Las Marinas de guerra en los albores de la SGM

La guerra en el mar. Estrategias.

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Akeno
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Las Marinas de guerra en los albores de la SGM

Mensaje por Akeno » Mié Mar 26, 2008 5:14 pm

Me gustaría escribir sobre el concepto de Marina de guerra y los diferentes tipos de buques que la componen desde la perspectiva de los años posteriores a la PGM y los inmediatamente anteriores a la SGM.

Me basaré en el libro Historia naval de la gran guerra 1914-1918 escrito por el Capitán de corbeta Mateo Mille en el año 1932 y ampliada y corregida en la segunda edición que poseo del año 1939 publicada por el editor de Barcelona Joaquín Gil. Mateo Mille fue autor de varios trabajos sobre aspectos navales de la PGM y sobre la aviación, profesor en su día en la escuela de guerra naval además de sobrino del Contraalmirante Mateo Garcia de los Reyes, uruguayo de nacimiento y Ministro de Marina de España en los años 1928-1930.

Transcribo.

El papel primordial de una Marina de guerra es asegurar a su nación el dominio de la mar, entendiéndose como tal la libertad de comunicaciones sobre ella.

Hubo una época en la que se justipreció el dominio de la mar, como una eficaz defensa del litoral nacional; no faltaba quien preconizase un escalonamiento de los buques a lo largo de las costas, para rechazar cualquier ataque enemigo al amparo de las fortificaciones. Era un concepto perfectamente errado, como demostró cumplidamente la experiencia. El dominio de la mar se obtiene, única y exclusivamente, por medio de la batalla naval: es decir, destruyendo la flota adversaria o bien obligándola a permanecer en sus puertos, por temor a la acción enemiga, merced a la superioridad de ésta.

Se dice que una Marina debe ser defensiva; es cierto y no lo es , a un mismo tiempo. Todo comienza por ser defensivo, para pasar posteriormente a ser ofensivo. Primero es ponerse a cubierto de un posible, o probable, ataque contrario; después viene la expansión nacional, el contrarrestar la adversaria, la guerra que es una continuación de la política o, mejor dicho, es la política misma efectuada con distintos medios coercitivos.

La espina dorsal de una flota es el acorazado, al cual no se le puede poner más que un solo inconveniente, muy grande sin duda: su precio.

:wink:

En otro rato que tenga trataremos al acorazado.

Saludos cordiales y espero que les guste el tema!

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Mensaje por Akeno » Jue Mar 27, 2008 1:15 am

Lo prometido es deuda. Seguimos con el acorazado.

El acorazado es un barco en el que todo se subordina a la protección y la artillería. Cuatro son las cualidades principales de un buque de guerra: artillería u ofensa, protección o defensa, velocidad y autonomía, o sea la máxima distancia a recorrer sin necesidad de aprovisionarse de combustible. De todas ellas, la principal es la segunda, la capacidad de flotar no obstante los golpes enemigos, lo que en la actual jerga deportista se llama, bárbaramente, "encajar", absorver las ofensas sin "pestañear". Y eso es el acorazado: el buque capaz de combatir resistiéndose en medida ínfima ante los disparos del enemigo.

El ideal, es evidente, estaría en un buque que tuviese las cuatro cualidades en condiciones suficientes; pero un buque es siempre un compromiso entre pesos destinados a coraza, armas, velocidad y depósitos de combustible. En las condiciones actuales de la guerra naval (1930s), con la incorporación de las armas aéreas y submarinas, un buque que reuniese todas estas condiciones exigiría desplazamientos enormes y, como consecuencia, precios prohibitivos. Es, a mayor abundamiento, el único buque (queremos hacer incapié en este calificativo de UNICO) que ha de batirse con sus semejantes, actuales y venideros, teniendo en cuenta los progresos rapidísimos de la industria. Se deduce que un acorazado es siempre un barco en el que han de medirse, en cualquier tiempo, sus caracterísiticas, con todo cuidado. En los proyectos de tales naves, hay que ser siempre "futurista", tomando de esta palabra su acepción previsora.

El acorazado debe tener: coraza capaz de resisitir los impactos de la artillería actual y de la que se presuma posible en los veinticinco años en que se calcula su vida; hasta la Gran Guerra, sólo se tuvo en cuenta los proyectiles de cañón, dejándolos completamente a merced de las explosiones submarinas producidas por minas o torpedos. Esta protección ha de ser de naturaleza diferente a la antiartillería. Mientras ésta debe ser constituida por una coraza resistente que soporte el choque violento de los proyectiles, absorbiendo, con un mínimo de daños, su fuerza viva y evitando que pasen al interior del buque, produciendo averías fatales para éste, la protección contra ataques submarinos debe paliar el choque de la masa de agua lanzada contra los fondos por la onda explosiva, por medio de una defensa elástica, hasta cierto punto, que se sacrifica para que los efectos no lleguen al buque propiamente dicho.

Contra las bombas lanzadas desde lo alto ha de emplearse un sistema de cubiertas horizontales acorazadas, unido a una compartimentación semejante a la empleada contra la ofensa submarina; diremos que para esta protección se requiere un peso aproximado de una tonelada por metro cuadrado protegido y que el peso total de la protección, contra artillería, torpedos y bomas de caída, en un buque de combate moderno, es el 35% del desplazamiento (unas 14.000 toneladas en un clase "Nelson"), para que se dé cuenta, el que esto leyere, del cubiliteo de pesos a que se verá obligado el ingeniero proyectista.

Como quiera que el acorazado no es una batería flotante y ha de poder desplazarse sobre el agua, la velocidad es un factor indispensable, tanto táctica como estratégicamente; y si tenemos en cuenta que la potencia aumenta con el cubo de la velocidad, se comprenderá asimismo fácilmente lo que representa, en aumento de peso del aparato motor, el menor incremento en el andar. El acorazado debe tener una marcha suficiente, pero sin sacrificar nada de la protección y armamento, en beneficio de esta característica.

En cuanto a la autonomía, mal denominada por muchos radio de acción, debe ser suficiente para no vincular al buque a entradas contínuas en los puertos con objeto de aprovisionarse.

Ninguna de estas cualidades es absoluta, y la proporción armónica que ha de presidir el proyecto de un acorazado varía según las misiones que haya de desempeñar; esto es lo mismo que decir que la política naval de un país es la que ha de dar la pauta en cada caso. Un acorazado puede ser útil para los fines políticos de la Gran Bretaña y no ser adecuado para defender los intereses italianos; hasta ahora, las naciones que más han velado por sus intereses, en este aspecto, han sido la Alemania imperial y la Italia fascista. Las copias, más o menos afortunadas, de los tipos más en boga en las grandes flotas han sido siempre de una utilidad muy dudosa en la nación que las adoptó; una comparación vulgar, nos llevaría a un parangón con el que surte su ropero en un bazar de ropas hechas (sic)

Quien quiera intervenir sobre cualquier cuestión de este hilo puede hacerlo en cualquier momento, por supuesto.

Lo siguiente será tratar al crucero de batalla.

Saludos cordiales
Última edición por Akeno el Jue Mar 27, 2008 12:59 pm, editado 1 vez en total.

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Mensaje por Akeno » Jue Mar 27, 2008 12:58 pm

Siete años antes de la guerra de 1914-1918, a continuación de la aparición del moderno acorazado con toda su artillería de un calibre único que se ha denominado genéricamente "dreadnought", por ser éste el nombre del primero de ellos, surgió un tipo de buque conocido por "crucero de batalla o de combate", que teniendo la misma artillería de un acorazado, disminuía su protección en beneficio del andar; se argüía que su empleo era acudir a los puntos amenazados de la línea, merced a su mayor velocidad, ejercer la exploración ofensiva, amparando con su fuego a los cruceros menores y dar ciertos golpes de sorpresa. Predominaba por entonces en los medios navales británicos aquel gran almirante que se llamaba Lord Fisher de Kilverstone, quien, como todos los grandes hombres, cuando se equivocaba o dejaba caer un aforismo, producía un daño incalculable por su autoridad casi indiscutible; el almirante Fisher dijo: "La velocidad es un arma"... y es necesaria toda una biblioteca para explicar cumplidamente todos los desastres a que dió lugar la interpretación de esta frese, con poco acierto en general. Los ingleses se lanzaron denodadamente por el camino que les trazaba un hombre, tenido justamente por uno de los mejores almirantes de la Humanidad ha conocido y, depreciando cada vez más la protección en aras de la velocidad, fueron avanzando rápidamente por la senda iniciada con el crucero de batalla. Este asombraba con sus velocidades fantásticas, que casi eran las de los más rápidos buques menores, y los resultados, en cuanto empeñaron combate contra buques capaces de absorver sus disparos, respondiendo cumplidamente, fueron desastrosos, como ocurre siempre con todos los barcos híbridos.

Progenitor del crucero de batalla fue el crucero acorazado, que era un acorazado pequeño, con poca protección, menos artillería y más andar, pero con un margen que no justificaba los sacrificios; para crucero, era lento; para acorazado, una medianía. Es el tipo de buque que ha dado mayores desencantos. Construído siempre con miras a enfrentarse con sus contemporáneos, la aparición de un tipo poco superior lo depreciaba rápidamente.

Venía después el crucero puro, en el que la velocidad tenía la primacía sin ambages ni contemporizaciones; su protección no existía prácticamente, quedando reducida a una cubierta llamada pomposamente protectora, en forma de caparazón de tortuga y de muy escaso espesor, porque se creía que el ángulo con que sobre ella habrían de incidir los proyectiles, por su curvatura, aumentaba el espesor a perforar; su artillería era siempre de mediano calibre y el andar la maravilla de los tiempos. El último crucero andaba siempre... unas décimas de milla más que el anterior y con este escaso margen, perfectamente inútil, se suponía que la victoria era suya. Porque la velocidad, para que sea realmente un arme según la desdichada frase ya mencionada, es necesario que exceda enormemente a la de otro buque contrario; de no ser así, la ventaja que saca, en unas horas, no es suficiente para escapar del alcance de la artillería enemiga, confirme afirman sus defensores a ultranza. Este crucero que se ha llamado explorador, protegido (los adjetivos suelen tener en la Marina una deliciosa ironía), ligero, rápido, ha estado en boga de siempre y lo estará mientras haya marinas militares. Su misión es la exploración, replegándose sobre el grueso de la flota mientras sostiene combate con sus similares, apoyar a las flotillas de torpederos y desempeñar los servicios auxiliares de la flota.

Saludos!

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Mensaje por Andrés Darío Cardozo Höhn » Jue Mar 27, 2008 3:09 pm

Akeno, antes que nada, quiero agradecerte y a la vez felicitarte por poner en el tapete este tema, que por demás me apasiona.

Sobre el acorazado, ciertamente su potencial y características estaban definidas en relación de los intereses de las políticas nacionales, primero, y las necesidades de las Armadas, después. Como ejemplo de esto podemos mencionar el caso de Ingaterra, que allá por 1936, cuando comenzó a proyectarse la clase King George V, tuvo que sacrificar en éstos la potencia artillera principal dotándolo de 10 cañones de 356 milímetros, para no desatar o alentar o motivar la competencia de EEUU y Japón. Pero se quedaron muy cortos, pues los EEUU y Japón pasaron a calibres de 406 mm en las clase North Carolina, South Dakota e Iowa, y el Japón a los 460 mm de los Yamato. Esto dejó a los KGV infraartillados y obligó además a cancelar la instalación de un segunda torre cuádruple a proa, talcomo estaba originalmente proyectado, para dejarla en doble y mejorar la protección, la coraza en puntos vitales.

También Italia y Francia miraban lo que hacían cada uno de ellos, y así llegaron a la construcción de los Littorio y los Richelieu, armados con torres de 381 y 380 milímetros, respectivamente, el primero con nueve cañones y el segundo con ocho.

Ciertamente los acorazados eran buques muy costosos, y si algo se le cuestiona a Alemania fue la construcción del Bismarck y del Tirpitz, pues fueron usados como buques corsarios, en vez de construir para ello decenas de submarinos y acorazados de bolsillo como los Graf Spee.

Pero bueno, fueron magníficos navíos, imponentes, soberbios, en fin, la culminación de la proyección naval de la época, y la muetsra más elocuente del poderío naval de un país, tan bien aprovechado por Inglaterra.

Akeno, disfruto de este topic asi que adelante.
Saludos
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Mensaje por Andrés Darío Cardozo Höhn » Jue Mar 27, 2008 4:43 pm

A la luz de las experiencias, lord Ficher se equivocó al pensar férreamente que la "velocidad es coraza" y dar vida a los cruceros de combate o cruceros de batalla. El Invincible fue le primer buque de este tipo en el mundo.
La batalla de Jutlandia echó por tierra, o mandó al fondo del mar, esta teoría, con el hundimiento del Inflexible, Indomitable e Invincible, los tres hermano. Los tres cruceros de batalla se fueron a pique con la mayor parte de su dotación al encajar unos cuantos cañonazos. Ahora bien, los cruceros de batalla alemanes eran otra cosa, como los Von Der Tann y Seydlitz, mejor protegidos, más resistentes y mejores encajadores de impactos. Luego los ingleses hicieron el Lion y más tarde llegó el Hood, el poderoso Hood, la obra cumbre en la materia, pero con un triste final que dejó al desnudo su esencia. Se hundió en tan sólo 6 minutos de combate, sólo tres sobrevivieron para contarlo.
Saludos
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Mensaje por Akeno » Jue Mar 27, 2008 8:24 pm

Hola Andrés.

Gracias por tu apoyo. Si he iniciado este hilo es porque, igual que tú, soy un enamorado de la guerra naval.

Con respecto a los cruceros de batalla, como bien dices, la experiencia en combate demostró su poca utilidad. El final del Hiei y del Kirishima, hundidos en el Iron Bottom Sound, es un claro ejemplo.

Saludos cordiales!

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Mensaje por Cpt_Muller » Vie Mar 28, 2008 1:47 am

Sobre Lord Fisher
Su ultimo momento de lucidez en su vejez senil :roll: , fue una exageración con un buen fondo de verdad cuando dijo lo que habia que hacer con la flota de acorazados:
"¡Desembarazemonos de estos despilfarradores¡ ¡desguazadlo todo¡¡no demos más dinero¡"
El hombre que estuvo un paso por delante en la marina se dio cuenta que tras la WW1, y ya incluso en la propia guerra, el acorazado no era el rey de los mares indiscutible. Dos amenazas se cernian sobre él y para ninguna de ellas se encontraba especialmente preparado:
El binomio torpedo-submarino y el avión. Combatir estas armas significaba rodearse de una flota de escoltas y unidades auxiliares para combatirlos o "tirar hacia delante " buscando un acorazado rapido y armado con medios eficaces que combatan a esos nuevos enemigos.
La primera solucion limitaba la autonomia, velocidad y capacidad operativa a la de los escoltas y buques auxiliares...la segunda ganaba en flexibilidad operativa pero limitaba las prestaciones "acorazadas" del buque.
Es significativo que durante la conferencia naval de Washintong de 1922 Inglaterra pretendiera abolir el uso del submarino..
:roll:
Y hablando de la conferncia de Washintong se podria hablar de los acorazados pre-Washintong, los tipo Washintong y los post Washintong. Pero eso será otro dia y puede que otro forero.
Salutën
Una era de paz construye ciudades, una hora de guerra las destruye.
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minoru genda
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Mensaje por minoru genda » Vie Mar 28, 2008 1:31 pm

Me extiendo un poco bastante :twisted: en lo dicho por mi amigo Capi Müller.
El acorazado comenzó a ser un despilfaro a partir del momento en que se crearon los torpederos y el torpedo pasó a ser el enemigo más temible para esos colosos.
En principio se adoptaron las redes antitorpedo para protegerse de los torpedos, pero esas redes solo eran útiles si el buque que las usaba iba a bajas velocidades o estaba parado, posteriormente se crearon los compartimentos antitorpedos (los famosos bulges) con eso y con todo recibir el impacto de un torpedo suponía tener serios problemas y una casi segura y prolongada estancia en el dique seco.
La protección no quedó solo en los medios pasivos (redes y bulges) tambien se pasó a montar medios de defensa activos como fueron las baterias de mediano calibre para defenderse de los ataques de los torpederos.
Hay quien dice que el acorazado dejo de ser el rey de los mares con la llegada de la aviación, pero en mi opinión y aunque la aviación fue determinante para darle el tiro de gracia, el acorazado empezó a perder su razón de ser con el cada vez más frecuente uso de torpedos lanzados desde los cada vez más sofisticados torpederos y contratorpederos (los segundos más conocidos como destructores) quedaba claro que con esos buques rápidos, ágiles y fáciles de construir y con un coste mucho menor tanto constructivo como de mantenimiento se limitaban mucho las prestaciones de los acorazados, caros, de diseño más complejo, con periodos de construcción más largos y utilidad operativa cuanto menos dudosa. Si miramos la historia de los todos los acorazados, a lo largo de la historia, veremos que la relación entre el coste y el rendimiento ha sido ruinosa.
Podríamos ver que algunos incluso fueron infrautilizados y que podían haberse construido unidades de otro tipo o menores que hubieran cumplido con creces el objetivo fijado para esos grandes buques.
El ejemplo podemos verlo en el Bismarck no creo que haya muchos estudiosos de la guerra naval que no estén de acuerdo en que aunque tuvo un fin glorioso hubiera resultado más rentable la construcción de unidades menores (acorazados tipo Deutchsland, cruceros ligeros o incluso sumergibles) para el fin que se le quiso dar, esta misma reflexión puede aplicarse a las grandes unidades de la Kriegsmarine por mucho que parezca que alguna fue rentable (el Hipper o el Scharnhorst y su gemelo Gneisenau).
Ni que decir tiene que los japoneses y los estadounidenses tampoco lo hicieron mucho mejor con sus acorazados.
La guerra en el Mediterráneo tampoco demostró que los grandes buques fueran muy rentables pues las principales acciones y salvo Matapán fueron llevadas a cabo con otros medios que no eran acorazados y en las cuales se vió claramente que el acorazado era poco más que un mero comparsa Tarento o las batallas de los convoyes fueron batallas en las que sumergibles, torpederas, aviación y medios menores (Maiale o lanchas explosivas) tuvieron más protagonismo que los grandes buques.
En Midway fueron determinantes los aviones quedando los acorazados relegados a un mal papel de comparsas.
No puedo dejar de recordar Guadalcanal y tener presente que, salvo una de las batallas en las que intervinieron de un modo activo algunos acorazados, el peso de la batalla en aquellas aguas corrió a cargo de cruceros y destructores, tampoco podemos olvidar que en Samar un puñado de destructores, con la ayuda de los aviones embarcados de los portaviones que dichos destructores escoltaban, mantuvo a raya a Kurita con toda su fuerza de acorazados y cruceros pesados.
Lo dicho si leemos sobre los acorazados veremos que su rentabilidad fue escasa o nula.
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Andrés Darío Cardozo Höhn
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Mensaje por Andrés Darío Cardozo Höhn » Vie Mar 28, 2008 3:24 pm

Gracias por tus palabras, Akeno. También comparto como vos la pasión por las acciones navales, por los barcos de guerra. Conste que ni siquiera sé nadar.

Ummm, a ver Cpt_Muller, coincido contigo en que Lord Fisher fue un visionario, pese a que durante el IGM la aviación estaba todavía en pañales, lo mismo que el submarino y los torpedos. Ningún buque capital fue hundido por estos medios en la IGM.
También coincido en cuanto al Tratado de Washington y los acorazados. Ciertamente este tema puede ser desglosado o abordado con mayor profundidad en otra ocasión, da para ello y mucho. Me encantaría.

Minoru Genda: también estoy de acuerdo contigo con relación al acorazado y su certificado de caducidad por la aviación y los torpedos. Pero me queda cierta duda cuando hablás de los torpederos y destructores, pues si mi memoria no me falla, y si mis limitados conocimientos tampoco, ningún acorazado resultó hundido o víctima fatal de un destructor. Ni siquiera el Bismarck, al que indefenso y todo se le tiraron encima cinco destructores de Vian (eran seis, uno de ellos pudo localizar al Bismarck en un mar intratable y de noche). Así que no encuentro la relación como para que los acorazados vayan haciéndose a un lado por culpa de ellos.
Sí, en cambio, los submarimos se cobraron algunas víctimas de bulto, como el HMS Royal Oak, entre los acorazados, o bien el HMS Ark Royal, entre los portaaviones, o el USS Indianápolis, entre los cruceros pesados, por citar unos ejemplos. Y ni qué hablar de la aviación embarcada.

No obstante, coincido en todo lo demás contigo, incluso en esto salvo por la duda de los destructores.

Creo que, en definitiva, a los hombres nos cuesta cambiar, nos cuesta aceptar que algo está acabado cuando hemos gozado de su existencia. Me parece que por ahí va el caso de los acorazados. Fijate que eran la máxima expresión de potencia, desarrollo tecnológico y poder naval´, hasta políticamente estratégico. Y creo que por esto último, más que por lo primero, fue que las principales marinas del mundo siguieron aferrándose a los acorazados, haciéndolos cada vez más grandes y poderosos inclusive, hasta el mismísimo final de la SGM, cuando Inglaterra pone en la mar al HMS Vanguard, pero ya tarde.

Esos buques, más que un conglomerado de hiero y acero, eran el símbolo del poder de una nación. Proyectaban la bandera al mundo. Y actuaban como agentes disuasivos. Eso pesaba en los intereses de Londres, principalmente, que tenía muchos dominios que defender; el Japón, que aspiraba a más; Alemania, por ahí también aunque más lejos que los primeros; y los EEUU, armándose hasta los dientes en la distancia.

Sospecho que eso pesó en la decisión de seguir apostando por los grandes e "invencibles" acorazados. Las principales potencias europeas se miraban unas a otras, se medían, se espiaban, se controlaban. Y el desarrollo y construcción de los acorazados era especialmente respondido por una u otra marina. Para no quedar atrás y también por desconfianza.

Ya en plena IIGM fue cuando irreversiblemente las marinas se dieron cuenta de una vez por todas que esos grandes acorazados ya pertenecían a la historia. Que otras nuevas armas llegaron para quedarse y para desplazar a esos grans monstruos marinos.

Y coincido contigo en cuanto a la efectividad de acorazados contrastada con la de los sumbarinos y destructores. Estoy convencido de que los destructores y submarinos hundieron más toneladas que los acorazados en la IIGM. Pocos fueron los acorazados que se apuntaron el hundimiento de otro buque de guerra o mercante incluso.

Después de todo, los acorazados estaban consebidos no para hundir mercantes, destructores o sumbarinos, sino para combatir y vencer a sus pares, a sus iguales, y abrazar la gloria como pocos lo lograron. No se le podía pedir que hicieran otra cosa (conste que Hitler y Raeder pidieron eso al Bismarck y así les fue).

Hasta pronto
Andrés
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Mensaje por minoru genda » Vie Mar 28, 2008 5:16 pm

Andrés no creo haber dicho que algún acorazado fuera hundido por un torpedero o destructor (aunque en Jutlandia parece ser que el acorazado Pommern fue hundido por destructores británicos, algo discutible porque a efectos de tipo de buque el Pommern casi podria considerarse otro crucero más) lo que si creo que se debe interpretar es que tanto destructores como torpederos causaban cierto temor por lo peligroso que podia resultar encontrarse con ellos. Tenemos que primero torpederos, luego destructores, (éstos buques creados expresamente para combatir a los torpederos pero que luego fueron usados a su vez como torpederos) a un tiempo submarinos y con posterioridad los aviones fueron eclipsando la figura del impresionante y temido acorazado y solo era cuestión del temor que imponian su inmensa mole y su amenazadora artillería, la realidad es que los que llevaron siempre el peso de las batallas fueron sus hermanos menores, los cruceros de batalla y pesados con lo que además suponía de incordiante la actividad de destructores y torpederos.
Yo tampoco sé (salvo el caso del Pommern reseñado más arriba) de acorazados hundidos por torpederos o destructores en la I G.M pero tampoco se de muchas batallas navales en las que el acorazado impusiera su ley de un modo rotundo por mucho que se hable de Jutlandia en la que los cruceros de batalla fueron los protagonistas.
Digamos que al temor de un ataque de un acorazado se oponía el temor de las tripulaciones de éste a ser contraatacado por otros buques que aún siendo más pequeños eran no menos temidos.
Cuando se habla de destructores y acorazados siempre voy a una de las batallas navales más instructivas, Samar en cuanto al uso del destructor es el ejemplo por cuanto con tan solo media docena de destructores con apoyo aéreo se consiguió contrarrestar el temible ataque de la fuerza de Kurita.
Los destructores fueron esenciales para permitir que los portaviones pudieran operar con su dotación aérea, pero tampoco debemos engañarnos creyendo que solo los destructores hubieran conseguido detener a la fuerza de Kurita sin ayuda de los aviones, la operación combinada, desquició al almirante japones que acabó retirándose a pesar de la teórica superioridad de su flota.
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Mensaje por Andrés Darío Cardozo Höhn » Vie Mar 28, 2008 5:35 pm

Minoru, efectivamente nunca has dicho que un acorazado fuera hundido por destructores. Sin embargo, ahora me queda claro tu expresión relativa al temor que infundían los destructores y torpederos a los acorazados por el empleo de los temibles torpedos. Era eso y lo comparto. Imagino cuan aterradora hubiese sido para un capitán o almirante a bordo de un acorazado, la idea de sucumbir ante un pequeño y molestoso destructor. Una humillación por demás.

Lo del Pommern en la IGM lo investigaré. Tampoco yo tengo referencias de un caso así.

De una u otra forma, queda manifiesta la importancia de los destructores, de esos pequeños navíos, por lo general de poco más de 100 metros de eslora, 10 ó 12 de maga, y entre 1.750 a 4.500 toneladas, pues los acorazados siempre o casi siempre debían viajar escoltados por aquellos, ya sea para cobertura antisubmarina o aérea. A propósito, me encantan los destructores tipo Kelly.

Un abrazo y hasta pronto
Andrés
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Mensaje por Akeno » Vie Mar 28, 2008 5:39 pm

Andrés Darío Cardozo Höhn escribió:Ya en plena IIGM fue cuando irreversiblemente las marinas se dieron cuenta de una vez por todas que esos grandes acorazados ya pertenecían a la historia. Que otras nuevas armas llegaron para quedarse y para desplazar a esos grans monstruos marinos.
Más que decir que habían pasado a la historia los acorazados, nos deberíamos referir a que había pasado a la historia el motivo por el cual habían sido concebidos: el enfrentarse a la flota de acorazados enemiga mediante furioso cañoneo siguiendo la vieja tradición naval.

Con la llegada de los acorazados rápidos tipo Washington, su papel fue de meros subordinados en las agrupaciones de portaaviones en la mayoría de los casos. Hasta entonces, los acorazados carecían de la velocidad necesaria (debido a su elevado peso por el blindaje y sus grandes cañones y la deficiente tecnología para mover esa masa por el agua a la velocidad requerida) para permanecer junto a los portaaviones en las agrupaciones de combate, pero con los Washington, se conjugó un verdadero acorazado, con blindajes adecuados a su categoría, artillados según los cánones y con una maquinaria capaz de dar la velocidad necesaria para acompañar a los "veloces" portaaviones de flota. Y su elevado armamento AA era un factor muy importante en la defensa de los portaaviones propios ante ataques aéreos enemigos.

Un lujo de buques, vamos.
Andrés Darío Cardozo Höhn escribió:Después de todo, los acorazados estaban consebidos no para hundir mercantes, destructores o sumbarinos, sino para combatir y vencer a sus pares, a sus iguales, y abrazar la gloria como pocos lo lograron. No se le podía pedir que hicieran otra cosa (conste que Hitler y Raeder pidieron eso al Bismarck y así les fue).
Cierto.

Estupendas aportaciones las vuestras. Gracias Andrés y Minoru.

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Mensaje por minoru genda » Vie Mar 28, 2008 6:21 pm

Sí Akeno, los acorazados diseñados y construidos tras el tratado de Washington fueron en principio mucho mejores que sus predecesores pero a pesar de su tecnología vanguardista nunca recuperaron su antiguo papel preponderante.
Eso sí, fueron un verdadero lujo para las armadas que los poseyeron; los nuevos sistemas de radar y control de tiro y los modernos sistemas de protección antiaérea con las espoletas de proximidad les dieron un aire más impresionante si cabe pero creo que su misión se hubiera cubierto con buques menos costosos y más rápidos de construir como hubieran podido ser los cruceros pesados o ligeros.
A pesar de los Yamato, los Iowa, Vanguard y otros no menos modernos el acorazado era un buque condenado a desaparecer. Su excesivo consumo, su elevado gasto en mantenimiento y los elevados costes derivados de su construcción que hacían del acorazado un buque con una relación efectividad-precio muy baja fueron decisivos, esa es otra de las razones de su desaparición
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Mensaje por Andrés Darío Cardozo Höhn » Vie Mar 28, 2008 7:47 pm

Akeno, Minoru, compañeros del foro todos:

Confieso que por un momento he pensado en el acorazado como un ente solitario, único, y Akeno me ha devuelto a su antigua realidad, a aquella para lo cual efectivamente fue concebido, como Akeno bien me lo señala, para integrar grupos de combate, o filas en cursos paralelos y sosteniendo infernales cañoneos, como en Jutlandia tiempo atrás. Muy cierto, lo acepto.

Ahora bien, creo que recién con los Iowa los acorazados alcanzaron la velocidad punta requerida para acompañar a portaaviones de escuadra, pues los Iowa daban 33 nudos, al igual que los portaaviones Hankook y compañía. Sólo que con mar picado y a gran velocidad, los Iowa eran muy "sucios" por proa, embarcaban grandes cantidades de agua. En este sentido, el Vanguard era mucho más marinero que los Iowa. Pero sospecho que los North Carolina y los South Dakota, que sólo podían llegar a 28 nudos, no estaban en condiciones de seguir a los portaaviones de escuadra a máxima velocidad.

En el caso de los ingleses, el King Geoge V navegó a 28 nudos por el Atlántico (por momentos, porque luego se vio obligado a reducir velocidad para ahorrar combustible y porque se le unió el Rodney, que sólo alcanzó 23 nudos) teniéndole en la saga al Victorius, al nuevo Victorius, y al Repulse, en la tarde-noche del 26 de mayo de 1941.

Por lo demás, coincido plenamente contigo, Akeno, y te agradezco que me hayas hecho ver al acorazado en su perspectiva histórica.

Minoru, de nuevo coincido en que el acorazado estaba condenado a desaparecer, y tanto japoneses como ingleses se dieron cuenta sobre la marcha de la SGM, incluso llegaron a transformar acorazados o cruceros de batalla en naves híbridas portaaviones, como el caso del Ise o del Furious. Tal es así que cuando advirtieron, algo tarde, del peligro real de los aviones, comenzaron a llenar de cañones antiaéreos a sus acorazados, los ingleses llenándolos de Bofords u Oerlikons, hecho tan notorio en los de la clase King George V, que sufrieron modificaciones tales como la supresión de la catapulta a crujía para lanzar los hidros Walrus, poniendo en su lugar una nueva cubierta y sobre ella los botes y lanchas salvavidas. Esto permitió ganar espacio para los antiaéreos.

En fin, los acorazados tuvieron corta existencia (salvo los Iowa), algunos mucha gloria, otros poca, otros ninguna.

Saludos a todos
Andrés
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Mensaje por minoru genda » Vie Mar 28, 2008 8:19 pm

Paradójicamente y para el caso del Yamato fue peor el remedio que la enfermedad el aumento de su dotación antiaérea solo sirvio para aumentar su calado y hacerlo más vulnerable a los torpedos, es más, creo que incluso su velocidad se debió de ver mermada (más calado = más rozamiento y menor velocidad)
El tema de la vulnerabilidad a los torpedos está explicado en el apartado que se refiere al Yamato.
Si queréis verlo este es el enlace y en los cuatro últimos mensajes se habla de la unión entre los blindajes de cintura superior e inferior lugar donde se encontraba el punto débil del Yamato en lo que se refiere a su casco:
viewtopic.php?t=479&postdays=0&postorder=asc&start=30
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