Este es un pequeño relato de un libro titulado ``Historias secretas de la segunda guerra mundial´´ (impreso por T.G.Arte, S.A. Bilbao y publicado en la revista selecciones del Reader's digest, España 1960) y es veridico.
Me parecio interesante y quiero compartirselos.
Acá empiezo el relato.
El año 1944 se acercaba al final. La guerra se habia paralizado entre las heladas llanuras de Holanda y las colinas de Luxemburgo, cubiertas de nieve. El general Eisenhower, que tenia en Versalles el cuartel general de operaciones, planeaba el golpe final que debia asestarse en corazon mismo de Alemania.
En visperas de navidad, pocos dias antes de que los alemanes desencadenaran la contraofensiva del saliente de las Ardenas, Eisenhower hizo una visita al puesto de mando de Reims, con el proposito de mantener en alto el espiritu de las tropas. Aquel dia se reunieron alli representantes de todas las fuerzas aliadas, y todos aparecieron con Eisenhower en un breve noticiario cinematografico para desear a sus respectivos pueblos una feliz navidad. Al atardecer volvimos a Versalles. Eisenhower y su chofer iban en un Cadillac color verde oliva. Los seguiamos tres de nosotros: Al, el operador cinematografico; Junior, fotografo de prensa, y yo, en un pequeño automovil oficial, que conducia un soldado apodado ``el testarudo´´.
Comenzo a nevar. El aguanieve se convertia en nieve y el camino se puso muy peligroso. El chofer que guiaba el Cadillac del general maniobraba con gran pericia siguiendo las curvas del camino. El nuestro era menos experto y en una vuelta fuimos a dar en una cuneta llena de hielo. Se nos revento una llanta. Mientras la cambiamos anochecio.
Proseguimos la marcha y ya Junior y yo nos estabamos quedando dormidos en el asiento de atras, cuando Al, que iba delante, exclamo de pronto _¡¿que es aquelloo!?
Nos acercabamos al cruce de dos carreteras, la que lleva directamente a Paris y la que va por los alrededores de Paris a Versalles, que queda un poco al sudoeste. Habia un numeroso piquete de policia militar. Entre la confusion de las sombras pudimos distinguir un automovil Sedan verde oliva volcado con toda la parte delantera volada. Junior exclamo:
_¡DIOS MIO ES EL AUTOMOVIL DE EISENHOWER!
Nos abrimos paso entre la gente. El automovil bombardeado no era un Cadillac, pero en medio de la oscuridad bien podia confundirse con el del general. Tirados en el suelo yacian dos cadaveres:uno de un coronel y otro de un cabo, ambos estadounidenses. Pregunte al sargento de la policia militar:
_¿Que ha ocurrido?
_Un par de soldados americanos qu iban en un jeep lo alcanzaron y le tiraron tres granadas.
_¿Soldados americanos?_exclame incredulo.
_Pues yo no se mas_ dijo el sargento._Retirense ustedes de aqui.
Volvimos a nuestro automovil y continuamos el viaje. No avanzamos mucho. Un camion militar nos corto el paso y dos jeep se colocaron detras de nuestro coche. Paramos. Un puñado de policias militares, con cascos blancos, nos rodeo. Uno de ellos le metio una automatica de .45 en las narices al testarudo. Otro me baño el rostro con la luz de una linterna y dijo con un vozarron tremendo:
_¿Quienes son ustedes?
_Pertenecemos al estado mayor del general Eisenhower_respondi yo.
_¿Conque esas tenemos? ¡que linda historia! ¡Afuera! ¡Afuera todos!
Nos registraron, nos echaron al camion y nos condujeron al puesto de mando de la policia militar. Los soldados exaltados hablaban en vos alta. Despues de que dos tenientes nos interrogaron, se nos condujo ante un comandante, a quien el teniente que nos llevaba le dijo: _Parece que sus documentos estan en orden.
Pero el mayor replico bruscamente:_¡Eso no quiere decir nada!
Y volviendose a mi me dirigio unas palabras en aleman. Yo me quede mirandolo, pero Al, que era el capitan y el oficial de mas alta graduacion entre nosotros le dijo:
_Mi comandante: si usted llama al oficial de servicio de la policia militar de Versalles, todo esto puede despejarse en un minuto.
Como respuesta el comandante le grito algo en aleman. Al le dijo:
_¡Vamos dejese de eso!
_¡Ustedes son alemanes! ¡Todos ustedes!_ rugio el comandante._¡Lleveselos teniente!
Nos llevaron a los calabozos, donde metian a empellones docenas de soldados que protestaban a voces. Pude observar que en el calabozo vecino se encontraban dos hombretones que llevaban el uniforme de capitanes estadounidenses. Uno tenia en la cara una cicatriz, y sacudiendo los barrotes de la reja gritaba a todo pulmon:
_¡Saquenme de aqui! ¡Alguien ha de pagar por este desafuero!
Poco despues nos condujeron al despacho del comandante, que todavia parecia muy nervioso. Nos dijo:
_Ustedes pueden seguir. He llamado a Versalles y les han dado el pase. Siento que les hayan detenido.
_¿Que ha pasado?_le pregunte.
_El diablo anda suelto_ me respondio._Hay un centenar de alemanes metidos en Paris con uniformes americanos. Hay unos que andan en un automovil como ese en que ustedes venian. Por eso los hemos detenido.
Mire a Al. Los dos pensabamos lo mismo. Pregunte:
_¿El general Eisenhower esta ya en Versalles?
_No, y eso es lo que nos preocupa. Hasta el momento no se ha registrado su entrada.
_Hace una hora que deberia haber llegado.
_Lo se, sospechamos que los alemanes andan a caza suya, y no hemos podido dar con el.
_Atras vimos un automovil que acababan de volar. ¿Fueron los alemanes?
_Si, seguramente lo tomaron por el de Eisenhower. Parecen estar muy informados de sus planes de hoy.
_¿Y quien es ese de la cicatriz en la cara que esta en el calabozo? ¿Esta en el complot?
_No sabemos. Pero hemos descubierto que un hombre de cicatriz en la cara es el que probablemente encabeza el complot. Por eso estamos deteniendo a cuantos aparecen con uniforme americano y que muestren el menor indicio de ser sospechosos.
(Mas tarde supe que realmente se trato entonces de un plan cuidadosamente urdido para secuestrar o asesinar al general Eisenhower. El hombre de la cicatriz, el coronel Otto Skorzeny, jefe de los comandos alemanes, que en forma tan espectacular escamoteo a Mussolini de manos de los aliados, encabezo, segun se dijo un grupo de hombres escogidos para lloevar a cabo el fantastico complot que en visperas de la batalla del saliente de las ardenas estaba destinado a producir confusion en el alto mando aliado).
Reanudando nuestro viaje hacia Versalles fuimos detenidos cinco veces. Por suerte, el comandante nos habia provisto de salvoconductos especiales. Cuando llegamos al cuartel general de Eisenhower, el vasto espacio en torno estaba protegido por cordones de policia militar y tropas.
Aun nada se sabia del general. Los oficiales de seguridad, aterrados, nos interrogaron sobre el ultimo momento en que lo habiamos visto y luegos nos permitieron ir a las oficinas principales. Alli se encontraba reunida la mayor parte del personal, y se podia advertir la tension general. Una mucha perteneciente al cuerpo femenino del ejercito sollozaba y repetia desconsoladamente: ¡Lo mataron! ¡Lo mataron!
En medio de semejante confusion... ¿quien se presenta? Nada menos que el general Eisenhower, acompañado de su chofer y rodeado de una docena de miembros de la policia militar. Todos saltamos, gritamos, reimos de alivio al verlo de nuevo de con nosotros. Nunca podre olvidar la expresion de asombro que puso el, sin saber de que se trataba.
Por ultimo los de la policia militar nos hicieron a un lado y se retiraron con el general. Busque al chofer y lo encontre en la cocina engullando la comida. Le pregunte:
_¿Que les paso? ¿Por que tardaron tanto?
Respondio atendiendo a su comida y a la conversacion al mismo tiempo:
_A unos 25 kilometros de Paris vimos un par de viejos que estaban sentados al borde de la carretera. La mujer lloraba. El general me hizo parar para ver de que se trataba. Iban a casa de su hija, en Paris. Habian caminado el dia entero, bajo el frio y la nieve, desde un lugar distante del norte, y ya la vieja no era capaz de dar un paso adelante.Bueno usted sabe como es el general. Insistio en que teniamos que llevarlos. Lo malo estuvo en que la hija vivia en la otra punta de Paris y me vi negro para dar con el sitio.
Comprendi de repente que aquello debio ser como un acto extraño y maravilloso de la Providencia.
_¿Vinieron por el cruce de las dos carreteras donde el camino dobla hacia Versalles?_ le pregunte.
_No. contesto el chofer._Tuvimos que desviar mucho antes para poder llevar a los viejos a Paris.
Y poniendose en pie se encasqueto la gorra y murmuro.
_¡Siempre haciendo buenas obras el general!
Bueno espero que les haya gustado. y saludos
Me parecio interesante y quiero compartirselos.
Acá empiezo el relato.
El año 1944 se acercaba al final. La guerra se habia paralizado entre las heladas llanuras de Holanda y las colinas de Luxemburgo, cubiertas de nieve. El general Eisenhower, que tenia en Versalles el cuartel general de operaciones, planeaba el golpe final que debia asestarse en corazon mismo de Alemania.
En visperas de navidad, pocos dias antes de que los alemanes desencadenaran la contraofensiva del saliente de las Ardenas, Eisenhower hizo una visita al puesto de mando de Reims, con el proposito de mantener en alto el espiritu de las tropas. Aquel dia se reunieron alli representantes de todas las fuerzas aliadas, y todos aparecieron con Eisenhower en un breve noticiario cinematografico para desear a sus respectivos pueblos una feliz navidad. Al atardecer volvimos a Versalles. Eisenhower y su chofer iban en un Cadillac color verde oliva. Los seguiamos tres de nosotros: Al, el operador cinematografico; Junior, fotografo de prensa, y yo, en un pequeño automovil oficial, que conducia un soldado apodado ``el testarudo´´.
Comenzo a nevar. El aguanieve se convertia en nieve y el camino se puso muy peligroso. El chofer que guiaba el Cadillac del general maniobraba con gran pericia siguiendo las curvas del camino. El nuestro era menos experto y en una vuelta fuimos a dar en una cuneta llena de hielo. Se nos revento una llanta. Mientras la cambiamos anochecio.
Proseguimos la marcha y ya Junior y yo nos estabamos quedando dormidos en el asiento de atras, cuando Al, que iba delante, exclamo de pronto _¡¿que es aquelloo!?
Nos acercabamos al cruce de dos carreteras, la que lleva directamente a Paris y la que va por los alrededores de Paris a Versalles, que queda un poco al sudoeste. Habia un numeroso piquete de policia militar. Entre la confusion de las sombras pudimos distinguir un automovil Sedan verde oliva volcado con toda la parte delantera volada. Junior exclamo:
_¡DIOS MIO ES EL AUTOMOVIL DE EISENHOWER!
Nos abrimos paso entre la gente. El automovil bombardeado no era un Cadillac, pero en medio de la oscuridad bien podia confundirse con el del general. Tirados en el suelo yacian dos cadaveres:uno de un coronel y otro de un cabo, ambos estadounidenses. Pregunte al sargento de la policia militar:
_¿Que ha ocurrido?
_Un par de soldados americanos qu iban en un jeep lo alcanzaron y le tiraron tres granadas.
_¿Soldados americanos?_exclame incredulo.
_Pues yo no se mas_ dijo el sargento._Retirense ustedes de aqui.
Volvimos a nuestro automovil y continuamos el viaje. No avanzamos mucho. Un camion militar nos corto el paso y dos jeep se colocaron detras de nuestro coche. Paramos. Un puñado de policias militares, con cascos blancos, nos rodeo. Uno de ellos le metio una automatica de .45 en las narices al testarudo. Otro me baño el rostro con la luz de una linterna y dijo con un vozarron tremendo:
_¿Quienes son ustedes?
_Pertenecemos al estado mayor del general Eisenhower_respondi yo.
_¿Conque esas tenemos? ¡que linda historia! ¡Afuera! ¡Afuera todos!
Nos registraron, nos echaron al camion y nos condujeron al puesto de mando de la policia militar. Los soldados exaltados hablaban en vos alta. Despues de que dos tenientes nos interrogaron, se nos condujo ante un comandante, a quien el teniente que nos llevaba le dijo: _Parece que sus documentos estan en orden.
Pero el mayor replico bruscamente:_¡Eso no quiere decir nada!
Y volviendose a mi me dirigio unas palabras en aleman. Yo me quede mirandolo, pero Al, que era el capitan y el oficial de mas alta graduacion entre nosotros le dijo:
_Mi comandante: si usted llama al oficial de servicio de la policia militar de Versalles, todo esto puede despejarse en un minuto.
Como respuesta el comandante le grito algo en aleman. Al le dijo:
_¡Vamos dejese de eso!
_¡Ustedes son alemanes! ¡Todos ustedes!_ rugio el comandante._¡Lleveselos teniente!
Nos llevaron a los calabozos, donde metian a empellones docenas de soldados que protestaban a voces. Pude observar que en el calabozo vecino se encontraban dos hombretones que llevaban el uniforme de capitanes estadounidenses. Uno tenia en la cara una cicatriz, y sacudiendo los barrotes de la reja gritaba a todo pulmon:
_¡Saquenme de aqui! ¡Alguien ha de pagar por este desafuero!
Poco despues nos condujeron al despacho del comandante, que todavia parecia muy nervioso. Nos dijo:
_Ustedes pueden seguir. He llamado a Versalles y les han dado el pase. Siento que les hayan detenido.
_¿Que ha pasado?_le pregunte.
_El diablo anda suelto_ me respondio._Hay un centenar de alemanes metidos en Paris con uniformes americanos. Hay unos que andan en un automovil como ese en que ustedes venian. Por eso los hemos detenido.
Mire a Al. Los dos pensabamos lo mismo. Pregunte:
_¿El general Eisenhower esta ya en Versalles?
_No, y eso es lo que nos preocupa. Hasta el momento no se ha registrado su entrada.
_Hace una hora que deberia haber llegado.
_Lo se, sospechamos que los alemanes andan a caza suya, y no hemos podido dar con el.
_Atras vimos un automovil que acababan de volar. ¿Fueron los alemanes?
_Si, seguramente lo tomaron por el de Eisenhower. Parecen estar muy informados de sus planes de hoy.
_¿Y quien es ese de la cicatriz en la cara que esta en el calabozo? ¿Esta en el complot?
_No sabemos. Pero hemos descubierto que un hombre de cicatriz en la cara es el que probablemente encabeza el complot. Por eso estamos deteniendo a cuantos aparecen con uniforme americano y que muestren el menor indicio de ser sospechosos.
(Mas tarde supe que realmente se trato entonces de un plan cuidadosamente urdido para secuestrar o asesinar al general Eisenhower. El hombre de la cicatriz, el coronel Otto Skorzeny, jefe de los comandos alemanes, que en forma tan espectacular escamoteo a Mussolini de manos de los aliados, encabezo, segun se dijo un grupo de hombres escogidos para lloevar a cabo el fantastico complot que en visperas de la batalla del saliente de las ardenas estaba destinado a producir confusion en el alto mando aliado).
Reanudando nuestro viaje hacia Versalles fuimos detenidos cinco veces. Por suerte, el comandante nos habia provisto de salvoconductos especiales. Cuando llegamos al cuartel general de Eisenhower, el vasto espacio en torno estaba protegido por cordones de policia militar y tropas.
Aun nada se sabia del general. Los oficiales de seguridad, aterrados, nos interrogaron sobre el ultimo momento en que lo habiamos visto y luegos nos permitieron ir a las oficinas principales. Alli se encontraba reunida la mayor parte del personal, y se podia advertir la tension general. Una mucha perteneciente al cuerpo femenino del ejercito sollozaba y repetia desconsoladamente: ¡Lo mataron! ¡Lo mataron!
En medio de semejante confusion... ¿quien se presenta? Nada menos que el general Eisenhower, acompañado de su chofer y rodeado de una docena de miembros de la policia militar. Todos saltamos, gritamos, reimos de alivio al verlo de nuevo de con nosotros. Nunca podre olvidar la expresion de asombro que puso el, sin saber de que se trataba.
Por ultimo los de la policia militar nos hicieron a un lado y se retiraron con el general. Busque al chofer y lo encontre en la cocina engullando la comida. Le pregunte:
_¿Que les paso? ¿Por que tardaron tanto?
Respondio atendiendo a su comida y a la conversacion al mismo tiempo:
_A unos 25 kilometros de Paris vimos un par de viejos que estaban sentados al borde de la carretera. La mujer lloraba. El general me hizo parar para ver de que se trataba. Iban a casa de su hija, en Paris. Habian caminado el dia entero, bajo el frio y la nieve, desde un lugar distante del norte, y ya la vieja no era capaz de dar un paso adelante.Bueno usted sabe como es el general. Insistio en que teniamos que llevarlos. Lo malo estuvo en que la hija vivia en la otra punta de Paris y me vi negro para dar con el sitio.
Comprendi de repente que aquello debio ser como un acto extraño y maravilloso de la Providencia.
_¿Vinieron por el cruce de las dos carreteras donde el camino dobla hacia Versalles?_ le pregunte.
_No. contesto el chofer._Tuvimos que desviar mucho antes para poder llevar a los viejos a Paris.
Y poniendose en pie se encasqueto la gorra y murmuro.
_¡Siempre haciendo buenas obras el general!
Bueno espero que les haya gustado. y saludos