Los tesoros de la posguerra
Publicado: Vie Jun 09, 2006 9:08 pm
Hace poco compré un libro que me está resultando muy interesante, llamado Historias de grandes tesoros de la II Guerra Mundial de Kenneth Alford, editado por San Martín. El caso es que me está resultando bastante interesante. El libro está compuesto por diversos capítulos en los que se narran los destino de diversos tesoros durante la guerra y la posguerra: reliquias de los jerifaltes nazis, colecciones de arte, lingotes de oro... Como me parece un tema sumamente interesante, iré colgando en este tema diversos extractos del libro.
El regreso de los soldados de Hersbuck
El 29 de mayo de 1958 volvieron a Hersbruck, en Alemania, los últimos soldados capturados y retenidos por los norteamericanos. Durante la desmilitarización alemana, fueron apresados y enviados al cautiverio 50.000 soldados y nadie oyó nada de ellos o sobre ellos por más de una década. Finalmente, tras años de investigación, 22.664 fueron encontrados, en su mayor parte... ¡en el sótano de un edificio oficial de los Estados Unidos! El regreso de estos guerreros a su patria se realizó sin alharacas como resultado de la política del Departamento de Estado de mantener un nivel de información discreto en lo referente a los prisioneros de guerra.
Aquellos soldados, relegados al olvido durante tanto tiempo, eran en realidad valiosos soldaditos de plomo de cinco centímetros hechos y pintados a mano, confiscados al final de la guerra por oficiales del Ejército de los Estados Unidos. Su odisea de trece años había llegado a su fin. Su viaje empezó en mayo de 1945 cuando un coronel estadounidense, un teniente y tres soldados se encaminaron al museo de Hersbruck, entraron y empaquetaron toda la colección en cajas de madera que llevaban para este fin. La colección consistía en 500 regimientos con un total de 50.000 soldados, entre ellos 6.000 de a caballo y 1.200 banderas regimentales. Los funcionarios del museo, ultrajados por el robo de su más preciado fondo que pretendían perpetrar los americanos protestaron airadamente. Pero les dijeron que los soldaditos de plomo ¡podrían utilizarse en el futuro por los alemanes para peligrosos ejercicios de adiestramiento militar y, por consiguiente, estaban sujetos a confiscación por orden del Gobierno Militar de Ansbach!
Con el paso de los años las tensiones se enfriaron y el personal del museo de Hersbruck empezó una afanosa búsqueda de sus soldados perdidos. En 1952 dirigieron escritos a los funcionarios norteamericanos en Alemania, al Departamento de Estado en Washington y hasta al presidente de los Estados Unidos. Nadie les hizo caso, pretextando carecer de jurisdicción sobre el asunto. Pero otra carta al presidente Eisenhower se filtró a la Prensa en 1955 y salió en los periódicos. El asunto estaba ahora expuesto al público y el Ejército empezó a investigar sobre los soldaditos de plomo perdidos. Cuatrocientos veintitrés que habían sido requisados por un individuo en Fort Sam Houston (Texas) fueron rápidamente descubiertos y devueltos al Ejército, que poco después localizó otros 20.114 en NuevaYork y 2.127 más en Massachussets. Casi 23.000 soldados habían sido devueltos. ¿Pero qué pasaba con los 27.000 "prisioneros" que faltaban todavía? Nada se pudo averiguar sobre su paradero.
Rudolf Wetzer, del museo Hersbruck, en una carta fechada el 5 de enero de 1961 planteaba unapregunta interesante: ¿por qué no se habían devuelto a Alemania los soldaditos que aparecían en la foto de un periódico de la National Art
Gallery?
Nunca se dio respuesta satisfactoria a esta pregunta. Según el Gobierno de los Estados Unidos no se tenía previsto hacer nada más y la investigación se dio por concluida.
El destino de los perdidos soldaditos de plomo sigue en el misterio. Quizás estén almacenados en algún oscuro y perdido depósito estatal, o arrinconados y olvidados desde hace largo tiempo en el desván de alguien.
O, acaso, andan todavía de maniobras, evolucionando en formación, cargando contra el enemigo o defendiendo sus posiciones en manos de niños que no tienen idea del valor o la historia de los soldaditos de plomo que manejan.
Saludos cordiales
El regreso de los soldados de Hersbuck
El 29 de mayo de 1958 volvieron a Hersbruck, en Alemania, los últimos soldados capturados y retenidos por los norteamericanos. Durante la desmilitarización alemana, fueron apresados y enviados al cautiverio 50.000 soldados y nadie oyó nada de ellos o sobre ellos por más de una década. Finalmente, tras años de investigación, 22.664 fueron encontrados, en su mayor parte... ¡en el sótano de un edificio oficial de los Estados Unidos! El regreso de estos guerreros a su patria se realizó sin alharacas como resultado de la política del Departamento de Estado de mantener un nivel de información discreto en lo referente a los prisioneros de guerra.
Aquellos soldados, relegados al olvido durante tanto tiempo, eran en realidad valiosos soldaditos de plomo de cinco centímetros hechos y pintados a mano, confiscados al final de la guerra por oficiales del Ejército de los Estados Unidos. Su odisea de trece años había llegado a su fin. Su viaje empezó en mayo de 1945 cuando un coronel estadounidense, un teniente y tres soldados se encaminaron al museo de Hersbruck, entraron y empaquetaron toda la colección en cajas de madera que llevaban para este fin. La colección consistía en 500 regimientos con un total de 50.000 soldados, entre ellos 6.000 de a caballo y 1.200 banderas regimentales. Los funcionarios del museo, ultrajados por el robo de su más preciado fondo que pretendían perpetrar los americanos protestaron airadamente. Pero les dijeron que los soldaditos de plomo ¡podrían utilizarse en el futuro por los alemanes para peligrosos ejercicios de adiestramiento militar y, por consiguiente, estaban sujetos a confiscación por orden del Gobierno Militar de Ansbach!
Con el paso de los años las tensiones se enfriaron y el personal del museo de Hersbruck empezó una afanosa búsqueda de sus soldados perdidos. En 1952 dirigieron escritos a los funcionarios norteamericanos en Alemania, al Departamento de Estado en Washington y hasta al presidente de los Estados Unidos. Nadie les hizo caso, pretextando carecer de jurisdicción sobre el asunto. Pero otra carta al presidente Eisenhower se filtró a la Prensa en 1955 y salió en los periódicos. El asunto estaba ahora expuesto al público y el Ejército empezó a investigar sobre los soldaditos de plomo perdidos. Cuatrocientos veintitrés que habían sido requisados por un individuo en Fort Sam Houston (Texas) fueron rápidamente descubiertos y devueltos al Ejército, que poco después localizó otros 20.114 en NuevaYork y 2.127 más en Massachussets. Casi 23.000 soldados habían sido devueltos. ¿Pero qué pasaba con los 27.000 "prisioneros" que faltaban todavía? Nada se pudo averiguar sobre su paradero.
Rudolf Wetzer, del museo Hersbruck, en una carta fechada el 5 de enero de 1961 planteaba unapregunta interesante: ¿por qué no se habían devuelto a Alemania los soldaditos que aparecían en la foto de un periódico de la National Art
Gallery?
Nunca se dio respuesta satisfactoria a esta pregunta. Según el Gobierno de los Estados Unidos no se tenía previsto hacer nada más y la investigación se dio por concluida.
El destino de los perdidos soldaditos de plomo sigue en el misterio. Quizás estén almacenados en algún oscuro y perdido depósito estatal, o arrinconados y olvidados desde hace largo tiempo en el desván de alguien.
O, acaso, andan todavía de maniobras, evolucionando en formación, cargando contra el enemigo o defendiendo sus posiciones en manos de niños que no tienen idea del valor o la historia de los soldaditos de plomo que manejan.
Saludos cordiales