El problema con ese argumento, Anxo, es que también se aplica al nombramiento de los tres cancilleres anteriores (Schleicher, Papen y Brüning), que gobernaron sin mayoría parlamentaria, usando el Art. 48 y gracias al apoyo del presidente Hindenburg. Por ello se llamaron gabinetes presidenciales. Esto nos lleva a 1930, cuando una camarilla de intrigantes políticos, con el apoyo de Hindenburg, decidió acabar con el gobierno de coalición y ningunear el parlamento. Aunque este asunto es, en cierta medida, una deriva del tema central del hilo, merece la pena ahondar en él porque servirá para contextualizar el nombramiento de Hitler como canciller y el papel del pueblo alemán en el proceso electoral de 1932-33.anxo escribió: N es corecto a mi modo de ver las cosas afirmar que el pueblo aleman puso a Hitler en el poder, De hecho el que los nazis alcanzaran el poder en un momento en el que estaban retrocediendo a nivel electoral en todo el territorio aleman
no es mas que un macabro reflejo de la clase de politica que en aquellos años vivia Alemania....
Siguiendo a Eberhard Kolb*, las primeras iniciativas para derrumbar al gabinete Müller se tomaron en la Pascua de 1929, cuando varios elementos del círculo de Hindenburg sondearon a Brüning sobre su voluntad de encabezar un gabinete de fuertes inclinaciones derechistas. Luego, en diciembre, tomó forma la idea de un "gabinete Hindenburg", cuando Schleicher y Meisner (este último secretario de Hindenburg) comunicaron a Brüning que Hindenburg no tenía intención de permitir que el gabinete Müller siguiera gobernando una vez se hubiese aprobado el Plan Young, y que esperaban de Brüning no rechazase ocupar su lugar. En enero de 1930 se habló en el palacio de Hindenburg del "gabinete Hindenburg" como "anti-parlamentario" y "anti-marxista". Debía formarse sin respeto alguno a cualquier tipo de mayoría parlamentaria en el Reichstag y sin negociación alguna con los partidos dentro o fuera del Reichstag. Los poderes del Presidente bajo el Art. 48 y el poder de disolución serían puestos a disposición del nuevo canciller.
El gabinete de coalición de Müller dimitió el 27 de marzo de 1930 tras el rechazo de Hindenburg de su petición para usar el Art. 48 de la Constitución. No se hizo ningún intento de formar un gobierno basado en una mayoría parlamentaria. Así que el 28 de marzo, a propuesta de Schleicher, Hindenburg encargó a Brüning la formación de un gabinete, especificando que debía ser de derechas y no incluir al SPD, pese a ser el partido con más representación en el Reichstag y el más grande y estable de los partidos republicanos. Brüning aceptó y formó un nuevo gobierno el 30 de marzo de 1930. Era un gobierno minoritario de mayoría centrista, pero con la intención de virar tan pronto fuese posible a la derecha.
Debo recordar que en el sistema constitucional de Weimar, era el presidente de la república quien nombraba al canciller y le encargaba la formación de un gobierno. Si los resultados de unas elecciones al Reichstag otorgaban la mayoría absoluta a un partido, algo que nunca ocurrió, el asunto no tenía problema. Pero sin una mayoría absoluta, como era el caso, el presidente de la república no estaba obligado a encargar la formación de gobierno al líder del partido más votado. Podía encomendar dicha tarea al líder de un partido minoritario en el Reichstag, e incluso, como hizo más tarde con Papen, a un político que ni siquiera fuese diputado. El problema que enfrentaba un gobierno sin el apoyo de la mayoría parlamentaria era que el Reichstag rechazara las leyes del gobierno o aprobase un voto de no confianza, posibilidades ante las cuales la amenaza del gobierno era disolver el Reichstag y gobernar por decretos de emergencia. Esta amenaza funcionó en la primera fase del gabinete Brüning, pero ya no tuvo efecto en julio de 1930, cuando el Reichstag rechazó las reformas económicas de Brüning. Ante este fracaso parlamentario, Brüning decidió aprobar igualmente sus medidas económicas, convirtiéndolas en ley, mediante un decreto de emergencia. Los diputados del SPD exigieron inmediatamente la retirada del decreto y el Reichstag aprobó una moción a tal efecto (236 votos a favor, 221 en contra). Ante esto, Brüning anunció la disolución del Reichstag, y el derogado decreto se volvió a emitir unos días más tarde de forma más drástica. Fue el inicio de "una violación permanente del sistema constitucional por el poder dictatorial del Presidente del Reich" (Gerhard Schulz). La disolución del Reichstag en julio llevó a las elecciones generales de septiembre de 1930, donde el NSDAP logró su primer grandísimo éxito electoral.
Es por ello que dije al principio de que los "gabinetes presidenciales" de Brüning en adelante gobernaron de espaldas y contra el Reichstag, a base de decretos presidenciales. Brüning, Papen y Schleicher fueron nombrados cancilleres por Hindenburg sin que ninguno de sus partidos tuviese una representación mayoritaria en el Reichstag. Por ello su mayor inquietud fue intentar que el Reichstag no se reuniera para aprobar un voto de no confianza, y cuando no lo consiguieron, disolvieron el Reichstag para conovocar nuevas elecciones, gobernando por decreto en el ínterin. En este sentido, al menos, el nombramiento de Hitler como canciller estuvo mucho más en consonancia con la representación parlamentaria, pues el NSDAP era el partido más fuerte en el Reichstag tras las elecciones 6 de noviembre de 1932 (y todavía más tras las anteriores de julio), anque no tuviese, obviamente, mayoría absoluta.
¿Y qué dijo el electorado alemán en 1932? Claramente se expresó a favor de partidos contrarios a la democracia parlamentaria de Weimar (NSDAP y KPD, principalmente) y de inclinaciones autoritarias (Zentrum y DNVP, principalmente). El único partido importante claramente defensor de la República de Weimar, el SPD, obtuvo 133 escaños en julio de 1932 (sobre un total de 608 escaños) y 121 en las de noviembre (584 escaños). En cambio, NSDAP (230 y 196), KPD (89 y 100), Zentrum (75 y 70) y DNVP (37 y 52) lograron un total conjunto de 431 escaños en julio y 418 en noviembre.
Los resultados de las elecciones al Reichstag de 1932 mostraron una clara tendencia del electorado hacia el autoritarismo, hacia una ruptura con la democracia parlamentaria, que era precisamente lo que pretendieron conseguir, sin éxito, Brüning, Papen y Schleicher, y que al final sólo consiguió Hitler, y precisamente con el apoyo político, y en su caso parlamentario, de Papen, Hugenberg y sus partidos, el apoyo de Hindenburg y el consentimiento del liderazgo del Reichswehr y buena parte de los círculos financiero e industrial alemanes.
Y una última cuestión. Aunque los nazis ya no tenían rivales y fueron unas elecciones no democráticas, pero también a pesar de todos los desmanes y crímenes, restricción de libertades, prensa, etc., etc., ordenados hasta entonces por el régimen nazi, las elecciones generales de noviembre de 1933 batieron el record de participación (95,2 por ciento) que hasta la fecha se había conseguido en las elecciones democráticas al Reichstag (julio de 1932 con el 84,1 por ciento), dejando al margen las semidemocráticas de marzo de 1933 (88,8 por ciento). La única probable expresión de rechazo al régimen en noviembre de 1933 fueron los casi tres millones y medio de votos inválidos.
Sea cual sea la perspectiva desde la que consideremos los primeros tiempos de Hitler en el poder, resulta evidente que contó con un apoyo mayoritario de la sociedad alemana, y ese apoyo, en términos absolutos, no hizo más que crecer hasta bien entrada la guerra. Un apoyo que, de forma activa o pasiva, se extendió a la legislación anti-judía del régimen.
*Eberhard Kolb, The Weimar Republic (Taylor & Francis e-Library, 2005).
Saludos cordiales
JL