lleva un cargamento precioso. Son ahora las 12,44, y voy a dar el golpe de gracia al petrolero. Después de una carrera de 28 segundos, blanco en las máquinas a popa. Esto es lo que pasa cuando se anuncia demasiado pronto la salvación. ¡Estábamos a la escucha a 600 metros! Ahora parece lo mejor que me aleje, con los motores a toda marcha
.

Agradecería participaciones.

Saudos cordiales

Avatar de Usuario
Erich Hartmann
Miembro fundador
Miembro fundador
Mensajes: 3644
Registrado: Lun Jun 13, 2005 4:15 am
Ubicación: Deutsches Reich
Contactar:

Mensaje por Erich Hartmann » Mié Jun 15, 2005 4:26 am

ELOGIO A LA DIVISIÓN “FOLGORE”

Del diario del teniente carrista Hans Moser, ayudante del mariscal Rommel, 4 de noviembre de 1942:

"Durante la batalla nos vemos obligados a trabajar en la clave durante cuarenta y ocho horas seguidas. Von Rintelen ha obtenido luego libertad de maniobra del Mando Supremo italiano. Pero pienso que la Fuka está perdida para siempre. Estamos en vísperas del Dunkerque africano. El mariscal está triste. Muchos de nuestros camaradas han caído heroicamente, junto a los italianos. Las tropas de la Folgore están al nivel de nuestros mejores soldados. Hace cinco días que solicitamos al Mando Supremo italiano el envío de vehículos para evitar a las tropas de a pie italianas la dura suerte de ser aniquiladas o caer prisioneras. Quizá esta será nuestra suerte, la de todos nosotros. Es preferible caer en el campo... ¡Confiemos sólo en Dios!... Vamos hacia Marsa Matruk...".

9 de noviembre:

"Noche trágica. El enemigo ha desembarcado en Argelia. El A. K. no volverá a ver Europa".

18 de noviembre:

"Marchamos en retirada a gran velocidad. El mariscal considera necesario retirarse a Tunisia. Los italianos insisten en defender Tripolitania, lo que produciría un mayor desgaste de nuestras fuerzas. El mariscal Rommel está sereno, a pesar de los duros golpes recibidos. Tour le ha hecho leer ayer por la noche la proclama del general Montgomery al VIII Ejército antes de la ofensiva de El Alamein, en la que se cita la orden del general Alexander, que dice textualmente: 'Destruir a Rommel y a sus tropas'. El mariscal del Reich ha replicado que si hubiéramos tenido gasolina suficiente, a estas horas estaríamos en el canal de Suez, y no a punto de ser arrojados al mar, y ha añadido: 'Si me dan cinco carros de combate a mí y cinco a él (Montgomery) poniéndonos en una zona aislada del desierto con las mismas reservas de gasolina, ¡entonces veríamos cuál de los dos es más valiente!'".


Saludos cordiales

Avatar de Usuario
Erich Hartmann
Miembro fundador
Miembro fundador
Mensajes: 3644
Registrado: Lun Jun 13, 2005 4:15 am
Ubicación: Deutsches Reich
Contactar:

Mensaje por Erich Hartmann » Mié Jun 15, 2005 4:27 am

CARA A CARA FRENTE A LOS INGLESES.

Un testigo de excepción, el almirante Alberto Da Zara, recuerda la batalla de Pantelaria.

"Estamos frente afrente con los navíos ingleses, guiados por un destructor tipo 'Tribal', pintado en un color claro, casi rosa, y por uno del tipo 'Jervis'; a los demás, envueltos en el humo de las naves, tras la barrera de nuestros disparos, no podemos ni distinguirlos ni clasificarlos con suficiente claridad. Disparos rápidos a una distancia de ejercicio táctico, y luego una segunda descarga; una exhibición espectacular en honor de la Royal Navy. Los destructores ingleses avanzan a gran velocidad levantando blanca espuma con sus proas, y disparando a un ritmo acelerado; la unidad de cabeza, que después sabríamos que era el 'Bedouin', es alcanzada, marcha a la deriva, y desaparece tras la oleada de sus compañeros, que siguen hacia adelante intrépidamente. Otro destructor es alcanzado en su centro y escora ardiendo como una antorcha.
A las 5,59, el comandante Onnis me indica una fuerte aproximación a la izquierda del 'Montecuccoli'. Hasta aquel momento no me había ocupado de él, sino sólo del enemigo y del 'Vivaldi'. El 'Montecuccoli' parece la figura central de una fuente monumental, y en Nápoles su comandante, Solari, hará la misma comparación para el 'Eugenio di Savoia'. En una rápida sucesión se ve rodeado por altas y densas columnas de agua, levantadas por las salvas enemigas, hasta el punto que parece tratarse de un solo chorro que surge de la superficie del mar, mientras el crucero se viste de blanca espuma en su proa.
Ha sido alcanzado en su camarote de oficiales, pero levemente, Solari ha virado para evitar los torpedos, y con su acostumbrada prontitud vuelve a tomar posiciones en la formación y comienza a vomitar hierro y fuego. También el 'Eugenio' ha sido alcanzado y los marineros Ezio Mainardi y Cesare Ardizzone caen en el campo del honor. Con gran audacia los destructores ingleses continúan acortando distancias, llevando a cabo un ataque digno de las más altas tradiciones de la primera Marina en el mundo. La distancia ha bajado a menos de 10.000 metros y me veo obligado a dar un amplio viraje hacia fuera para contrarrestar las maniobras enemigas. Al tiempo, lentamente viro de tal manera que no afecte a la puntería de mis cañoneros; nuestros disparos se van centrando y a las 6,05 una salva alcanza claramente a un destructor, que se detiene, mientras otro, también alcanzado, continúa atacando. Estelas de torpedos surcan el mar, limpio como un cristal, a popa de mi información. Cuando, a las 6,09, el ataque está bloqueado, acababa de decir al comandante Onnis: 'Viremos otros diez grados, porque si no, estos señores vendrán a tomar el café a bordo'.

El ataque ha durado veintidós minutos y la distancia ha descendido a menos de 6.000 metros. Los ingleses se repliegan y se dispersan, cubriéndose con cortinas de humo. Pero entonces, magníficamente sincronizados en el tiempo y en el espacio, hacen su aparición en el campo de batalla los cruceros ingleses. Inmediatamente, el 'Eugenio' sitúa sus disparos en los cruceros, dejando a los destructores que se retiraban, pero el 'Montecuccoli' se retrasa y se empeña en no abandonar su originaria diana. Le hago ver la realidad y trato de clasificar a mis adversarios. Sin duda 'se trata de tres buques de distinto tonelaje; el mayor de ellos, a la cabeza, me parece tratarse de un 'Birmingham'; mi apreciación visual es corroborada por las salvas de seis disparos que descarga a una frecuencia impresionante; pero no consigo saber qué puedan ser los otros dos. Sin embargo, ya sé bastante, y concluyo que en un duelo 'nave a nave', el 'Birmingham' tiene muchas posibilidades de vencer al 'Eugenio', porque es difícil que sus doce cañones de 152 mm., con una frecuencia de disparo de seis por minuto y batería (72 disparos por minuto) no consigan superar a nuestros ocho cañones del mismo calibre, con una frecuencia de cinco disparos por minuto (40 disparos por minuto en total).

Todo esto dejando de lado el valor de la dirección del disparo. Pero si el 'Eugenio' dispara bien y su objetivo está totalmente encañonado por sus salvas, el enemigo no lo hace peor, y también nosotros estamos centrados en su punto de mira: Tres disparos cortos y tres largos, dos cortos y cuatro largos, cuatro cortos y dos largos. Por ello, ordeno al 'Montecuccoli' que concentre su tiro en el buque de cabeza. Me acuerdo entonces de las consignas de Nelson a sus fragatas: 'Si os encontráis ante dos enemigos no les ataquéis a ambos. Operad ambos contra uno solo; asi lo tendréis seguro, y podréis apoderaros del otro en un segundo momento. Pero si éste consigue huir, vuestro país, en todo caso, habrá ganado una victoria y alcanzado una nave'. Nelson siempre tuvo razón. Nos dirigimos por rutas que convergen y las distancias disminuyen. A las 6,12, una salva increíble nos alcanza de lleno: dos disparos cortos, tres largos, y uno a bordo. Nadie se da cuenta del impacto, que, como compruebo al llegar a puerto, ha dado en el blindaje de 70 mm., a casi 5,50 m. de la quilla. Pido un parte de daños y me contestan que no hemos sido alcanzados. Insisto. Segunda respuesta negativa. Digo a Onnis: 'No nos habrán hecho nada, pero hemos sido alcanzados'.

Prosigue el duro y violento duelo. Lamento una vez más la ausencia del 'Bolzano', y me
preocupa la suerte del 'Vivaldi', que me comunica encontrarse detenido con una avería en su timón. No hay nada que hacer aparte de lo que yo he hecho para tratar de salvarlo (y que lo salvará); la suerte decisiva de la jornada se efectúa en este momento en el enfrentamiento entre los cruceros: si venzo a los cruceros, salvaré también al 'Vivaldi'. ¿Serán suficientes los seis cañones de 152 mm. (80 disparos por minuto) para batir a los doce cañones (72 disparos por minuto) del mismo calibre? Only numbers can annihilate.

Pero algo debe haber ocurrido en la formación inglesa, porque lentamente avanzo hacia ella, mejorando mi posición táctica hasta neutralizar parcialmente el disparo de los dos cruceros menores que disparan sobre el 'Montecuccoli'. A pesar de ello, el fuego del crucero que guía a la formación enemiga es muy eficaz y aún no hay nada decidido: la balanza está equilibrada y todo se decidirá en una salva afortunada. Dos salvas sucesivas, una del 'Eugenio' y otra del 'Montecuccoli', alcanzan a nuestro adversario, que escora terriblemente a la izquierda, en tanto un destructor invierte su ruta y extiende ante la formación enemiga una densa cortina de humo. No puedo por menos que explotar en una infantil demostración de alegría y lanzo mi gorra al aire. Ha terminado el primer acto
".


Saludos cordiales

Avatar de Usuario
Erich Hartmann
Miembro fundador
Miembro fundador
Mensajes: 3644
Registrado: Lun Jun 13, 2005 4:15 am
Ubicación: Deutsches Reich
Contactar:

Mensaje por Erich Hartmann » Mié Jun 15, 2005 4:28 am

Del diario del profesor Ludwig Hirszfeld, de la Universidad de Varsovia, internado en el ghetto:

"... La puerta de la vida se ha cerrado detrás de nosotros. Tenemos la impresión de haber pasado de un lugar aireado a una prisión fétida y superpoblada. Ya no somos hombres, sino sólo parte de una masa repugnante. Cualquiera puede golpearnos. En la parte 'aria' de Varsovia una hectárea tiene diez veces menos habitantes que en la parte 'no aria'. Allí se quiere anular solamente la inteligencia; aquí, la misma vida física. Allí al menos se puede vegetar como esclavos; aquí, cada uno de nosotros está destinado a una muerte miserable. Las calles están tan llenas de gente que a duras penas se puede caminar. Todos vestimos de harapos. Muchas veces no se posee ni una camisa. Por todas partes hay rumores y gritos. Voces agudas y penosas de niños dominan el rumor. Gritan: '¡Vendo helados, cigarrillos, caramelos!'. Nunca podremos
olvidar estas voces. Sobre las aceras se amontonan los excrementos y desechos. Con frecuencia un niño arrebata a un transeúnte el paquete que lleva en las manos y, huyendo, se arroja famélico sobre su contenido si es comestible. Naturalmente, la gente persigue al niño. Pero aunque lo capturen y le peguen, el niño continúa devorando lo que ha encontrado. La sensación de estar encerrados en prisión viene reforzada por el hecho de que en todas partes hay muros y alambradas. Las autoridades han pensado aislar de este modo a los portadores de bacilos peligrosos.
Ante todas las puertas del ghetto está el servicio de guardia. Lo componen un par de alemanes que miran a todos con desprecio, agentes polacos y miembros del 'servicio de orden' judío, que son abofeteados si no siguen exactamente las órdenes recibidas.

En el interior del ghetto los niños son siempre innumerables. Por parte 'aria', grupos de curiosos miran el espectáculo miserable de estas hordas humanas vestidas de harapos. Pero estos niños son los verdaderos sostenedores del ghetto. Apenas un alemán mira
un segundo para otro lado, corren rápidos a la parte 'aria'. Esconden el pan allí comprado, las patatas y otros artículos alimenticios bajo sus harapos, y luego esperan, para volver adentro, a que el centinela alemán se distraiga un momento
".


Saludos cordiales

Avatar de Usuario
Erich Hartmann
Miembro fundador
Miembro fundador
Mensajes: 3644
Registrado: Lun Jun 13, 2005 4:15 am
Ubicación: Deutsches Reich
Contactar:

Mensaje por Erich Hartmann » Mié Jun 15, 2005 4:30 am

NO QUERÍA QUITARME EL SOMBRERO

Del diario del profesor Ludwig Hirszfeld, de la Universidad de Varsovia:

"Marchando al trabajo hay que descubrirse ante el centinela. Si alguno no se quita el sombrero, el guardia dispara sobre la columna en marcha. No quena quitarme el sombrero cuando pasara la primera vez con mi mujer y mi hija delante del centinela. Después de todo, pensaba que alguno debería conservar la dignidad. Pero detrás de mi sonó una voz: 'Eh, usted, no nos comprometa a todos'. Y así también yo tuve que obedecer. Al principio los judíos fueron obligados a saludar a todos los alemanes. Después se dio la orden de no saludar a los alemanes. Por consiguiente, los judíos empezaron a recibir bastonazos, porque habían saludado o porque no habían saludado. Por esta razón muchos ya no llevábamos sombrero. De vez en cuando algunos autobuses atravesaban el ghetto. Se veían por las ventanillas rostros curiosos. Los autobuses eran de la organización Kraft durch Freude. Para esta gente era como un paseo por un Jardín zoológico. Probablemente Goebbels quiere demostrar lo que significa la potencia y cómo se deben despreciar los hombres de raza extranjera. Veo una muchachita que trata de salir fuera del ghetto. El centinela la llama. El hombre se echa lentamente el fusil a la cara. La niña se aferra a sus botas y pide gracia. El guardia dice riendo: 'No morirás, pero no harás más contrabando'. Luego dispara sobre los pies de la niña, que luego le tendrán que ser amputados. Una vez pregunté a una muchacha: 'Dime, ¿qué te gustaría ser?'. Ella me respondió: 'Un perro, porque los centinelas quieren a los perros'".

Saludos cordiales

Avatar de Usuario
Erich Hartmann
Miembro fundador
Miembro fundador
Mensajes: 3644
Registrado: Lun Jun 13, 2005 4:15 am
Ubicación: Deutsches Reich
Contactar:

Mensaje por Erich Hartmann » Mié Jun 15, 2005 4:31 am

LOS NIÑOS CONTRABANDISTAS

Del diario del profesor Ludwig Hirszfeld, de la Universidad de Varsovia:

"Los guardias alemanes se comportan de diversos modos, aunque sólo raramente sucede que un alemán sonría a un niño y lo anime prudentemente a deslizarse fuera. En tal caso, el hombre es ciertamente un padre de familia, y los pequeños judíos le recuerdan a sus hijos. No todos los guardias alemanes son asesinos ni carniceros, pero por desgracia muchos toman las armas demasiado pronto y disparan sobre los niños. No se querría creer, pero todos los días son llevados al hospital niños heridos por arma de fuego. Todos los judíos deben llevar el brazalete con la estrella de David. Se exceptúan sólo los niños. Por eso, éstos tienen más fácil el contrabando de alimentos. Muchas veces, desde el tranvía que recorre la calle "aria" paralela al muro, los niños arrojan paquetes en el ghetto. Luego saltan del vehículo y penetran velozmente. Los niños escalan también los muros, pero esto debe hacerse muy aprisa antes de que el centinela se vuelva. Si descubre un niño que trepa al muro, dispara en seguida. '¡Orden de guerra del Führer!'. Si un día se debiera levantar un monumento a los muertos, debería tener esta dedicatoria: 'A los desconocidos niños contrabandistas'. Millares de mendigos cubiertos de harapos recuerdan a la India hambrienta. Se ven espectáculos horribles. Una madre casi inane intenta nutrir a su hijo con su pecho agotado. Cerca de ellos yace el que quizá es otro hijo suyo, muerto, de más edad. En medio de la calle se ven moribundos con los brazos abiertos y las piernas hinchadas, con frecuencia congeladas. Los rostros están deformados por el dolor. Por lo que he oído decir, a los niños-mendigos les amputan con frecuencia dedos congelados".


Saludos cordiales

Avatar de Usuario
Erich Hartmann
Miembro fundador
Miembro fundador
Mensajes: 3644
Registrado: Lun Jun 13, 2005 4:15 am
Ubicación: Deutsches Reich
Contactar:

Mensaje por Erich Hartmann » Mié Jun 15, 2005 4:32 am

TRES BLANCOS CON CUATRO TORPEDOS

De la relación del comandante del "Axum", teniente de navío Renato Ferrini:

Hora 19,33

Mientras tanto puedo comprobar que la formación está compuesta por unos quince vapores, dos cruceros y numerosos destructores, navega en tres líneas de cuna, con los vapores repartidos por las tres líneas, los dos cruceros al centro y los destructores dispersos por las líneas de fuera. Dada la calma del mar, prefiero tener una visión rápida de la situación a fin de no hacer ver la estela del periscopio que, a pesar de la marcha al mínimo, es visible.

Hora 19,42

Después de una brevísima observación a profundidad de periscopio, bajo a los 15 metros y pongo avante a media velocidad para cerrar distancias.

Hora 19.55

Lanzo de proa todos los torpedos I, 4, 3, 2 en ese orden. Me alejo en seguida del lanzamiento. Distancia al lanzamiento de la primera línea 1.300 m., del crucero 1.800 m. Después de 63 segundos del lanzamiento se oye una primera explosión; después de 90 segundos otras dos explosiones muy seguidas. Esto me hace suponer que he acertado una unidad de primera línea y sucesivamente otra de la segunda. Mientras el submarino se encuentra a unos 65 m. empieza la caza con un lanzamiento concentrado de cargas. Bajo a profundidad 100 parando todas las máquinas. La caza sigue por cerca de dos horas con estudiada lentitud y lanzamientos más o menos concentrados. Noto que cada vez que la unidad sube a los 80-90 metros se sienten las señales del detector, a las que siguen una inmediata serie de cargas. Decido por tanto permanecer entre los 100-120 metros, tanto más cuando a las 21,35 un destructor se pone en marcha y al pasar de popa a proa, además del ruido de la hélice, se oye netamente otro como de un cabo deslizante, lo que me hace suponer que se trata de minas de remolque.

Hora 22,50

Emerjo y noto a popa a unos 3.000 metros un gran buque en llamas, a la derecha otra unidad en llamas y envuelta ya en mucho humo, y a la izquierda una tercera unidad ya quemada...


Saludos cordiales

Avatar de Usuario
Erich Hartmann
Miembro fundador
Miembro fundador
Mensajes: 3644
Registrado: Lun Jun 13, 2005 4:15 am
Ubicación: Deutsches Reich
Contactar:

Mensaje por Erich Hartmann » Lun Jun 20, 2005 11:30 pm

QUE DIOS NOS AYUDE

Del diario de Alan Brooke, jefe de Estado Mayor del ejército británico:

"Domingo 4 de junio de 1944.

La operación de desembarco debería empezar en la noche entre el 4 y el 5 de junio, pero el tiempo era demasiado malo, con viento fuerte y nubes bajas. Por ello se retrasó la invasión, cosa verdaderamente deplorable. Tenía plan de volver el sábado, pero me demoré bastante porque la operación había sido pospuesta. Entre tanto, Winston Churchill tomó el tren y se puso a recorrer la zona de Portsmouth (Winston había hecho de todo por la noche para conseguir subir a bordo de un crucero y tomar parte en la operación). De este plan suyo no había hablado conmigo, sabiendo muy bien que habría tratado de disuadirlo.'Gracias al cielo el rey consiguió retenerlo, apelando a toda su autoridad. Esta espera prolongada del inicio de las operaciones es un verdadero tormento para los nervios. Me acuerdo haber experimentado las mismas sensaciones, que solían apoderarse de mí hasta el punto de hacerse incontrolables, entes del comienzo de una carrera Un sentimiento de vacío en el estómago y unas grandes ganas de bostezar".

"Lunes 5 de junio de 1944.

He vuelto temprano, después de que ayer por la noche llegara la noticia de la toma de Roma... Winston regresó el sábado por la noche de óptimo humor. Al día siguiente invitó a comer a los jefes de Estado Mayor. Me ha parecido un tanto demasiado optimista en lo que se refiere a las perspectivas de las operaciones de desembarco, y he intentado enfriarlo un poco. También está dispuesto a opinar que Alexander, en el frente italiano, está a punto de destruir todas las fuerzas alemanas...

Larga sesión del Gabinete en la que se ha hablado de De Gaulle y de las molestias que da, ahora que ha dejado Argel. De Gaulle se niega a hablar por radio si Eisenhower no modifica el texto del discurso que intenta pronunciar... Parece difícil creer que dentro de pocas horas empezará de verdad la invasión. Estoy muy preocupado por la suerte de toda la operación. En la mejor de las hipótesis, quedará muy alejada de las expectativas de las grandes masas, de aquéllos que no tienen ni la menor idea de las dificultades que hay que afrontar. En la peor de las hipótesis, puede resultar la más espantosa catástrofe de toda la contienda. Dios nos permita lograr que llegue a puerto felizmente... Conozco demasiado bien los puntos débiles del plan operativo. Ante todo está la meteorología, de la que dependemos totalmente. Una tempestad imprevista puede echar todo por tierra. Luego, la complejidad de una operación anfibia de este género, durante la cual en un instante el desorden puede transformarse en caos. La dificultad de tener seguras las riendas en el curso de las operaciones una vez que la máquina se haya puesto en marcha. La falta de movilidad en el empleo de las reservas. El peligro de que se filtren noticias, con la consiguiente anulación del secreto, tan importante para fines de éxito...Quizá lo que más ataca los nervios, para quien tenga a la vista el desarrollo de una operación como ésta, es la íntima familiaridad con los jefes militares que han de dirigirla. Un conocimiento demasiado bueno de sus defectos hace inevitablemente preguntarse si, en los momentos críticos, no defraudarán las esperanzas que se han puesto en ellos...
".


Saludos cordiales

Avatar de Usuario
Erich Hartmann
Miembro fundador
Miembro fundador
Mensajes: 3644
Registrado: Lun Jun 13, 2005 4:15 am
Ubicación: Deutsches Reich
Contactar:

Mensaje por Erich Hartmann » Lun Jun 20, 2005 11:32 pm

Una jornada en el diario de Anne Frank

Miércoles 3 de mayo de 1944:

Con frecuencia he estado abatida, pero nunca desesperada. Considero esta vida clandestina como una aventura peligrosa, pero romántica e interesante. Me consuelo de las privaciones entreteniéndome en escribirlas en mi diario. Me he propuesto llevar una vida diferente de las otras chicas, y después, de las amas de casa corrientes. Este es un buen comienzo de una vida interesante y por eso, aun en los momentos más peligrosos, tengo que reírme del lado humorístico de la situación. Soy joven y poseo muchas virtudes aún escondidas. Soy joven y fuerte y vivo esta gran aventura, estoy en pleno centro, y no puedo pasarme el día lamentándome. La naturaleza me ha favorecido dándome un carácter feliz, jovial y enérgico. Cada día siento que mi mente madura, que la liberación se avecina, que la naturaleza es bella, que la gente en torno a mí es buena, y que esta aventura es interesante. Luego ¿porqué tendría que desesperarme?


Saludos cordiales

Avatar de Usuario
Erich Hartmann
Miembro fundador
Miembro fundador
Mensajes: 3644
Registrado: Lun Jun 13, 2005 4:15 am
Ubicación: Deutsches Reich
Contactar:

Mensaje por Erich Hartmann » Lun Jun 20, 2005 11:34 pm

Un diario alemán: "Todo va muy mal"

Un papel importante jugó también el 2.° Frente bielorruso. Sus unidades cercaron a las columnas adversarias y las liquidaron en 1944 Los aviones de los Ejércitos aéreos rusos IV y XVI se beneficiaban del hecho de que los alemanes se retiraban sólo por las carreteras, evitando los bosques donde dominaban los partisanos. Al final el mando alemán perdió el control de las tropas.

He aquí algunos fragmentos tomados del diario de jefe de una compañía del 12.° Regimiento de la 31.a División de infantería, perteneciente al IV Ejército alemán.

"27.6. Todo va muy mal. Las últimas fuerzas sostienen todavía duros combates para cubrir el puente. Todos se retiran. Los coches van sobrecargados de hombres. Es una fuga salvaje.

29.6. La retirada continúa. Los rusos buscan constantemente rebasarnos en una persecución lateral. Es una tensión enorme. Los partisanos han hecho saltar todos los puentes.

30.6. Hace un calor insoportable. Ha comenzado la senda del terror.

1.7. Todos estamos completamente agotados. Avanzamos por la carretera hacia Minsk. Hay confusiones y atascos tremendos. Muchas veces se oyen disparos por la derecha y la izquierda. Todos escapan. Es la retirada del pánico. Mucho material queda en la carretera.

2.7. Los rusos han ocupado la carretera, y nadie puede pasar ya... ¡Jamás se ha visto una retirada semejante! Es para volverse loco".


Saludos cordiales

Avatar de Usuario
Erich Hartmann
Miembro fundador
Miembro fundador
Mensajes: 3644
Registrado: Lun Jun 13, 2005 4:15 am
Ubicación: Deutsches Reich
Contactar:

Mensaje por Erich Hartmann » Lun Jun 20, 2005 11:35 pm

"AQUELLA NOCHE NOS SENTIMOS PERDIDOS"

Testimonio inédito del general Sigfried Westphal, jefe de Estado Mayor del feldmariscal Albert Kesseiring, comandante del frente Sur.

"Cuando vuelvo a recordar aquella noche entre el 8 y el 9 de septiembre de 1943, experimento aún sentimientos de angustia. Nosotros, los jefes alemanes en el frente Sur, estábamos en estado de alarma. Desde hacía varios días estábamos informados de la posibilidad de una capitulación por parte de Italia, pero no teníamos pruebas concretas al respecto. Para la 'Operación Eje', o sea, el plan que preveía la ocupación de Italia, todo estaba preparado de manera de no alarmar a los italianos. Así, en la tarde del 8 de septiembre había ido yo como de costumbre a ver al jefe de Estado Mayor italiano, general Roatta, para tratar sobre las operaciones militares en la Italia del Sur. Fue durante esta reunión cuando un general alemán me telefoneó para advertirme que Italia había capitulado. Salí en seguida del mando italiano y marché a Grottaferrata, donde habíamos montado un mando provisional a causa del bombardeo de Frascati.

Casi a la vez me comunicaron también que una flota de desembarco aliada había sido vista por los observadores aéreos. Aquel fue un momento terrible para nosotros los Jefes alemanes. No sabíamos a dónde iban dirigidos los aliados ni sabíamos cómo reaccionarían los italianos, y además nuestro puesto de mando había sido completamente destruido por las bombas. Es inútil decir que en aquel momento estábamos todos convencidos que todo había sido hábilmente preparado por italianos y aliados. Después nos informaron que el objetivo del desembarco era Salerno, y éste fue para nosotros motivo de alivio porque temíamos que se dirigiesen más al norte. Además, para nuestra suerte, los aliados no intentaron aquello que temíamos más que nada: un desembarco a nuestras espaldas, o sea, en Roma. Hoy puedo afirmar serenamente que si este desembarco se hubiera realizado, si los aliados se hubieran unido a las fuerzas italianas de Roma, hubiéramos sucumbido seguramente. Pero nada de esto sucedió. Faltándoles el apoyo aliado, los italianos se desbandaron, y nosotros pudimos enviar a Salerno las divisiones que estaban bloqueadas en torno a Roma. Kesseiring demostró, pues, que Italia entera podía ser convertida en un campo de batalla al que defender palmo a palmo. Así fue, y Hitler, después de haber reconocido su error, alejó a Rommel de Italia y confió al mariscal Kesseiring el mando supremo de las fuerzas alemanas en Italia. Esta decisión permitió a las fuerzas armadas alemanas obligar a los aliados a permanecer en el sur de Italia hasta la primavera de 1944".


Saludos cordiales

Avatar de Usuario
Erich Hartmann
Miembro fundador
Miembro fundador
Mensajes: 3644
Registrado: Lun Jun 13, 2005 4:15 am
Ubicación: Deutsches Reich
Contactar:

Mensaje por Erich Hartmann » Lun Jun 20, 2005 11:37 pm

POR SUERTE NO DESEMBARCARON EN ROMA ...

¿Qué habría sucedido si una división aerotransportada americana hubiera desembarcado en Roma coincidiendo con el anuncio del armisticio y en apoyo del gran desembarco de Salerno?

Aunque es penoso hacer historia a base de hipótesis, no se puede olvidar el hecho de que tal jugada habría puesto en serias dificultades al mando alemán.

He aquí un testimonio del general Sigfried Westphal, jefe del Estado Mayor del mariscal Kesseiring, que mandaba el frente sur:

"En 1943 era jefe del Estado Mayor del mando alemán en el sur de Italia, bajo el mariscal Albert Kesseiring. Nuestro Cuartel General estaba en Frascati, cerca de Roma. La situación, a mitad del Verano de 1943, era la siguiente: Sicilia había sido conquistada por los aliados, y para nosotros estaba claro que el siguiente movimiento seria un desembarco sobre el continente mismo.

Las posibilidades eran éstas:

1) un desembarco en las Puglie, en la zona de Tárenlo;

2) un desembarco en la zona de Nápoles;

3) un desembarco en la zona de Roma:

4) un desembarco al norte de Roma, es decir, entre Civitavecchia y Grosseto, y finalmente, sobre, la base de informaciones recibidas por nosotros en agosto, un desembarco en la zona de Salerno. Esta información sobre un desembarco en la zona de Salerno nos indujo a llevar a Salerno una división de carros de combate que estalla sobre el Adriático. Por otra parte, las disposiciones adoptadas por nuestro comandante al sur de la línea Elba-Ancona eran las siguientes: en la retirada de Calabria, obstaculizada por falta de carburante, destrucción de ferrocarriles y fortísimos ataques aéreos por parte de los aliados, estaban implicadas dos divisiones alemanas. Otra división se encontraba en las cercanías de Salerno; una cuarta y una quinta división estaban en la zona de Nápoles, otra en la zona de Roma y otra más en las cercanías de Civitavecchia.

Finalmente, una octava división nuestra, que había estado combatiendo en Sicilia, estaba en las Puglie pronta a intervenir en caso de que se hubiera realizado un desembarco en aquella región. Al norte de la línea Elba-Ancona estaba el Grupo de ejércitos B, bajo el mando del mariscal Rommel. Su misión, en el caso de una capitulación italiana, era desarmar a las tropas italianas. La misión del mando Sur, de Kesselring, era a su vez impedir un desembarco americano e inglés, y tomar las medidas necesarias en caso de una capitulación italiana. Cuando pienso en la posibilidad de un desembarco (y cualquier intento de desembarco nos parecía entonces peligrosísimo), todavía noto un sentimiento de miedo. Teníamos pocos medios navales y una fuerza aérea muy débil, y conforme se subía al norte, se hacía más peligroso. Por eso habíamos puesto en estado de alerta dos de nuestras ocho divisiones en la sola zona de Roma.

La situación de los alemanes desde el punto de vista militar era también muy especial, porque había dos mandos supremos, uno a las espaldas del otro: en el sur nuestro mando del Sur, y en el norte el grupo B de Rommel. La razón era ésta: el mando superior alemán contaba con la pérdida casi segura de Italia meridional y de una parte de la Italia central. En principio ya había sido prevista la medida en que se realizaría la posibilidad de salvar las fuerzas de combate en caso de un desembarco, y de llevarlas lo antes posible a los Apeninos. Como sabemos, las cosas marcharon de modo claramente diverso. Aquel verano central de 1943 fue para mi uno de los períodos más tensos que había conocido durante la segunda guerra mundial. No sólo por la inseguridad sobre la zona y el momento de la próxima operación de los aliados, sino también por la sensación desagradable que provocaba la conciencia de haber sido ya dados por perdidos por el propio mando supremo. Me acuerdo bien de que, cada vez que telefoneaba al mando superior para pedir hombres, armas o combustible, o cualquier otra ayuda, me respondían siempre: veremos, esperamos, por ahora nada. De eso resultaba que no estábamos tranquilos por la eventualidad de un desembarco en la zona de Salerno, pero temíamos que este desembarco pudiese ser sólo una maniobra de diversión, seguida de un desembarco masivo en la zona de Roma. Para nosotros, el peligro más grande era un desembarco combinado, desde el mar y desde el aire, en colaboración con el general Carboni, que estaba en torno a Roma. Si los aliados hubieran desembarcado en la zona de Ostia, si hubiesen mandado tropas aerotransportadas a todos los aeródromos al oeste y al norte de Roma, y se hubieran unido a los italianos, las perspectivas para el mando Sur y para la segunda división de paracaidistas que estaba cerca de Roma hubieran sido desesperadas
"


Saludos cordiales

Avatar de Usuario
Erich Hartmann
Miembro fundador
Miembro fundador
Mensajes: 3644
Registrado: Lun Jun 13, 2005 4:15 am
Ubicación: Deutsches Reich
Contactar:

Mensaje por Erich Hartmann » Lun Jun 20, 2005 11:39 pm

Citas del diario de Hans Frank

Miércoles 15 de octubre de 1941:

Sesión del Gobierno General en el palacio de Brühl con los directores regionales de las secciones de la Oficina de Distritos de Varsovia y los de los directores de sector del distrito de Varsovia. El Gobierno General estima que no serán puestos ya a disposición de los judíos otros medios de subsistencia".

Sesión del Gabinete, 16 de diciembre de 1941, en Cracovia:

"En cuanto a los judíos, debo decir francamente que de un modo o de otro hay que acabar con ellos... Quiero pedirles, señores, que acepten esta fórmula: tengamos compasión por la nación alemana y por nadie más en el mundo. Los demás no tendrán compasión de nosotros. Como viejo nacionalsocialista debo añadir: si la raza judía lograse sobrevivir en Europa y nosotros debiésemos dar nuestra mejor sangre por sostener Europa, esta guerra no sería más que un éxito parcial. Los judíos deben desaparecer...

He entablado negociaciones dirigidas a empujar a los judíos hacia el este. En enero, una gran reunión sobre este tema tendrá lugar en Berlín, a la cual enviaré al secretario de Estado, Dr. Bühler. La reunión tendrá lugar en el Cuartel General de la Policía de Seguridad, en el despacho del SS-Obergruppenführer (teniente general) Heydrich. De todos modos, habrá emigración de los judíos. ¿Qué sucederá con los judíos? Señores, debo pedirles que resistan a la compasión. Debemos destruir a los judíos donde los encontremos...

Hay en el Gobierno General cerca de tres millones y medio de judíos... No podemos fusilar a tres millones y medio de judíos, ni podemos envenenarlos. Pero debemos hacer por erradicarlos de algún modo (Vernichtungserfolg) y eso se hará según las importantes órdenes que serán discutidas según las líneas de conducta del Reich. El Gobierno General debe ser librado de los judíos, así como el Reich ha sido liberado de ellos...".

Reunión del Gobierno General, 16 de diciembre de 1941, en Cracovia:

"Las sanciones más graves deben ser y son tomadas contra los judíos que se evaden del "ghetto'. Las condenas a muerte pronunciadas contra judíos por esta culpa serán cumplidas sin retardo en el futuro".

Discurso al NSDAP (Partido Nacionalsocialista) en Lvov, 1 de agosto de 1942:

"Aludo sólo de pasada al hecho de haber condenado a morir de hambre a 1.200.000 judíos. Es obvio que la posibilidad de que los judíos no mueran de hambre apresurará —se espera- las medidas antijudías".

Reunión del Gabinete. 24 de agosto de 1942:

"Una no despreciable mano de obra, representada por nuestras comunidades judías, ha sido perdida. Está claro que es difícil cumplir un programa de trabajo cuando a la mitad, y durante la guerra, llega la orden de exterminar a lodos los judíos, hasta el último. Debemos alegrarnos de las consecuencias de estas medidas y no podemos más que señalar que los judíos han causado enormes dificultades a la realización de nuestro trabajo. El otro día he podido suministrar la prueba al secretario de Estado Genzenmüller, quien se lamentaba de que una gran obra de construcción proyectada en el Gobierno General hubiera tenido que detenerse. Esto no hubiera ocurrido si los millares de judíos que trabajaban en su realización no hubieran sido deportados. Ahora se ha dado la orden de que los judíos no deben ser destinados más a las proyectadas obras bélicas. Espero que esta orden, si aún no ha sido anulada, lo sea bien pronto.
Si no, la situación empeorará todavía más. Deseo poner en claro esto: no debemos conmovernos cuando oímos que 17.000 personas han sido fusiladas. También son víctimas de guerra. Recordemos que estamos todos en la lista de los criminales de guerra del señor Roosevelt. Tengo el honor de ser el número 1 de la lista. Nos hemos hecho cómplices históricamente en el delito, y por eso debemos seguir unidos y compartir las mismas ideas. Sería una locura ponerse a discutir los métodos
".

Sesiones Ejecutivas. 31 de mayo de 1943:

"La eliminación de los judíos ha sido para la policía una de las misiones más difíciles y desagradables, pero había que cumplirla según las órdenes del Führer, porque era necesario en interés de Europa".
Recepción en el hotel Royal de Cracovia, 2 de agosto de 1943:
"A los que nos preguntan qué será del NSDAP, podemos responder: ciertamente el NSDAP sobrevivirá a los judíos. Aquí hemos empezado con tres millones y medio de judíos. No quedan más que algunas compañías de operarios. En cuanto a los demás, digamos que han... emigrado
".


Saludos cordiales

Avatar de Usuario
Erich Hartmann
Miembro fundador
Miembro fundador
Mensajes: 3644
Registrado: Lun Jun 13, 2005 4:15 am
Ubicación: Deutsches Reich
Contactar:

Mensaje por Erich Hartmann » Mar Jun 21, 2005 11:48 pm

La ofensiva soviética narrada por los alemanes

La ofensiva soviética en Bielorrusia fue, ciertamente, la peor derrota infligida a los alemanes en el frente oriental, "una catástrofe mayor que Stalingrado'' (así la definió el "Kriegstagebuch des OKW", el diario de guerra del Alto Mando alemán). Entre 25 y 28 divisiones fueron destruidas, y 350.000 hombres perdidos. Según el general Guderian, los acontecimientos eran "tan abrumadores" que "Hitler, a mitad de julio, abandonó su residencia veraniega del Obersalzberg y se trasladó con el mando supremo a Prusia oriental".

La imagen exacta del alcance de la ofensiva soviética se encuentra en el citado diario, en las anotaciones relativas a fines de junio y primeros de julio, que ilustran la lucha del Grupo de ejércitos Centro.

"22 de junio de 1944. El enemigo ha lanzado su ofensiva de verano con una serie de ataques contra el frente del Grupo operativo Centro. En el sector del II Ejército, tales ataques han tenido el carácter de simples amagos exploratorios, mientras que en el del IV Ejército han sido tales que hacen suponer que se trataba de ataques preparatorios, destinados a la conquista de posiciones avanzadas. En el sector del IX Ejército, la jornada ha transcurrido tranquila, mientras que el enemigo ha desencadenado el verdadero ataque en gran escala contra las líneas del III Ejército, concentrando su acción sobre todo en el frente del VI Cuerpo de ejército al sudeste de Vitebsk y, con acciones de sorpresa, también al noroeste de la ciudad, en la línea del IX Cuerpo de ejército, entre Sirotino y la extrema ala izquierda del ejército. A continuación de profundas penetraciones de las unidades avanzadas soviéticas, ha habido durísimos combates, a causa de los cuales se ha registrado una crisis que ha afectado al IX Cuerpo de ejército. El mando supremo del ejército ha puesto a disposición del Grupo operativo la 24a División, desplegada en las cercanías de Polozk y dispuesta a avanzar, para restablecer la situación en el ala izquierda del III Ejercito acorazado. A disposición de éste se ha puesto además, por parte del Grupo operativo, la 95" División para que interviniese en el sector del VI Cuerpo de ejército. El II Ejército ha rechazado dos amagos explorativos soviéticos dirigidos contra la 3.a Brigada de caballería, así como otro ataque en las cercanías de Rychev, después de haber taponado, con intervención de la 203a División SS, un hueco abierto por el enemigo en el despliegue alemán.

Se han desarrollado combates también en el sector de Stolin, donde el enemigo, que logró penetrar en la localidad, ha sido rechazado más allá del río Horyn. Las posiciones fortificadas situadas en la orilla oriental del Orín han sido abandonadas bajo la presión de superiores fuerzas soviéticas.

En el frente del IX Ejército el enemigo no ha dado síntomas ofensivos, pero según informaciones que revelan que el enemigo ha llevado a cabo sus preparativos, se debe tener en cuenta la eventualidad de que también en ese sector tenga comienzo la ofensiva de un momento a otro. Igualmente, a juzgar por el despliegue enemigo, hay que esperar una concentración de fuerzas especialmente notable en esta zona misma del frente
.


Saludos cordiales

Responder

Volver a “Documentos”

TEST