La Resistencia de los partidos políticos y sindicatos

La vida cotidiana en la Alemania del Reich

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Akeno
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La Resistencia de los partidos políticos y sindicatos

Mensaje por Akeno » Lun Ago 18, 2008 5:27 pm

  • "Cuando los recursos del poder gubernamental arrastran a todo un pueblo hacia la decadencia, cada uno de los componentes de tal nación debe rebelarse, no sólo haciendo uso de su derecho, sino también por obligación... El Derecho natural domina al Derecho político... La diplomacia ha de procurar que un pueblo subsista con sentido práctico en lugar de hacerlo sucumbir heroicamente. Por tanto, es racional todo camino conducente a ese fin, y su inexistencia debe ser conceptuada como un caso de prevaricación..."

    Mein Kampf, Adolf Hitler
Contrariamente a lo ocurrido en los países sometidos al poderío de Hitler, en Alemania no existía una Resistencia contra el régimen nacionalsocialista que estuviera organizada sobre una base amplia. Y, por otra parte, la Resistencia interna alemana contra Hitler fue fatídicamente subestimada en el extranjero; jamás recibió apoyo y ni siquiera aliento. Pero existía, y no sólo a partir de 1944, cuando los procesos del Tribunal Popular contra los conjurados del 20 de julio hicieron patente al mundo la existencia de aquélla. A partir de 1933, campos y prisiones se llenaron de enemigos políticos del régimen.

Entre 1933 y 1939 pasó por los campos de concentración un millón de alemanes aproximadamente, sufriendo detenciones más o menos largas. En el mismo período de tiempo fueron condenadas por motivos políticos 225.000 personas. Entre 1907 y 1932, es decir, en un cuarto de siglo dentro del cual estaban comprendidos los años de la PGM fueron pronunciadas en Alemania unas 1.400 condenas de muerte, de las que sólo 345 se cumplieron; en los diez años comprendidos entre 1934 y 1944, fueron 13.000 las condenas de muerte pronunciadas, de las que se cumplieron casi 12.000. A pesar de que los partidos y sindicatos habían sido disueltos y prohibidos, y aunque el sistema de terror de la Gestapo imposibilitaba la organización de un amplio movimiento, penetrando en la tupida red con su minucioso trabajo de vigilancia mediante confidencias que permtían practicar innumerables detenciones, en Alemania existía, en efecto, la Resistencia interna.

Durante los primeros años transcurridos tras el acceso al poder, la oposición estuvo representada esencialmente por los afiliados a aquellos partidos que con anterioridad habían sido los verdaderos defensores de la República proclamada en Weimar. Sin embargo, sus dirigentes más activos desaparecieron entre muros carcelarios y alambradas o hubieron de franquear las fronteras. Los grupos exiliados prosiguieron la lucha, encauzándola por conductos clandestinos, pero, como era de rigor, no tardaron en ser descubiertos y la hecatombe fue espantosa. Puede decirse que entonces finalizó el ataque político abierto. En su lugar surgió una estructuración celular, constituida particularmente por las fuerzas laborales y sobre todo por los sindicalistas de ambas orientaciones, con Wilhelm Leuschner y Jakob Kaiser al frente. Ello equivalió en la práctica a un estado permanente de alerta, aunque faltaron todas las condiciones previas para que desembocara en un levantamiento. Mucho antes de la guerra prevalecían ya las circunstancias que, en 1939, Leuschner describió sucintamente a un sindicalista inglés con estas palabras: "Somos como presidiarios en una inmensa penitenciaría. La rebelión equivaldría al suicidio, como sucedería al presidiario que se insurreccionara contra un grupo de celadores armados hasta los dientes".

Pese a todo, en varias ocasiones se llegó a un primer levantamiento, especialmente entre la gente joven, ansiosa de exteriorizar su indignación. La viuda del socialista Julius Leber, quien era asimismo una pieza fundamental entre los jefes políticos de la oposición, cita diversos ejemplos de esa actitud en dos obras escritas con gran talento. También participan de esas manifestaciones los estudiantes de Munich, los hermanos Scholl y sus amigos. En verdad, todos ellos obedecieron a una ley tácita que les impedía permanecer inactivos. "La reputación alemana decía una de las octavillas, se sumirá para siempre en el deshonor si la juventud alemana no se levanta, si no procura vengar y purgar los delitos cometidos... e infundir un nuevo espíritu a Europa". Esos jóvenes no eran fanáticos ni sectarios. Seguían su camino con inalterable rectitud, entre peligrosas acechanzas y grandes sufrimientos hacia una muerte prevista e incluso ¿por qué no?, alegre, "dando la cara al sol sin odio, dejándolo atrás todo, absolutamente todo", como así lo hicieron Sophie y Hans Scholl.

Esa postura caracteriza también a muchos hombres de la Resistencia pertenecientes a generaciones anteriores, tanto por el pensamiento de una expiación previa, según lo expresaron con frases casi idénticas, diversas personalidades de la categoría de von Hassell y von Tresckow, Planck y Goerdeler, como por la trascendencia del trance moral. El hecho de que murieran para "despojarse de todo lo caduco de nuestro ser" a fin de dar paso al nacimiento de una "criatura nueva", como lo describió, por ejemplo, el conde de Lehndorff en la carta de despedida a su mujer, o porque, según palabras de Halem, el "campo visual del propio yo comenzab a a hacerse tan difuso, tras la superación de los últimos y despreciables disturbios, que era necesario abarcarlo desde la copa de un árbol antes de ser despeñado", y el hecho de que se siguiera actuando cuando la coyuntura parecía ofrecer todavía alguna posibilidad de evitar un mal extremo a Alemania y Europa, aunque sobre todo se actuara para probar que el pueblo alemán deseaba evadirse de su encierro y declararse contrario a los crímenes cometidos cada día y cada hora en su nombre, no fueron tan sólo una expresión del altruismo que caracterizaba a la Resistencia alemana, sino también la voz auténtica de una política activa. Ello es suficiente, al menos para desvirtuar la identificación, insinuada tan a menudo, de Alemania con el nacionalsocialismo. Y también sirve para oponer a la imagen del "eterno alemán", como la conciben Vansittart y Morgenthau, otra enraizada en la Historia y perpetuada por el martirio...

Los mejores de la Resistencia sabían que su posición sería objeto de controversia jurídica y que ellos mismos se entregaban a la misericordia de Dios. Pero ese conocimiento no les hizo desligarse de su palabra; más bien les fortaleció en el deber de atacar a un sistema que violentaba a la conciencia humana, hacía a todo un pueblo cómplice de sus crímenes y lo conducía al holocausto.

Con ello se perfila una situación extrema donde se pone en entredicho la escala tradicional de valores, y sólo cabe recurrir a las leyes eternas de la Humanidad. Eso ya lo había experimentado la Resistencia alemana, y sobre todo aquel círculo que se atenía con singular fortaleza a los preceptos tradicionales. Por cierto, un miembro de ese círculo, el conde de Yorck, definió claramente esas delimitaciones ante el Tribunal Popular: "Parece que lo esencial es lograr que las pretensiones totalitarias del Estado prevalezcan frente al ciudadano, con exclusión de sus convicciones religiosas y morales".

Es necesario rememorar tales experiencias y situaciones, no con el único objetivo de que resplandezcan la verdad y la justicia, sino también para vislumbrar las posibilidades del presente y el porvenir. Esa readaptación de valores por la que anticipó su vida y su muerte la Resistencia alemana ejemplifica nuestra época, al menos allá donde impere o amenace el totalitarismo: readaptación del frente legítimo e internacional de lo humanitario contra lo inhumano. Hay una sentencia, citada muy a menudo y escrita por otro miembro del círculo de Kreisau, Hellmuth von Moltke, donde se dice que el problema planteado por el futuro de Europa no depende tanto de fronteras y soldados, organizaciones policéfalas y grandiosos planes, como de los medios hacederos para poder reconstruir "la imagen del hombre".

Del informe de Hans Rothfels sobre la Resistencia alemana. Die deutsche opposition gegen Hitler, eine würdigung. (La oposición alemana contra Hitler, una evaluación) Rothfels, Hans. Zurich 1994.

Me gustaría en este hilo tratar la resistencia efectuada por los miembros de los partidos políticos SPD (socialdemócratas) y KPD (comunistas) y de los sindicatos. Cuando trate algún tema ya abarcado en algún hilo del foro, indicaré el enlace correspondiente por si alguien desea profundizar algo más en su conocimiento.

Saludos cordiales a todos!
Última edición por Akeno el Mié Ago 20, 2008 5:12 pm, editado 1 vez en total.

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Mensaje por Akeno » Mar Ago 19, 2008 7:33 pm

LA RESISTENCIA DE LOS MIEMBROS DEL PARTIDO SOCIALDEMÓCRATA ALEMÁN (Sozialdemokratische Partei Deutschlands - SPD)

La resistencia de los miembros socialdemócratas del SPD (para conocer los partidos políticos alemanes viewtopic.php?t=7177) se movilizó precisamente contra la abolición de la democracia republicana y del Estado de Derecho, del que en tantas ocasiones había sido representante.

Al debilitamiento general del sistema republicano se añadían las divergencias en el seno del SPD entre las corrientes reformistas y revolucionarias, lo cual impedía que la socialdemocracia tuviera el crédito electoral necesario para emprender acciones antigubernamentales de envergadura. Además, las fuerzas republicanas estaban debilitadas y habían perdido la credibilidad entre una población que ya no esperaba nada de un régimen incapaz de solucionar los graves problemas sociales y económicos, y de terminar con la inestabilidad gubernamental engendrada por el modo de escrutinio proporcional, por la lucha de los partidos por el poder y por el rechazo a formar coaliciones grandes más allá de consideraciones políticas y partidistas.

El SPD se había distanciado incluso de sus aliados: el Sindicato General Alemán (ADGB - Allgemeiner Deutscher Gewerkschaftsbund) y el Reichsbanner, formación paramilitar de los socialistas. En lugar de actuar conjuntamente contra los nacionalsocialistas, las fuerzas de oposición socialistas se minaban debido a sus múltiples desacuerdos. Ya estaban divididas cuando Hitler llegó al poder. Por tanto, el SPD no podía esperar que sus llamamientos en pos de la República fueran seguidos por manifestaciones masivas por parte de las otras formaciones obreras. Es cierto que el SPD organizó el 7 de febrero de 1933, en Lustgarten (Berlín), una manifestación impresionante y convocó una huelga en Lübeck, el 22 de febrero de 1933, tras el arresto de Julius Leber, diputado socialista en el Reichstag, pero en conjunto el partido quiso evitar derramamientos de sangre, como ocurría con frecuencia en las manifestaciones.

En el Krolloper (la casa de la ópera de Berlín, debido a que el Reichstag había resultado muy dañado por el incendio del 27 de febrero), Hitler, el 23 de marzo de 1933, pidió a los diputados los poderes especiales (Ermächtigunsgesetzes) que la Constitución otorgaba el jefe del Ejecutivo en circunstancias excepcionales durante un plazo de cuatro años. Con estos plenos poderes Hitler pudo instaurar el totalitarismo en Alemania.

El discurso ante el confuso e intimidado Parlamento pronunciado por Otto Wels (presidente del SPD), contrario a la concesión de los plenos poderes a Hitler, fue uno de los primeros actos de la resistencia socialdemócrata. Otto Wels, muy comedido al principio (los 26 escaños vacíos en el lado de los socialdemócratas y la ausencia de los 81 diputados comunistas constituían sin duda una grave amenaza), se fue enardeciendo poco a poco, irritado por las risas sarcásticas de los nazis, pero confortado por los aplausos de los suyos, hasta acabar en una verdadera declaración de guerra. Declaración que sin duda le honra, pero que ya no constituía ningún peligro real para el Gobierno establecido.
  • "Nos pueden quitar la libertad y la vida, pero no el honor. En esta hora histórica nos identificamos con los principios del humanitarismo y la justicia, de la libertad y el socialismo. Ninguna ley de plenos poderes podrá proporcionarles el suficiente poderío para aniquilar unas ideas que son en sí eternas e indestructibles".
Texto en alemán del discurso de Otto Wels: http://www.dhm.de/lemo/html/dokumente/wels/index.html

OTTO WELS (BERLÍN 1873 - PARÍS 1939)
Imagen
Fuente: Deutsches Historisches Museum - LeMo Archiv.
http://www.dhm.de/lemo/suche/biographien.html


Pero en realidad, el SPD estaba desamparado ante la rápida evolución de la situación a favor del NSDAP. Su comité director estaba, además, dividido: Paul Löbe, ansioso por rescatar a los diputados y liberados presos, propuso una política de adaptación al nuevo régimen, como si éste aceptara la colaboración de los partidos obreros y de los sindicatos. El círculo que gravitaba en torno a Otto Wels tenía otra opinión. Era mejor transferir todas las actividades del partido al extranjero y actuar, como en la época de Bismarck, desde el exterior. Para Otto Wels y sus colegas, sólo se trataba de una medida de poca duración. Al igual que la mayoría de los dirigentes, estaba convencido de que el régimen de Hitler no duraría mucho tiempo. Por otro lado, el SPD no estaba preparado para subsistir en la clandestinidad. Esto era, sin embargo, lo que pretendían hacer los más radicales, que rechazaban las dos opciones y exigían una decisión a favor de la lucha ilegal dentro de Alemania. Entre estos radicales, destacan algunos hombres célebres de la resistencia, como Kurt Schumacher, Carlo Mierendorff y Julius Leber.

El régimen nazi no dio mucho tiempo a sus adversarios para decidir la mejor estrategia de defensa, sino que él mismo impuso su ley a los partidos obreros. El 2 de mayo de 1933 se prohibieron los sindicatos, y sus líderes, como Wilhelm Leuschner, vicepresidente del ADGB, fueron arrestados y encerrados en un campo de concentración. El Partido Socialdemócrata se disolvió el 22 de junio de 1933, al igual que lo había hecho en 1878. Su autodisolución conllevó inmediatamente la prohibición del partido, decretada por Hitler, que se desmarcó con este acto de la política observada por Bismarck. Éste había respetado la legalidad del Partido Socialdemócrata a pesar de sus veleidades revolucionarias y anticonstitucionales. Pero Hitler no era Bismarck.

Felizmente, el SPD había podido transferir a tiempo una parte de sus fondos al extranjero. No carecía, por tanto, de medios para organizar su resistencia contra el régimen totalitario de Hitler.

En lo que concierne a la organización de dicha resistencia, se puede dividir en cuatro tipos de comportamiento diferentes. Los trataremos en otro momento.

Saludos cordiales!

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Mensaje por Akeno » Mié Ago 20, 2008 4:32 pm

Sigamos tratando las diversas formas de resistencia que adoptaron los miembros del SPD a partir de 1933.

Muchos miembros del partido se retiraron de la vida política pero conservaron sus convicciones. Algunos se relacionaban con antiguos camaradas y con liberados socialdemócratas. Y había grupos formados por antiguos liberados del partido y de los sindicatos que estaban en libertad. Estos grupos, poco a poco, iban recuperando y extendiendo los contactos privados en la medida de lo posible. Su labor consistió entre otras cosas, en socorrer a los familiares perseguidos, así como en facilitar refugio temporal y medios de evasión a las personas acosadas con especial ensañamiento.

Otros grupos que operaban en el interior de Alemania, como el Sozialistische Arbeiterpartei (SAP) y el Internationaler Sozialistische Kampfbund (ISK), se situaron desde el principio en la extrema izquierda y reclamaron una alianza con los comunistas, con los que compartían algunos principios leninistas antiparlamentarios de inspiración anarquista. Estos grupos emprendieron numerosas acciones subversivas: redacción y distribución de panfletos antihitlerianos, ayuda a las personas perseguidas, lucha contra la Deutsche Arbeitsfront (DAF) (Sindicato único nacionalsocialista), sobre todo en 1935, cuando se celebraron las únicas elecciones para designar a los representantes de los obreros en los comités de empresa (Betriebsräte).

El grupo resistente llamado Nuevo Comienzo (Neu Beginnen), que realizó también una notable labor de coordinación hasta el estallido de la guerra, estaba formado, mucho antes del asalto al poder, por varios jóvenes disidentes de filiación socialdemócrata y comunista que consideraban ya inevitable la victoria del nacionalsocialismo. Así, pues, prefirieron prepararse con tiempo para el necesario trabajo de zapa en lugar de seguir invocando una “ilusoria legalidad” como se acostumbraba a hacer por entonces. Este grupo obró también bajo la impresión de que el nacionalsocialismo terminaría por desembocar en una crisis interna, y entonces se ofrecería un campo muy amplio para el desarrollo de los movimientos revolucionarios. El Neu Beginnen se opuso terminantemente a todo género de influjo “ilegal” en las masas, por considerarlo extemporáneo. Treinta de sus principales colaboradores fueron ajusticiados en el transcurso del tiempo, y muchos centenares de ellos sufrieron encarcelamiento durante largos años. Fritz Erler, posterioremente diputado del Congreso Federal alemán, cumplió asimismo una condena penitenciaria de siete años por haber participado como “Neubeginnler” activo en la formación de los cuadros berlineses. En 1938, la mayoría de estos grupos fueron eliminados tras una persecución implacable llevada a cabo por la Gestapo. Sólo sobrevivieron sus representantes en el exilio.

Por otra parte, Julius Leber y sus colegas lograron crear durante la guerra una red de relaciones con antiguos liberados a lo largo de todo el Reich, que para la Gestapo fue muy difícil identificar. Wilhelm Leuschner, miembro directivo del sindicato ADGB, también estaba a la cabeza de una red muy extendida de antiguos sindicalistas (trataremos con mayor profundidad esta red sindicalista en un mensaje posterior). Estas redes tenían el objetivo de intervenir en caso de que el régimen cayera, con el fin de garantizar una base popular al nuevo poder.

Los grupos que trabajaban en la clandestinidad, por su parte, fueron todavía más lejos. Estaban formados por contestatarios izquierdistas y jóvenes socialistas insatisfechos con la política moderada del órgano de dirección del SPD, por lo que pretendían recuperar el socialismo revolucionario y construir tras la caída de Hitler una Alemania socialista. Así nacieron centros de resistencia regionales importantes, como la Tropa de Asalto Roja (Rotter Stosstrupp) en Berlín y el Frente Socialista (sozialistische Front) en los alrededores de la ciudad de Hannover, feudo de los socialistas ortodoxos.

El grupo Rotter Stosstrupp, cuyo núcleo estaba constituido por colectividades de estudiantes y jóvenes obreros, sacó a la luz con el mismo título que el nombre del grupo, 28 números de una revista cuya tirada se elevó a varios miles de ejemplares impresos en multicopista. “En el fuego de nuestra época se está forjando un nuevo movimiento”, decía uno de sus primeros editoriales, “un movimiento sin carnet de afiliación ni insignias”. Sus miras apuntaron a la estructuración de unos cuadros oposicionistas capaces de adaptar su táctica a todo cambio radical de las circunstancias, y “cuyas mejores fuerzas no entrarán a la ligera en el juego, sino más bien se concentrarán y adiestrarán a fin de estar prestas para la acción en el momento oportuno”. En el auto de procesamiento contra el “Estado Mayor” del grupo, detenido en diciembre de 1933, se leía que aquellas gentes no parecían contar por el momento con la posibilidad de alcanzar rápidamente los objetivos propuestos, y a esto se añadía: “Esperan, sin embargo, que sobrevenga tarde o temprano una crisis entre nuestros gobernantes, por lo cual consideran que deben mantenerse en guardia para poder atacar con fuerza cuando se presente la ocasión”.

Otras personalidades detenidas de renombre, fueron Paul Löbe, ex presidente del Reichstag, y Franz Künstler, decano durante muchos años de la Municipalidad berlinesa. Max Westphal, presidente de las Juventudes Obreras Socialistas en los años veinte y posteriormente miembro directivo del SPD, así como la esposa del antiguo redactor de “Vörwarts” (órgano oficial del SPD), Franz Klühs, fueron encausados por análogos motivos, pero el Tribunal de Berlín hubo de absolverlos el 30 de octubre de 1939 gracias a su hábil defensa, lo cual no fue óbice para que se leyera el siguiente párrafo en el considerando del fallo: “Según la jurisprudencia, cabe conceptuar la recaudación de fondos con destino a los familiares de presos políticos afiliados en otro tiempo al Partido Socialdemócrata, como maniobras preparatorias para un acto de alta traición, de acuerdo con el Art. 83.2 del Código Penal, puesto que la ayuda material a los familiares de presos políticos representa un medio efectivo de propaganda que tiene por finalidad el fomento y mantenimiento del Partido Socialdemócrata, declarado fuera de la ley”.

PAUL LÖBE (LIEGNITZ 1875 - BONN 1967)
Fotografía tomada en 1948
Imagen
Fuente: Deutsches Historisches Museum - LeMo Archiv.
http://www.dhm.de/lemo/suche/biographien.html


Durante este incierto periodo, caracterizado especialmente por los excesos y las detenciones en prisiones y campos de concentración, se incoaron por doquier incontables procesos contra miembros del Partido Socialdemócrata y del Reichsbanner (recordemos que era la formación paramilitar del SPD), como por ejemplo la causa de 1934, instruida contra "Beier y otros" en la explotación minera de Waldenburg, o el procesamiento del grupo de Dresde por difundir el "Neuen Vörwarts", órgano periodístico del comité socialista exiliado en Praga. A principios de 1935 se procedió a la detención de 450 funcionarios socialdemócratas en Bayreuth y su distrito. Más de la mitad fueron a parar a campos de concentración, entre ellos el ex diputado del Reichstag Fritz Puchta, quien tras su excarcelación visitó repetidas veces Checoslovaquia, y por último murió extenuado durante la mortífera marcha de los deportados de Dachau.

La instrucción de causas a elementos socialdemócratas prosiguió sin interrupción, pudiendo citarse entre otras muchas las que tuvieron lugar casi al mismo tiempo en Hamburgo y Bremen contra el grupo Schiedemann, compuesto por 68 acusados, y contra "Osterloh y otros", respectivamente.

Kurt Schumacher, más tarde presidente del SPD, fue detenido el 6 de julio de 1933 y hasta el año 1943 pasó por diversas prisiones y campos de concentración, como los de Heuberg, Kuhberg, Dachau y Flossenbürg, llegando a incluso a iniciar una huelga de hambre. Liberado el 16 de marzo de 1943, es arrestado nuevamente tras el frustrado atentado del 20 de julio de 1944, siendo puesto en libertad tras un breve lapso de tiempo tras comprobar que no tenía nada que ver con la conjura.


KURT SCHUMACHER (CULM 1895 - BONN 1952)
Fotografía tomada en 1946
Imagen
Fuente: Deutsches Historisches Museum - LeMo Archiv.
http://www.dhm.de/lemo/suche/biographien.html


Entre los años 1935 y 1936 se propagó la epidemia de procesamientos contra los miembros del Reichsbanner y la socialdemocracia a muchas regiones del Reich. Casos como el de Ludwig Ruf, ocurrido el año 1936, o la detención en Halle de 90 socialdemócratas, hombres y mujeres, cuyo enjuiciamiento y sentencia se resolvieron rápidamente en nueve procesos consecutivos. Ese rosario de juicios (entre ellos el de Düsseldorf contra Hermann Runge y otros 17 socialdemócratas) se prolongó en el transcurso de 1937, y a fines de 1938 se emprendió una gran acción con la evidente finalidad de procesar al "grupo Spengemann", integrado por 240 socialdemócratas de Hannover. Desconozco si ese grupo pertenecía al Frente Socialista (sozialistische Front) descrito en este mismo mensaje. En la Baviera meridional se desencadenó una oleada de detenciones durante 1934 y 1935 que implicó a unas 700 personas. Pese a todo, las actividades de la Resistencia en Munich y Augsburgo se extendieron posteriormente a otras comarcas de la provincia, así como a los grupos de Salzburgo, el Tirol y Viena.

A partir de 1936 sólo pudieron subsistir aquellos grupos que habían reorganizado su estructura pensando en una permanencia más prolongada del régimen hitleriano; debido a la insuficiencia de medios, hubieron de renunciar prácticamente a toca actividad abierta, y concentraron sus esfuerzos en el adiestramiento y la preservación de cuadros muy diseminados, para futuras misiones.

Según datos de la Gestapo, en 1936 se detuvo a 11.687 personas acusadas de actividades socialistas ilegales. La misma fuente informativa atestigua que el número de detenciones por motivos idénticos fue de 8.058 en 1937; durante este año tuvieron lugar 17.168 procesos en virtud de una ley nacionalsocialista concebida “para prevenir alevosos ataques contra el Estado y el Partido, y proteger la unidad de éste”. Asimismo, se conceptuó condenable la prestación de ayuda a aquellas familias cuyos jefes habían sido encarcelados o ajusticiados bajo la acusación de “alta traición”.

Después de dar este breve repaso a estos grupos disidentes que operaban en Alemania, trataremos la resistencia más activa en lo que respecta al SPD, la cual se organizó en el extranjero.

Saludos!
Última edición por Akeno el Mié Ago 20, 2008 6:11 pm, editado 7 veces en total.

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Mensaje por Akeno » Mié Ago 20, 2008 5:09 pm

Hola a todos!

Adviertiendo la profundidad del charco en el que me estoy metiendo, he decidido reducir el contenido del hilo y tratar únicamente la resistencia que contra el sistema hitleriano se efectuó desde los partídos políticos republicanos (principalmente del SPD y KPD) y desde los sindicatos.

Creo que será lo mejor para no alargar demasiado este hilo. Procederé a modificar el título y mi primer mensaje para no inducir a engaño.

Mis disculpas.

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