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Erich Hartmann
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Mensaje por Erich Hartmann » Sab Feb 03, 2007 8:57 pm

Sábado 3 de Febrero de 2007 - Corrientes, Argentina | Hora 15:55
Lugar Turístico

En Alemania crece el fenómeno de visitar el búnker de Adolf Hitler


La mitad de los turistas que llegan a la ciudad de Berlín quieren conocer el lugar, que se encuentra a apenas unos 100 metros del monumento que recuerda a las víctimas del Holocausto. Fue hallado en el año 2000, porque se había pretendido mantenerla oculta.

El año pasado, la mitad de los visitantes de la ciudad de Berlín quiso conocer el búnker donde se suicidó Adolf Hitler.
Hasta hace muy poco nadie sabía exactamente dónde estaba el búnker, dónde se ocultó y murió Hitler.

Apenas unos 100 metros separan ahora el lugar donde estuvo el búnker del monumento al Holocausto. El último escondite de Hitler ahora yace bajo un banal estacionamiento de autos, debajo de un bloque de viviendas construidos en la época de la República Democrática Alemana (RDA).

En el año 2000, palas mecánicas se toparon otra vez con los restos del búnker que primero los soldados rusos y luego la dirigencia de la extinta RDA habían intentado ocultar con dinamita, tierra y olvido.
Según bbcmundo.com, por tercera vez, el gobierno de la ahora Alemania unificada siguió el ritual del entierro.

Recién para el último mundial de fútbol, en el 2006, la asociación "Mundos Subterráneos", que organiza recorridos turísticos en el subsuelo de Berlín, consiguió colocar una modesta placa en el preciso lugar bajo el que estaba la habitación del búnker donde Hitler se mató.

La preocupación en Alemania lo expresa correctamente una guía turística: "abrirlo sería como hacer un lugar de peregrinación para jóvenes fascinados con el nazismo".

http://www.mega24.com.ar/ver_suple.php?ids=204

Saludos cordiales

quetzacoal
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Mensaje por quetzacoal » Dom Feb 04, 2007 12:43 pm

Por segunda vez, el premio al ‘Catalán del Año’ fue a parar a una mujer. A sus 91 años, Neus Català, superviviente del terrible campo de concentración de Ravensbrück, fue la emotiva y merecida ganadora de un galardón que, en su séptima edición, ha sido otorgado por los votos de los lectores de ‘El Periódico’ y los espectadores del programa televisivo ‘Els matins de TV3’.

Neus Català, que nunca olvidará el número 27.534 que era el que llevaba en su uniforme de presa, subió al escenario al son de su amada canción ‘L’Emigrant’ y quiso dedicar su premio a “todos aquellos que sufrieron conmigo y no pudieron alcanzar la libertad”. La antigua presa de los nazis se emocionó visiblemente pero mostró en todo momento una gran lucidez y entereza. Neus que, según declaró ‘ya ha bajado al infierno en vida’ hizo votos por un mundo mejor en el que no haya ni guerras ni hambre. ‘Esta es mi gran esperanza’, dijo.
La verdad, se corrompe tanto con la mentira, como con el silencio. Ciceron

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Francis Currey
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Mensaje por Francis Currey » Dom Feb 04, 2007 5:19 pm

La imagen de Hitler estaba disimulada en una portada de un disco de los Beatles

Durante años, el álbum de los Beatles «Sargento Pepper» fue motivo de debate sobre las personalidades elegidas y excluidas de la portada, pero ahora su creador ha revelado que el líder nazi Adolfo Hitler fue incluido, aunque está oculto detrás de John Lennon, George Harrison, Paul McCartney y Ringo Starr.

Peter Blake, diseñador de la portada, ha afirmado al dominical «The Independent on Sunday» que Hitler estaba en la lista elegida por los músicos y su imagen se montó en cartulina, pero quedó oculto detrás del actor Johnny Weissmuller (Tarzán) y Ringo.

La imagen del álbum es producto de una fotografía tomada al montaje realizado en los estudios de grabación con personalidades famosas, recreados en cartulina en tamaño natural.

Cada uno de los Beatles hizo una lista de personas, pero en la de John Lennon, con aparente intención de bromear, estaban Jesús, Hitler y Mahatma Gandhi, y finalmente todos ellos, con excepción de Hitler, fueron descartados, señala el dominical.

«Sí, él está ahí, pero no se puede ver (...), sí hicimos la imagen de Hitler», dijo Blake al rotativo, que hoy publica una foto tomada en el estudio mientras se preparaba el montaje y en la que se puede ver perfectamente la imagen del hombre que llevó al mundo a la catástrofe bélica más terrible de las sufridas por la humanidad entre los años 1939 y 1945.

En el álbum de los Beatles aparecen también los rostros de figuras famosas del cine del siglo XX, como Stan Laurel (El Flaco), Bob Dylan y Marlon Brando.

Fuente: La voz de Galicia
Fecha: 04 de Febrero de 2007

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Eckart
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Mensaje por Eckart » Vie Feb 16, 2007 10:42 pm

Una noticia que publica hoy el diario Levante, de Valencia:
www.levante-emv.com/

Un teniente de Cheste que fue esclavo del nazismo en una base de submarinos relata en su diario los ataques aliados

Rafael Montaner/Valencia.

Si Amadeo Tarín Mas nunca le hubiera lanzado un tintero a su maestro de la Alianza Francesa tal vez habría cambiado los hilos del destino que le llevaron a ser un esclavo del nazismo. Este teniente valenciano fue uno de los 26.000 Rotspanien - así, rojos españoles, era como los alemanes llamaban a los exiliados republicanos en Francia- reclutados forzosamente por el régimen nazi para trabajar en la Organización Todt (OT).

Casi dos terceras partes de los empleados de este entramado empresarial creado por el ingeniero Fritz Todt eran republicanos españoles reclutados forzosamente para la construcción del Muro Atlántico . Miles de estos exiliados, obligados a trabajar en condiciones infrahumanas a cambio de sueldos ínfimos, perdieron la vida levantando esta línea de fortificaciones, búnkers y bases de submarinos con la que Hitler pretendía evitar el desembarco aliado en la costa gala.
Tarín Mas, que nació en Cheste en 1902 y falleció en Valencia en 1970, soñaba con ser diplomático . Por ello sus padres lo matricularon en la Alianza Francesa, el colegio de la burgesía ilustrada de entreguerras y precedente del actual Liceo Francés. Sin embargo, el acto de rebeldía contra su profesor «acabó con su expulsión del centro y el fin de sus aspiraciones académicas» , cuenta su hijo Amadeo. Éste ha dado a conocer ahora la pequeña agenda de 1942 en la que su padre relató las calamidades que pasó como esclavo del nazismo en la base de submarinos de La Pallice-Rochelle.
Al frustrarse su sueño, intentó labrarse un futuro en el ejército. El 18 de julio de 1936 optó por permanecer al lado del Gobierno legítimo. «El juró que defendería la República y lo hizo con todas sus consecuencias» , explica su hijo. Al acabar la Guerra Civil, este militar valenciano, siguió el camino del exilio en Francia como uno más de los cientos de miles de republicanos que atravesaron los Pirineos.
El destino de estos Rotspanien fue trágico. Por un lado los campos de concentración como Mauthausen, donde fueron exterminados 7.000 republicanos, entre ellos más de 300 valencianos, o la Organización Todt, para la que Tarín trabajó entre octubre de 1941 y diciembre de 1943. En estos dos años largos estuvo destinado en dos bases de submarinos, primero en Lorient y luego en La Pallice-Rochelle.
En la pequeña agenda de 1942 Amadeo escribe que las jornadas de trabajo eran en turnos de 12 e incluso de hasta 17 horas diarias, durante seis días a la semana aunque también eran obligados a trabajar la mayoría de domingos. El sueldo que recibía por 70 horas a la semana era de 1.114 francos al mes, apenas 0,4 francos a la hora.
Las caídas, los derrumbes y las heridas que sufrían trabajando a destajo hasta la extenuación estaban a la orden del día. Sin embargo, lo que más temían eran los bombardeos. En el diario-agenda, Amadeo, anota día a día las incursiones de los aviones aliados. «Volaron las golondrinas» , apunta cada vez que hay un ataque.
Entre enero y marzo cuenta hasta 13 bombardeos, y el primer día de agosto escribe «las golondrinas vuelan un día si y otro no» . La situación se endurece a partir de este mes ya que el 9 de octubre relata «como llevamos más de tres meses que vuelan las golondrinas cada día ya no lo menciono» . Lo peor llega el 18 de noviembre cuando «32 aparatos norteamericanos» bombardean el campo donde se alojaban. «Ha habido varios muertos y heridos» , narra.
A los turnos agotadores se suma la deficiente alimentación que recibían y la falta de condiciones sanitarias. «El sueño, el hambre y las pulgas son mis amigos inseparables. Hoy he podido comer cuatro patatas hervidas que me han sabido a gloria, pues la comida que dan en el campo, ni los cerdos la comerían» , relata el 26 de mayo.

Grave enfermedad pulmonar
El 18 de octubre, tras varias semanas con fiebre, apunta: «Hoy son las fiestas de mi pueblo, San Lucas, y yo trabajando como un esclavo y sin comer apenas, no se cómo resisto esta vida». Esta reflexión llega después del calvario que empezó el 16 de enero, el día de su 40 aniversario, cuando es ingresado en un hospital a causa de una grave enfermedad pulmonar.
El temor a que le declaren inútil y le envíen a la Francia libre, a la zona bajo mando del gobierno colaboracionista de Vichy, donde es más que segura su deportación a un campo de concentración, le lleva a pedir el alta. En dos meses se gasta en médicos más de 3.000 francos que tenía ahorrados, las inyecciones que le recetan para bajar la fiebre le cuestan 500 francos en el mercado negro, la mitad del sueldo de un mes.
Al no poder trabajar como antes de caer enfermo, le destinan a tareas de apoyo -ordenanza, limpieza de barracones o duchas-, por lo que ve reducidos sus ingresos a 880 francos . Así aguanta otro año más, hasta diciembre de 1943, cuando el mando alemán le da la baja por inútil y le ordena marchar a Villenueve-sur-Lot. Desde el penal de este municipio, Vichy envió miles de españoles a Mauthausen.
Amadeo cuenta que su padre «escapó de la Gestapo, cruzó Bélgica y volvió a Francia, donde se ocultó hasta el fin de la guerra» . Cree que combatió con la Resistencia, aunque nunca le dijo nada «porqué volvió amargado» . Solo le contó, cuándo le preguntó por unas cicatrices que tenía en su estómago, que los nazis le habían torturado.

Imagen
Objetos personales de Amadeo Tarín.

Un saludo.
«El conocimiento es mejor que la ignorancia; la historia es mejor que el mito».
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Mensaje por Audie Murphy » Dom Feb 18, 2007 5:33 pm

HA MUERTO EL COLABORACIONISTA FRANCÉS MAURICE PAPON

http://edition.cnn.com/2007/WORLD/europ ... index.html


condenado en 1998 a 10 años de prisión por su colaboración en la deportación de 1,690 judíos hacia los campos de la muerte, de los que sólo cumplió 3, lo que para el cazador de nazis Serge Klarsfeld ejemplificó que cierta parte del establishment galo no podía aceptar su muerte en la cárcel, era un ejemplo doloroso para el pueblo francés de lo que supuso la ocupación germana y la más que dudosa conducta de una gran mayoría del pueblo francés hasta que llegó la Liberación

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Loïc
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Mensaje por Loïc » Dom Feb 18, 2007 9:12 pm

Qué burrada esta frase por no decir mas, es por eso que Serge Klarsfeld que esta citando ha demostrado y explica siempre que fue gracias a "la mas que dudosa conducta de la gran mayoria del pueblo francés" que las tres cuartas partes de los judios de Francia fueron salvados, y que deben su supervivencia a las solidaridades que encontraron en el seno de esta sociedad.
Otro buen ejemplo del alto nivel de nuestros foros
Última edición por Loïc el Dom Feb 18, 2007 9:26 pm, editado 2 veces en total.

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Erich Hartmann
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Mensaje por Erich Hartmann » Dom Feb 18, 2007 9:20 pm

Adenauer y CIA callaron sobre Eichmann

¿Por qué Konrad Adenauer protegió al nazi Hans Globke?


Ya en 1958, dos años antes de que los "cazanazis" israelíes encontraran al criminal nazi, Adolf Eichmann, tanto alemanes como estadounidenses sabían que el buscado estaba en Argentina. ¿Por qué callaron?.

La respuesta es contundente: "Se quería proteger a un alto político alemán de la posguerra." Y ello a pedido del entonces canciller cristianodemócrata Konrad Adenauer, como lo revelan documentos de la CIA publicados por Timothy Naftali, de la Universidad de Virginia.

Los primeros en rastrear al sanguinario Eichmann, que se había establecido en Argentina bajo el nombre de Clemens, fueron los servicios secretos alemanes que luego informaron a sus homólogos estadounidenses con una condición: no revelar la información, a nadie.

Con viejos enemigos contra nuevos enemigos

Lo que inquieta es que ni los alemanes ni los estadounidenses estaban, al parecer, interesados en apresar a Eichmann, uno de los más importantes arquitectos del Holocausto. Es más, aún sabiendo a ciencia cierta en dónde estaba Eichmann, no informaron de ello a la unidad especial del Mossad, los servicios secretos israelíes, para establecer el paradero de los nazis que escaparon a los juicios de Núremberg.

El gobierno alemán de fines de los 50 estaba, aparentemente, muy preocupado por posibles revelaciones sobre colaboradores del gabinete del primer canciller de la posguerra, si Eichmann era arrestado y "cantaba". "Adenauer quería proteger a políticos como Hans Globke", es la conclusión de Naftali en el New York Times.

Globke fue secretario e influyente consejero del Gobierno de Adenauer. Bajo la dictadura de Adolf Hitler, el abogado Hans Globke colaboró en el ministerio del Interior y fue comentarista de las leyes racistas formuladas en Núremberg. Cuando la revista Life quiso publicar las memorias de Eichmann en 1960, el gobierno de Adenauer pidió la ayuda de la CIA para que buscara impedir la mención de Globke.

La ex congresista demócrata estadounidense Elizabeth Holtzman destacó además al mismo diario neoyorquino que "la CIA tampoco movió un solo dedo para cazar a Eichmann". Aún así, y para sorpresa de los estadounidenses, los israelíes lograron descubrir el lugar de residencia de dicho criminal, aunque dos años más tarde. Una unidad especializada secuestró entonces a Adolf Eichmann y lo llevó a Israel. Eichmann fue también el jefe de la oficina encargada de las deportaciones de judíos y otras víctimas de la dictadura nazi.

Aunque tarde, se hizo justicia

En 1962, el otrora jefe de la Oficina Principal de Seguridad del Reich (Gestapo), Adolf Eichmann, fue procesado y condenado en Tel Aviv por su corresponsabilidad en el asesinato de 6 millones de judíos. Acto seguido, Eichmann fue ejecutado en la cárcel de Ramleh.

A todas éstas queda una interrogante: ¿Por qué el muy respetado Konrad Adenauer se empecinó en proteger a los nazis que trabajaron en su gabinete?

Los documentos inspeccionados por Naftali hacen parte de las 27.000 actas privadas entregadas recientemente por la CIA al Archivo Nacional de Estados Unidos. La consulta de tales secretos de la posguerra es ahora posible, gracias a la presión del Congreso de Estados Unidos que insistió en la publicación de los nombres de los agentes que por aquellas épocas trabajaban por encargo de Washington.

Vendrán más revelaciones

Desde 1988 las comisiones llamadas Nazi War Crimes and Japanese Imperial Government Records Interagency Working Group (IGW) estudian unos 8 millones de documentos y los preparan para su publicación.

Desde hace ya tiempo se sabe, con base de dichas actas, que tanto el FBI como la CIA trabajaron con sujetos ex nazis. Todo indica que Estados Unidos no tenia ningún interés en cazar a quienes les podían servir en su confrontación con el bloque comunista. Un hecho que generó otra de las perversiones de la Guerra Fría.

Pero los pactos con el diablo están condenados al fracaso, tarde o temprano. El oficial de la SS Heinz Felfe, reclutado por la CIA, se vengó por el bombardeo de su ciudad natal Dresde colaborando como doble agente para la Unión Soviética.


Saludos cordiales

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Mensaje por TMV » Dom Feb 25, 2007 2:08 pm

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Mensaje por jpuente » Mar Feb 27, 2007 1:13 am

La música "degenerada" que repudió el III Reich

http://www.elpais.com/articulo/cultura/ ... cul_11/Tes

Saludos

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Mensaje por Von Salza » Mar Feb 27, 2007 11:31 am

Siguiendo con el hilo del post anterior: Música y Tercer Reich.

http://www.elperiodico.com/default.asp? ... PK=1026&h=

Saludos.

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Mensaje por ignasi » Mar Feb 27, 2007 8:23 pm

Amigo Von Salza,

ME ACABA USTED DE CHAFAR LA GUITARRA!!! :wink:

(desde esta mañana que he visto la noticia he pensado que lo primero que haría al llegar a casa sería colgarla)

Un saludo,

Ignasi

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Mensaje por TMV » Lun Mar 05, 2007 6:58 am

Japón no pedirá por perdón por convertir a miles de mujeres en esclavas sexuales durante la II Guerra Mundial

http://www.elpais.com/articulo/internac ... uint_3/Tes
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Mensaje por Eckart » Lun Mar 12, 2007 8:13 pm

65 años después de obtenerla, Hiler podría perder la nacionalidad alemana:

http://www.spiegel.de/international/0,1 ... 68,00.html

Un saludo.
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El comando de Hitler en EE UU

Mensaje por Francis Currey » Lun Mar 12, 2007 9:01 pm

El comando de Hitler en EE UU

Un libro escrito por un abogado que ha examinado documentos inéditos revela el alcance de una de las más audaces y desastrosas operaciones de la Segunda Guerra Mundial.

El capitán Hans-Heinz Lindner dio la orden de detener el submarino y salir a la superficie frente a las costas de Long Island, al noreste de EE UU, cuando apenas habían transcurrido treinta minutos del sábado 13 de junio de 1942. Así empezaba la 'Operación Pastorius'. Cuatro hombres vestidos con uniforme del Ejército alemán saltaron desde la escotilla del U-202 a uno de los botes. Llevaban la misión de colocar explosivos en fábricas de material militar, vías férreas, carreteras de importancia estratégica y algunos objetivos sin relevancia para el curso de la guerra pero de gran efecto propagandístico. Uno de ellos era volar los grandes almacenes Macy's de Nueva York, en un momento de máxima afluencia de clientes. El comando estaba formado en total por ocho miembros y los otros cuatro habían desembarcado en Florida casi al mismo tiempo. Hitler confiaba en ellos para sembrar el pánico en el corazón de EE UU, un país al que había declarado la guerra medio año antes.

Aquel 13 de junio, en mitad de la niebla, comenzó una de las más audaces y peor desarrolladas operaciones de toda la Segunda Guerra Mundial, que concluyó apenas dos meses más tarde con la ejecución en la silla eléctrica de seis miembros del comando y la condena a largas penas de cárcel de los dos restantes. Para entonces, el FBI había dado muestras de una colosal incompetencia, premiada con una condecoración a su director, J. Edgar Hoover. Y el presidente de EE UU, que tantas campañas contra la pena de muerte encabezó, había puesto en marcha todos los resortes que estaban en su mano para hacer que los ocho miembros del comando fueran cuanto antes condenados a muerte, aunque para ello debiera violentar todo el sistema de garantías judiciales. Ahora, el abogado estadounidense Pierce O'Donnell, que ha tenido acceso a documentos inéditos de aquel vergonzoso proceso, precedente claro de lo que sucede en Guantánamo con los detenidos a raíz del 11-S, narra en un libro ('En tiempo de guerra. El ataque terrorista de Hitler contra EE UU', Ed. Galaxia Gutenberg/ Círculo de Lectores) este episodio poco conocido de la guerra y muestra cómo no es infrecuente que en las situaciones excepcionales la ley se convierta en papel mojado.

El comando

El comando estaba formado por nueve miembros que hablaban perfectamente inglés -todos habían vivido largas temporadas en EE UU- y fueron adiestrados en una granja situada junto al lago Quenz, a 45 kilómetros de Berlín. A las órdenes del teniente Walter Kappe, que había contribuido de forma decisiva a crear la primera célula nazi en EE UU, recibieron instrucciones para volar con dinamita las instalaciones de fábricas de material para la construcción de aviones en los estados de Illinois, Tennessee y Nueva York, una planta de criolita en Filadelfia, centrales hidroeléctricas en las cataratas del Niágara, diversos tramos de carretera, estaciones de tren, supermercados y el puente Hell Gate y el gran almacén Macy's, en la ciudad de los rascacielos.

El comando fue equipado con explosivos y detonadores, planos detallados, dólares y documentación falsa. El 22 de mayo, después de haber tomado la noche anterior una cena opípara en un restaurante del Tiergarten, en Berlín, tomaron el tren rumbo a París. En ese momento, comenzaron los problemas porque uno de los nueve descubrió que había contraído una enfermedad venérea y tuvo que quedarse en Alemania.

En la capital francesa los ocho miembros restantes, al mando de George John Dasch, pasaron un fin de semana como turistas con dinero. Los integrantes del comando violaron una tras otra todas las normas de la discreción: se alojaron en un hotel lujoso y dejaron en las habitaciones las maletas llenas de explosivos; uno de ellos se emborrachó en un bar y no paraba de proclamar a los cuatro vientos que era un agente secreto; otro entendió que ser alemán en un país ocupado por las tropas de Hitler le daba derecho a disfrutar gratis de los servicios de una prostituta y la cosa terminó en un escándalo. Finalmente, salieron hacia Lorient, donde se dividieron en dos grupos que habían de ser transportados en sendos submarinos hasta las costas de Long Island y Florida.

Nada más desembarcar, el grupo de Long Island, que encabezaba Dasch, fue avistado por un muchacho, miembro del inexperto cuerpo de guardias costeros. El jefe del comando intentó sobornarlo para que no contara nada y uno de sus compañeros comenzó a hablar en alemán. El guardia dio a entender que no sospechaba y se marchó a dar aviso a sus superiores, quienes pronto descubrieron semienterradas en la arena unas cajas con explosivos. Con todo, tardaron varias horas en avisar al FBI.

La confesión

Mientras, Dasch y sus tres compañeros viajaban en tren, ya vestidos de civil, hasta la Estación Central de Nueva York. De nuevo, hicieron gala de una escasa discreción: se alojaron en los mejores hoteles, se compraron trajes caros y relojes de oro y fueron a cenar a los restaurantes de moda de la ciudad. Dos días después, Dasch decidió llamar al FBI para confesar lo que habían ido a hacer a EE UU. Quería hablar con el director Hoover -comentó a quien le atendió- por un tema trascendental relacionado con unos saboteadores alemanes. El funcionario no le creyó una palabra, pero hizo una nota destinada a sus superiores. El memorándum nunca llegó a su destino, de manera que cuando Dasch volvió a llamar días después volvió a tropezar con la incredulidad de todos sus interlocutores. Así hasta que se presentó en la oficina central del FBI, en Washington, donde tuvo que esforzarse al máximo para que alguien diera crédito a su historia.

El resto del comando se mostró tan poco profesional como Dasch. Dos de sus miembros, Edward Kerling y Herbert Haupt decidieron aprovechar que habían vuelto a EE UU para arreglar algunos asuntos personales mientras llegaba el momento de actuar. El primero, que había dejado en el país esposa y amante, pidió a la primera el divorcio para poder casarse con la segunda. Haupt, que abandonó a su novia cuando quedó embarazada, se presentó ante ésta para proponerle matrimonio. Ninguno de ellos perdió la oportunidad de visitar a sus amigos y familiares y hacerse los interesantes comentando que estaban a punto de hacer algo muy grande por Alemania. Dentro del proceso de 'normalización' de su vida, Haupt llegó incluso a personarse en la oficina de reclutamiento para confesar que había escapado del país meses antes con objeto de evitar ir a la guerra pero que ahora estaba dispuesto a combatir. Luego, salió de la oficina, echó mano del dinero que le habían entregado en Alemania y corrió a comprarse un coche caro para impresionar a su novia.

El traidor quería ser héroe

Dasch había convencido a Ernest Burger, su segundo, de que si se entregaban y contaban todo al FBI se convertirían en héroes en EE UU. Ambos temían que en el grupo hubiese algún nazi irreductible, así que dicidieron no contar nada de sus planes a los demás, que se enterarían de todo cuando el FBI fuera a buscarlos. Así sucedió, menos en el caso de Haupt, cuya actitud ante la oficina de reclutamiento fue tan torpe que se hizo seguir por agentes de paisano que lo detuvieron horas después.

Cuando los ocho miembros del comando estaban ya entre rejas, el 22 de junio, el director del FBI informó al presidente Roosevelt y después dio una rueda de prensa. Hoover, un tipo que según el autor del libro 'En tiempo de guerra', era un especialista en la autopromoción, dio a los periodistas algunos detalles de la operación y los objetivos del grupo, pero ocultó dos datos relevantes: que la detención había sido posible por la deserción de uno de los terroristas y que el cuerpo policial que él dirigía había hecho ímprobos esfuerzos por no enterarse de nada de lo que sucedía.

Roosevelt no dudó ni un momento sobre lo que había que hacer con los ocho terroristas: ejecutarlos. La psicosis en la que vivía el país, que temía desde meses antes un ataque japonés, era una justificación suficiente para ello. Lo había sido de hecho para deportar a 117.000 estadounidenses de origen nipón a once campos de concentración. No se les acusaba de nada, pero fueron internados hasta 1946 sin que nadie moviera un dedo por ellos.

Sólo 85 días antes de la ejecución de seis integrantes del comando (Dasch y Burger fueron condenados a 30 años y cadena perpetua, respectivamente), el almirante Canaris, su superior último, había comentado a un subordinado al firmar los despachos de la misión: «Esto le va a costar la vida a esta pobre gente».

Fuente:CÉSAR COCA , EL mundo digital
Fecha: 11 de Marzo de 2007

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Badoglio
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Mensaje por Badoglio » Lun Mar 12, 2007 11:02 pm

Hoy 12 de marzo, ha salido un breve reportaje, en el cual hablaba sobre la visita de Himmler al Monasterio de Monserrat, no se han extendido mucho en el tema, simplemente han comentado que fue a buscar indicios del Santo Grial.
han mostrado un par de instantaneas y el libro de firmas del monastario en el cual se ve la de H.Himmler.

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