La contribución de Canadá
Publicado: Vie Dic 07, 2007 1:03 am
La contribución de Canadá
La contribución industrial de Canadá a la victoria fue considerable, aunque comenzó paulatinamente. Tras los reveses aliados en Europa de 1940, las órdenes británicas para el equipamiento, que se habían sucedido como un goteo, se convirtieron en una inundación. En abril de 1940, el Departamento de Municiones y Provisiones, previsto en 1939, fue establecido con C. D. Howe como ministro. En agosto de 1940, una ley enmendada le otorgó al ministro poderes prácticamente dictatoriales y así, la campaña industrial se amplió de forma exagerada. Se instituyeron varias Corporaciones Reales para llevar a cabo tareas especiales. Se construyeron nuevas fábricas y adaptaron las viejas con el motivo.
Mientras que en la Primera Guerra Mundial, la producción canadiense había estado fuertemente limitada a los proyectiles (no se fabricaban armas excepto el Rifle Ross), ahora se producía una gran variedad de pistolas y armas pequeñas. Se construían muchos barcos, particularmente naves de escolta y cargueros; existía una gran producción de aviones, incluidos los bombarderos Lancaster; y el mayor triunfo del programa se encontraba en el campo de los vehículos militares, de los que se fabricaron 815.729. También se fabricaban tanques, con la utilización preferente de componentes importados de los Estados Unidos. Más de la mitad del material producido se iba a Gran Bretaña. Este país no podía pagar por todo el material, de forma que Canadá, interesada en ayudar a ganar la guerra y de mantener sus fábricas en funcionamiento, financió una gran proporción. A principios de 1942, se dedicó para este propósito un billón de dólares. Al año siguiente, se introdujo un programa de Ayuda Mutua para servir a las naciones aliadas de forma genérica, pero en la práctica estaba principalmente dirigido al Reino Unido. Durante la guerra, la ayuda financiera canadiense hacia Gran Bretaña sumaba un total de 3.043.000.000 dólares.
Canadá ejercía un papel limitado en el desarrollo de la energía atómica, un negocio fatídico que se reveló cuando se lanzaron las bombas atómicas sobre Japón en agosto de 1945. Canadá disponía de una fuente de uranio en una mina en Great Bear Lake, lo que llevó a los aliados a confiar fielmente en Mackenzie King en este asunto en 1942. Ese verano, el gobierno canadiense se hizo con el control de la mina. Un equipo de científicos que habían estado trabajando en el proyecto en Inglaterra se trasladó a Canadá.
Se generó una gran tensión entre Gran Bretaña y los Estados Unidos pero en el Congreso de Quebec de septiembre de 1943, se llegó a un acuerdo que casualmente otorgaba a Canadá una pequeña participación en el control. Un comité político canadiense decidió en 1944 construir un reactor atómico en los laboratorios nucleares de Chalk River. Ese primer reactor no inició una reacción en cadena hasta después de la rendición japonesa. Canadá no participó en la producción de las bombas que se usaron contra Japón, a menos que contuvieran uranio canadiense, algo prácticamente imposible de determinar.
Canadá no tuvo una participación real en la más alta dirección de la guerra. Esto habría sido extremadamente difícil de conseguir y King nunca hizo un gran esfuerzo para obtenerlo. Es posible que previera que al hacerlo produciría un efecto adverso sobre sus relaciones personales con el Primer Ministro Británico Winston Churchill y el Presidente Americano Franklin D. Roosevelt, a los que consideraba muy importantes en lo referente a la política.
La estrategia de los aliados occidentales la decidía el Conjunto de Jefes del Estado Mayor, un comité puramente anglo-americano. Sus decisiones más trascendentes se tomaban durante las conferencias periódicas con los líderes políticos, dos de las cuales se celebraron en Quebec. Incluso en ellas, King ejercía solo de anfitrión. Aunque se valían de las tropas canadienses de acuerdo con las decisiones del Conjunto de Jefes, es un hecho curioso que a Canadá nunca se le informó oficialmente de la institución del comité a finales de 1941. Incluso el reconocimiento formal de la soberanía canadiense era mínimo; aunque las directrices de los comandantes aliados para la guerra contra Japón eran emitidas en nombre de los Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelanda, la directriz para el General Dwight D. Eisenhower, comandante supremo en la Europa del noroeste, bajo cuya jefatura servían las numerosas tropas canadienses, no hacía mención de Canadá.
Fuente:"The Canadian Encyclopedia" Historica Foundation of Canada
La contribución industrial de Canadá a la victoria fue considerable, aunque comenzó paulatinamente. Tras los reveses aliados en Europa de 1940, las órdenes británicas para el equipamiento, que se habían sucedido como un goteo, se convirtieron en una inundación. En abril de 1940, el Departamento de Municiones y Provisiones, previsto en 1939, fue establecido con C. D. Howe como ministro. En agosto de 1940, una ley enmendada le otorgó al ministro poderes prácticamente dictatoriales y así, la campaña industrial se amplió de forma exagerada. Se instituyeron varias Corporaciones Reales para llevar a cabo tareas especiales. Se construyeron nuevas fábricas y adaptaron las viejas con el motivo.
Mientras que en la Primera Guerra Mundial, la producción canadiense había estado fuertemente limitada a los proyectiles (no se fabricaban armas excepto el Rifle Ross), ahora se producía una gran variedad de pistolas y armas pequeñas. Se construían muchos barcos, particularmente naves de escolta y cargueros; existía una gran producción de aviones, incluidos los bombarderos Lancaster; y el mayor triunfo del programa se encontraba en el campo de los vehículos militares, de los que se fabricaron 815.729. También se fabricaban tanques, con la utilización preferente de componentes importados de los Estados Unidos. Más de la mitad del material producido se iba a Gran Bretaña. Este país no podía pagar por todo el material, de forma que Canadá, interesada en ayudar a ganar la guerra y de mantener sus fábricas en funcionamiento, financió una gran proporción. A principios de 1942, se dedicó para este propósito un billón de dólares. Al año siguiente, se introdujo un programa de Ayuda Mutua para servir a las naciones aliadas de forma genérica, pero en la práctica estaba principalmente dirigido al Reino Unido. Durante la guerra, la ayuda financiera canadiense hacia Gran Bretaña sumaba un total de 3.043.000.000 dólares.
Canadá ejercía un papel limitado en el desarrollo de la energía atómica, un negocio fatídico que se reveló cuando se lanzaron las bombas atómicas sobre Japón en agosto de 1945. Canadá disponía de una fuente de uranio en una mina en Great Bear Lake, lo que llevó a los aliados a confiar fielmente en Mackenzie King en este asunto en 1942. Ese verano, el gobierno canadiense se hizo con el control de la mina. Un equipo de científicos que habían estado trabajando en el proyecto en Inglaterra se trasladó a Canadá.
Se generó una gran tensión entre Gran Bretaña y los Estados Unidos pero en el Congreso de Quebec de septiembre de 1943, se llegó a un acuerdo que casualmente otorgaba a Canadá una pequeña participación en el control. Un comité político canadiense decidió en 1944 construir un reactor atómico en los laboratorios nucleares de Chalk River. Ese primer reactor no inició una reacción en cadena hasta después de la rendición japonesa. Canadá no participó en la producción de las bombas que se usaron contra Japón, a menos que contuvieran uranio canadiense, algo prácticamente imposible de determinar.
Canadá no tuvo una participación real en la más alta dirección de la guerra. Esto habría sido extremadamente difícil de conseguir y King nunca hizo un gran esfuerzo para obtenerlo. Es posible que previera que al hacerlo produciría un efecto adverso sobre sus relaciones personales con el Primer Ministro Británico Winston Churchill y el Presidente Americano Franklin D. Roosevelt, a los que consideraba muy importantes en lo referente a la política.
La estrategia de los aliados occidentales la decidía el Conjunto de Jefes del Estado Mayor, un comité puramente anglo-americano. Sus decisiones más trascendentes se tomaban durante las conferencias periódicas con los líderes políticos, dos de las cuales se celebraron en Quebec. Incluso en ellas, King ejercía solo de anfitrión. Aunque se valían de las tropas canadienses de acuerdo con las decisiones del Conjunto de Jefes, es un hecho curioso que a Canadá nunca se le informó oficialmente de la institución del comité a finales de 1941. Incluso el reconocimiento formal de la soberanía canadiense era mínimo; aunque las directrices de los comandantes aliados para la guerra contra Japón eran emitidas en nombre de los Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelanda, la directriz para el General Dwight D. Eisenhower, comandante supremo en la Europa del noroeste, bajo cuya jefatura servían las numerosas tropas canadienses, no hacía mención de Canadá.
Fuente:"The Canadian Encyclopedia" Historica Foundation of Canada