La guerra Biológica en la Segunda Guerra Mundial
Publicado: Sab Ago 18, 2007 3:11 pm
La Guerra Bacteriológica en la Segunda Guerra Mundial
Orígenes de la Guerra Bacteriológica
Antes de comenzar el post, vamos a definir arma biológica como "aquella arma o agente viral y/o toxina empleada sobre animal, persona o planta, cuyo daño depende de la multiplicidad de éstas en el huesped u objetivo"
Las armas biológicas han sido utilizadas desde tiempos muy remotos puesto que, aunque no se dispusiera del conocimiento científico que explicara profundamente su acción, se comprobaba por medio de la experiencia su potencial destructor.
Así, se utilizaron contra enemigos no sólo de manera directa sino también de manera indirecta (contra cultivos o animales, por ejemplo).
De este modo, nos podemos retrotraer al siglo VI antes de Cristo cuando losasirios envenenaban los pozos enemigos con comezuelo, un hongo que infecta cereales como el centeno por ejemplo.
En 1346 d.C durante el asedio de Caffa (Fedosia, Crimea), los tártaros sufrieronun brote de peste en sus campamentos. Ante tal coyuntura decidieron deshacerse delos cadáveres lanzándolos con catapultas dentro de la plaza sitiada para infectar alos resistentes genoveses y así conseguir la rendición.
En 1710, las tropas rusas usarían, supuestamente, la misma técnica. Es decir, con sus cadáveres infectados de peste tratarían de contagiar a las tropas suecas.
Entre 1754 y 1767, el ejército británico comandado por Sir Jefferey Amherst, en su lucha contra los indios norteamericanos leales a los franceses, repartió entre las tribus enemigas mantas de afectados de viruela que estaban siendo atendidos en Fort Pitt. La treta dio sus frutos pues los indios murieron en gran número mientras defendían Fort Carrillon ya que tenían una nula resistencia a este virus desconocido.
En 1797, Napoleón, en su campaña de Italia, parece que intentó contagiar de paludismo a los habitantes de Mantua24.
Entrando en el siglo XX, continuaremos con nuestra cronología de una manera más precisa analizando de manera comparada el fenómeno de las armas biológicas.
En la Primera Guerra Mundial, aunque los datos no están exhaustivamente contrastados, parece que espías alemanes usaron, entre 1916 y 1918, bacillus anthracis (que origina el carbunco) y coxiella burnetii (origina la fiebre Q) para infectar caballos, ganado y alimentos justo antes de ser mandados al frente. Pudieron ser enviados espías alemanes al menos a cinco países: Rumania, España, Noruega, Estados Unidos y Argentina, con cultivos microbianos causantes del carbunco y el muermo.
La Guerra Bacteriológica en la Segunda Guerra Mundial
Durante la ocupación de Manchuria por los japoneses entre 1931 y
1945, el teniente general Ishii Shiro, doctor en microbiología, vio la oportunidad de crear un grupo de investigación de armas biológicas en esa zona. Aunque obtuvo el permiso de Tokio en 1932 para desarrollar allí sus investigaciones con el nombre en clave “Unidad 731”, parece que, al menos explícitamente, no lo tuvo para la experimentación con humanos. Sin embargo, desde la base de Beiyinhe, decidió
experimentar con el carbunco, el muermo y la peste sobre activistas antijaponeses, delincuentes comunes e incluso inocentes detenidos en redadas policiales.
Mientras en Ping Fan y otros centros seguían llevándose a cabo los experimentos, se ampliaron los programas en lo que a la variedad de agentes biológicos utilizados se refiere. El número de víctimas es incalulable, pues no se hacían autopsias ni se escribían registros. Japón reconoció después de la guerra que entre 1941 y su final murieron alrededor de 3000 personas sólo en la
base de Ping Fan. En dicha localidad los efectos perduraron tras la guerra, no sólo en el inconsciente colectivo, sino también a través de epidemias de peste (1946,
1947 -30.000 muertos- y 1948), que se piensa están en relación con lo que allí sucedió.
Un último hecho destacable, ya que fue la primera vez que Japón atacó con armas biológicas a otro Estado, es el que ocurre en 1939 cuando, en un acto de sabotaje contra la Unión Soviética, infecta con bacterias tifoideas sus reservas de agua en la frontera con Mongolia (conocido como “Incidente Nomonhan”). Su segundo ataque sería en 1940 por medio de pulgas portadoras de la peste mezcladas con arroz y trigo diseminadas por territorio chino.
Gran Bretaña, Alemania, Canadá y Estados Unidos. A principios de los años cuarenta, a raíz de unos informes que alertaban al gobierno británico de que Alemania estaba desarrollando un programa de armas bacteriológicas, el coronel Sir Maurice Hankey, de la Comisión de Defensa Imperial, decidió impulsar un programa parecido. El programa alemán era en realidad prácticamente inexistente.
Los alemanes, al inspeccionar unos laboratorios en Le Bouchet (Francia),
descubrieron documentación sobre investigaciones acerca de las armas biológicas.
Entre ella, había informes sobre la posibilidad de utilizar escarabajos del Colorado (Leptinotarsa decemlineata), los cuales son devoradores de patata, contra cultivos enemigos. Los alemanes se alarmaron aún más cuando sus servicios de espionaje informaron de que tanto británicos como estadounidenses estaban experimentando con estos escarabajos, y decidieron, ellos también, experimentar con estos insectos.
Sigamos retrocediendo; al término de la Gran Guerra, soviéticos y franceses, alarmados ante los ataques con armas químicas que los alemanes habían empleado (batalla de Ypres) y temiendo que continuaran sus programas, decidieron crear sus propios programas de armas químicas y biológicas, los cuales ya estarían en marcha a mediados de los años veinte.
Como vemos, la falta de exactitud de los informes de los servicios de inteligencia no es sólo un problema de nuestros días. Pero no todo fueron errores, los canadienses comenzaron a desarrollar su programa de armas biológicas y químicas
desde finales de los años treinta, impulsado por Sir Frederick Banting, con fines no sólo defensivos sino también ofensivos (cultivo de bacterias a gran escala, por ejemplo). Mientras tanto desde 1942 el programa británico se dedicó a fabricar tortas de pienso para el ganado rellenas de esporas de carbunco en su base de
Porton Down, con el fin de dañar las regiones ganaderas alemanas y ahogar así, económicamente, al Tercer Reich; finalmente nunca llegaron a utilizarse. Lo que sí hizo el gobierno británico fue experimentos de campo en la isla de Gruinard dejándola tan contaminada que se declaró inhabitable hasta 1990. Curiosamente, fue a partir de 1943 cuando
Alemania empezó investigaciones más agresivas con
armas biológicas. Existen indicios de que fue un acto de sabotaje alemán el envenenamiento con aguas residuales, en 1945, de un depósito en Bohemia.
Los estadounidenses habían mantenido contactos con los canadienses desde 1940 y estaban colaborando en diferentes proyectos y compartiendo los resultados que los británicos obtuvieron de Gruinard. Tras un acuerdo con el Reino Unido,
Estados Unidos se encargaría de producir bombas de carbunco y Canadá de probarlas. Además Estados Unidos montó su propio programa de armas biológicas en Fort Detrick (Frederick, Maryland) desde abril de 1943. Su programa fue el de mayor envergadura, empleando a casi cuatro mil personas, civiles y militares.
Además tenía instalaciones en Granite Peak (Utah) y la fábrica de Vigo de Terre Haute (Indiana)
Algunas fotos de Ishii y su familia, la famosa Unidad 731, y una autopsia realizada a un sujeto víctima de carbunco.
Agradecimientos por la información al Instituto de Estudios Europeos, en concreto al artículo publicado por Ignacio Ibañez Ferrándiz "Bioterrorismo, la amenaza latente", del cual se ha extraido la información relativa a la Segunda Guerra Mundial.
Saludos cordiales,
GoRSH
Orígenes de la Guerra Bacteriológica
Antes de comenzar el post, vamos a definir arma biológica como "aquella arma o agente viral y/o toxina empleada sobre animal, persona o planta, cuyo daño depende de la multiplicidad de éstas en el huesped u objetivo"
Las armas biológicas han sido utilizadas desde tiempos muy remotos puesto que, aunque no se dispusiera del conocimiento científico que explicara profundamente su acción, se comprobaba por medio de la experiencia su potencial destructor.
Así, se utilizaron contra enemigos no sólo de manera directa sino también de manera indirecta (contra cultivos o animales, por ejemplo).
De este modo, nos podemos retrotraer al siglo VI antes de Cristo cuando losasirios envenenaban los pozos enemigos con comezuelo, un hongo que infecta cereales como el centeno por ejemplo.
En 1346 d.C durante el asedio de Caffa (Fedosia, Crimea), los tártaros sufrieronun brote de peste en sus campamentos. Ante tal coyuntura decidieron deshacerse delos cadáveres lanzándolos con catapultas dentro de la plaza sitiada para infectar alos resistentes genoveses y así conseguir la rendición.
En 1710, las tropas rusas usarían, supuestamente, la misma técnica. Es decir, con sus cadáveres infectados de peste tratarían de contagiar a las tropas suecas.
Entre 1754 y 1767, el ejército británico comandado por Sir Jefferey Amherst, en su lucha contra los indios norteamericanos leales a los franceses, repartió entre las tribus enemigas mantas de afectados de viruela que estaban siendo atendidos en Fort Pitt. La treta dio sus frutos pues los indios murieron en gran número mientras defendían Fort Carrillon ya que tenían una nula resistencia a este virus desconocido.
En 1797, Napoleón, en su campaña de Italia, parece que intentó contagiar de paludismo a los habitantes de Mantua24.
Entrando en el siglo XX, continuaremos con nuestra cronología de una manera más precisa analizando de manera comparada el fenómeno de las armas biológicas.
En la Primera Guerra Mundial, aunque los datos no están exhaustivamente contrastados, parece que espías alemanes usaron, entre 1916 y 1918, bacillus anthracis (que origina el carbunco) y coxiella burnetii (origina la fiebre Q) para infectar caballos, ganado y alimentos justo antes de ser mandados al frente. Pudieron ser enviados espías alemanes al menos a cinco países: Rumania, España, Noruega, Estados Unidos y Argentina, con cultivos microbianos causantes del carbunco y el muermo.
La Guerra Bacteriológica en la Segunda Guerra Mundial
Durante la ocupación de Manchuria por los japoneses entre 1931 y
1945, el teniente general Ishii Shiro, doctor en microbiología, vio la oportunidad de crear un grupo de investigación de armas biológicas en esa zona. Aunque obtuvo el permiso de Tokio en 1932 para desarrollar allí sus investigaciones con el nombre en clave “Unidad 731”, parece que, al menos explícitamente, no lo tuvo para la experimentación con humanos. Sin embargo, desde la base de Beiyinhe, decidió
experimentar con el carbunco, el muermo y la peste sobre activistas antijaponeses, delincuentes comunes e incluso inocentes detenidos en redadas policiales.
Mientras en Ping Fan y otros centros seguían llevándose a cabo los experimentos, se ampliaron los programas en lo que a la variedad de agentes biológicos utilizados se refiere. El número de víctimas es incalulable, pues no se hacían autopsias ni se escribían registros. Japón reconoció después de la guerra que entre 1941 y su final murieron alrededor de 3000 personas sólo en la
base de Ping Fan. En dicha localidad los efectos perduraron tras la guerra, no sólo en el inconsciente colectivo, sino también a través de epidemias de peste (1946,
1947 -30.000 muertos- y 1948), que se piensa están en relación con lo que allí sucedió.
Un último hecho destacable, ya que fue la primera vez que Japón atacó con armas biológicas a otro Estado, es el que ocurre en 1939 cuando, en un acto de sabotaje contra la Unión Soviética, infecta con bacterias tifoideas sus reservas de agua en la frontera con Mongolia (conocido como “Incidente Nomonhan”). Su segundo ataque sería en 1940 por medio de pulgas portadoras de la peste mezcladas con arroz y trigo diseminadas por territorio chino.
Gran Bretaña, Alemania, Canadá y Estados Unidos. A principios de los años cuarenta, a raíz de unos informes que alertaban al gobierno británico de que Alemania estaba desarrollando un programa de armas bacteriológicas, el coronel Sir Maurice Hankey, de la Comisión de Defensa Imperial, decidió impulsar un programa parecido. El programa alemán era en realidad prácticamente inexistente.
Los alemanes, al inspeccionar unos laboratorios en Le Bouchet (Francia),
descubrieron documentación sobre investigaciones acerca de las armas biológicas.
Entre ella, había informes sobre la posibilidad de utilizar escarabajos del Colorado (Leptinotarsa decemlineata), los cuales son devoradores de patata, contra cultivos enemigos. Los alemanes se alarmaron aún más cuando sus servicios de espionaje informaron de que tanto británicos como estadounidenses estaban experimentando con estos escarabajos, y decidieron, ellos también, experimentar con estos insectos.
Sigamos retrocediendo; al término de la Gran Guerra, soviéticos y franceses, alarmados ante los ataques con armas químicas que los alemanes habían empleado (batalla de Ypres) y temiendo que continuaran sus programas, decidieron crear sus propios programas de armas químicas y biológicas, los cuales ya estarían en marcha a mediados de los años veinte.
Como vemos, la falta de exactitud de los informes de los servicios de inteligencia no es sólo un problema de nuestros días. Pero no todo fueron errores, los canadienses comenzaron a desarrollar su programa de armas biológicas y químicas
desde finales de los años treinta, impulsado por Sir Frederick Banting, con fines no sólo defensivos sino también ofensivos (cultivo de bacterias a gran escala, por ejemplo). Mientras tanto desde 1942 el programa británico se dedicó a fabricar tortas de pienso para el ganado rellenas de esporas de carbunco en su base de
Porton Down, con el fin de dañar las regiones ganaderas alemanas y ahogar así, económicamente, al Tercer Reich; finalmente nunca llegaron a utilizarse. Lo que sí hizo el gobierno británico fue experimentos de campo en la isla de Gruinard dejándola tan contaminada que se declaró inhabitable hasta 1990. Curiosamente, fue a partir de 1943 cuando
Alemania empezó investigaciones más agresivas con
armas biológicas. Existen indicios de que fue un acto de sabotaje alemán el envenenamiento con aguas residuales, en 1945, de un depósito en Bohemia.
Los estadounidenses habían mantenido contactos con los canadienses desde 1940 y estaban colaborando en diferentes proyectos y compartiendo los resultados que los británicos obtuvieron de Gruinard. Tras un acuerdo con el Reino Unido,
Estados Unidos se encargaría de producir bombas de carbunco y Canadá de probarlas. Además Estados Unidos montó su propio programa de armas biológicas en Fort Detrick (Frederick, Maryland) desde abril de 1943. Su programa fue el de mayor envergadura, empleando a casi cuatro mil personas, civiles y militares.
Además tenía instalaciones en Granite Peak (Utah) y la fábrica de Vigo de Terre Haute (Indiana)
Algunas fotos de Ishii y su familia, la famosa Unidad 731, y una autopsia realizada a un sujeto víctima de carbunco.
Agradecimientos por la información al Instituto de Estudios Europeos, en concreto al artículo publicado por Ignacio Ibañez Ferrándiz "Bioterrorismo, la amenaza latente", del cual se ha extraido la información relativa a la Segunda Guerra Mundial.
Saludos cordiales,
GoRSH