¡Hola a todos!
Compruebo que las últimas intervenciones en este hilo han girado prácticamente en torno a los modelos estadísticos utilizados por Dupuy y sus variables y críticas. En mi opinión, estos modelos estadísticos, como cualquier estudio estadístico serio en cualquier otro tema, no constituyen nunca un reflejo de la realidad, sino sólo un indicador de la misma. Por sí mismos, jamás explicarán la realidad, mucho más compleja e intrincada. En la guerra, las pérdidas y bajas cuantificadas en cifras, por sí solas, nunca podrán explicar los factores que las generan; la guerra, como explicó Clausewitz, es un cúmulo de factores inesperados, imponderables; es, para decirlo en sus palabras, la
Kriegsnebel. La superioridad nominal, por ejemplo, no sirve lo que aparenta si no puede materializarse. Los aliados, en Normandía, disponían de esa superioridad nominal, por ejemplo, en blindaje, pero esa superioridad no pudo materializarse (como en tantas otras ocasiones y escenarios durante la guerra) hasta que no superaron el terreno del bocage y la defensa que del mismo hicieron los alemanes, consiguiendo así libertad operacional y guerra de movimiento. Pero ello les costó tremendas bajas. También gozaban de superioridad, más bien supremacía, aérea, pero no la pudieron materializar del todo en su papel de apoyo al suelo, so pena de castigar a sus propios soldados (como ocurrió a veces). Las cifras causantes y resultantes de esta fase de la campaña de Normandía (guerra posicional) sólo son indiciarias, pero no explican lo ocurrido. La campaña de Normandía, en sus dos fases (guerra posicional y guerra de movimiento), produjo unas cifras totales de bajas de personal (y material) que hicieron palidecer a los jefes en el OKH y OKW, y colmaron de ira e impotencia a los comandantes alemanes en el frente porque no podían reemplazarlas. La cifra de bajas de personal, excluyendo prisioneros de guerra, durante la campaña fue más o menos similar en ambos bandos (se estima que los alemanes sufrieron unas 200.000 bajas y los aliados unas 210.000); pero los aliados hicieron unos 210.000 prisioneros de guerra alemanes, lo que arroja una correlación de bajas totales de 2:1 a favor de los aliados. Todas estas estimaciones están muy bien y constituyen un dato más; pero solas, nunca explicarán lo que sucedió en la campaña ni son un reflejo de la valía y la preparación de los hombres que la combatieron.
Chepicoro escribió:
Finalmente no veo algún dato que respalde que en general los americanos fueran tan o más efectivos que el promedio de los alemanes.
No sé a que aspecto en particular aplicas el término “eficacia”, pero si aludes a la guerra, entonces no hay duda que los americanos estuvieron muy por encima de los alemanes. Y el dato irrefutable para apoyar lo que digo es que la ganaron (dentro de su alianza).
Si, en cambio, te refieres al desempeño del soldado (suboficial u oficial) medio en combate, a su efectividad, entonces la cosa cambia. Habría que analizar batalla por batalla o campaña por campaña; sector por sector o frente por frente; periodo por periodo, formación de combate por formación de combate etc. Porque las circunstancias de cada caso que elijamos fueron cambiantes y no siempre similares.
En términos generales (pero hay excepciones notables), las fuerzas estadounidenses que combatieron en el teatro europeo partían con una gran desventaja táctica con respecto a sus homólogas alemanas. La explicación es simple a primera vista: estas últimas llevaban combatiendo tres años “eternos” cuando las primeras unidades estadounidenses, sin experiencia de combate real, se les enfrentaron en África del Norte en diciembre de 1942. Así pues, se enfrentaban unas tropas bregadas en “mil batallas” contra unas tropas bisoñas que sufrieron en sus carnes su inexperiencia. Organización, liderazgo, conocimiento del terreno, destreza táctica, mando y control, cadena de mando, iniciativa propia, etc., en todos esos aspectos los alemanes estaban varios escalones por encima de los estadounidenses. Y algo similar sucedió inicialmente en el resto de frentes del teatro europeo, en términos generales, cuando estas dos fuerzas se enfrentaron. Normandía no fue una excepción en la situación general: la inmensa mayoría de las formaciones de combate estadounidenses que combatieron esta campaña estaban compuestas en su totalidad por tropas, suboficiales y oficiales sin experiencia de combate real. Algo que no sucedía en las fuerzas alemanas que les dieron batalla, por muchas carencias que tuvieran, incluso en unidades carentes de experiencia de combate. Y en el resto de aspectos antes mencionados (organización, etc.), los estadounidenses habían mejorado un poco gracias a las experiencias de combate y las lecciones de ellas aprendidas en el frente del Mediterráneo desde finales de 1942. Sin embargo, exceptuando a las formaciones de combate de la campaña de Normandía que sacaron ventaja de esas experiencias (una minoría), el grueso de la fuerza estadounidense partícipe de la campaña de Normandía tenía que aprender todavía mucho más para estar a un nivel similar al de sus enemigos. Y aprendieron durante la campaña (y siguieron aprendiendo después), al igual que hicieron (¡en otro universo de dolor y horror incomparables!) las fuerzas soviéticas que dieron batalla a las fuerzas del Eje. Y ambas fuerzas, estadounidenses y soviéticas (junto con las británicas, canadienses, etc.), derrotaron finalmente a las fuerzas del Eje por varios factores que se resumen en la palabra a la que has aludido en tu comentario citado: efectividad. Hay un estudio muy interesante sobre la efectividad, en este caso aplicado al Ejército Rojo durante la Guerra de Invierno contra Finlandia, a cargo de Roger R. Reese: Lessons of the Winter War: A Study in the Military Effectiveness of the Red Army, 1939–1940.
The Journal of Military History 72 (July 2008): 825–852. Es muy recomendable y voy a copiar un comentario que hice al respecto en el siguiente hilo
http://forosegundaguerra.com/viewtopic. ... se#p309214
José Luis escribió:
La llamada Guerra de Invierno entre la URSS y Finlandia comenzó el 30 de noviembre de 1939 y acabó el 12 de marzo de 1940 en una mesa de negociaciones cuyos acuerdos beneficiaron sustancialmente a los intereses del gobierno soviético. Si bien Stalin no consiguió su objetivo estratégico (absorber Finlandia para integrarla dentro de la URSS), la mesa de paz le proporcionó Karelia con Viipuri, todo el noroeste del Lago Ladoga, varias islas del Golfo de Finlandia, una base aérea en Porkkala, y parte del territorio al norte de Petsamo y Salla.
La primera fase de la ofensiva soviética, hasta finales de diciembre, fue un auténtico desastre militar soviético como consecuencia de una inadecuada planificación, mal conocimiento del terreno del teatro de operaciones, liderazgo mediocre, inadecuada o inexistente coordinación de unidades de armas combinadas..., y, por supuesto, la habilidad y destreza de un oponente bien entrenado que supo explotar a su favor las excelentes oportunidades que proporcionaban un terreno y clima especialmente favorables para la defensa. Estos desastres provocaron una enérgica reacción en el alto mando soviético, que reconsideró la conducción de la campaña y realizó cambios importantes en el liderazgo de la misma, reforzando la capacidad ofensiva del Ejército Rojo para acometer una guerra de desgaste, una vez rota la ilusión previa de infligir una derrota inmediata a los finlandeses. Con todo, en el cómputo general de la guerra, el Ejército Rojo tuvo unas bajas increíbles: las fuentes rusas (Krivosheev) estiman 131.476 muertos y desaparecidos, 264.908 heridos, 132.213 casos de congelamiento y 5.486 prisioneros de guerra, lo que totaliza 534.083 bajas de un total de unos 900.000 soviéticos empleados en la guerra (un asombroso 60 por ciento de bajas). Y más si las comparamos con las estimaciones de bajas finlandesas: 22.430 muertos y desaparecidos, 43.357 heridos y 847 prisioneros de guerra*.
Bien, los análisis y valoraciones tras el final de esa guerra (especialmente, por sus consecuencias, en el campo alemán y con Hitler y el OKW-OKH a la cabeza) no pasaron de lo evidente y más llamativo, el mediocre desempeño del Ejército Rojo y sus increíbles bajas, ignorando por completo un hecho crucial que no debiera escapar al observador experto y desapasionado: la asombrosa capacidad del Ejército Rojo y la Unión Soviética para encajar unas cifras increíbles de bajas, por una parte, y la implacable efectividad del estado soviético para movilizar y explotar sus recursos humanos y materiales, por la otra. Ello explica, en gran parte, por qué la Unión Soviética puso un fin victorioso a la Guerra de Invierno en 1940, y por qué, más adelante, pudo resistir, rechazar y finalmente vencer a los alemanes en la guerra en el Frente Oriental.
*Véase Roger R. Reese, Lessons of the Winter War: A Study in the Military Effectiveness of the Red Army, 1939–1940. The Journal of Military History 72 (July 2008): 825–852.
Mutatis mutandis, hay muchas reflexiones que Reese hizo en su artículo sobre la efectividad del Ejército Rojo y su Guerra de Invierno que pueden aplicarse perfectamente a la efectividad del U. S. Army y su guerra en el teatro europeo.
Chepicoro escribió:
Y no es que les tenga manía a los americanos, creo que tuvieron la mejor fuerza aérea (hasta el punto de crearles un complejo de inferioridad a la Luftwaffe) y la mejor marina de la guerra, y por mucho eran el mayor poder industrial del mundo, pero la pretensión nacionalista de algunos autores norteamericanos donde ellos siempre tienen lo mejor y son los mejores, desde mi perspectiva, no coincide con la realidad. Que hubiera un ejército mejor organizado que el americano no desmerece o quita merito alguno a la actuación de sus soldados...
El U. S. Army también desplegó en Europa en 1944-45 las formaciones blindadas mejor equipadas, suministradas y con fuerzas de apoyo de la época, muy por encima de las que fue capaz de desplegar el ejército alemán (y el soviético) a lo largo de toda la guerra. Pero ello no significa que fueran las formaciones blindadas mejor entrenadas, preparadas y dirigidas para el combate.
Chepicoro escribió:
el pretender que el soldado americano fue el mejor de la guerra sin ningun dato numérico que le de soporte, no me parece serio.
No fue el mejor entrenado, preparado, experimentado, dirigido...sin duda que no. Pero a veces combatió tan bien o mejor que su homólogo alemán, y otras veces no. Sin embargo, al final lo derrotó y venció, no porque fuera superior al alemán en dichos términos, sino porque combatía bajo unas fuerzas armadas que fueron mucho más eficaces que las que amparaban al soldado alemán.
Chepicoro escribió:
Nadie dudaría que el soldado americano obtuvo mejores resultados que su oponente japonés, sin embargo a la hora de comparar utilizando los mismos parámetros a los alemanes y los norteamericanos, hay un grupo de historiadores todos ellos norteamericanos que les produce incomodidad los resultados.
Eso sucede en cualquier bando; el chovinismo se da en muchas partes y la “Wehrmacht-pasión” en muchas más (¡Ojo!, que no me refiero a ti).
Saludos cordiales
JL