El papel de Turquía en la Segunda Guerra Mundial
Antecedentes: entre 1912 y 1923, Turquía estuvo en guerra con prácticamente todos sus vecinos (guerras balcánicas con sus vecinos de oeste, primera guerra mundial, con su vecina del norte, Rusia y la pérdida de sus provincias árabes del Sur, levantamiento Armenio al Este, lucha con los Griegos etc). Todos estos conflictos terminaron en 1923 con la firma del Tratado de Lausana, negociado por İsmet İnönü (posteriormente, el hombre fuerte de Turquía durante la segunda guerra mundial). Obviamente, la desaparición del Imperio Turco, y 11 años de continuas guerras habían transformado el país y la mentalidad de su clase dirigente por completo, y habían llevado al poder a Kemal Ataturk, militar indiscutiblemente dispuesto a cambiar por completo la concepción del país.
Ataturk responsabilizó de la decadencia Turca al conservadurismo religioso islámico y al cosmopolitismo otomano y se dispuso a reformarlo rompiendo con el pasado por completo: estado laico con supresión absoluta de la enseñanza religiosa y los tribunales musulmanes, concesión del voto a la mujer, establecimiento de un código civil de corte occidental, abolición de la poligamia, y establecimiento del divorcio, supresión del alfabeto árabe por el latino, etc etc, todo ello con un matiz: se responsabilizó al ejercito del mantenimiento de dichas reformas (responsabilidad que el ejército Turco tuvo a bien mantener hasta la década de los 90, derribando del gobierno a cualquier partido islámico que aspirase a modificar dicho estatus). El objetivo era fomentar un nacionalismo “Anatolio” (de ahí el traslado de la capital de Estambul a Ankara), exaltando las culturas previas a la llegada del islam a dicha zona, así como fomentar los lazos con otras países de carácter turco, con independencia de si eran musulmanes o no. La idea era lograr el desarrollo económico de su propio territorio, obviando aventuras extranjeras, sin atender a sueños imperialistas, tal y como lo expresó Ataturk “not in grandose dreams that are not in our power to achieve”.
Un episodio importante es la ocurrido con el Goeben. Se trataba de un crucero de batalla alemán, de patrulla en el mediterráneo al comienzo de la primera guerra mundial, perseguido por la flota británica del mediterráneo hasta Constantinopla (10 de agosto de 1914). Las normas internacionales obligaban al barco a abandonar un puerto neutral (como ocurrió con el Graf Spee 25 años después). Como Turquía aún andaba “vendiendo” su postura en la contienda al mejor postor, y no era cuestión de obligar a un buque alemán a afrontar una flota británica que le esperaba a la salida (y de paso, enemistarse con Alemania), se optó por una solución intermedia: el buque pasó a tener bandera turca, con el nombre de Yavuz Sultan Selim, pero todavía bajo tripulación alemana. El 28 de octubre de 1914, aparentemente sin autorización del gobierno Turco, aunque posiblemente con el apoyo de los partidarios alemanes de dicho gobierno, bombardeo Odessa y Sebastopol, metiendo a Turquía de cabeza en la guerra. Con razón o sin ella, muchos dirigentes Turcos se sintieron engañados por los alemanes, considerando que les habían empujado a la guerra, manipulando sus buenas intenciones. Veinticinco años después ese resentimiento era perceptible en una opinión pública mayormente favorable a una victoria aliada. Eso explicaría tanto la desconfianza que sentían por los alemanes, como la negativa rotunda a permitir el acceso a los estrechos de acceso al mar negro por parte del Eje. Ejemplo de esta sensibilidad para con el acceso de buques del eje a los estrechos, lo tenemos en este mismo foro, cuando hubo que transportar desde Kiel la 30 Flottille de U-Boot del Mar Negro por diversos medios (carreteras, ríos) al impedir los Turcos el uso de los estrechos.
Llegados a 1939, la política Turca se basaba en una profunda desconfianza tanto respecto a los Soviéticos (“herederos” de la tradición Rusa de enfrentarse a los Turcos por la cuestión de los Estrechos durante los 150 años anteriores), como de los Alemanes, de los que guardaban una profunda desconfianza heredada de la primera guerra mundial. Los líderes Turcos tenían experiencia de primera mano de la primera guerra mundial y sus consecuencias, y no veían terreno firme para aliarse con unos u otros, sin ventajas evidentes y con considerables riesgos.
El 19/10/1939, se firmó el tratado entre Turquía por un lado e Inglaterra y Francia por otro. De acuerdo con los términos de dicho compromiso, en concreto su artículo 2, la entrada de Italia en la guerra el 10 de junio de 1940, hubiera conllevado de inmediato la entrada de Turquía en el conflicto, apoyando a Ingleses y Franceses (
http://www.exordio.com/1939-1945/codex/ ... rquia.html" onclick="window.open(this.href);return false;)
En marzo de 1940, el embajador Francés en Ankara propuso bombardear los campos de Bakú, para privar a los alemanes de los suministros soviéticos de petróleo sobrevolando el espacio aéreo Turco. Turcos e ingleses se negaron.
La entrada de Italia hubiera debido significar la entrada de Turquía en el conflicto, según el artículo 2 del tratado de 19/10/1939. Por su parte, la invasión de Grecia por Italia, hubiera debido suponer la entrada en guerra de Turquía según el artículo 3.
La única consecuencia práctica de todas estas operaciones, fue una declaración de no beligerancia por parte del gobierno Turco, apartándose del acuerdo firmado con Ingleses y Franceses. Desde la perspectiva Turca, un supuesto implícito del acuerdo de 19/10/1939 era la obligación de la flota francesa de proteger las costas occidentales de Turquía, y la caída de Francia, impedía ese acuerdo, perdiendo por ello su vigencia. Por su parte, durante este periodo, los soviéticos, en conversaciones con los ingleses en julio de 1940, así como en la controvertida visita de Molotov a Berlín en noviembre de ese mismo año, habían señalado sus ambiciones frente a los estrechos y la exigencia de un mayor control de los mismos por parte de las naciones del Mar Negro, a saber, una base naval militar soviética en los mismos estrechos (información que posiblemente fue filtrada de forma oportuna a los Turcos). Por esa época, el cortejo alemán de los turcos parecía ir en buen camino:
- El 4 de marzo de 1941, Hitler le envió una carta a İsmet İnönü, el líder Turco, señalando que la ocupación Alemana de Bulgaria y Grecia tenía como objetivo expulsar a los ingleses del continente, y que había ordenado a sus tropas no acercarse a menos de 60 km de la frontera Turca.
- El 29 de abril del mismo año, en Salzburgo le indicó a Mussolini que Turquía se iba aproximando de forma lenta pero segura a las posiciones del eje, y que en el peor de los casos permanecería neutral.
El momento decisivo de la negociación con Alemania, llego en Mayo de 1941, con las negociaciones entre Saracoglu (ministro de exteriores) y Von Papen. No obstante, no queda establecida de forma precisa el desarrollo de las conversaciones, pues existen diferentes versiones (y lo más irónico, añado yo, todas alemanas). En la primera de ellas, según un informe de 17 de mayo, ambas partes plantearon una gran alianza entre ambos países, plasmado en un borrador enviado a Berlín el 23 de mayo, en virtud del cual se entregarían a Turquía los territorios búlgaros cercanos a Edirne, varias Islas del Egeo, y el reconocimiento de la esfera de intereses Turca en Irak y Siria, a cambio de los derechos de tránsito del ejército Alemán por el territorio Turco. Según la otra versión, el objetivo era el mismo (los derechos de tránsito por territorio Turco), e incluía territorio Búlgaro e Islas en el Egeo, pero iba acompañado de una amenaza de Von Ribbentrop en virtud de la cual Alemania “estaba en posición de borrar el estado turco en pocas semanas”. En esta segunda versión, Von Papen se opuso a las instrucciones de Von Ribbentrop por considerar que serían ilusorias puesto que “las concesiones territoriales no tendrían ningún efecto en la política turca”. De hecho, tal y como escribió Inonu al propio Hitler “Turkey had enough to do in fully developing its own territory and had not the slightest interest in any acquisition of territory”.
Sea como fuere, lo cierto es que los turcos abandonaron rápidamente cualquier proyecto de gran alianza entre ambos países, si es que alguna vez lo hubo, y se acordó en su lugar el 18 de junio de 1941 el Tratado de Amistad y no Agresión entre ambos países, con una duración de 10 años. Iniciando una tradición que habría de durar 4 años, lo más probable (y esto es una conjetura mía) es que indicaran a los alemanes que tal alianza (con derechos de transito y concesiones territoriales) supondría de facto la guerra con Rusia, y que los alemanes no considerasen adecuada esa provocación en fechas tan cercanas a Barbarroja. Igualmente, iniciaron la tradición de contarle al embajador británico todo lo que pactaban con los alemanes, igual que posteriormente le contarían al embajador alemán todo lo pactado con los británicos. Según las memorias de Knatchbul-Huguessen (embajador de UK en Turquia), los Turcos le habían mantenido en todo momento informado de las negociaciones, y él juzgó contraproducente para los intereses británicos oponerse al mismo. En ese momento, principios de junio de 1941, sin Barbarroja y con las tropas alemanas en Bulgaria y Grecia, poco podía alegarse al mismo. Neutralidad Turca y un acuerdo de comercio sobre el mineral de cromo a cambio de que los alemanes se olvidasen del acuerdo firmado en su día con ingleses y franceses no era un mal acuerdo, teniendo en cuenta que el único comprador factible de dichas exportaciones en aquel momento, era la propia Alemania, que se aseguro el suministro del mismo mediante la entrega de material militar por un valor de 100 millones de reichmarks (curiosamente, el único empleo posible de ese material, hubiera sido contra la propia Alemania)