¡Hola a todos!
Definitivo escribió:
Pensamientos?
Algunos.
Definitivo escribió:
Si estudiamos cuidadosamente la Segunda Guerra Mundial, veremos que la cantidad de unidades y equipos rara vez importaba. La guerra fue decidida en todo momento por el "capital humano", ya sea en términos de calidad (Alemania-Francia) o en términos de cantidad (URSS-Alemania).
Me parece una perspectiva superficial por insuficiente, en tanto en cuanto el resultado final de la IIGM obedeció a un conjunto de factores íntimamente relacionados y dependientes entre sí. El “capital humano”, por utilizar tu expresión, fue uno de esos factores, pero por sí solo y considerado al margen del resto de factores del conjunto, no sirve para explicar el curso y resultado final de la guerra. Lógicamente, sin el factor recursos humanos el resto de factores queda vacío de contenido, pero sin el resto de factores, los recursos humanos también quedan hueros.
Definitivo escribió:
Un claro ejemplo es la Unión Soviética:
1- En 1941-42, la URSS tenía 5-8 veces más tanques y aviones que Alemania, sin embargo, Alemania en inferioridad numérica, derrotó a 6-7 millones de soviéticos en 1941-42
Bien, aquí es necesario puntualizar lo de la inferioridad numérica. Es cierto que, a grandes rasgos, el Ejército Rojo contaba con más tanques y aviones que los desplegados por el
Ostheer, pero esa superioridad numérica, en los términos que has cuantificado, no equivalía a superioridad cualitativa. El arsenal de tanques soviéticos superaba la cifra de 20.000, pero “sólo” unos 1.800 eran modelos modernos (KV-T-34), mientras que resto eran modelos completamente desfasados. En su conjunto, carecían de equipamiento radial, apoyo logístico y, además, estaban muy mal desplegados. Un tanto de lo mismo pasó con el arma aérea soviética, con el grueso de su flota repleta de modelos obsoletos, mientras que los pocos modelos modernos estaban manejados por tripulaciones que apenas contaban con 4-6 horas de experiencia de vuelo.
Ahora, la supuesta inferioridad numérica del
Ostheer en términos de personal frente al Ejército Rojo el 22 de junio de 1941 es totalmente engañosa. Si examinamos los ejes estratégicos del ataque alemán, comprobaremos que el Ejército Rojo sólo tenía una relativa superioridad numérica en el eje sur (frente al Grupo de Ejércitos Sur); en cambio en el resto de los tres ejes restantes (GE Centro, GE Norte, y el del ejército germano-finlandés) estaba en una notable inferioridad en términos de personal, y de manera muy especial en el eje central, el opuesto al GE Centro de von Bock. A modo de ejemplo, el GE de Bock tenía una fuerza total de personal de 1.308.730 hombres, mientras que su oponente, el Frente Occidental del general Pavlov, contenía 671.165 hombres (Cray Luther,
The First Day on the Eastern Front. Guilford, Connecticut: Stackpole Books, 2018, pp. 142, 144). Dicho esto, la consecución de superioridad de fuerzas en un lugar y momento determinado (aquel donde se cree que se decidirá una batalla o una campaña) es un logro de la estrategia militar, no un fenómeno atmosférico
Las grandes masas de prisioneros soviéticos tomados por los alemanes, y las grandes bajas en las filas del Ejército Rojo durante 1941 no se produjeron en superioridad numérica de éstos ante los alemanes, sino todo lo contrario. Sin embargo, esta sangría en las formaciones de combate y las tropas del Ejército Rojo no se pueden explicar únicamente por una inferioridad numérica de hombres, sino por un conjunto de factores que entran en el terreno de la experiencia de combate, el mando y control, la cadena de mando, la iniciativa individual, moral, disciplina, despliegue, operatividad, etc.
Definitivo escribió:
Mi teoría es que la producción de armas encuentra rápidamente rendimientos decrecientes, por lo que la producción en masa no tiene sentido. Por ejemplo, si tienes 100 hombres, darles 100 ametralladoras aumentará su nivel de combate, sin embargo, darles 1000 ametralladoras tendrá básicamente el mismo efecto que darles 100. Esto explicaría por qué el desempeño de un soldado soviético fue similar a la de un soldado rumano.
En mi opinión, la teoría flaquea porque parte de unas premisas cuestionables. La producción de armamento ideal es aquella capaz de satisfacer regularmente las necesidades indispensables de las unidades de combate desplegadas en la línea de frente, las desplegadas en retaguardia y, por ende, las que constituyen el ejército de reemplazo, sus centros de entrenamiento, etc. Por otra parte, las armas no se deben considerar individualmente, sino como parte integral de un sistema de armas, que fue como combatieron las formaciones de combate durante la IIGM. Es importante mantener en mente el concepto de formaciones de combate de armas combinadas. Quiere esto decir que una formación de combate está compuesta por un conjunto de armas (de infantería, artillería, blindadas, reconocimiento, ingenieros, antitanques, etc.) dependientes entre sí. De poco sirve que una formación de combate tenga unidades bien armadas en términos de blindaje, por ejemplo, si es deficitaria en el resto de elementos de combate. Esa formación de combate estará coja y no podrá operar con eficiencia y eficacia. Por otra parte, no sólo importa el suministro regular de armas en las cantidades demandadas, sino también el suministro de los elementos que las hacen operativas, ya sean municiones, combustible, aceites, piezas de recambio, etc., así como una reserva de armas, en todos los niveles, para poder suplir las pérdidas de material. Y al suministro de armas, reservas de armas, y elementos acompañantes, ha de sumarse el suministro regular de víveres y demás pertrechos que deben sustentar a un ejército. Y para que todo esto sea posible, en última instancia, es necesario contar con una enorme y eficaz organización logística. Porque en primera instancia, es necesario contar con los recursos humanos, materiales e industriales capaces de producir y sustentar todo ese proceso organizativo de la guerra. Y todo esto, en una guerra total y prolongada, sólo está al alcance de las potencias, o alianza de potencias, que cuenten con inmensos recursos y sean capaces de explotarlos al máximo para conseguir producciones masivas y ejércitos poderosos.
La Operación Barbarroja, que a mi juicio es el eje central de la guerra, no fracasó porque los alemanes estuvieran en inferioridad numérica, en términos de tropas o armamento, frente a los soviéticos. Fracasó por la concurrencia de varios factores, entre los que destacan la férrea resistencia del Ejército Rojo -
in crescendo a medida que se desarrolló la operación en las profundidades del territorio ruso-, la capacidad de movilización de recursos humanos y materiales del gobierno soviético, el notable desequilibrio entre fines y medios existente en la planificación, ejecución y desarrollo de Barbarroja por parte de los alemanes, y la inesperada extensión de la campaña en tiempo y espacio por parte alemana, lo que daba al traste con los desorbitados objetivos de su planificación estratégica y operacional.
Los recursos humanos son fundamentales porque la guerra no se puede combatir sin hombres y mujeres, ya sea en el frente y en la retaguardia, o bien en los centros de producción de la nación, por ejemplo. Pero las tropas si no están equipadas, armadas y sustentadas en sus necesidades varias son pura carne de cañón. Todo esto parece obvio para tener que explicarlo más. Los alemanes podían haber desplegado más tropas para Barbarroja, pero no podían equiparlas, armarlas y suministrarlas porque estaba más allá de sus posibilidades en esa época. Ya tenían suficientes quebraderos de cabeza para poder hacerlo con los más de 3 millones de tropas alemanas desplegadas por el
Ostheer para el ataque contra la URRS en junio de 1941.
Recapitulando, no se debe analizar el desarrollo de la guerra desde una única perspectiva, ya sea poniendo el énfasis en los recursos humanos, ya en los materiales, o bien en los industriales, por citar algunos de los más importantes. Todos son interdependientes, y la mejor correlación de fuerzas es la que mantiene un buen equilibrio entre todos los factores. En términos de recursos humanos y materiales, factores financieros, económicos e industriales, Alemania estaba en inferioridad frente al conjunto de sus enemigos en 1940. Sin embargo, lo que determinó el resultado final de la campaña militar del Oeste de mayo-junio de 1940, con la capitulación final de Francia, no fueron los factores arriba señalados, sino factores estrictamente militares y políticos que decidieron, de forma totalmente inesperada por ambos bandos enfrentados, un abrupto y fulgurante final de la misma. Esos factores arriba señalados serían determinantes en el caso de que los aliados lograran detener y rechazar la ofensiva alemana, porque ello supondría alargar el conflicto, y es en esta tesitura donde esos factores comenzarían a decidir el curso y desenlace final de la contienda.
La escasez de recursos materiales fue la que finalmente llevó a Hitler a posponer, y luego cancelar, la proyectada Operación León Marino, la invasión de Inglaterra, una vez se demostró la incapacidad de la
Luftwaffe para ganar la supremacía aérea, o al menos la superioridad, frente a la RAF. La
Kriegsmarine, por otra parte, no contaba con los medios necesarios para abordar la invasión con éxito y mantenerla sostenible.
En Rusia, sin embargo, los alemanes metieron toda la carne en el asador, esperando conseguir una victoria aplastante en una campaña relámpago. El fracaso en esta apuesta del todo o nada, junto con la entrada de USA en la guerra tras el ataque japonés de Pearl Harbour, mandó al garete toda la estrategia “Blitzkrieg” que los alemanes, esta vez sí, habían planificado para Barbarroja. Y los sueños de una guerra corta se desvanecieron de golpe, con la realidad tenebrosa de guerra prolongada (y con más enemigos). Y bajo esta nueva realidad estratégica, cobra todo su crucial significado la capacidad de recursos humanos, materiales e industriales de los contendientes. Ningún plan maestro salido de un genio militar podía alterar en el campo de batalla, con posibles éxitos espectaculares pero coyunturales, el desequilibrio enorme que había entre las capacidades dichas de las potencias del Eje y las de las potencias aliadas. Y este desequilibrio decidió finalmente la guerra a favor de los Aliados.
El resultado de una guerra, ni a veces el de una campaña, no se puede explicar exclusivamente por la cantidad de recursos humanos, porque será una explicación fallida por incompleta. Los soviéticos movilizaron a lo largo de la guerra más del doble de hombres y mujeres que los alemanes. Pero sería de ingenuos, por decir lo menos, pensar que su resistencia inicial y su triunfo final se debieron exclusivamente a este factor. Nada podrían hacer ingentes tropas soviéticas frente a los alemanes si no estuvieran básicamente equipadas, armadas y sustentadas. Y lo mismo rige para los alemanes y cualquier otro contendiente. Tiene que haber un equilibrio y una correspondencia entre todos los factores humanos y materiales envueltos y demandados en una guerra prolongada. Esto fue algo que no consiguió ninguna potencia de la IIGM hasta el curso final de la misma, y la única que lo consiguió razonablemente fue Estados Unidos a partir de 1944. Alemania reunía una excelente combinación de factores en 1941 (sin duda, la mejor del mundo aplicada a las fuerzas armadas en esos momentos), pero la sometieron a la consecución de unos objetivos estratégicos que estaban muy por encima de su alcance práctico. Esta disparidad de equilibrio entre medios y fines es lo que explica, en esencia, su fracaso crucial de 1941 y, por extensión, del resto de la guerra.
Bueno, estos son mis pensamientos al respecto.
Saludos cordiales
JL