La clave de 1933: Los sindicatos

La vida cotidiana en la Alemania del Reich

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Francis Currey
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La clave de 1933: Los sindicatos

Mensaje por Francis Currey » Jue Nov 03, 2005 1:37 am

La clave de 1933: Los sindicatos

En las elecciones que llevaron al poder a los nazis de 5 de Marzo de 1933, nadie pudo parar que Hitler alcanzara el poder. Los 81 diputados comunistas fueron "invitados" por los propios nazis a no aparecer en el recien creado parlamento, huelga decir que el miedo les pudo y no se presentaron para buscar la alianza con los otros partidos que podría haber evitar que los nazis obtuvieran la mayoría en la cámara.

Los militares tampoco se alzaron, tal vez porque se veían favorecidos de forma indirecta o puede que incluso que fuera por falta de fuerza para pasar a la acción.

Para mí la clave que hubiera frenado a los nazis son los sindicatos. Poniéndonos en situación, estamos hablando de que en 1933 el 85% de los trabajadores se encontraban afiliados a algún sindicato, lo que convertía a Alemania en el país con mayor indice de sindicación del mundo. Entre los sindicatos encontramos tres grandes grupos con gran fuerza:

1.- La Confederación General del Trabajo.

2.- La Confederación General de los Trabajadores con 4.500.000 de afiliados

3.- Sindicatos Cristianos con 1.250.000 afialiados

Yo sostengo que la unidad de todos estos sindicatos llamando a una huelga general indefinida, hubiera "salvado" los muebles, obligándo a Hidenburg a "tomar medidas drásticas" contra los nazis. Lamentablemente los sindicatos no pasaron a la acción directa y bien organizada. Hitler sabedor de este poder los acabo prohibiendo al poco tiempo de afianzarse al poder.
Cualquier otro punto de vista o ampliación sobre el mundo sindical será muy bien recibido.

Saludos cordiales

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Mensaje por Eckart » Vie Nov 04, 2005 5:58 am

Amigo Francis, si me permites la licencia, me da la impresión de que has confundido dos acontecimientos que tuvieron lugar durante los primeros meses de gobierno de Hitler, me refiero a las elecciones del 5 de Marzo y a la votación de la Ley de "Autorización" del 23 de Marzo. Las elecciones de 5 de Marzo fueron un intento de Hitler por hacerse con la mayoría absoluta en el Reichstag, intento que no salió como el partido nazi esperaba, aunque, eso sí, suponía una mejora de resultados respecto a las elecciones anteriores y una firme ratificación del gabinete formado el 30 de Enero. La Ley de "Autorización" que fue votada el día 23 de Marzo buscaba ganarse la confianza del Reichstag para otorgar plenos poderes al Canciller y al gobierno en exclusiva para disponer y anular leyes, así como reformas constitucionales. Para ello, era necesario que la votación en el pleno del Reichstag fuera positiva, y es ahí donde los 81 diputados comunistas y otro número de socialistas no pudieron participar porque, o bien estaban en prisión como consecuencia del incendio del Reichstag, o se encontraban en plena preparación de su exilio.

Una vez aclarado este punto, creo conveniente destacar una serie de detalles muy importantes y que suelen pasar desapercibidos cuando hablamos de la falta de movilización general ante la llegada de Hitler al poder:
  • 1º. El primer gobierno de Hitler no era un gobierno puramente nazi, ya que en él sólo figuraban, incluído Hitler, tres nazis. El resto, eran hombres conservadores del Zentrum, del DNVP o independientes. Se trataba de un gobierno de derecha, pero no nazi al 100% y que incluía nombres que despertaban simpatías en amplios sectores de la población.

    2º. El NSDAP era el partido más votado de la cámara, por lo que deducimos que tenía una aceptación amplia entre los ciudadanos y no suponía nada del otro mundo que el líder del partido más votado fuera envestido Canciller.

    3º. El NSDAP no tenía la mayoría absoluta en la cámara.

    4º. La figura de Hindenburg, el Presidente y responsable último de la Reichswher, transmitía a la población y a la propia Reichswher cierta sensación de continuidad del régimen y de que, al menos de momento, no se produciría una revolución nacionalsocialista en toda regla. Muchos fueron lo suficiéntemente hábiles para predecirla, pero la gran mayoría no, o al menos no para predecirla en la dirección en que finalmente se produjo.

    5º. Un buen número de alemanes había dejado de creer en esa democracia impuesta y novedosa para ellos que no había traído prosperidad ni ilusión al país.
Hasta la muerte de Hindenburg y la fusión de manera unilateral por decisión propia de Hitler del cargo de Canciller y de Presidente en uno, no se produjo la verdadera toma del poder total por parte de Hitler y del nacionalsocialismo. En esas fechas, Julio de 1934, la popularidad de Hitler había subido ya como la espuma y pocas voces podían discordar sin ser acalladas.

Por otra parte, es de señalar que desde aproximadamente 1930, los discursos de Hitler se habían moderado un tanto, ya no siendo el judío y su influencia perniciosa el punto central al rededor del cual giraban sus discursos. El aumento de las expectativas electorales y de la importancia de Hitler en el mundo de la política exigían una revisión del discurso que lo hiciera menos duro y más flexible: había que captar a más sectores de la población. Los discursos de la década de los treinta dejan aparte las viejas consignas y flirtean más profundamente con la retórica rimbombante pero hueca, con un grado de antisemitismo y violencia mucho menor que antaño. Esta sería pues otra causa por la que la población no vería de manera clara los peligros que encerraba la ideología nacionalsocialista. La fiera se había calmado:
“No se puede negar: ha crecido. Del demagogo y el jefe de partido, el fanático y agitador; parece estar surgiendo el verdadero hombre de estado”
Erich Ebermayer, escritor alemán, 21 de Marzo de 1933.

Si no hubo una protesta clara y contundente por parte de los sindicatos contra la llegada de Hitler a la cancillería fue porque la Alemania de aquel momento estaba ya casi exhausta:
  • -A Hitler, le habían precedido 13 cancilleres de distinto signo durante 14 años, cosechando todos el mismo resultado: fracaso. Parémonos a pensar la absoluta falta de inestabilidad gubernamental y la desconfianza que puede generar la sucesión de, repito, 13 cancilleres en tan sólo 14 años.

    -Había en Alemania cerca de seis millones de personas paradas y -esto se omite la mayoría de las veces- varios millones más con sus negocios seriamente amenazados que hubieran dado lo que fuera por mejorar su situación de una vez por todas, por lo que movilizar a estas personas contra la oportunidad de ver qué pasaba con Hitler después de haber probado suerte tantas y tantas veces con gabinetes distintos, muy posiblemente no hubiera tenido éxito. Las malas situaciones prolongadas en el tiempo acaban por generar hastío e indiferencia.

    -Los sindicatos no suelen movilizarse por un cambio de gobierno (y menos aún cuando este cambio no trajo un gobierno completamente radical) sino que se movilizan cuando observan una política laboral peligrosa para los intereses del trabajador, y el primer gabinete Hitler no tomó ninguna medida peligrosa en ese sentido durante los primeros meses.
Además, y sin duda, muchos de los votantes del NSDAP estaban sindicados. Tal vez la aprobación de la Ley de "Autorización" hubiera sido motivo para que los sindicatos se hicieran oir, pero... ¿Para qué, si el propio SPD (Partido Socialista) se había mostrado incapaz y torpe? ¿De qué modo, si las cárceles ya estaban en pleno funcionamiento y Dachau a la vuelta de la esquina?
Por contra, ¿Por qué no dar una oportunidad a aquel que había embargado en pocas semanas (como multitud de testimonios reflejan) a millones de alemanes de un sentimiento de hermandad ya casi olvidado?
Desde otra perspectiva: conociendo el contexto lamentable de la Alemania del 33 y el desarrollo de sus 14 años de república, ¿Por qué oponerse de entrada a un hombre que era ampliamente votado, que tenía por encima de sí al Presidente y a las fuerzas armadas y que durante sus primeros días de gobierno se mostró, como indica Kershaw en su obra “Hitler”, "cauto, abierto a las sugerencias, dispuesto a aceptar consejos y no se mostró desdeñoso con los puntos de vista opuestos al suyo"?

Posiblemente lo que muy pocos alemanes se habían imaginado es que ministros del Zentrum, independientes y del DNVP se mostraran tan condescendientes con la llegada de la violencia institucional.

Hitler y su movimiento sigue y seguirá siendo un extraño para la lógica y la razón en todos los aspectos.

Saludos.

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Mensaje por Francis Currey » Vie Nov 04, 2005 6:05 am

Eckart escribió:Amigo Francis, si me permites la licencia, me da la impresión de que has confundido dos acontecimientos que tuvieron lugar durante los primeros meses de gobierno de Hitler, me refiero a las elecciones del 5 de Marzo y a la votación de la Ley de "Autorización" del 23 de Marzo. Las elecciones de 5 de Marzo fueron un intento de Hitler por hacerse con la mayoría absoluta en el Reichstag, intento que no salió como el partido nazi esperaba, aunque, eso sí, suponía una mejora de resultados respecto a las elecciones anteriores y una firme ratificación del gabinete formado el 30 de Enero. La Ley de "Autorización" que fue votada el día 23 de Marzo.
Estimado amigo muchas gracias por tan sensacional post, agradezco también que si mis palabras han podido inducir al lector a pensar que se trata de un proceso único, aclares el tema, en ningún momento he pretendido inducir a mezclar lo que fue el proceso electoral en si con la ley de La Ley de "Autorización", no obstante veo justo y necesario el matiz que apuntas para que todo quede más claro.

Saludos cordiales

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Mensaje por José Luis » Vie Nov 04, 2005 6:46 am

Eckart escribió:
  • -A Hitler, le habían precedido 13 cancilleres de distinto signo durante 14 años, cosechando todos el mismo resultado: fracaso. Parémonos a pensar la absoluta falta de inestabilidad gubernamental y la desconfianza que puede generar la sucesión de, repito, 13 cancilleres en tan sólo 14 años.
¡Hola a todos!

En primer lugar, amigo Eckart, permíteme felicitarte por tan brillante y elegante intervención. En segundo lugar, una pequeña matización sobre la frase referenciada.

Yo no considero un fracaso el resultado de los dos periodos políticos de Walther Rathenau (ministro de Reconstrucción y de Exteriores en 1922), quien en el poco tiempo que dispuso antes de ser asesinado firmó el "acuerdo Loucher" y el "pacto de Chicherin", y lo que se dio en conocer como la "época Stresemann", en honor de Gustav Stresemann, ministro de Exteriores entre 1924-1929. En ese tiempo la República de Weimar vivió sus mejores momentos, y sólo el Destino sabe adonde llegaría si no fuese por la muerte de ese excepcional estadista alemán que fue Stresemann. Pero es casi seguro, si se me permite especular, que con Stresemann vivo -y aun teniendo en cuenta la negra crisis económica que vendría con el crack de 1929- las probabilidades de Hitler para llegar al poder apenas serían más que una remota posibilidad.

Saludos cordiales
José Luis
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Mensaje por Eckart » Vie Nov 04, 2005 8:09 am

Gracias por tus agradables palabras sobre mi intervención y por la puntualización, José Luis, la cual es acertadísima.

Mi "exceso de severidad" con todo el período republicano ha sido producto de mi voluntad de no extenderme demasiado, he omitido los llamados años dorados de Weimar y varios logros diplomáticos importantes como los que citas (¿entiendo bien cuando interpreto el "acuerdo Chicherin" como el Pacto de Rapallo?), haciéndo una síntesis un tanto peligrosa de todo el período de la república como un fracaso completo de principio a fin, pero, considerándo que los buenos logros se olvidan rápido cuando llegan malos tiempos, lo que yo he pretendido ha sido intentar plasmar lo que considero que era la sensación general del ciudadano medio alemán en ese año 1933 respecto al período republicano en conjunto. A la hora de valorar gobiernos concretos, tal vez sí que seamos capaces de comparar más hábilmente los logros de unos u otros en periodos de tiempo definidos y dentro de un mismo régimen como marco, pero a la hora de comparar dos regímenes diferentes, en la Alemania de los treinta, el reflejo aún no borrado de los tiempos del Kaiser que en general no dejó de estar presente, comparado con los años repúblicanos en su conjunto, pesó mucho, de ahí que no temblara la mano a la hora de votar a aquellos que demonizaban la democracia.

Respecto a la hipotética continuidad de Stresseman, desde mi punto de vista, su incuestinable brillante trabajo se hubiera visto acabado por la crisis del 29. Es sólo una conjetura, pero considero que los efectos del "crack" hubieran sido imparables y poco se hubiera podido hacer por mitigarlos.

Un saludo amigos.

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Mensaje por Francis Currey » Mar Nov 08, 2005 8:50 pm

Aplastando los Sindicatos

El movimiento sindical no tuvo mejor suerte. Hitler declaró el Primero de Mayo como el Día Nacional del Trabajo, para lo cuál los líderes de los sindicatos ofrecieron humildemente su plena cooperación. La respuesta vino dada por el órgano oficial del TUC alemán, Gewerhschaftszeitung, publicó un artículo para su edición del primero de mayo con la siguiente declaración de Goebbels: "Mañana ocuparemos los edificios de los sindicatos. Habrá poca resistencia."

Cumpliendo sus amenazas al día siguiente la SA ocupó el cuartel general de los sindicatos, liquidó las uniones, confiscó los fondos y arrestó a sus líderes. Fueron cargados en camiones y llevados de prisa a los campos de concentración nacionalsocialistas.

Theodor Leipart y Peter Grassman, líderes de la Confederación de Trabajadores, proclamaron que estaban dispuestos a cooperar con el régimen fascista. "Los Leiparts y Grassmans, "pronunciaba el Doctor Robert Ley, (asignados por Hitler el reorganizar las asociaciones sindicales en un Frente Obrero Alemán): " hipócritamente pueden declarar su devoción al Fuehrer tanto como quieran, pero será mejor que estén detenidos."

El fin era penoso y humillante. No hubo resistencia a la pesadilla totalitaria, sólo una capitulación abyecta de los líderes obreros.

Fuente: From Revolution to Counter-Revolution de Rob Sewell

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Mensaje por Francis Currey » Vie Nov 11, 2005 3:59 am

LOS SINDICATOS

El nuevo orden supuso la ilegalización de los sindicatos y las cooperativas y la confiscación de sus posesiones y recursos financieros, la supresión de las negociaciones colectivas entre trabajadores y empresarios, la prohibición de las huelgas y los cierres patronales, y la exigencia a los trabajadores alemanes de pertenecer de forma obligatoria al Deutsche Arbeitsfront (Frente Alemán del Trabajo o DAF), una organización sindical nacionalsocialista controlada por el Estado. Los salarios fueron fijados por el Ministerio de Economía Nacional. Los funcionarios del gobierno, denominados síndicos laborales, designados por el Ministerio de Economía Nacional, se encargaron de todos los asuntos relativos a los salarios, la jornada y las condiciones laborales.

Las asociaciones comerciales de empresarios e industriales de la República de Weimar fueron transformadas en organismos controlados por el Estado, a los que los patrones debían estar afiliados obligatoriamente. La supervisión de estos organismos quedó bajo la jurisdicción del Ministerio de Economía Nacional, al que se le habían conferido poderes para reconocer a las organizaciones comerciales como las únicas representantes de los respectivos sectores de la industria, crear nuevas asociaciones, disolver o fusionar las existentes y designar y convocar a los líderes de estas entidades. El Ministerio de Economía Nacional favoreció la expansión de las asociaciones de fabricantes e integró en cárteles a industrias enteras gracias a sus nuevas atribuciones y al margen de acción que permitía la legislación. Asimismo, se coordinó la actividad de los bancos, se respetó el derecho a la propiedad privada y se reprivatizaron empresas que habían sido nacionalizadas anteriormente. El régimen de Hitler consiguió eliminar la competencia por medio de estas medidas. Por último, el nuevo orden implantó el dominio económico de cuatro bancos y un número relativamente reducido de grandes grupos de empresas, entre los que se encontraba el gran imperio de fábricas de armamento y de acero de la familia Krupp y la I. G. Farben, que producía colorantes, caucho sintético y petróleo, y controlaba a casi 400 empresas. Algunas de estas fábricas emplearían como mano de obra forzosa a miles de prisioneros de guerra y a ciudadanos de los países que iban siendo conquistados. Los cárteles también suministraron materiales para el exterminio sistemático y científico realizado por el régimen nacionalsocialista de millones de judíos, polacos, rusos y otros pueblos o grupos.

Fuente:Christian Lr http://www.portalplanetasedna" onclick="window.open(this.href);return false;

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