El proceso a Alfried Krupp
Publicado: Jue Jun 16, 2005 10:22 pm
Dos años después, en Nuremberg.
El último de los Krupp es juzgado en la misma sala del proceso contra los jefes del Tercer Reich
''Hace dos años, en esta misma sala, el juez Jackson, en su informe contra Goering, definió el nombre de Krupp como foco, símbolo y beneficiario de las fuerzas más siniestras que amenazaron la paz de Europa". Con estas palabras, el 16 de agosto de 1947, Telford Taylor. brigadier del ejército de los Estados Unidos, comenzó el pliego de cargos contra Alfried Krupp von Bohlen und Halbach, que había cumplido cuarenta años tres días antes, y contra otros once acusados, dirigentes del "gigante de acero" alemán. La sala era la misma —la número 600 del Palacio de Justicia de Nuremberg— en que se había desarrollado el juicio contra los jefes del Tercer Reich.
La acusación contra Alfried Krupp (su padre, Gustav, marido de Bertha, no fue llevado a juicio por razones de salud) era, sobre todo, la de haberse adherido, "en su preparación y ejecución", a la política nazi de depredación, "buscando en los territorios ocupados por Alemania los bienes de mayor valor y apropiándoselos por la fuerza, en detrimento de sus legitimes propietarios, para si mismos, para la Krupp y para otras empresas privadas de las que eran propietarios o directivos... maltratando, destruyendo o llevando a otros lugares dichos bienes, apoderándose de la maquinaria, instalaciones, materiales bélicos y demás bienes, sabiendo que habían sido saqueados por ellos mismos o por otros en los territorios ocupados. El acusado Alfried Krupp fue especialmente activo y se ocupaba de la organización de la depredación y del saqueo en los países ocupados".
Telford Taylor: "La Krupp y los militares alemanes eran un 'común denominador indestructible en las delictivas y reiteradas agresiones de Alemania a Europa', y, entre todos los nombres unidos a los procesos contra los nazis, ninguno lo estuvo tanto como el de los Krupp. Para la casa Krupp, el Tratado de Versalles no fue más que papel mojado. Entre el armisticio, firmado en 1918 y julio de 1919, la Krupp había fabricado 315 cañones, y había reparado 250. Pese a la presencia de una comisión aliada de vigilancia, dirigida por un coronel inglés, las cláusulas del desarme, suscritas en Versalles, fueron transgredidas para preparar a Alemania para el día del resurgimiento".
En lo que hacía referencia a la segunda acusación ("saqueo y destrucción"), Taylor sostenía que "inmediatamente después de las legiones de la Wehrmacht armada por Krupp, llegaban los agentes y altos funcionarios alemanes, muy bien preparados para saquear lo que la Wehrmacht había conquistado. Esta criminal destrucción era parte integrante del programa de conquista y no una fortuita consecuencia de la guerra".
Por último, estaba la acusación de "deportación, explotación y malos tratos a la mano de obra forzosa". La RVE (Asociación Siderúrgica del Reich) y la RVK (Asociación Carbonífera del Reich), de las que Alfried Krupp era uno de los miembros más destacados, había colaborado con la Wehrmacht y con las SS en el empleo de mano de obra forzosa. Alfried Krupp participó más de una vez en las reuniones del consejo central encargado de ello, y había sido definido por el ministro de Producción Bélica, Albert Speer, como "uno de los tres sabios" de la Asociación Siderúrgica del Reich. "En estas reuniones —según Taylor—, los representantes de la RVE y de la RVK presentaban sus demandas de mano de obra y participaban activamente en la preparación de los planes criminales propuestos por el consejo para satisfacer las solicitudes de mano de obra forzosa. El 22 de julio de 1942, Alfried Krupp representó junto a Speer (...) y otros mandos a la RVE en una reunión del consejo central, durante la cual se decidió emplear en las fábricas de acero a 45.000 prisioneros civiles rusos, y en las minas de carbón a 120.000 prisioneros de guerra y 6.000 civiles rusos. Además se acordó reducir las normas sanitarias para el reclutamiento de prisioneros de guerra a un nivel inferior al adoptado para los alemanes que trabajaban en las minas de carbón".
"Además, Krupp participaba con regularidad en las reuniones de la RVE, y cuando estaba ausente se le enviaba un informe. Las circulares, informes y demás documentos redactados por la RVE acerca de los métodos de tratamiento de los prisioneros demuestran que conocía el programa de trabajo forzoso estudiado para la industria siderúrgica y que, por tanto, es responsable de ello. En un determinado momento, las fábricas Krupp en Alemania empleaban a casi 75.000 obreros forzosos. No hay duda de que la Krupp empleó en Alemania al menos 70.000 civiles extranjeros trasladados desde sus países, ocupados por Alemania, así como unos 21.000 prisioneros de guerra franceses, rusos y yugoslavos y más de 5.000 personas procedentes de los campos de concentración, los llamados prisioneros políticos de distintas nacionalidades".
Según Taylor, Alfried Krupp no podía ignorar los hechos anteriormente citados, muchos de los cuales tuvieron lugar después de 1943, fecha en que Alfried Krupp pasó a ser el propietario legal de la firma Krupp. La acusación afirmaba que otro acusado, Von Bülow, jefe del contraespionaje político y militar de la Krupp, había mantenido una importante correspondencia con destacados miembros del partido nazi sobre el tema de los castigos a aplicar a los prisioneros que trabajaban en la Krupp. En octubre de 1943 se concluyó un acuerdo por el que cualquier prisionero que cometiese infracciones no punibles con las sanciones disciplinarias más leves sería entregado "a un tribunal militar. Quedan excluidos los rusos, que serán juzgados por la policía estatal. En casos de este género, la policía podrá imponer la pena de muerte, y para la ejecución se podrá utilizar un Kommando (destacamento) compuesto por otros prisioneros de guerra rusos".
El acusado Von Bülow comunicó los términos del acuerdo al acusado Lehmann mediante una nota en la que añadió: "Le ruego que, en el futuro, los casos de este tipo sean resueltos según el acuerdo precedente. En cualquier caso, le ruego tenga presente que el contenido de esta nota ha de ser considerado totalmente reservado, sobre todo en lo referente a la pena de muerte".
El mayor campo de trabajo de la Krupp estuvo situado en Markstädt, donde 5.000 obreros procedentes de los Lager habían sido empleados por la Berthawerke. Cuando hubo que construir la fábrica, el acusado Korschen propuso utilizar trabajadores de los Lager. La propuesta fue aprobada por el acusado Müller y obtuvo también la aprobación del Vorstand (consejo directivo) de Essen. Miles de prisioneros fueron trasladados a los llamados Aussenlager (campos anexos) del célebre campo de Gross-Rosen. Entre estos campos estaba el de Fünfeichen.
No contenta con la explotación de la mano de obra de los Lager en sus fábricas, la Krupp llegó incluso a instalar fábricas dentro de los campos de concentración. En 1942 el acusado Müller presentó un proyecto para la construcción de piezas de armas automáticas en el campo de exterminio de Auschwitz. Alfried Krupp y Loeser aprobaron una inversión, a tal fin, de dos millones de marcos. En 1943 los proyectos llegaron a feliz término. A esta fábrica —en la que tuvieron lugar los mayores y más terribles exterminios—, los acusados decidieron trasladar unos quinientos judíos que trabajaban en Berlín o en sus alrededores, de acuerdo con el ministerio de Speer. Taylor precisó en su intervención que tras haber comprobado las ventajas de la utilización de mano de obra procedente de los campos de concentración, los acusados la habían utilizado en otras fábricas Krupp, como la Geisenheim, la Nordeutsche Hütte, la Deschimag y la Weserhug. También lograron introducir prisioneros en las fábricas de los países ocupados, como la Almag de Mulhouse, en Francia.
Por último, recordaba Taylor, en los programas especiales de guerra de la casa Krupp se llegaron a utilizar niños. "En un campo de la Krupp para hijos de obreros en la zona oriental, los niños eran alejados de sus padres, con frecuencia definitivamente. Este campo, Voerde-West, a unos 60 kilómetros de Essen, estaba demasiado lejos para que los obreros pudieran ir a recoger a sus hijos. Sus madres, además, eran trasladadas a otras fábricas, según los caprichos de los acusados, sin poder llevar consigo a sus hijos. También se daba el caso de niños entregados a funcionarios del Reich sin conocimiento de sus padres. En Voerde-West murieron decenas de niños a causa de enfermedades y falta de atención". Al concluir su extenso pliego de cargos, Taylor dijo: "La tradición de la Krupp y el comportamiento moral y político que representaba se corresponden perfectamente con el clima moral del Tercer Reich. No hubo un crimen cometido por dicho estado, ya fuese una guerra, un saqueo o una esclavitud, en el que no participaran estos hombres".
Saludos cordiales
El último de los Krupp es juzgado en la misma sala del proceso contra los jefes del Tercer Reich
''Hace dos años, en esta misma sala, el juez Jackson, en su informe contra Goering, definió el nombre de Krupp como foco, símbolo y beneficiario de las fuerzas más siniestras que amenazaron la paz de Europa". Con estas palabras, el 16 de agosto de 1947, Telford Taylor. brigadier del ejército de los Estados Unidos, comenzó el pliego de cargos contra Alfried Krupp von Bohlen und Halbach, que había cumplido cuarenta años tres días antes, y contra otros once acusados, dirigentes del "gigante de acero" alemán. La sala era la misma —la número 600 del Palacio de Justicia de Nuremberg— en que se había desarrollado el juicio contra los jefes del Tercer Reich.
La acusación contra Alfried Krupp (su padre, Gustav, marido de Bertha, no fue llevado a juicio por razones de salud) era, sobre todo, la de haberse adherido, "en su preparación y ejecución", a la política nazi de depredación, "buscando en los territorios ocupados por Alemania los bienes de mayor valor y apropiándoselos por la fuerza, en detrimento de sus legitimes propietarios, para si mismos, para la Krupp y para otras empresas privadas de las que eran propietarios o directivos... maltratando, destruyendo o llevando a otros lugares dichos bienes, apoderándose de la maquinaria, instalaciones, materiales bélicos y demás bienes, sabiendo que habían sido saqueados por ellos mismos o por otros en los territorios ocupados. El acusado Alfried Krupp fue especialmente activo y se ocupaba de la organización de la depredación y del saqueo en los países ocupados".
Telford Taylor: "La Krupp y los militares alemanes eran un 'común denominador indestructible en las delictivas y reiteradas agresiones de Alemania a Europa', y, entre todos los nombres unidos a los procesos contra los nazis, ninguno lo estuvo tanto como el de los Krupp. Para la casa Krupp, el Tratado de Versalles no fue más que papel mojado. Entre el armisticio, firmado en 1918 y julio de 1919, la Krupp había fabricado 315 cañones, y había reparado 250. Pese a la presencia de una comisión aliada de vigilancia, dirigida por un coronel inglés, las cláusulas del desarme, suscritas en Versalles, fueron transgredidas para preparar a Alemania para el día del resurgimiento".
En lo que hacía referencia a la segunda acusación ("saqueo y destrucción"), Taylor sostenía que "inmediatamente después de las legiones de la Wehrmacht armada por Krupp, llegaban los agentes y altos funcionarios alemanes, muy bien preparados para saquear lo que la Wehrmacht había conquistado. Esta criminal destrucción era parte integrante del programa de conquista y no una fortuita consecuencia de la guerra".
Por último, estaba la acusación de "deportación, explotación y malos tratos a la mano de obra forzosa". La RVE (Asociación Siderúrgica del Reich) y la RVK (Asociación Carbonífera del Reich), de las que Alfried Krupp era uno de los miembros más destacados, había colaborado con la Wehrmacht y con las SS en el empleo de mano de obra forzosa. Alfried Krupp participó más de una vez en las reuniones del consejo central encargado de ello, y había sido definido por el ministro de Producción Bélica, Albert Speer, como "uno de los tres sabios" de la Asociación Siderúrgica del Reich. "En estas reuniones —según Taylor—, los representantes de la RVE y de la RVK presentaban sus demandas de mano de obra y participaban activamente en la preparación de los planes criminales propuestos por el consejo para satisfacer las solicitudes de mano de obra forzosa. El 22 de julio de 1942, Alfried Krupp representó junto a Speer (...) y otros mandos a la RVE en una reunión del consejo central, durante la cual se decidió emplear en las fábricas de acero a 45.000 prisioneros civiles rusos, y en las minas de carbón a 120.000 prisioneros de guerra y 6.000 civiles rusos. Además se acordó reducir las normas sanitarias para el reclutamiento de prisioneros de guerra a un nivel inferior al adoptado para los alemanes que trabajaban en las minas de carbón".
"Además, Krupp participaba con regularidad en las reuniones de la RVE, y cuando estaba ausente se le enviaba un informe. Las circulares, informes y demás documentos redactados por la RVE acerca de los métodos de tratamiento de los prisioneros demuestran que conocía el programa de trabajo forzoso estudiado para la industria siderúrgica y que, por tanto, es responsable de ello. En un determinado momento, las fábricas Krupp en Alemania empleaban a casi 75.000 obreros forzosos. No hay duda de que la Krupp empleó en Alemania al menos 70.000 civiles extranjeros trasladados desde sus países, ocupados por Alemania, así como unos 21.000 prisioneros de guerra franceses, rusos y yugoslavos y más de 5.000 personas procedentes de los campos de concentración, los llamados prisioneros políticos de distintas nacionalidades".
Según Taylor, Alfried Krupp no podía ignorar los hechos anteriormente citados, muchos de los cuales tuvieron lugar después de 1943, fecha en que Alfried Krupp pasó a ser el propietario legal de la firma Krupp. La acusación afirmaba que otro acusado, Von Bülow, jefe del contraespionaje político y militar de la Krupp, había mantenido una importante correspondencia con destacados miembros del partido nazi sobre el tema de los castigos a aplicar a los prisioneros que trabajaban en la Krupp. En octubre de 1943 se concluyó un acuerdo por el que cualquier prisionero que cometiese infracciones no punibles con las sanciones disciplinarias más leves sería entregado "a un tribunal militar. Quedan excluidos los rusos, que serán juzgados por la policía estatal. En casos de este género, la policía podrá imponer la pena de muerte, y para la ejecución se podrá utilizar un Kommando (destacamento) compuesto por otros prisioneros de guerra rusos".
El acusado Von Bülow comunicó los términos del acuerdo al acusado Lehmann mediante una nota en la que añadió: "Le ruego que, en el futuro, los casos de este tipo sean resueltos según el acuerdo precedente. En cualquier caso, le ruego tenga presente que el contenido de esta nota ha de ser considerado totalmente reservado, sobre todo en lo referente a la pena de muerte".
El mayor campo de trabajo de la Krupp estuvo situado en Markstädt, donde 5.000 obreros procedentes de los Lager habían sido empleados por la Berthawerke. Cuando hubo que construir la fábrica, el acusado Korschen propuso utilizar trabajadores de los Lager. La propuesta fue aprobada por el acusado Müller y obtuvo también la aprobación del Vorstand (consejo directivo) de Essen. Miles de prisioneros fueron trasladados a los llamados Aussenlager (campos anexos) del célebre campo de Gross-Rosen. Entre estos campos estaba el de Fünfeichen.
No contenta con la explotación de la mano de obra de los Lager en sus fábricas, la Krupp llegó incluso a instalar fábricas dentro de los campos de concentración. En 1942 el acusado Müller presentó un proyecto para la construcción de piezas de armas automáticas en el campo de exterminio de Auschwitz. Alfried Krupp y Loeser aprobaron una inversión, a tal fin, de dos millones de marcos. En 1943 los proyectos llegaron a feliz término. A esta fábrica —en la que tuvieron lugar los mayores y más terribles exterminios—, los acusados decidieron trasladar unos quinientos judíos que trabajaban en Berlín o en sus alrededores, de acuerdo con el ministerio de Speer. Taylor precisó en su intervención que tras haber comprobado las ventajas de la utilización de mano de obra procedente de los campos de concentración, los acusados la habían utilizado en otras fábricas Krupp, como la Geisenheim, la Nordeutsche Hütte, la Deschimag y la Weserhug. También lograron introducir prisioneros en las fábricas de los países ocupados, como la Almag de Mulhouse, en Francia.
Por último, recordaba Taylor, en los programas especiales de guerra de la casa Krupp se llegaron a utilizar niños. "En un campo de la Krupp para hijos de obreros en la zona oriental, los niños eran alejados de sus padres, con frecuencia definitivamente. Este campo, Voerde-West, a unos 60 kilómetros de Essen, estaba demasiado lejos para que los obreros pudieran ir a recoger a sus hijos. Sus madres, además, eran trasladadas a otras fábricas, según los caprichos de los acusados, sin poder llevar consigo a sus hijos. También se daba el caso de niños entregados a funcionarios del Reich sin conocimiento de sus padres. En Voerde-West murieron decenas de niños a causa de enfermedades y falta de atención". Al concluir su extenso pliego de cargos, Taylor dijo: "La tradición de la Krupp y el comportamiento moral y político que representaba se corresponden perfectamente con el clima moral del Tercer Reich. No hubo un crimen cometido por dicho estado, ya fuese una guerra, un saqueo o una esclavitud, en el que no participaran estos hombres".
Saludos cordiales