La piel-1981- Liliana Cavani
Publicado: Jue Jul 18, 2019 9:50 am
"Debemos hacernos dignos de la vergüenza de Italia".
Un soldado italiano en la película citada.
Liliana Cavani, basándose en el libro autobiográfico homónino de Curzio Malaparte, retrata una liberación del Pueblo italiano del fascismo y del nazismo que deviene sórdida y humillante.
Malaparte había sido fascista en su juventud pero desde 1931 se volvió crítico, fue expulsado del Partido y terminó en el antifascismo. Su conversión no parece marcada por el oportunismo, pues era todavía cuando al fascismo le iban bien las cosas. Creo que por eso mira con desconfianza o desdén las conversiones antifascistas de muchos italianos durante la 2GM. Como cuando sus paisanos quieren regatear con los mandos americanos la entrega de los prisioneros alemanes pidiendo un pago al peso por cada uno, aparentemente más pícaros que justicieros en su relación con ellos.
Hay en la película (supongo que también en el libro de Malaparte) una gran profusión de escenas donde campa una sexualidad grotesca y desvergonzada. Los americanos están ansiosos por fornicar con una población dispuesta a prostituirse a bajo precio. Los goumiers marroquíes de la Francia Libre que les acompañan se muestran especialmente libinidosos y sin escrúpulos, rizando el rizo con su "hipersexualidad" y enfermedades venéreas que ponen en jaque las reservas de penicilina existentes.
Sea como fueran los libros de Malaparte, Cavani es aficionada de siempre a presentar historias incómodas de ver para muchos y supuestamente con intención transgresora.
El protagonista (un trasunto de Malaparte, interpretado por Marcello Mastroianni) no parece muy feliz con la realidad que le rodea a lo largo de la obra. Seguramente celebra el fin del nazi-fascismo, pero parece sentirse asqueado también de lo que viene después. La película puede interesar o disgustar por la crudeza de sus imágenes, pero dudo mucho que deje a alguien indiferente.
Da que pensar que el ser humano es capaz de cualquier mezquindad y degradación moral con tal de sobrevivir, sean los alemanes o los americanos los que controlen Italia. Y que la belleza en la condición humana es algo así como los pelos teñidos de rubio con los que las napolitanas obligadas a prostituirse intentan engatusar a los rijosos liberadores americanos.
Un soldado italiano en la película citada.
Liliana Cavani, basándose en el libro autobiográfico homónino de Curzio Malaparte, retrata una liberación del Pueblo italiano del fascismo y del nazismo que deviene sórdida y humillante.
Malaparte había sido fascista en su juventud pero desde 1931 se volvió crítico, fue expulsado del Partido y terminó en el antifascismo. Su conversión no parece marcada por el oportunismo, pues era todavía cuando al fascismo le iban bien las cosas. Creo que por eso mira con desconfianza o desdén las conversiones antifascistas de muchos italianos durante la 2GM. Como cuando sus paisanos quieren regatear con los mandos americanos la entrega de los prisioneros alemanes pidiendo un pago al peso por cada uno, aparentemente más pícaros que justicieros en su relación con ellos.
Hay en la película (supongo que también en el libro de Malaparte) una gran profusión de escenas donde campa una sexualidad grotesca y desvergonzada. Los americanos están ansiosos por fornicar con una población dispuesta a prostituirse a bajo precio. Los goumiers marroquíes de la Francia Libre que les acompañan se muestran especialmente libinidosos y sin escrúpulos, rizando el rizo con su "hipersexualidad" y enfermedades venéreas que ponen en jaque las reservas de penicilina existentes.
Sea como fueran los libros de Malaparte, Cavani es aficionada de siempre a presentar historias incómodas de ver para muchos y supuestamente con intención transgresora.
El protagonista (un trasunto de Malaparte, interpretado por Marcello Mastroianni) no parece muy feliz con la realidad que le rodea a lo largo de la obra. Seguramente celebra el fin del nazi-fascismo, pero parece sentirse asqueado también de lo que viene después. La película puede interesar o disgustar por la crudeza de sus imágenes, pero dudo mucho que deje a alguien indiferente.
Da que pensar que el ser humano es capaz de cualquier mezquindad y degradación moral con tal de sobrevivir, sean los alemanes o los americanos los que controlen Italia. Y que la belleza en la condición humana es algo así como los pelos teñidos de rubio con los que las napolitanas obligadas a prostituirse intentan engatusar a los rijosos liberadores americanos.