¡Buenos días a todos!
Domper escribió:
Me temo que José Luis confunde en su mensaje dos aspectos: capacidad intelectual con formación.
No, Domper, no confundo esos dos aspectos. Simplemente he tratado de explicar lo que tú no has hecho: que la capacidad intelectual natural sólo se puede desarrollar si el individuo que la posee recibe una buena formación. La pedagogía moderna que fue generalmente aceptada ya en la segunda década del siglo XX tenía y tiene claro que los talentos de una persona sólo se pueden descubrir y desarrollar completamente con una formación exhaustiva. Hitler carecía de esa formación, pero además la despreciaba.
Despreciaba a los profesores de primaria y secundaria (¿te imaginas por qué?). Luego sigo con esto, pero déjame hacer un inciso.
Percy Ernst Schramm -uno de los historiadores más distinguidos de Alemania, que fue, sin quererlo, el cronista oficial de guerra del estado mayor de operaciones del OKW- escribió dos ensayos sobre Hitler que sirvieron de introducción crítica a las ediciones de dos de los documentos más importantes de la historia del Tercer Reich: el registro de las informales
Table Conversations de 1941-1942 y el
War Diary of the High Command of the Wehrmacht, ensayos que originalmente llevaron por título, respectivamente, "
The Anatomy of a Dictator" y "
The Military Leader", y que posteriormente fueron publicados en un libro titulado
Hitler: The Man & The Military Leader, que yo poseo en la edición de Academy Chicago Publishers de 1999.
Schramm es lo que yo llamo un genio intelectual, un hombre que desarrolló sus dones naturales con una formación excelente, no sólo en en la profesión que eligió (medievalista) sino también en ciencia y humanidades, en idiomas y en conocimiento de primera mano (viajando) de otras partes del mundo y de sus culturas. Dada su "privilegiada" posición con Hitler, sus juicios son, sin duda, de la mayor autoridad.
Sigo con la opinión de Hitler sobre los profesores y la enseñanza. Una vez preguntó: "¿
Por qué un muchacho que desea estudiar música necesita geometría, física y química? ¿Qué recuerda de ellas más tarde? ¡Nada!”] (p. 44 en Schramm) Hitler consideraba a los expertos financieros como “bribones y villanos”, e igual pensaba de los funcionarios de la administración. Y qué decir de los abogados, simplemente los odiaba. Dice Schramm, [
El reformador prusiano barón von Stein había bramado contra los burócratas a principios del siglo XIX, y hacia final de siglo Otto Bismarck había hecho lo mismo, pero su rabia emanaba de toda una vida de experiencia en asuntos administrativos. Hasta que llegó al poder, Hitler jamás pasó ni un simple día en una oficina gubernamental, y de hecho fue ajeno completamente a la burocracia y administración.] (p. 45)
Desde luego, estos dos ejemplos de Hitler no demuestran en absoluto que poseyera una inteligencia (capacidad intelectual) por encima de la media, más bien diría que ponen a su autor por debajo de la media. Una persona inteligente (y cauta) no sentencia sobre aquello que desconoce, a no ser, claro está, que lo haga ante alguien que sepa mucho menos que él. Como era el caso de Hitler y su círculo de "ilustrados".
Pretendió aprender francés (lo había estudiado elementalmente en sus años de escuela) e inglés, para lo cual le entregaban revistas en esos idiomas, e igualmente veía películas en inglés y francés en sus versiones originales. Y dice Schramm, [
Este conocimiento era naturalmente demasiado ligero para penetrar el espíritu y la estructura de las lenguas extranjeras. Pero eso no le impidió asegurar que la lengua inglesa era incapaz de expresar pensamientos que fueran generalmente más allá de ideas probadas y verdades, un cliché que fue popular con los ideólogos del nacionalismo alemán] (p. 21)
Es decir, Hitler no sólo era un ignorante, sino también, y peor, un ignorante atrevido. Pretendía hablar
ex catedra de temas o materias de las que sólo conocía la superficie.
Voy a darte dos apuntes de hasta dónde podía llegar esa ignorancia (y la ignorancia de su círculo). Hitler creía que los francmasones jugaban, entre bastidores, un papel vital en los asuntos del mundo. Lo siguiente seguramente asombrará a los que conozcan la trayectoria del general Franco. [
Por ejemplo, que Franco no aceptara su oferta para meter a España en la guerra cuando se encontraron en Hendaya el 23 de octubre de 1940, fue atribuido por Hitler, al “hecho” de que el Caudillo era un francmasón] (p. 45)
Su carencia de espíritu crítico y su tendencia a establecer como un hecho cualquier cosa que encajase con sus prejuicios son asombrosas. En una ocasión se le comunicó una noticia, que encajaba con su concepto de la Iglesia Católica Romana, según la cual Franco había prometido a Santa "Tununcisla" (en el original inglés) plenos honores de un mariscal de campo (o su equivalente en el ejército español), porque esa santa había protegido a los nacionales en Segovia. Claro, Schramm dice que una llamada a un especialista en literatura y cultura hispánica habría establecido el hecho de que jamás hubo una santa con tal nombre en Segovia. En cambio, lo que ocurrió fue que ese "hecho" se propagó por el círculo de "ilustrados" del Führer.
Si entre los dones de Hitler se encontraban los de la pintura y la arquitectura (cuestión que no estoy en disposición de juzgar con propiedad), como él gustaba alardear, es evidente que no fue capaz de superar los exámenes de ingreso en una academia superior. ¿Tal vez se debió este fracaso a que carecía de la formación previa suficiente para desarrollar esos sus aparentes dones naturales hasta el punto necesario que le permitiera su ingreso en la universidad? Sin duda alguna, esta es una clara manifestación de que la capacidad intelectual natural de una persona se queda en nada si no se desarrolla, y para desarrollarla es necesario formarse debidamente.
Domper escribió: Que la formación de Hitler era mala y desequilibrada nadie lo discute. Que sus modales eran burdos, tampoco. Pero ese desprecio que se cita por parte de las personalidades cultivadas no implica automáticamente inteligencia o carencia de ella. Lamentablemente, utilizar la carencia de modales educados, o de una formación clásica........
Amigo Domper, no sé a qué viene hablar de la educación (modales) de Hitler. Yo, en mis intervenciones, no te he dado pie para ello. Pero además, te equivocas de cabo a rabo. Hitler no era, en modo alguno, persona carente de modales; todo lo contrario. Salvo en sus arrebatos incontrolados de furia (quizás teatrales -probablemente el mayor don de Hitler, que lo cultivó hasta la saciedad, era su capacidad para el arte dramático-. El teatro y el cine se perdieron a un maestro consumado), Hitler demostró siempre, con protocolo o sin él, unos modales correctos. Otra cosa es que se sintiera un poco desplazado en círculos o reuniones que le eran completamente extraños y nuevos. Pero eso nos pasaría a cualquiera de nosotros.
Si la aristocracia y las elites de poder tradicionales en Alemania, en su mayoría, miraron a Hitler con cierto desdén no fue por la falta de modales del austriaco, sino por su injustificable arrogancia y su absoluto desprecio por las reglas del juego. No era un advenedizo por sus modales, sino por sus impertinencias. Concuerdo, sin embargo, que en la Alemania guillermina Hitler jamás habría llegado ni a un puesto medio de la administración, pues con Guillermo II (y antes igualmente) una persona de la extracción social de Hitler, y con su formación, no tenía absolutamente nada que hacer en el mundo de la política. Fue Weimar (¡qué ironía!) el único sistema que podía permitir la escalada de un elemento como Hitler.
Domper escribió: Por otra parte, vuelvo al argumento inicial. Lo que es indudable es que un personaje de vida mediocre consiguió llegar al poder del estado más grande de Centroeuropa, transformar el país en muy pocos años, y estar cerca de conquistar toda Europa. Eso implica capacidad, guste o no, y tuviese modales refinados o de campesino.
P.D.: la descripción de los años de juventud de Hitler no sólo cuadra con la vida de un mediocre, podría ser perfectamente la de un superdotado inadaptado que fracasa por carecer de educación.
La veracidad de tu primer parágrafo es incuestionable, aunque por supuesto matizable. Yo no discuto las capacidades innegables de Hitler. Sólo afirmo y argumento que, al no desarrollarlas, estaban lejos del genio. En cuanto a la transformación (positiva, me imagino es la connotación que le das) que dices hizo en Alemania, ciertamente puede asombrar al profano o a quien se queda en la superficie de las cosas, pero quien profundiza un poco en la política económica, militar y armamentística de Hitler se encuentra que debajo de esa superficie aparentemente exitosa subyacía la quiebra y el caos más absolutos a cortísimo plazo. La guerra, que Hitler buscó e inició, disimuló esa situación al principio; luego la hizo florecer con toda su cruda (para Alemania) realidad.
En cuanto a tu segundo parágrafo, la juventud de Hitler, mírese como se mire, es ejemplo del fracaso, de la mediocridad, de la vagancia, del rencor y resentimiento, de la falta de horizonte, del vagabundo sin oficio ni beneficio, del desesperado para quien un suceso, la guerra, se convierte en su única razón de ser, y una institución, el ejército, en su única familia.
Saludos cordiales
José Luis