El proceso a Rudolf Höss

Los Campos de la Muerte del Tercer Reich

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Erich Hartmann
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El proceso a Rudolf Höss

Mensaje por Erich Hartmann » Mar Jul 01, 2008 9:03 pm

EL PROCESO AL COMANDANTE DE AUSCHWITZ

RUDOLF HÖSS, ANTE EL TRIBUNAL SUPREMO DEL PUEBLO POLACO


Imagen
Momento de la detención de Rudolf Höss. Fuente: http://www.history.ucsb.edu/faculty/mar ... c03L17.htm

Fuente de todo el artículo: Crónica Militar y Política de la Segunda Guerra Mundial, editada por SARPE, págs 270-286

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Mensaje por Erich Hartmann » Mar Jul 01, 2008 9:05 pm

Mi patria y mi familia

Durante los meses en que estuvo detenido en la cárcel de Cracovia en espera de ser procesado, Rudolf Franz Höss —ex jefe del campo de exterminación de Auschwitz— escribió un manuscrito de memorias en las que decía, entre otras cosas:
  • "... Mi existencia ha sido muy agitada. El destino me elevó a las más altas cimas y me empujó al fondo de los abismos. Las circunstancias de la vida me pusieron a prueba muchas veces, pero siempre supe superarlas y nunca perdí mi estado de ánimo. Desde el momento en que volví de una guerra (1914-1918) en la que me alisté siendo un muchacho, hubo dos estrellas que me indicaron mi camino: mi patria y mi familia. Mi apasionado amor por mi patria y mi conciencia nacional me llevaron a alistarme en el partido nacionalsocialista y en las SS. Considero que la doctrina filosófica del nacionalsocialismo es la única adecuada a la naturaleza alemana. A mi juicio, las SS eran los defensores activos de aquella filosofía, capaz de conducir a todo el pueblo alemán a una existencia conforme a su naturaleza. La familia ha sido para mí algo absolutamente sagrado, a la que estoy unido por lazos indisolubles. Siempre me preocupó su futuro. Nuestro verdadero hogar debía ser una granja en el campo. Para mi mujer y para mí, los hijos representaban el sentido de nuestra existencia. Quisimos darles una buena educación y dejarles como herencia una patria poderosa. También hoy todos mis pensamientos van dirigidos hacia mi familia. ¿Qué harán? La incertidumbre que me asalta me hace más penosa mi prisión. Sacrifiqué mi vida una vez por todas. Es algo que ya pasó y de lo que no volveré a ocuparme. ¿Pero qué harán mi mujer y mis hijos? Mi destino ha sido caprichoso. Mi vida ha estado pendiente de un hilo con mucha frecuencia: durante la primera guerra mundial, en los combates cuerpo a cuerpo, en los accidentes del trabajo. Mi automóvil chocó con un autocar y logré escapar a la muerte. Caí desde un caballo sobre una roca y por poco fui aplastado por la montura. Sólo resulté con algunas costillas fracturadas. Durante los bombardeos aéreos creí más de una vez que había llegado mi último momento, pero no me ocurrió nada. Poco antes de la evacuación de Ravensbrück fui víctima de un accidente automovilístico y todos me creían muerto. Sin embargo, una vez más, logré salvarme. La ampolla de veneno que llevaba siempre conmigo se rompió poco antes de ser detenido. El destino me salvó siempre de la muerte, para sufrir ahora un fin degradante. ¡Cuánto envidio a los camaradas que cayeron luchando en el campo del honor! Yo era un engranaje inconsciente de la inmensa máquina de exterminio del Reich. La máquina se rompió, el motor desapareció y debo desaparecer yo también. El mundo lo exige...

    Pueden continuar considerándome un animal salvaje, un cruel sádico, el asesino de millones de seres humanos. Las masas nunca podrán pensar de otro modo sobre el ex comandante del campo de Auschwitz. Nunca podrán entender que también yo tenía corazón...

    Cracovia, febrero de 1947
    Rudolf Höss
    ".

Fuente: Crónica Militar y Política de la Segunda Guerra Mundial, editada por SARPE, tomo 7, página 272


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Mensaje por Herman Hoth » Mar Jul 01, 2008 9:58 pm

Una pagina, cuando menos interesante, sobre el tema:

http://www.vho.org/aaargh/espa/fauris/RFhoess.html

Un saludo.
"Nadie se queda atras, todos volvemos a casa".
"El tanque del comandante al frente, como guía a seguir".
"El dolor es temporal. El orgullo dura toda la vida."
"Cuando golpeas al enemigo lo haces con el puño, y no con los dedos".
¡Por España! ¡Desperta ferro!
es mi lema, triunfar o morir.!
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Mensaje por Erich Hartmann » Mié Jul 02, 2008 12:12 pm

TRES MILLONES DE MUERTOS EN TOTAL

Este fue el número de víctimas del campo de Auschwitz, según su propio comandante

El ex Obersturmbannführer, teniente coronel de las SS Rudolf Hoss, quien durante tres años y medio había dirigido el campo de exterminio de Auschwitz y que puede ser, por lo tanto, considerado comandante de Auschwitz, fue entregado por los ingleses a Polonia el 25 de mayo de 1946. La Fiscalía del Estado había creado el Tribunal Supremo Polaco del Pueblo para juzgar a diversos criminales de guerra, entre los que se encontraban el doctor Kurt von Burgsdorff, ex subsecretario de Estado para la administración del Protectorado de Bohemia y Moravia; el secretario de Estado doctor Josef Bühler, ex diputado del Gobierno general de Cracovia (que sería condenado a muerte en Varsovia el 20 de julio de 1948), así como el Sturmbannführer, comandante de las SS, Amon Leopold Göth. Responsable directo de la "liquidación" del ghetto de Cracovia en marzo de 1943 y más tarde comandante del campo de concentración para judíos de Plaszow (condenado a muerte el 5 de septiembre de 1946).

El Tribunal Supremo del Pueblo acusó a Höss, detenido en la prisión de Cracovia, de genocidio y delitos contra la humanidad. Al recibir los documentos del Tribunal, Höss preparó su defensa con su abogado de oficio, mientras, desde septiembre de 1946 a enero de 1947, varios jueces realizaban una profunda investigación sobre él.

El proceso público tuvo lugar en Varsovia y comenzó el 11 de marzo de 1947. La sala era una gran dependencia del segundo piso del Palacio de Justicia. El acusado permanecía en su escaño bajo la tarima donde estaba el Tribunal. Tenía ante si un micrófono y podía seguir el proceso en polaco mediante unos auriculares de traducción simultánea.

El fiscal, Smorsky, dio lectura a la acusación y a todos los actos realizados por el acusado, incluida una prolongada inspección ocular judicial de seis días en el campo de exterminio de Auschwitz. Tras la lectura del pliego de cargos. Höss pidió la palabra, que le fue concedida.

"Sólo yo soy responsable de lo que ocurrió en Auschwitz —dijo—. Mis subordinados no tienen nada que ver. Únicamente deseo rectificar algunos hechos por los que soy acusado personalmente".

Presidente: "Hablará en su momento. Siéntese".

Secretario (al acusado): ''¿Nombre y apellido?".

Höss: "Me llamo Rudolf Franz Xavier Höss".

Secretario: "¿Dónde y cuándo nació usted?".

Höss: "En Baden, en 1900".

Fiscal (dirigiéndose a Höss): "¿Firmó el acusado una declaración jurada a petición de la acusación del Tribunal de Núremberg en 1946"?

Höss: "".

Fiscal: "Pido sea mostrada al acusado la traducción del documento 3868-PS, que fue archivado en Nuremberg como 'Exhibit USA 819".

Fiscal: "Conteste el acusado si esta declaración la firmó voluntariamente".

Höss (examinándola): "".

Fiscal: "¿Responde esta declaración a la verdad?".

Höss: "Sí, señor, naturalmente".

Fiscal: "El acusado tiene ante si una copia en alemán. ¿Le importa seguirme mientras la leo?".

Höss: "En absoluto".

Fiscal: "Dejamos el párrafo 1 y pasamos al 2. 'Pertenecí al cuerpo de la administración de los campos de concentración desde 1934. Presté mis servicios en Dachau hasta 1938, y luego en Sachenhausen, como ayudante, hasta el 1 de mayo de 1940, fecha en que fui nombrado comandante de Auschwitz. Dirigí Auschwitz hasta el 7 de diciembre de 1943 y calculo que, al menos, 2.500.000 detenidos fueron exterminados con gas y quemados sus cuerpos, mientras que otro medio millón murió de hambre y de enfermedades, aproximándose el total a 3.000.000. Esta cifra significa el 70 u 80 por 100 de las personas enviadas a Auschwitz, y el resto fue seleccionado para trabajos forzados en fábricas del campo. Entre los muertos había casi 20.000 prisioneros de guerra rusos, que habían sido trasladados de los campos de detenidos por la Gestapo. Estos rusos fueron llevados a Auschwitz en trenes de la Wehrmacht, conducidos y escoltados por soldados y oficiales regulares de la Wehrmacht. Entre las víctimas había 100.000 judíos alemanes y gran número de civiles judíos de Holanda, Francia, Bélgica, Polonia, Hungría, Checoslovaquia, Grecia y otros países. Sólo en el verano de 1944 exterminamos en Auschwitz judíos húngaros'. Conteste el acusado si esto corresponde a la verdad".

Höss: "Sí. Es verdad".

Fiscal: "En el párrafo 4 se lee: 'Las ejecuciones en masa con gas comenzaron en el verano de 1941 y continuaron hasta el otoño de 1944. Supervisé personalmente las ejecuciones de Auschwitz hasta el 1 de diciembre de 1943 y sé, en razón de las tareas que realicé como inspector de los campos de concentración, que las ejecuciones en masa continuaron después. Todas las ejecuciones con gas fueron efectuadas por orden del RSHA y bajo su responsabilidad y supervisión. Yo recibía las órdenes relativas a las ejecuciones directamente del RSHA'. ¿También responden a la verdad estas declaraciones?".

Höss: "".

Fiscal: "Leeré a continuación el párrafo 5. 'El 1 de diciembre de 1943 me hicieron jefe del Amt 1 del Amtgruppe D del WVHA (Inspección de los Campos de Concentración) y como tal era responsable de las cuestiones que surgieran entre el RSHA y los campos de concentración administrados por el WVHA. Permanecí en este cargo hasta finalizar la guerra. Pohl, jefe del WVHA, y Kaltenbrunner, jefe del RSHA, mantuvieron conmigo conversaciones y cartas referentes a los campos de concentración'.

Como el acusado ya nos ha contado de viva voz su conversación con Himmler en Berlín, omito de momento el resto del párrafo 5
''.

Fuente: Crónica Militar y Política de la Segunda Guerra Mundial, editada por SARPE, págs 270-286

Continuará...


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Mensaje por Erich Hartmann » Mar Jul 08, 2008 10:38 am

Anillos y dientes de oro arrebatados a los cadáveres

Fiscal: "Leeré el párrafo número 6, que dice: 'La solución final del problema judío suponía el exterminio total de los judíos de Europa. Me ordenaron la creación de instalaciones de exterminio en Auschwitz en junio de 1941. En aquella época ya funcionaban tres campos de exterminio en Polonia: Belzek, Treblinka y Wolzek. Estos campos se hallaban al cuidado del Einsatzkommando de la Policía de seguridad y del SD. Visité Treblinka para enterarme de cómo se procedía al exterminio. El comandante del campo de Treblinka me dijo que había liquidado 80.000 personas en seis meses y añadió que se ocupaba principalmente de la liquidación de los judíos de Varsovia. Utilizaba el monóxido de carbono, pero no me pareció que el método fuese muy eficaz. Por ello, al construir en Auschwitz las instalaciones de exterminio, recurrí al Zyklon B, ácido prúsico en cristales que se dejaba caer en la cámara de la muerte por una pequeña abertura.

Se necesitaban de tres a quince minutos para matar a los detenidos encerrados en la cámara de gas, según las condiciones climáticas. Sabíamos que habían muerto cuando cesaban de oírse sus gritos. Normalmente, esperábamos media hora más antes de abrir las puertas y retirar los cadáveres. Una vez retirados los cadáveres, nuestros Komandos especiales arrebataban a las victimas sus anillos y dientes de oro'. Conteste el acusado Höss si cuanto he dicho corresponde a la realidad".

Höss: "Sí, corresponde a la realidad".

Fiscal: "Por curiosidad, ¿sabía el acusado qué se hacía con el oro de los dientes extraídos a los muertos?".

Höss: "Sí, claro que lo sabía...".

Fiscal: "¿Quiere decírselo al Tribunal?".

Höss (dirigiéndose a los jueces y alzando una mano): "Este oro se fundía y se enviaba al Negociado Médico Central de las SS de Berlín".


Fuente: Crónica Militar y Política de la Segunda Guerra Mundial, editada por SARPE, págs 270-286



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Mensaje por Erich Hartmann » Jue Jul 17, 2008 5:17 pm

Más eficientes que en Treblinka

Fiscal (volviendo al documento inicial): "Leo el párrafo 7. 'Otra mejora de nuestras instalaciones en relación con las de Treblinka fue la construcción de cámaras de gas capaces para dos mil personas, mientras que las diez de Treblinka no permitían acoger a más de doscientas personas en conjunto. Para elegir nuestras víctimas se hacía del modo siguiente: teníamos en Auschwitz dos médicos de las SS encargados de examinar la llegada de nuevos prisioneros. Estos tenían que desfilar ante uno de los médicos, quien tomaba una decisión instantáneamente. Los apropiados para trabajar eran enviados al campo; los demás eran enviados inmediatamente a las instalaciones de exterminio. Los niños eran todos ejecutados, dado que no podían trabajar. Otro paso adelante consistía en que en Treblinka las victimas casi siempre sabían que iban a ser ejecutados, mientras que en Auschwitz tratábamos de engañarles, diciéndoles que iban a ser sometidos a una desinsectación'".

En aquel momento, el fiscal presentó una copia del interrogatorio al que fue sometido Höss, en abril-mayo de 1946, como testigo en el proceso de Nuremberg, efectuado por el abogado Kauffmann en calidad de defensor del ex jefe del RSHA. Ernst Kaltenbrunner.

Esta fue la declaración.

Kauffmann: "Con la venia del Tribunal, desearía interrogar a Höss".
Presidente: "Acérquese el testigo. ¿Cómo se llama usted".


Höss: "Rudolf Ferdinand Höss".

Presidente: "Repita conmigo: 'Juro ante Dios omnipotente y omnisciente decir toda la verdad y nada más que la verdad'".

Höss repite en alemán la fórmula del juramento.

Presidente: "Puede sentarse".

Kauffmann: "Recuerdo al acusado que sus declaraciones son de la mayor importancia. Es usted, probablemente la única persona que puede arrojar un poco de luz sobre ciertos aspectos oscuros y decirnos quién impartió las órdenes para el exterminio de los judíos europeos, así como aclararnos cómo se llevaron a cabo y hasta qué punto eran secretas las ejecuciones".

Presidente: "Doctor Kauffmann, ¿quiere proceder al interrogatorio del testigo?".

Kauffmann: "Sí. señoría. (Dirigiéndose al testigo.) ¿Es cierto que fue usted comandante del campo de Auschwitz de 1940 a 1943?".

Höss: "Sí".

Kauffmann: "Durante dicho período fueron ejecutados centenares de miles de seres humanos. ¿No es cierto?".

Höss: "Sí".

Kauffmann: "¿Y es también cierto que usted mismo no pudo llevar una contabilidad exacta del número de victimas, ya que lo tenía prohibido?".

Höss: "Sí".

Kauffmann: "¿Es cierto que había un hombre, llamado Eichmann, que llevaba la contabilidad exacta y que era el encargado de reunir y enviar las victimas al campo de Auschwitz?".

Höss: "Sí".

Kauffmann: "¿Es verdad también que Eichmann le dijo a usted que en Auschwitz se habían ejecutado más de dos millones de judíos?".

Höss: "Sí".

Kauffmann: "Hombres, mujeres, niños..., ¿no es cierto?".

Höss: "Sí".

Kauffmann: "¿En qué época fue comandante del campo de Auschwitz?".

Höss: "Desde mayo de 1940 hasta diciembre de 1943".

Kauffmann: "¿Cuál fue el número máximo de detenidos en el mismo período en Auschwitz?".

Höss: "El número máximo de detenidos en Auschwitz fue de 140.000 entre hombres y mujeres".

Kauffmann: ''¿Tendría inconveniente en decirnos si es verdad que el campo de Auschwitz se hallaba completamente aislado, así como cuáles eran las medidas adoptadas para asegurar que la ejecución de las órdenes seria totalmente secreta?".

Höss: "El campo de Auschwitz se hallaba a unos tres kilómetros del pueblo más próximo. Se habían evacuado de habitantes unos 30.000 acres de terreno y a ellos sólo tenían acceso los SS y los empleados civiles provistos de un salvoconducto especial. El complejo llamado Birkenau, donde luego se construiría el campo de exterminio, se hallaba a dos kilómetros de distancia del campo de Auschwitz propiamente dicho. En lo que se refiere a las instalaciones del campo, o mejor dicho, a las instalaciones provisionales utilizadas al principio, éstas se encontraban en medio del bosque y no podían verse desde fuera. Además, toda la zona había sido declarada 'área militar' y a ella no tenían acceso ni siquiera los miembros de las SS que no dispusieran de un pase especial".

Kauffmann: ''Fue después cuando empezaron a llegar los transportes, ¿no es cierto? ¿En qué época llegaron y cuántas personas había en cada uno de ellos?".

Höss: "Durante todo el período, hasta 1944, se realizaron, con intervalos y en varios países europeos, una serie de operaciones que no permiten hablar de una afluencia continua de transportes. Existían períodos críticos que duraban de cuatro a seis semanas, durante los cuales llegaban dos o tres trenes al día, con dos mil personas cada uno. Los trenes se detenían en la estación de Birkenau, donde se separaban las locomotoras para partir de nuevo. El personal de escolta que había acompañado a los prisioneros tenía que partir también, y los detenidos quedaban en manos de los guardianes del campo. Luego eran examinados por dos médicos del campo, oficiales de las SS, quienes decidían su destino. Los internados que eran considerados aptos para el trabajo eran trasladados inmediatamente a Auschwitz o Birkenau, y el resto, conducidos a las instalaciones provisionales y a los crematorios".

Kauffmann: "Durante el interrogatorio de hace unos días usted me dijo que eran unos sesenta los hombres encargados de recibir los transportes, y que esos sesenta hombres estaban obligados a mantener el secreto a que se refirió anteriormente. ¿Mantiene lo que dijo entonces?".

Höss: "Sí, esos sesenta hombres estaban encargados de llevar a los internados inútiles para el trabajo a las instalaciones que he mencionado. Se trataba de un, grupo compuesto por unos diez oficiales y suboficiales, así como médicos y personal sanitario, y todos y cada uno habían recibido órdenes orales y escritas de guardar la más absoluta reserva sobre todo lo que sucedía en el campo".

Kauffmann: "Una persona ajena, al llegar los trenes, ¿podría imaginarse que los detenidos encerrados en los vagones iban a ser ejecutados, o no existía esta posibilidad, dado que a Auschwitz llegaba un número cada vez mayor de convoyes cargados de material?".

Höss: "Un observador que no pudiese llevar una contabilidad especial no podía haberse hecho una idea exacta de la situación, en primer lugar porque no sólo llegaban trenes con gente destinada al exterminio, sino que también había convoyes con internados para los campos de trabajo. A demás, desde el campo partían numerosos convoyes con prisioneros para el trabajo en el exterior o con internados que eran trasladados.

"Los vagones se hallaban completamente cerrados y era imposible ver desde exterior qué contenían. Eso sin contar que cada día llegaban al campo cien vagones de materiales, víveres, etcétera, y otros tantos salían del campo, donde se fabricaba material bélico".


Kauffmann: "¿Inspeccionó personalmente Himmler el campo y asistió al procedimiento de exterminio?".

Höss: "Sí, Himmler visitó el campo en 1942 y asistió de cerca a una de las operaciones, desde el principio hasta el final".

Kauffmann: "¿Se puede decir lo mismo de Eichmann?".

Höss: "Eichmann fue varias veces al campo de Auschwitz y se encontraba completamente al tanto del procedimiento".

Una vez concluida la audición del interrogatorio grabado en el proceso de Nuremberg, y tras oír los testimonios de algunos alemanes, que confirmaron el papel desempeñado por Höss en la administración de los campos de concentración, el fiscal procedió a proyectar en la sala un documental soviético filmado en el campo de concentración de Auschwitz al día siguiente de la llegada de las tropas rusas, el 19 de marzo de 1945: montones de cadáveres sin incinerar, escenas de moribundos y prisioneros en los barracones que conmovieron a los jueces y al público. Höss mantuvo siempre la mirada clavada en el suelo.

En la sesión siguiente, Soorsky, del Ministerio Público, completó el interrogatorio del acusado en lo referente a los horrores de Auschwitz, empezando por el momento en que Höss —a petición del Reichsführer SS Himmler— se ocupó activamente de la "solución final del problema judío".


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Mensaje por Erich Hartmann » Dom Jul 20, 2008 5:14 pm

Himmler le confió la dirección de Auschwitz

Fiscal: "Acusado Höss, ¿cómo se convirtió en comandante del Auschwitz?''.

Höss: "Fue en el verano de 1941. Ahora no podría decir la fecha exacta, pero recuerdo que fui citado por el Reichsführer, en Berlín, por medio de su ayudante. Contra lo que era costumbre en él, Himmler me recibió sin que se hallase presente ninguno de sus ayudantes y me dijo, más o menos, lo que sigue: 'El Führer ha ordenado que se proceda a la solución definitiva del problema judío y las SS son las encargadas de llevar a cabo esta orden. Los centros de exterminio que funcionan actualmente en territorio oriental no están capacitados, ni mucho menos, para afrontar las colosales acciones previstas. Para ello ha elegido Auschwitz, en primer lugar por su óptima situación desde el punto de vista de las comunicaciones y, en segundo, porque el territorio de este campo puede ser aislado y camuflado fácilmente. Para esta tarea había pensado en elegir a un alto oficial de las SS, pero, para evitar las dificultades iniciales debidas a la incompetencia, he abandonado esta idea y será usted el encargado de cumplir esta misión. Se trata de un trabajo duro y difícil que requiere una total entrega y una previsión de las dificultades futuras'".

Fiscal: "¿Fue eso todo lo que le dijo Himmler?".

Höss: "No, no, estuvo hablándome bastante tiempo y me explicó que los demás detalles me serían indicados por el Sturmbannführer Eichmann, del RSHA, quien me visitaría lo más pronto posible. Y añadió: "Todos los oficiales que de un modo u otro participen en esta misión serán informados por mí a su debido tiempo. Tiene usted la obligación de mantener el más absoluto secreto sobre esta orden y ello es válido incluso ante sus superiores. Tan pronto haya hablado con Eichmann, envíeme los planos de las instalaciones previstas".

Fiscal: "¿Cómo comenzó la 'solución final'?".

Höss: "No podría decir cuándo comenzó el exterminio de los judíos. Es posible que se empezase ya en septiembre de 1941, o tal vez fue en enero de 1942. La primera operación se realizó con judíos de la Alta Silesia oriental, detenidos por la policía de Kattowitz y conducidos en tren hasta una desviación de la parte occidental de la línea Auschwitz-Dziedzice, donde descendieron de los trenes. Creo recordar que estos transportes no pasaban nunca de mil personas".

Fiscal: "Y después, ¿qué ocurría?".

Höss: "La policía entregaba a los prisioneros a un destacamento del campo. En el mismo andén eran divididos en tres grupos y los 'Lagerschütze' los conducían hasta la instalación de exterminio, conocida con el nombre de 'el bunker'. Los equipajes se dejaban en el andén y luego se llevaban al departamento de selección, llamado 'Canadá'. Una vez en el bunker, se obligaba a desnudarse a los prisioneros y se les decía que iban a pasar a la zona de desinfección. Se llenaban con ellos las cámaras de gas, que eran cinco, se cerraban herméticamente las puertas y, a través de unos huecos construidos a tal fin, se introducía el contenido de los recipientes de gas".

Fiscal: "¿Quién metía a los prisioneros en las cámaras de gas?".

Höss: "Mire usted, señor. Al cabo de media hora se abrían las puertas (cada cámara tenía dos), se extraían los muertos y, mediante un pequeño tren, se los llevaba a las fosas. También se llevaban las ropas al departamento de vestuario, para su selección. Todas las operaciones, desde la recogida de las ropas hasta la conducción de nuevos prisioneros, desde la retirada de los cadáveres hasta el transporte, incluida la excavación de las grandes fosas comunes donde se enterraban los cadáveres, eran efectuadas por un destacamento de judíos que estaban aislados del resto y que, según una disposición de Himmler, debían ser también exterminados. Mientras se realizaban los primeros transportes llegó la orden de Himmler de extraer de los cadáveres los dientes de oro y cortar el pelo a las mujeres. Estas tareas también las realizaban los judíos del Sonderkommando (comando especial)".

Fiscal: "¿En qué época aumentaron las matanzas?".

Höss: "Durante la primavera de 1942 las acciones tenían aún un alcance reducido, pero en el verano los transportes empezaron a ser más frecuentes, por lo que nos vimos obligados a construir otra instalación de exterminio. Para ello elegimos y equipamos convenientemente el edificio de una fábrica situada al oeste de los futuros crematorios II y IV, mientras que para vestuario se construyeron dos barracones en el primer bunker y tres en el segundo. El segundo bunker era más capaz, ya que podía alojar a 1.200 personas. Durante todo el verano de 1942, los cadáveres eran enterrados en grandes fosas comunes, y a principios de otoño se empezó a quemarlos. Al principio se utilizó una pira de leña (unos 2.000 cadáveres a la vez) y los restos eran enterrados en las fosas comunes, junto a los cadáveres de la primera época. Al principio se rociaban con gasolina, pero luego se utilizaba alcohol metílico. La cremación no se interrumpía de noche ni de día".

Fiscal: "Una auténtica industria de la muerte. Pero, ¿cuáles habían sido las órdenes y quién las impartió?".

Höss: "La orden de Himmler, tal como se me comunicó en el despacho de Eichmann, prescribía la exterminación, sin excepciones, de todos los judíos que llegasen a Auschwitz. Esto fue lo que ocurrió con los judíos de la Alta Silesia. Sin embargo, al llegar los primeros judíos alemanes, se ordenó la selección de los hombres y mujeres que fueran aptos para trabajar en las fábricas de armas. Esto ocurrió antes de la creación del campo para mujeres, que se hizo necesario para realizar tal orden".

Fiscal: "Según usted, ¿cuántas fueron las víctimas de Auschwitz?".

Höss: "En interrogatorios anteriores he declarado que la cifra de judíos enviados a Auschwitz para ser exterminados se elevó a dos millones y medio. Este número fue el que dio Eichmann a Glücks, mí inmediato superior, cuando éste fue llamado por Himmler poco antes del cerco de Berlín. Eichmann y su lugarteniente permanente, Günther, eran los únicos que poseían los datos necesarios para hacer un cálculo total de los judíos muertos. Después de cada operación, por orden del Reichsführer, se destruían todas las informaciones que pudiesen servir para calcular el número de víctimas de Auschwitz".

Fiscal: "¿Qué pensaba de aquello el SS Eichmann?".

Höss: "Tuve muchas discusiones con Eichmann sobre todas las cuestiones relacionadas con la 'solución final del problema judío', sin revelarle jamás mis ansiedades interiores. De todos modos, siempre traté de descubrir las verdaderas e intimas convicciones de Eichmann acerca de tal 'solución'".

Fiscal: "¿Por qué tenia tanto poder Eichmann en el tema judío? ¿Nunca trató usted de saberlo?".



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partisano
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Mensaje por partisano » Dom Jul 20, 2008 8:51 pm

Hola a todos:
Ante todo dar las gracias a hartmann por tu trabajo. Me siguen poniendo los pelos de punta la frialdad y la falta de conciencia de los servidores nazis de los campos de exterminio.
Como una ideologia puede llegar a degradar tanto a unas personas supuestamente civilizadas.Muchas de ellas bien preparadas academicamente y con una vida y unas familias "normales".
Es algo que por mucho que intente razonar no consigo explicarme.
Saludos.

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Mensaje por Erich Hartmann » Lun Jul 21, 2008 10:18 am

"Eichmann lo sabía todo de los judíos: sus usos, sus costumbres, su historia..."

Höss: "Con frecuencia, cuando Eichmann y yo nos encontrábamos a solas, bebíamos mucho y él mostraba su mayor sinceridad. Estaba totalmente poseído por la idea de acabar con cualquier judío que cayese en sus manos. Debíamos efectuar el exterminio sin ninguna compasión, a sangre fría y con la mayor presteza posible. El más mínimo compromiso sería pagado amargamente. Eichmann se había ocupado del tema judío desde su juventud y tenía un profundo conocimiento de la literatura relativa a este tema. Conocía todos los sitios de residencia de los judíos, así como su número aproximado, que era un secreto para los propios judíos. Conocía las costumbres y hábitos de los judíos ortodoxos y las concepciones de los judíos integrados en occidente. Fue precisamente por su preparación especial por lo que le hicieron jefe de la sección judaica".

Fiscal: "¿Cómo era Eichmann, es decir, cómo era en su trato personal?".

Höss: "Eichmann vino a buscarme a Auschwitz para discutir los detalles del procedimiento de exterminio. Rondaba los treinta años y era un hombre vivaz, que derrochaba energía.

"Siempre estaba ideando nuevos planes, sin detenerse un momento en su búsqueda de innovaciones y mejoras. Era incapaz de concederse un descanso, obsesionado como estaba por la cuestión judía y por la orden que había recibido de llegar a la solución definitiva".

Fiscal: "¿Tenía contactos frecuentes con Himmler?".

Höss: "Eichmann tenía que dar continuos informes al Reichsführer SS, de viva voz y personalmente, cada vez que se preparaba o se llevaba a cabo una nueva acción. Era él el único capaz de poder dar las cifras exactas de individuos muertos. Podía recordar de memoria casi cualquier dato. Sus notas consistían en hojas que siempre llevaba con- sigo, llenas de signos incomprensibles para tos demás".

Fiscal: "¿En Auschwitz no se produjeron nunca intentos de motín o de revueltas entre los condenados a las cámaras de gas?".

Höss: "No. Hubo algo, pero nada grave. En la primavera de 1942 se transportaba a unos judíos desde el andén de la estación hasta la fábrica, el bunker 1, a través de los prados donde más tarde se levantaría el sector 2. La columna era guiada por Aumeier y Palitzsky y por algunos jefes de bloque. Estos últimos solían hablar de cualquier tema con los judíos, preguntándoles sobre sus actividades y profesiones, afín de vencer cualquier sospecha. Al llegar al bunker se les ordenó desnudarse. Los primeros entraron tranquilamente en los locales donde suponían iban a ser desinfectados, pero pronto algunos dieron la voz de alarma y empezaron a hablar del gas y de exterminio. De repente se creó una atmósfera de pánico, pero, rápidamente, se les introdujo en las cámaras y se cerraron las puertas. En los transportes siguientes se procedió a aislar a tiempo a los elementos más intranquilos, para poder mantenerlos vigilados. Si se producía algún desorden, se conducían a los individuos más alborotadores tras el edificio, sin que nadie se percatase, y allí eran ejecutados con armas cortas para que los demás no se enterasen de nada".

Fiscal: "¿Cuál era la misión del Sonderkommando?".

Höss: "Era de vital importancia que toda la operación de la llegada y preparación tuviese lugar en total calma, y que no hubiese ni gritos ni excitación. Si alguien se negaba a desnudarse, debían intervenir para ayudarlo otros que ya lo habían hecho o los del Sonderkommando. Los más obstinados eran tranquilizados y persuadidos con buenas maneras. Los prisioneros del Sonderkommando procuraban también que la operación se realizase con la mayor rapidez, para que las víctimas no tuvieran tiempo de meditar acerca de lo que les iba a suceder".

Fiscal: "¿Y por qué se recurría a los Sonderkommandos?".

Höss: "Por medidas de seguridad. Dado que los deportados no tenían ninguna confianza en los SS, se esperaba que tendrían más tranquilidad con gente de su propia raza (además, los Sonderkommandos estaban compuestos por judíos procedentes de la región donde se realizaban las deportaciones). Los deportados hacían preguntas sobre la vida en el campo y obtenían informaciones sobre conocidos o familiares que habían llegado en transportes anteriores. Era muy interesante la capacidad que los judíos del Sonderkommando tenían para mentir, y los enfáticos gestos con que subrayaban sus palabras".

Fiscal: "¿Y por qué muchas mujeres, al llegar al campo, trataban de esconder a sus hijos entre el equipaje?".

Höss: "Los hombres del Sonderkommando mantenían una vigilancia especial en este punto y prodigaban palabras de aliento para persuadir a las mujeres de que mantuvieran a sus hijos con ellas. Las mujeres creían que la desinfección sería nociva para los niños y por ello los escondían. Los más pequeños lloraban, impresionados al ver cómo se desnudaban todos, pero las madres o los del Sonderkommando les hablaban dulcemente hasta que entraban en las cámaras de gas, jugando entre ellos y llevando sus juguetes. Vi algunas mujeres que intuían o sabían lo que les esperaba y que, con el terror de la muerte en los ojos, sacaban fuerzas de flaqueza para jugar con sus hijos y animales".

Fiscal: "¿Y no le daban pena estos niños?".

Höss: "Por supuesto, pero era nuestro deber, nuestra obligación, y no podíamos transgredir la orden recibida. Recuerdo una ocasión en que una mujer se me acercó, me señaló hacia sus cuatro hijos, que ayudaban a los más pequeños a atravesar un descampado, y me susurró al oído: '¿ Cómo tiene valor para matar a estos niños? ¿Es que no tiene corazón?'.

"Otra vez, un viejo que pasó a mi lado me dijo en voz baja: 'Alemania pagará muy caro este asesinato en masa del pueblo judío'. Sus ojos revelaban su miedo, pero entró valerosamente en la cámara de gas, sin decir nada a los demás. Pero lo que más me impresionó fue una mujer joven que se afanaba en ayudar a los niños y a las ancianas a desnudarse, yendo de un lado a otro. Durante la selección la había visto con sus dos hijos y me había llamado la atención su actividad y su aspecto. No parecía una judía. Sus hijos ya no estaban con ella. Esperó hasta el final, ayudando a desvestirse a las mujeres que tenían varios hijos, animándolas y calmando a los niños. Al entrar en la cámara se detuvo y me dijo: 'Sabía desde el principio que nos matarían en Auschwitz. Cuando hizo la selección traté de evitar que me destinaran al trabajo porque quería seguir a mis hijos y quería tener esta experiencia totalmente consciente. Espero que pronto haya terminado todo. Adiós".

Fiscal: "¿Que tipo de "incidentes' ocurrían durante la selección ante la cámara de gas?".




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Mensaje por Erich Hartmann » Mar Jul 22, 2008 3:41 pm

El burócrata del exterminio también tiene familia

Höss: "A veces, las mujeres, al desvestirse, comenzaban a dar unos gritos terribles, se tiraban de los cabellos y tenían crisis histéricas. Se las cogía inmediatamente y se las llevaba detrás del edificio, donde se les disparaba en la nuca. También solía ocurrir que cuando los del Sonderkommando salían de la cámara de gas, las mujeres se daban cuenta de lo que iba a ocurrir y les gritaban todas las maldiciones posibles. Recuerdo que una mujer, al cerrarse las puertas, trató de sacar a sus hijos y gritaba llorando: '¡Al menos, dejad con vida a mis hijos!'. Hubo muchas de estas escenas y eran impresionantes para quien las veía. Durante la primavera de 1942 centenares de hombres y mujeres en la flor de la vida fueron a la muerte entre los frutales de la granja, sin sospechar nada. Aquella imagen de vida y de muerte permanece viva y claramente ante mis ojos".

En la sala se hizo un gran silencio. Los jueces, el público y los representantes de la prensa comprendieron que el interrogatorio llegaba, tal vez, a su momento crucial.

Fiscal: "¿Es usted padre de familia?".

Höss: "Sí".

Fiscal: "¿Y quiere a sus hijos?".

Höss: "Sí".

Fiscal: "Entre aquellas escenas dantescas del exterminio, ¿no sentía nunca compasión, pensando en sus familiares e hijos?".

Höss: "Sí".

Fiscal: "¿Y cómo podía realizar estas acciones?".

Höss: "Pese a las dudas que yo pudiese tener, el único y definitivo argumento para mí era la orden rigurosa, y las explicaciones que la habían acompañado, del Reichsführer SS Himmler".

El desfile de los testigos, elegidos entre centenares de supervivientes de los terribles Lager, no hizo más que confirmar cuanto se había dicho en los crudos y desnudos interrogatorios del acusado, que varias veces dijo al Tribunal: "Todo lo que he dicho es verdad, pueden creerme. Saben que no niego nada de lo que sé y saben que no les miento".

El informe del fiscal duró sólo un día y en él solicitó la pena de muerte del "mayor asesino de los tiempos modernos". La sentencia, que Höss escuchó en posición de "firmes", fue emitida el 2 de abril de 1947 y aceptaba la tesis del fiscal, pero precisó que el ahorcamiento no tendría lugar en la cárcel de Varsovia, sino en el campo de Auschwitz, "en una de las muchas horcas que el acusado había hecho construir para los prisioneros". Y así se hizo el 16 de abril de 1947.



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Mensaje por Erich Hartmann » Jue Jul 24, 2008 3:27 pm

AL SER DETENIDO CONFESÓ: «MATE DOS MILLONES DE PERSONAS»

La tarde del 16 de marzo de 1946, dos oficiales de la "War Crimes Investigation Unit" del ejército británico en la zona del Rin salieron del Cuartel General para interrogar a un criminal de guerra alemán que había estado inscrito en la lista de no localizados durante más de ocho meses. Se llamaba Rudolf Höss. Tras su detención, que tuvo lugar en Flensburg, en la frontera entre Dinamarca y Schleswig-Holstein, había sido conducido al "War Crimes Investigation Center", en la antigua e histórica ciudad de Minden. El edificio donde estaba este organismo había sido antes una prisión militar del Ejército alemán y se le conocía generalmente por su extraño nombre cifrado: "Tomato". Höss ya había estado con anterioridad bajo custodia británica. Ene hecho prisionero en 1945, junto a centenares de miles de alemanes, pero no se llegó a saber su verdadera identidad, por lo que le enviaron a trabajar a una granja, donde permaneció ocho meses. Al cabo de este tiempo, la justicia consiguió ponerle las manos encima. Cuando los dos oficiales llegaron a "Tomato", Höss fue conducido ame ellos. Sin embargo, no le hicieron ninguna pregunta, limitándose a asegurarse de su verdadera identidad. El de más edad de los dos había estudiado durante varios meses los acontecimientos de Auschwitz y de otros campos de concentración y había acumulado una enorme cantidad de pruebas irrefutables. Le faltaba muy poco, por no decir nada, para completar el cuadro.

Sin embargo, antes de abandonar el "Investigation Center" para regresar a su Cuartel General del Ejército del Rin, los oficiales encargados de la investigación preguntaron al ex comandante de Auschwitz lo que los ingleses ya sabían en relación con todo el proceso de exterminio que tuvo lugar en su campo y en relación con la parte que le correspondía a él. Con un lenguaje decoroso pero inequívoco expresaron abiertamente a Höss lo que pensaban de él y de las personas como él y le comunicaron que en su momento sería juzgado por un tribunal militar.

Antes de concluir el interrogatorio le preguntaron el número de personas de cuya muerte era responsable directo por haberlas enviado a las cámaras de gas en el periodo en que había sido comandante de Auschwitz. Tras reflexionar durante unos instantes, admitió que debían ser unos dos millones y firmó una declaración en este sentido. Al preguntarle si no pensaba que la cifra era más elevada, respondió que el número total era mayor, pero añadió que él no era responsable de lo que había sucedido después de su partida, y que en diciembre de 1943 había dejado el mando del campo para asumir un cargo administrativo.

La declaración de Höss, efectuada voluntariamente por él, era la siguiente:
  • " Declaración voluntariamente efectuada en la prisión de ... (el nombre estaba tachado) por Rudolf Höss, ex comandante del campo de concentración de Auschwitz, el 16 de marzo de 1946. Basándome en la orden recibida de Himmler en mayo de 1941, procedí al gaseo de dos millones de personas entre junio-julio de 1941 y finales de 1943, es decir, durante el periodo en que fui comandante de Auschwitz.

    Firmado: Rudolf Höss".

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Mensaje por TMV » Jue Jul 24, 2008 7:42 pm

:sgm111:

Un saludo

Toni
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Mensaje por Erich Hartmann » Vie Jul 25, 2008 12:04 pm

ASÍ ERA AUSCHWITZ

AUSCHWITZ (Polonia), en polaco Oswiecim. Célebre grupo de campos de trabajos forzados, experiencias biológicas y destrucción, a 60 kilómetros de Cracovia. Su creación fue decidida a fínales de 1939 y la organización fue confiada a un favorito del nazismo, el coronel de las SS Rudolf Höss, nombrado oficialmente comandante el 4 de mayo de 1940. Procedía de Sachsenhausen, donde había desempeñado el cargo de vicecomandante desde 1938. En 1934, en su calidad de Blockführer, había estado en Dachau. Los subordinados colaboradores de Höss fueron: el SS Sturmbannführer Bischoff; el SS Rapportführer Fritz Palitzsch, procedente de Sachsenhausen (sustituido luego por Stiwitz); Fritsch, procedente de Dachau; Meyer, de Buchenwald; el SS Untersturmführer Grabner, que había sido pastor de vacas, a quien se encargaban los fusilamientos en masa; Aumeier y Seidler. Especialmente despiadado era el jefe del bloque 11, Krankemann, un deportado por delitos comunes, conocido como el conductor del famoso rodillo compresor al que uncía como animales a los curas católicos. El famoso bloque 11, el Strafeblock, difería de las otras 28 construcciones dedicadas a alojar a los deportados, cocinas, enfermería, almacenes, etc., porque no tenía ventanas y porque su puerta, vigilada por un SS, estaba siempre cerrada. Además estaban el SS Oberscharführer Musfeld, el SS Hauptscharführer Werner Hendler, encargado de intendencia; el SS Unterscharführer Paschke, en las cocinas de los SS; el SS Sturmbanführer Ceasar, en las tareas agrícolas; el SS Oberscharführer Reinhenbarch, y el SS Untersacharführer Lohem, encargado del funcionamiento de los hornos crematorios. Existía además, una guardia ucraniana de servicio de policía, mandada por Uscha Kaman. El campo femenino se hallaba bajo la jurisdicción de Frau Langefeld. Annie Franz era la responsable de los almacenes y de las cocinas. El grupo de campos de Auschwitz, instalado en una zona próxima a cuatro arterias ferroviarias, comprendía tres campos: Auschwitz-I (Auschwitz), Auschwitz-II (Birkenau) y Auschwitz-III (Monowice). Estaba en proyecto la realización del Auschwitz-IV, pero la derrota del Tercer Reich no la permitió.

El Auschwitz-I era el Stammlager y el centro administrativo de las dependencias. En 1943 llegó a alojar a más de 140.000 deportados. Las cámaras de gas, camufladas de duchas, estaban en el bloque 11. La primera de ellas fue instalada cerca del primer horno. Tenía puertas herméticas en dos lados y ocupaba una extensión de 65 m2. En otoño de 1945 se instaló la segunda, en una vieja casa de colonos y recibió el nombre convencional de Bunker II. Una tercera se levantó a 2 kilómetros de la primera, y fue llamada Bunker I. Los hornos crematorios (Krematorium) eran cuatro: los dos primeros se construyeron en el invierno de 1942-43 y los otros dos, seis meses más tarde.

El encargo se hizo mediante una carta del 3 de agosto de 1942 (n. 11450/4 2/Bi/H) a la empresa Topf und Söhne, de Erfurt. Los cuatro hornos tenían cámaras de gas anexas y recibieron la denominación II, III, IV y V. Los hornos II y III tenían un subterráneo (Leichenkeller 1 y 2) destinado al gaseado. El primero medía 240 m2, con una altura de 2,40 m.; el segundo, 400 m2, con una altura de 2,30 m. Los crematorios IV y V poseían dos locales de una extensión de 580 m2 cada uno, denominados convencionalmente Badeanstalt für sonderaktion. Su verdadera finalidad se especifica en una carta de Bischoff a Kammler (29 de enero de 1943, n. 2250/43°). A la inauguración de los hornos I y II acudieron desde Berlín personalidades del gobierno, con Himmler a la cabeza. La prueba se hizo con 8.000 judíos de Cracovia. La puesta en funcionamiento de los crematorios III y IV —construidos con materiales más baratos, lo que los inutilizaba tras un periodo de intensa actividad, y más frágiles ante los sabotajes del Sonderkommando— hizo necesaria la creación de un total de 46 hogares, con una capacidad destructiva de 12.000 personas al día. En cada hogar se introducían de tres a cinco cadáveres por vez. El tiempo necesario para quemarlos era de media hora. El trabajo estaba facilitado por un montacargas eléctrico del que se hallaban provistos los crematorios II y III. Los cadáveres para los hornos crematorios IV y V eran transportados por medio de unos ganchos. Los huesos eran triturados, amontonados en camiones y transportados a las orillas del Vístula o del Sola, donde eran abandonados en la corriente. A veces se utilizaban para desecar aguazales y zonas pantanosas.

La Comisión de Expertos presidida por el profesor Dawidowsky aseguró que se habían incinerado cinco millones de víctimas en el complejo de campos de Auschwitz (cuatro millones según otra fuente); de ellas, 27.000 habían sido fusiladas y 30.000 ahorcadas. Los restos de los archivos recuperados, en especial una parte de un Totenbuch (libro de fallecimientos), admiten, para el período comprendido entre el 7 de octubre de 1941 y el 28 de febrero de 1942 el asesinato de 8.320 prisioneros, con una media de 58 por día, excepto el 4 de noviembre de 1941, que registró 352 muertos. El comandante Rudolf Höss quiso ser más "modesto" y elaboró las siguientes estadísticas, limitándolas a las acciones más importantes: Alta Silesia y Polonia (250.000 muertos), Alemania y Theresienstadt (100.000), Holanda (95.000), Bélgica (20.000). Francia (110.000). Grecia (65.000), Hungría (400.000) Eslovaquia (90.000). Total: l.130.000. Otra fuente precisa para el período 1940-1945, en este grupo de campos y en el Majdanek, un número de 6.312.000 personas de ambos sexos, de varias religiones y de 26 nacionalidades. Para Italia, España, Yugoeslavia y otros países no se dieron cifras, pero, por ejemplo, se sabe que el número de italianos muertos en el campo de Auschwitz fue de 8.924.



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Mensaje por Erich Hartmann » Sab Jul 26, 2008 1:20 pm

LOS JUDÍOS MORÍAN MAS RÁPIDAMENTE QUE LOS RUSOS...

En la sesión del 16 de marzo de 1947, ante el Tribunal de Varsovia. Rudolf Höss recordó las terribles escenas que había visto en una de las cámaras de gas de Auschwitz durante la ejecución de un grupo de internados rusos mediante gas Zyklon B:
  • "Tras la visita de Eichmann al campo, se procedió a exterminar a los prisioneros rusos en la celda de detención del 'Block 77'. Los prisioneros estaban tan apiñados que la muerte les llegó inmediatamente después de penetrar el gas. Un breve grito, casi ahogado, y todo había terminado. Sin embargo, recuerdo con mucha precisión cómo fueron gaseados novecientos rusos de un convoy especial. Los rusos fueron conducidos a través del antiguo horno crematorio, ya que la preparación del 'Block 77' habría requerido preparativos demasiado complicados aquel día. Mientras se descargaban los camiones se practicaron rápidamente tres agujeros en las paredes de piedra y cemento del crematorio. Los rusos se desvistieron en una antecámara y pasaron dentro con toda tranquilidad. Les habían dicho que les iban a desinfectar y estaban contentos. Cuando todos estuvieron dentro, se cerraron las puertas y se introdujo el gas por los agujeros... No sé cuánto tiempo duró la ejecución. Durante varios minutos se oyeron los gritos y las voces de las víctimas, cosa que no ocurría con los judíos, que morían más rápidamente. Al principio se oyeron voces aisladas que gritaron: '¡El gas! ¡El gas!', y luego estalló un grito general... Todos los rusos se precipitaron hacia las dos puertas que cerraban el local, pero éstas no cedieron. No se abrieron hasta pasadas algunas horas, y pude ver por vez primera los cadáveres amontonados. Me alejé con un sentimiento de horror...".


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Mensaje por Erich Hartmann » Dom Jul 27, 2008 12:14 pm

"HOSS ERA UN BUEN CAMARADA, PALABRA DE EICHMANN"

En 1957, Adolf Eichmann, poco antes de ser capturado por agentes secretos israelíes y ser llevado prisionero a Jerusalén, concedió una entrevista al periodista Sassen, en el curso de la cual habló de Rudolf Höss:
  • "Höss era un buen colega y un buen amigo. Le conocí bastante entrada la guerra, en una época en la que teníamos contactos cada vez más frecuentes por motivos del servicio, él como representante de la Dirección general administrativa y económica de las SS y yo como representante de la Gestapo. Era más bien cerrado de carácter, pero poco a poco me fue demostrando una mayor confianza (...).

    Höss era un padre de familia ejemplar, la encarnación de la modestia y la precisión. Se consideraba un funcionario a quien le había caído en suerte una tarea burocrática y desagradable. En general se puede decir que Höss era, sin duda, un hombre cuyas capacidades eran demasiado limitadas para controlar toda la situación de Auschwitz en su complejidad, pero tenia a su disposición a todo un Estado Mayor. Sé, porque él mismo me lo dijo, que como hombre sufría al tener que realizar un trabajo que, entre otras cosas, consistía en destruir físicamente al enemigo. En una ocasión que estaba en su casa, tal vez para consolarse, me contó que el Reichsführer Himmler había visitado Auschwitz y había estudiado detalladamente toda la actividad que se desarrollaba en el campo, incluidos los métodos de destrucción física del enemigo, empezando por las cámaras de gas y terminando por la incineración de los cadáveres. En una palabra, Hoss me gustaba, aunque sólo fuera por su aspecto físico. En mi opinión, tenía el mérito de distinguirse entre tantos oficiales de las SS tan imbuidos en un ambiente mundano. Estaba acostumbrado a vestir su guerrera de simple soldado... Cuando iba a verlo, subíamos al coche y nos dirigíamos a una esquina del campo. Höss me mostraba las nuevas construcciones e instalaciones y me contaba las dificultades que tenía. Su casa privada estaba dentro del recinto del campo. Era amplia, con cinco o seis habitaciones, y con él vivía su familia. Tenía tres o cuatro hijos. Las habitaciones, con mobiliario de madera corriente, eran, según el estilo de los SS, pulidas y modestas, pero cómodas y agradables. Höss era de mediana estatura y buena complexión, reservado y poco locuaz. Pertenecía a ese tipo de personas que yo llamaría 'huraños'. A veces era imposible arrancarle una palabra. No tenía ningún vicio y bebía poquísimo".

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