Bonjour, un curioso aspecto del segundo conflicto mundial.
En la víspera de la guerra Alemania es el segundo mercado de la compañía Coca-Cola, detrás de los Estados Unidos. La producción se aproxima a los cien millones de botellas. La célebre marca prosigue su expansión en Europa y sobre todo en Alemania. La empresa americana saca partido de los ecos mediáticos de los grandes acontecimientos deportivos. En 1936 es la proveedora oficial de los Juegos Olímpicos de verano que se celebran en Berlín. Del mismo modo que muchos otros industriales, Robert Woodruft, el presidente de la compañía, participa en veladas organizadas por los dignatarios nazis y Max Keith, responsable de Coca-Cola GmbH, la filial alemana de la firma Coca-Cola Bottling Co., es una persona próxima al poder. Los anuncios publicitarios que venden los méritos de la bebida, están presentes en los periódicos, comprendidos, incluso, los destinados a los militares. La música publicitaria de Coca-Cola es, a menudo, el primer spot publicitario en ser difundido después del Reichsrundfunk, el diario de información del régimen. En 1937 “Coke” es una de las atracciones de una exposición berlinesa de los obreros del Reich.
Max Keith director gerente de Coca-Cola GmbH en 1957
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Keith dispone de una red comercial de ventas en todos los países. En marzo de 1938 la novena convención anual del grupo reúne a más de 1.500 personas. Detrás del podio, una inmensa pancarta proclama en alemán “Coca-cola es la marca de renombre mundial para el producto Coca-Cola GmbH”, inmediatamente debajo tres gigantescas cruz gamadas negras sobre fondo rojo. Tres “Sieg Heil” cierran el evento.
Después de la entrada en la guerra de los Estados Unidos, Coca-Cola GmbH ya no puede importar los ingredientes necesarios para la fabricación de la soda. Una vez los stocks agotados, Max Keith, que está encargado de la producción, decide poner a apunto una nueva receta para proseguir con su actividad comercial mientras dure el conflicto. Concibe una bebida utilizando los restos de la industria alimentaria, unos ingredientes poco onerosos disponibles en grandes cantidades. La bebida es, por lo tanto, elaborada con sub-productos lácteos y con la pulpa obtenida después del triturado de las manzanas para producir la sidra. Las frutas que formaban parte de la receta variaban según la estación y el lugar. Al principio, un sustitutivo del azúcar, la sacarina, se utiliza como edulcorante, pero a partir de 1941, el azúcar de remolacha entra en la composición del producto. Se producen algunas variantes, la receta se adapta a las otras filiales de los países del Eje y de los territorios ocupados, según los ingredientes disponibles. Keith pide a sus empleados que encuentren un nombre para la soda dando libertad a la imaginación de cada uno y finalmente la bebida se comercializa bajo el nombre de Fanta, que procede del alemán
Fantasiegetränk, que significa
“bebida fantástica”.
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En 1943 se venden tres millones de botellas de Fanta. Keith es colocado a la cabeza de las fábricas de Coca-Cola instaladas en Alemania y en los países ocupados. A pesar de las presiones a las que es sometido, rehúsa adherirse al NSDAP, pero como muchos empresarios alemanes, recurrió a la mano de obra forzosa. Al final de la guerra, devuelve los beneficios a la compañía, que compra la receta de Fanta en 1960.
Fuente: Traducción y adaptación propias de un artículo de Cristophe Prime titulado “ La Fanta, une invention des nazis? ” en la revista Axe & Alliés de julio-agosto de 2011.
À bientôt.
