Shindler escribió:¿Paró en alguna medida las pretenciones de Hitler? Creo que ya todos sabían que a Hitler no lo paraba nadie.
En mi opinión, aquí estás muy equivocado, y estás juzgando este hecho bajo el punto de vista de hoy, en 2008, algo que anteriormente has dicho que no era válido en este debate.
Si te detienes dos minutos a leer el hilo sobre
los peridódicos decían... viewtopic.php?t=6937, podrás leer los artículos que el
The New York Times estadounidense o el
The Times británico, publicaban sobre el nombramiento de Hitler como Canciller en 1933. ¿Todo el mundo sabía que a Hitler no lo paraba nadie? Yo no soy de esa opinión. Ese
todos es demasiado genérico para este debate.
Shindler escribió:Luchas individuales y aisladas, ¿Alguna en masa? ¿Se vió ordas de opositores a Hitler por las calles de toda Alemania?.
Evidentemente, con un millón de SA y cincuenta mil SS rondando por las calles, no podía haber mucha oposición gritando contra Hitler por las calles. ¿Pero eso les hace culpables a los alemanes? Vaya.
Shindler escribió:Hay un dicho "Quien calla otorga". Y ésto es por el miedo impuesto por Hitler, su mano de Hierro era capaz de callar a todo aquel que se le resistiera.
Recuerdo haber visto una fotografía de un ama de casa alemana utilizando billetes de marcos que casi no tienen valor como leña para su cocina durante la crisis inflacionaria de 1923. Hitler tachó la impresión de este "papel mojado" de acto criminal. "
El propio Estado", dijo, "
se ha convertido en el mayor estafador y ladrón."
Ésto era lo que convencía al pueblo. Ésto era lo que pensaba el pueblo. Cuando Hitler lanzó su campaña presidencial de 1932, había seis millones de alemanes registrados en las oficinas del paro. Para atraerse grandes cantidades de gente, Hitler tenía que seducir a la clase media alemana, que era, en efecto, un campo fértil: temerosos de la clase trabajadora y la amenaza del comunismo, recelosos del Gobierno republicano y la élite acaudalada, los miembros de la clase media eran los receptores naturales del mensaje de odio y autoridad de Hitler.
También dedicaba sus esfuerzos para competir con el Partido Comunista a la hora de hacer llegar "el mensaje" a los obreros de las grandes ciudades industriales de Alemania. Como siempre, la ideología del Führer era flexible; si los votos estaban en las ciudades rojas, teñiría el nacionalsocialismo de rojo. Los nazis llegarían al poder, escribió Goebbels, "
estableciendo en una decena de ciudades los inquebrantables cimientos de nuestro movimiento". Los ingredientes clave, como había demostrado en Berlín, eran organizaciones locales fuertes y dominio de las SA en las calles.
Las adversidades económicas convirtieron a Alemania en fruta madura para el cambio radical. "
La inflación acabó con mis esfuerzos", recordó el propietario de un pequeño negocio. "
El hambre y la privación volvieron a instalarse en mi hogar. Maldije al Gobierno que autorizó semejante miseria." Como muchos otros, el frustrado empresario se sintió atraído por las palabras desafiantes de Hitler y se unió al partido nazi.
En 1924, la crisis económica empezó a disminuir a medida que la austeridad doméstica y los préstamos del extranjero empezaron a estabilizar el marco. Pero, cinco años más tarde, el
crash de la Bolsa estadounidense volvió a traer penurias a los alemanes. Los bancos que en 1923 habían repartido moneda inflacionaria a montones, ahora cerraban sus puertas. Los ciudadanos de clase media que habían capeado la primera tormenta empeñando sus posesiones más preciadas, ahora mendigaban trabajo en las calles. Había demasiados hambrientos y sin hogar para el sistema de bienestar alemán, y miles de desamparados recurrieron a la búsqueda de comida en la basura o al robo. Otros se dedicaban a la prostitución o al tráfico de drogas, o se unieron a algunos de los partidos extremistas que ofrecían respuestas simplistas y comidas calientes.
¿Era culpa de los alemanes haber llegado a esta situación?
Shindler escribió:Recuerdo una frase de Bismark "Los grandes problemas de nuestra época no se resuelven con discursos ni con deliberaciones de la mayoría, sino con sangre y hierro". (sino mal recuerdo fué ante el Parlamento prusiano en 1864).
Espero que recuerdes que esta frase de Bismarck, y el contexto cuando fue dicha, apareció en mi primer mensaje de este hilo.
Shindler escribió:Me resulta difícil creer que el pueblo alemán en su mayoría predicaba la palabra de Hitler pero no la llevaba a la práctica, es decir "aparentaban obediencia".
Perdona, pero no puedo estar más en desacuerdo con tu afirmación. Te olvidas que los alemanes eran padres de familia, con negocios, trabajos o casas que cuidar. Tú les culpas por no salir a la calle y rebelarse contra el poder establecido, desafiando a los grupos paramilitares y jugándose la vida y poniendo en peligro el futuro de su familia.
Te pido disculpas de nuevo amigo Shindler. En mis intervenciones no he utilizado ningún texto de Kershaw, Fest o de algún autor de la época, aunque sí algo de Shirer.
Es lo mismo.
Pues si no tienes inconveniente, me gustaría que me dijeras qué autores son para tí oportunos para usar en este debate. Por cierto,
Shirer vivió y trabajó en Alemania desde 1934 a 1940. Algo de validez tendrán sus opiniones.
Shindler escribió:Por otra parte esto me recuerda algo;
Las ideas, igual que los movimientos que tienen una determinada base espiritual,sea cierta o equivocada, sólo pueden, después de alcanzado un cierto período de su evolución, ser destruidos por procesos técnicos de violencia cuando esas armas son en sí portadoras de un nuevo pensamiento encendido, de una idea, de un principio universal.
El empleo exclusivo de la violencia, sin el estímulo de un ideal preestablecido, no puede conducir nunca a la destrucción de una idea o evitar su propagación, excepto si esa violencia tomara la forma de exterminio irreductible del último de los adeptos del nuevo credo y de su propia tradición. Eso significa, por tanto, en la mayoría de los casos, la segregación de un organismo político del círculo de las actividades, a veces por tiempo indefinido e incluso para siempre. La experiencia ha demostrado que un sacrificio tal de sangre alcanza de lleno a la parte más valiosa de la nacionalidad, pues toda persecución que tiene lugar sin previa preparación espiritual, se revela como moralmente injustificada, provocando vehementes protestas de los más eficaces elementos del pueblo, protesta que redunda generalmente en adhesión al Movimiento perseguido. Muchos proceden de esta manera por un sentimiento de repulsa al combate de las ideas por la fuerza bruta.
¿Quien lo dijo?
Uy, si es la una de la madrugada. Qué tarde es.
Buenas noches y no nos enfademos