Las armas de a bordo de la Luftwaffe

Organización y despliegue de las fuerzas aéreas. Aviones de combate.

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Pierre Le Gloan
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Las armas de a bordo de la Luftwaffe

Mensaje por Pierre Le Gloan » Mié Ago 31, 2011 10:28 pm

Bonjour,

Quiero hacer partícipes a los miembros del foro interesados en la aviación y el armamento del artículo de Patrick Ehrhardt titulado “El armamento de a bordo de los aviones de la Luftwaffe” aparecido en la revista Histoire de Guerre en marzo de 2002.

LA PARADOJA ALEMANA

En materia de armamento de a bordo, la historia retendrá ante todo de la II GM el nombre de Browning unido a la ametralladora pesada M2 Model 1921 de calibre 50 ( 12,7 mm). Fabricada en los USA por Colt, las ametralladoras Browning las encontraremos montadas sobre prácticamente todos los aviones de las fuerzas aéreas norteamericanas, tanto como armas ofensivas como defensivas. Se caracterizaba por su sencillez de mantenimiento y por una eficacia muy satisfactoria. A parte de las armas montadas en el P-38 Lightining y en el P-39 Aircobra, no encontraremos armas de mayor calibre montadas en los cazas del US Air Corps. Para las fuerzas aéreas norteamericanas, los cañones de 20 mm o de 37 mm serán la excepción de la regla durante todo el conflicto mundial. El montaje de cuatro, seis u ocho M2 en los planos de los cazas garantizaba una buena cantidad de munición de 12,7 mm lo que daba a los pilotos una buena oportunidad de tocar el objetivo.

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Ametralladoras Browning M2 de 12,7 mm
Fuente: http://www.flickr.com/photos/alexprevot/3892698679/" onclick="window.open(this.href);return false;
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En Europa en el periodo de entreguerras, el armamento de a bordo se limitaba genralmente al montaje de ametralladoras de un calibre medio de unos 7,5 mm. Al aproximarse la guerra, dos escuelas verán el día. Francia representará la voluntad de reforzar el armamento por añadir un cañón de 20 mm montado en el eje del motor (el moteur-cannon) para los Dewoitine D.520 y Morane- Saulnier MS.405. Para los aviones de caza equipados con motor radial los franceses optarán por una dotación mixta de dos cañones de 20 mm y de ametralladoras ligeras montados en las alas como el Bloch MB 152. Por el contrario, los británicos preferirán multiplicar el número de ametralladoras ligeras ( Browning de calibre 0.303) en las alas de sus Hurricane y Spitfire, incluso previendo dotar de 12 ametralladoras ligeras a los primeros Typhoon. A la luz de las enseñanzas de la guerra aérea, Gran Bretaña modificará progresivamente su concepción dotando sus cazas monomotores de dos , más tarde cuatro cañones de 20 mm colocados en sus semiplanos, para terminar pura y simplemente eliminando la ametralladoras ligeras en las últimas versiones de Spitfire, Typhoon y Tempest.

Entre los dos extremos que son “todo ametralladoras” o “todo cañones” en Alemania la Luftwaffe adoptará en un primero momento la solución media, mediante el armamento mixto de ametralladoras y cañones. Después, la prioridad será progresivamente para el cañón. La paradoja alemana será la gran variedad de armas de a bordo que se opone a la homogeneidad del lado aliado. De esta diversidad nacerá una alternativa contradictoria entre una concentración y una multiplicación de este armamento. Esta paradoja se expresará también en una búsqueda continua del rendimiento máximo del armamento de a bordo, por la investigación antinómica de una mayor cadencia de tiro y la puesta a punto de municiones de un calibre cada vez mayor.

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Moteur-canon
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UNA LOCA CARRERA POR LA VICTORIA FINAL

Más que ningún otro ejército del aire, la Luftwaffe presenta la originalidad de haber concedido una gran importancia al armamento de sus aviones de combate y sobre todos en los últimos años de la guerra. Al incorporar este elemento en la definición de los nuevos modelos de aviones de combate, los responsables de la Luftwaffe buscaron compensar algunas de sus debilidades. Con el tiempo, la cuestión del armamento de a bordo había llegado a ser, incluso, más importante que la motorización. Para convencerse de eso es suficiente constatar la variedad y la originalidad de los modelos de armamento desarrollados por los ingenieros alemanes. Mejorando continuamente la capacidad destructiva del armamento, los alemanes esperaban compensar la distancia que no cesaba de aumentar entre sus aviones y los de sus enemigos. En sí, la idea no era del todo descabellada.

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Ametralladoras lamadas "Spandau"
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Sin embargo, como fue el caso de las células y los motores, el armamento de a bordo sufrirá los mismos males inherentes a la rstión de la Luftwaffe: falta de anticipación y vanguardismo exgerado, inicio de la producción en serie antes de acabar los ensayos , definición de nuevos programas sin relación con los aviones en estado de desarrollo, modificaciones inoportunas en la programación de los nuevos sistemas de armas y acumulación contradictoria de proyectos… La voluntad de unir en un mismo avión todas las nuevas soluciones preconizadas por los investigadores se traducía en una acumulación sin fin de problemas de puesta a punto. Los bruscos cambios de orientación dadas a los programas en marcha no hicieron sino complicar la situación. En el momento en el que las soluciones eficaces pudieron ser aplicadas por iniciativa de la Luftwaffe, las intervenciones del Ministerio de Armamento de Albert Speer provocarán una vez más el desorden en los programas en curso.
Esta asombrosa contradicción, resultado del hecho de que en los primeros años de creación de la Luftwaffe el armamento de a bordo no había sido tenido en cuenta por sus responsables. Los constructores de aviones se conformaban con retomar lo que ya existía, acomodando las tradicionales ametralladoras de calibre 7,92 mm. a los nuevos cazas. La aparición de los monomotores modernos de caza necesitará un esfuerzo de reflexión que desembocará en el cañón de 20 y después de 30 mm. En el trascurso de las hostilidades, con el desarrollo de la actividad aérea aliada, el armamento de a bordo se encontró con rapidez en el centro de los debates. En la urgencia, se estudiaron las soluciones más sorprendentes, con vista a encontrar el “arma milagro” que podría salvar a la Luftwaffe de la derrota final.

LA PROBLEMÁTICA ALEMANA DEL ARMAMENTO DE A BORDO

El artículo del Tratado de Versalles había prohibido totalmente a la Alemania vencida disponer de una aeronáutica militar. Con algunos límites impuestos temporalmente por las potencias aliadas, era posible a Alemania de proseguir el estudio, la construcción y la puesta en marcha de aviones civiles. Desgraciadamente los redactores del Tratado de Versalles habían omitido definir lo que era un avión civil por oposición a un avión militar. Toda la dificultad reside en el hecho de que es imposible dar una tal definición, puesto que un avión civil puede ser fácilmente convertido en un aparato militar, y a la inversa también es posible. Los aviones capaces de transportar pasajeros y mercancías se encuentran situados en la frontera que separa el mundo militar del dominio civil. En un instante pueden transportar soldados, material militar o bombas, después transportar pasajeros y mercancías comerciales. A fin de cuentas, el criterio más próximo a la realidad es el del uso que puede hacerse de una aeronave, es aquí donde se encuentra toda la ambigüedad del Tratado de Versalles que será hábilmente explotado por los que no habían aceptado el “Dicktat” impuesto por las potencias victoriosas.

Por el contrario, si hay un aspecto sobre el cual no hay ninguna discusión en cuanto a la clasificación una aeronave, es la del equipo instalado en ella, comenzando por el armamento a bordo. Por otra parte, el Tratado de Versalles había tenido cuidado de prohibir el estudio, el ensayo y la fabricación de toda clase de armamento de a bordo de un aeroplano. Una vez más, este mismo Tratado caía en la incoherencia ya que autorizaba el mantenimiento de un ejército reducido a 100.000 hombres equipados con armamento ligero. Este último, después de una rápida adaptación,¿no podía estar instalado a bordo de un avión clasificado como de uso civil? En caso de problema, una tal prohibición será muy fácilmente superable mediante una deslocalización de las investigaciones, de las pruebas y de la producción hacia el extranjero. Esto explica el por qué no había, al día siguiente del fin de la Primera Guerra Mundial, una verdadera ruptura en el desarrollo por parte de Alemania de una armamento adaptado a la aeronáutica.

Continuaré en otro momento. À suivre.

Fuente: Traducción y adaptación de un artículo de Patrick Ehrhardt titulado “El armamento de a bordo de los aviones de la Luftwaffe” en al revista Histoire de Guerre nº 23 de marzo de 2002


À bientôt
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Re: Las armas de a bordo de la Luftwaffe

Mensaje por Pierre Le Gloan » Jue Sep 01, 2011 11:19 pm

Bonjour,

Continúo con el artículo.

LOS ORÍGENES

A imagen de lo había sucedido en todos los países interesados en poner a punto una aeronáutica militar, el origen del armamento de a bordo estará unido al del mismo origen de la aviación militar desde el momento que se embarcaron armas a bordo de los aviones. En un primer momento, se trataba de armas normalmente dedicadas para una utilización terrestre. A continuación, estas armas ya fueron especialmente estudiadas desde una perspectiva de una utilización aérea al encuentro de blancos situados en tierra o contra otras aeronaves. Desde esta perspectiva se imponía la utilización de armas automáticas y su colocación en los aviones, sobre todo los monoplazas de caza. Cada vez que se aumentaba el calibre de las municiones, los problemas que debían ser resueltos eran cada vez más complejos. Contrariamente a las exigencias del combate terrestre, el paso a la tercera dimensión debía suponer un aumento de la cadencia de tiro, así como de la velocidad de salida del proyectil.
En Alemania el constructor y piloto Augusto Euler fue uno de los primeros en contemplar la posibilidad de montar armamento a bordo de una aeronave. Consciente de la importancia de su idea depositó una patente el 23 de julio de 1910 (nº 248.601) que planteaba la instalación de una ametralladora colocada en un puesto fijo en la parte delantera de la célula del avión impulsado desde atrás. Dentro del espíritu de este precursor, se trataba ante todo de fabricar un avión equipado de tal manera que fuera un aparato destructor de dirigibles. Esta idea señaló el camino. Otros constructores la pusieron en práctica, como en Francia, Gabriel Voisin que proponía la instalación de un cañón Hotchkiss de 37 mm a proa de sus biplanos tipo IV y V. Muy rápidamente se contemplaron todas las soluciones de montaje y no sólo dentro de un punto de vista ofensivo, sino también defensivo.

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Entre todas las posibilidades de instalación estudiadas, hay una que marcará el porvenir de la aeronáutica militar, la del motor-cañón. A partir del momento en el que el motor de un aeroplano puede estar montado a proa de la célula con una hélice tractora, se planteaba el problema del disparo a través de las palas de la hélice en rotación. El director técnico del Lufi-Verkhers-Gesellschaft (la LGV), Franz Schneider, tuvo la idea de aprovechar la cavidad interna de un motor en línea, para colocar allí un arma colocada en el hueco formado por los cilindros, disparando a través del cubo de la hélice. Esta solución fue patentada en 1912 con el nº 290.120. Este problema será solucionado también por Franz Schneider gracias a la sincronización del disparo en función de la rotación de las palas de la hélice, que patentará el 15 de julio de 1913 bajo el nº 276.396.

En vísperas de la I GM, se puede decir que en Alemania están definidas todas las bases teóricas y prácticas de la instalación de un armamento a bordo de una aeronave. El desarrollo de los acontecimientos iba a confirmar la importancia del armamento a bordo de los aeroplanos de combate con la búsqueda de la mayor eficacia en función de los imperativos de la guerra aérea. Ante la gran variedad de propuestas, se realizó la estandarización del armamento de a bordo a partir de 1917 con la creación de una sección encargada de seguir este asunto en el seno del Ministerio alemán de la guerra. El fin era conseguir una racionalización de las municiones alrededor de un calibre único, el de 7,92 mm.

LA AMETRALLADORA DE 7,92 MM.

En el momento del armisticio de 11 de noviembre de 1918, frente al reinado casi absoluto de las ametralladoras Lewis y Vickers en el campo aliado, un nombre y un calibre dominaban la dotación de los aviones alemanes: la Spandau de un calibre de 7,92 mm. Concebida por un ingeniero americano Stevens Maxim, que estará también en el origen de la ametralladora británica Vickers, la licencia de fabricación de esta arma automática será comprada por la firma alemana Ludwig Loewe. Después de haber sido modificada para utilizar la munición de calibre 7,92 mm, esta ametralladora apodada Maxim, encontrará su forma definitiva bajo la denominación de MG 08 destinada a la infantería.
La primera respuesta al problema específico planteada por el montaje de un armamento a bordo de las aeronaves, fue una ametralladora de 7,92 mm (este era el calibre estándar del armamento ligero del ejército de tierra alemán), la MG 14 Parabellum que estará especialmente adaptada al tiro antiaéreo. Ante las necesidades crecientes de un armamento ofensivo más compacto que la MG 14 destinada a los aviones de caza, la MG 08 refrigerada por agua, fue transformada en una versión refrigerada por aire. Convertida en L/MG 08/15 (L; Luftgekühlt) la versión refrigerada por aire de la Maxim fue denominada la Spandau, debido al nombre del barrio de Berlín donde estaba la fábrica del constructor. Una vez que el problema de la sincronización del disparo a través de las palas de la hélice fue correctamente resuelto por Fokker, la dotación estándar de los cazas alemanes comprendía dos MG 08/15 de capot.

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Ametralladora MG 08/15 y su sistema de sincronización
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Sin embargo la Spandau era un arma de fabricación compleja, lo que limitaba su fabricación en serie. Varios industriales propusieron modelos de ametralladoras ligeras apelando a sistemas de funcionamiento y construcción más sencillos. Entre ellos figuraban Rheinmetal que había proseguido con éxito un arma cuyo inicio se remontaba a 1912, la ametralladora Dreyse.

DE LA MG 08/15 A LA MG 08/18

El defecto mayor de la MG 08/15 residía en el diámetro demasiado amplio de su cilindro de refrigeración, lo que limitaba las posibilidades de instalación en puesto fijo, bajo el capot del motor de los cazas alemanes. Para resolver este problema hará falta esperar a la última evolución de la MG 08, la tipo MG 08/18 que presentaba la ventaja de un cilindro de refrigeración más estrecho: 4,77 cm contra 9,14 cm de la versión anterior.
Sencillas y eficaces para su tiempo, las MG 08/15 y 08/18 sobrevivirán hasta mediados de los años treinta como armamento estándar de todos los aviones alemanes. Mientras que una nueva Luftwaffe intentará renacer, secretamente, de sus cenizas, eran las únicas ametralladoras disponibles para equipar sus aviones de combate. De 1928 a 1931, fueron secretamente experimentadas diferentes soluciones de empleo en Lipezk, Rusia. Una de las líneas de investigación residía en estudiar un aumento sensible de la cadencia de tiro para pasar de 800 a 1000 disparos por minuto.

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Los primeros ejemplares del avión de caza He 51 fueron armados con dos MG 08/18 de capot. Sin embargo el rendimiento de la MG 08 comenzaba a ser insuficiente, con una cadencia de 540 disparos por minuto, una velocidad de salida de 770 metros por segundo y con una capacidad de tiro de 0,115 kilogramos por segundo. En los años treinta, estas dos ametralladoras fueron progresivamente reemplazadas por dos nuevos modelos, las MG 15 y MG 17, todas de un calibre de 7,92 mm.

Continuaré en otro momento. À suivre.

Fuente: Traducción y adaptación de un artículo de Patrick Ehrhardt titulado “El armamento de a bordo de los aviones de la Luftwaffe” en al revista Histoire de Guerre nº 23 de marzo de 2002

À bientôt

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Re: Las armas de a bordo de la Luftwaffe

Mensaje por Mr. Palaces » Dom Sep 04, 2011 7:08 am

Está muy interesante y completo el artículo Pierre. Tremendo trabajo que has hecho pasándolo al foro. En espera de la tercera parte.
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Pierre Le Gloan
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Re: Las armas de a bordo de la Luftwaffe

Mensaje por Pierre Le Gloan » Dom Sep 04, 2011 9:20 pm

Bonjour,

Merci Mr Palaces. Seguimos con el asunto.

UNA NUEVA PAREJA: MG 15 Y MG 17

A partir de 1917 el desmantelamiento de la industria alemana de armamento debería haber señalado el fin de todas las investigaciones a este respecto. Ante la imposibilidad de continuar sus trabajos y después de una desafortunada experiencia en Holanda, Rheinmetall se dirigió hacia Suiza negociando un acuerdo con la empresa Solothurn AG. Bajo la cobertura de esta última solución, el despacho de estudios podía continuar los trabajos iniciados desde la I GM sobre las ametralladoras y cañones automáticos. En 1929, proponía bajo la denominación “Solothurn” su última innovación, la ametralladora Model 29 que funcionaba con munición de 7,92 mm. Después de algunas mejoras, se convirtió en la S2-200. Esta ametralladora más fina y más ligera (7,8 kg en orden de marcha) que la MG 08/18, disparaba 750 disparos por minuto.

Imagenpost a picture
MG 15 y su cargador doble.
Fuente: http://www.lonesentry.com/ordnance/7-92 ... e-gun.html"

Esto todavía no satisfacía las exigencias de la futura Luftwaffe que, después de sus experimentos efectuados en Rusia, buscaba un arma aún más capaz, especialmente en términos de cadencia de tiro. En 1932 Rheinmetall hizo una doble propuesta, por un lado un arma móvil destinada a la defensa de los aviones (la T 6-220) y por otro lado, un arma fija (la T 6-200) utilizable especialmente por la aviación de caza. Estas dos ametralladoras presentaban una cadencia de tiro que superaban los 1000 disparos por minuto. Con el fin de garantizar el secreto que rodeaba el desarrollo de estas armas fueron numeradas no teniendo ya en cuenta el año de su primera puesta en servicio, sino según una numeración específica atribuida por las autoridades alemanas: MG 15 para la ametralladora de puesto móvil y MG 17 para la ametralladora de posición fija. La única diferencia verdadera entre las dos armas residía en el mecanismo de alimentación, mediante un cargador doble de 75 proyectiles para la MG 15, mediante cinta para la MG 17. Mientras que la MG 15 funcionaba de modo mecánico o manual, la MG 17 utilizaba además un sistema electro-neumático que permitía la sincronización de su disparo a través de la hélice.

Gracias a su ligereza (8,2 kg), la MG 15 será, sobre todo, empleada como arma defensiva móvil, en torreta o sobre rótula, en un gran número de aparatos de la Luftwaffe y a lo largo de toda la II GM. Con una cadencia de disparo de 1050 disparos por minuto, la MG 15 presentaba una potencia de fuego de 0,202 kg./seg, es decir, prácticamente el doble del de una MG 08, disparando proyectiles perforantes con un peso unitario de 11,55 gr.En 1934, y manteniendo el principio de funcionamiento de la MG 15, la cadencia de tiro de la MG 17 alcanzó los 1200 disparos por minuto, manteniendo una buena velocidad de salida de boca 755 m/s. Este resultado había sido obtenido gracias a un ingenioso sistema de alimentación rotativo y un sistema de disparo accionado eléctricamente. Ensayado intensamente en Travemünde, la MG 17 será adoptada por la Luftwaffe y será montada sobre casi todos sus aviones de caza, comenzando por el HE 51 y el Bf 109. A continuación los Bf 109 D (luego E-1) fueron dotadas de dos MG 17 de capot y otras dos armas situadas en los semiplanos. También los cazas pesados Bf 110 de los tipos A y B fueron equipados con cuatro MG 17 en el morro.

Imagenpaginas fotos gratis
Pareja de ametralladoras MG17 de capot en un Me 109


A pesar de todo , este armamento resultaba relativamente débil cara a la evolución del combate aéreo y del refuerzo de la estructura metálica de los aviones. La ligereza de una bala de 7,92 mm no le permitía sino una débil potencia lo que limitaba su alcance práctico. La Guerra de España había dejado ya entrever los límites un armamento de abordo ofensivo basado sólo en la MG 17. En 1939, desde el inicio de las hostilidades, otros cazas enemigos disponían de un armamento más poderoso, bien en número de ametralladoras ( hasta ocho), bien en término de calibre o de cadencia de tiro. Sin embargo, la inferioridad de us características de vuelo convertían esta ventaja menor frenta a los Bf 109 y Bf 110.

Esta deficiencia del armamento de a bordo en los cazas de la Luftwaffe iba a provocar un relanzamiento de la concepción y después de la producción, de nuevas armas de a bordo. Esta renovación se iba hacer en dos direcciones que no siempre serán compatibles entre ellas. De una parte, los esfuerzos se dirigirán hacia la búsqueda de un armamento más potente, incluso hasta la utilización de cañones de 75 mm. Por otra, con el fin de tener en cuenta la evolución del combate aéreo, la búsqueda se orientaba hacia la obtención de cadencias de tiro cada vez más elevadas, disponiendo, además, de proyectiles de un calibre importante. Es a este nivel en el que reside la originalidad de las soluciones preconizadas por los investigadores alemanes, cuya influencia persistirá más de cincuenta años después del fin de la II GM.

Seguiré en otro momento. À suivre.

Fuente: Traducción y adaptación de un artículo de Patrick Ehrhardt titulado “El armamento de a bordo de los aviones de la Luftwaffe” en la revista Histoire de Guerre nº 23 de marzo de 2002.

À bientôt
Última edición por Pierre Le Gloan el Mié Dic 08, 2021 7:15 pm, editado 2 veces en total.

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Re: Las armas de a bordo de la Luftwaffe

Mensaje por Pierre Le Gloan » Lun Sep 05, 2011 10:29 pm

Bonjour,

Continúo con el relato.

A parte de las MG 15 y 17, a principios de los años treinta, el relanzamiento de la construcción aeronáutica alemana no fue acompañado por un fenómeno similar en lo que se refiere al armamento de a bordo. Obsesionados por la obtención del máximo rendimiento, los constructores no deseaban sobrecargar los aviones con un armamento demasiado pesado y voluminoso y preferían utilizar el material existente que juzgaban ampliamente suficiente. Esta opinión era totalmente compartida por los responsables de la Luftwaffe que estaban anclados en las técnicas de combate aéreo de la época de la I GM. No fue sino a partir de 1932, que la firma Mauser continuará los estudios con vistas a desarrollar de una nueva gama de ametralladoras alimentadas por cinta como la MG 34, elegida por el ejército de tierra alemán. La adaptación de la MG 34 para el combate aéreo no fue ningún éxito pues no aportaba ninguna mejora en relación con el material disponible y del mismo modo que la MG 15 estaba en desventaja por su alimentación por cargador, la manipulación de aquella no era cómoda en combate aéreo.

El cargador de una MG 15 se vaciaba en el espacio de 4,5 segundos, lo que provocaba graves rupturas y pausas en la defensa antiaérea de un bombardero bajo el ataque de la caza enemiga, lanzándose sobre su presa. Inspirándose en la MG 34 de fabricación en serie menos costosa que la MG 15, la Luftwaffe está interesada por un arma de defensa antiaérea de alimentación continua. Para responder a esta demanda, Mauser puso a punto una nueva ametralladora en 1938, la MG 81. Esta retomaba el calibre estándar de 7,92 mm, pero elevando la cadencia de tiro a 1600 disparos por minuto, lo que permitía “escupir” una masa de proyectiles de 0,308 kg/s. a una velocidad inicial superior a los 800 m/s. La MG 81 se caracterizaba por su sencillez ya que necesitaba para su montaje solamente 191 elementos. Fue producida en más de 46.000 unidades y la MG 81 permanecerá fabricándose hasta 1944.

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Montaje doble defensivo de una ametralladora MG 81 Z en un bombardero Ju 87 D Stuka
Fuente: https://www.asisbiz.com/il2/Ju-87/Ju-87 ... un-03.html

La MG 81 se encontrará montada en numerosos aviones de la Lufwaffe, principalmente como armamento móvil defensivo. Una versión doble la MG 81 Z (Z: Zwinlling), doblará la capacidad de disparo hasta alcanzar 3.200 disparos por minuto, lo que daba a los aviones así equipados una buena capacidad de defensa antiaérea, aunque se revelará a su vez, insuficiente.

LA CUADRATURA DEL CÍRCULO

A pesar de todas sus innegables cualidades, la MG 81 no estará totalmente en condiciones de reemplazar a sus homólogas MG 15 y 17. Una vez más la ligereza de las balas de 7,92 mm. mostraba sus límites. Para aumentar su capacidad destructiva sobre distancias de tiro más largas, hacía falta aumentar el peso de los proyectiles, lo que lógicamente se traducía en un aumento del calibre de sus municiones.
En combate, en sus primeras versiones, la asociación Bf 109/MG 17 había demostrado sus límites, sobre todo durante la Guerra de España. Esto se explica por la relativa debilidad de la munición de 7,92 mm. que se presentaba bajo la forma de una bala metálica maciza de 10,15 gramos de peso. Dependiendo del ángulo de ataque, a cien metros de distancia, una bala disparada por una MG 17 podía atravesar un espesor máximo de 7,5 mm de metal, lo que ya no era suficiente para acometer a los modernos aviones metálicos. Estos últimos exigían que se disparen masas más importantes para esperar obtener un efecto destructor decisivo. Se fabricó una versión más potente de la munición de 7,92 mm que alcanzará los 11,55 gr. El peso del proyectil era capaz de perforar una plancha metálica de 7,5 a 12 mm de espesor, según un ángulo de ataque de 60º a 90º.
Además, el aumento de la velocidad de los aviones de combate hacía necesario el empleo de proyectiles que dispusieran una importante velocidad de salida de boca. El aumento de la longitud del cañón mejoraba la velocidad de los proyectiles, pero se acompaña correlativamente con un descenso de la cadencia de tiro. La única solución a este problema, así planteado, no puede ser otra que mediante el aumento del calibre. Otros constructores estaban ya comprometidos en esta vía, especialmente en los USA que habían adoptado la ametralladora M2 de 12,7 mm capaz de disparar un proyectil de 41 gramos de peso.

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Browning de 12,7 mm
Fuente: http://spitfiresite.com/2010/04/sorting ... ixxvi.html"

LA 12,7 ALEMANA: LA MG 131

En 1933 se puso a punto una nueva munición sobre la base de un proyectil de 13 mm. Paralelamente, una nueva ametralladora estaba siendo desarrollada, la MG 131. Estudiada por el mismo constructor que la MG 17, Rheinmetall-Borsig, la MG 131 la sucederá naturalmente aumentando al mismo tiempo su rendimiento porque era capaz de disparar una masa de 0.510 kg /s. Según su naturaleza (explosiva e incendiaria o perforante) una munición de 13 mm. de 74 gr o 78,5 gr para un peso del proyectil de 34 gr o de 38,5 gr. Todas la municiones eran trazadoras. Con un peso de 16,6 kg a 19,6 kg en orden de marcha, la MG 131 disparaba con una cadencia de 900 disparos por minuto. Dotada de una velocidad de salida de 710 m/s, el proyectil perforante podía atravesar bajo un ángulo de ataque que iba de 60 a 90 grados, una plancha de blindaje de acero de 11 a 17 mm de espesor a una distancia de 100 metros y todo esto con una muy buena precisión. El disparo de los cartuchos se hacía mediante un sistema eléctrico que tenía como ventaja el suprimir el mecanismo de percusión mecánica y que le permitía una flexibilidad de funcionamiento, con posibilidad, además, de sincronización con el movimiento de la hélice.
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Montaje de una pareja de MG 131 en el morro de un Fw 190
Fuente: https://www.bing.com/images/search?view ... ajaxserp=0

A partir de finales de 1940, con la MG 131 la Luftwaffe disponía del equivalente a la 12,7 mm .americana. La MG 131 reemplazará progresivamente a la MG 17 a bordo de los aviones de caza de la Luftwaffe (a partir del Bf 109 G) mejorará la capacidad defensiva de los bombarderos. Alimentada por cinta continua, la MG 131 se prestaba para todos los tipos de instalación a bordo de los aviones de la Luftwaffe. Gracias a su carácter compacto, la MG 131 podía instalarse perfectamente en las torretas teledirigidas, especialmente en las armas laterales de los Me 210 y 410. De este modo la MG 131 se convertirá el armamento defensivo estándar de los bombarderos de la Lufwaffe hasta los He 177.

Seguiré en otro momento. À suivre

Fuente: Traducción y adaptación de un artículo de Patrick Ehrhardt titulado “El armamento de a bordo de los aviones de la Luftwaffe” en la revista Histoire de Guerre nº 23 de marzo de 2002

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Última edición por Pierre Le Gloan el Mié Dic 08, 2021 7:34 pm, editado 3 veces en total.

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Re: Las armas de a bordo de la Luftwaffe

Mensaje por Pierre Le Gloan » Mar Sep 06, 2011 9:39 pm

Bonjour,

Prosigo con el artículo.

DE LA AMETRALLADORA AL CAÑÓN

En materia de armamento de a bordo, no hay gran diferencia entre una ametralladora y un cañón a no ser por el calibre del arma y la munición empleada. La munición de un calibre de 20 mm, forma la frontera entre estos dos tipos de armas. En ambos casos estamos en presencia de armas automáticas, es decir, que pueden disparar de manera continuada durante todo el tiempo en el que están servidas por el tirador. Las operaciones de carga, de disparo y posteriormente de eyección de los cartuchos se hacen de un modo automático utilizando la fuerza de la explosión de la pólvora para acerrojar la culata, bien por su propio retroceso o bien por la toma de gases de la combustión en el cañón (explicado de un modo más bien simple). Las ametralladoras llamadas “pesadas”, como aquellas que son de un calibre de 12,7 o de 13 mm, representan un compromiso entre las llamadas “ligeras” y los cañones propiamente dichos. Estos últimos por su volumen, su peso y su fuerza de retroceso encuentran muy difícilmente acomodo a bordo de un avión, sobre todo en sus semiplanos.

Imagen
Cañón semiáutomático Puteaux de 37 mm montado en un bombardero francés
Fuente: http://www.ibiblio.org/hyperwar/USN/ref/MG/I/MG-5.html"

En los años treinta apareció una cierta tendencia a favor del cañón, mientras que otras fuerzas aéreas prefirieron multiplicar el número de ametralladoras ligeras, como ya hemos visto, a bordo de sus aviones de caza. Desde el experimento del “Pétadoux” (un Spad XII armado con un cañón APX de 37 mm instalado en la V de su motor Hispano-Suiza y disparando a través del cubo de la hélice sobre-elevado por un reductor), Francia había manifestado un vivo interés por la instalación de un cañón a bordo de sus aviones de caza. Alemania seguirá esta tendencia alcanzando sus esfuerzos de investigación a un nivel inigualado por ninguno de los beligerantes. Durante la I GM, las fuerzas aéreas alemanas ya habían manifestado su deseo de disponer de armas más potentes, es decir, capaces de dispersar en el espacio un volumen de masa destructora. El aumento de la cadencia de tiro fue una de las soluciones contempladas, como fue el caso de la ametralladora Gast que disparaba 1800 disparos por minuto. Pero esto ya no era suficiente para acometer con éxito a los aviones cada vez mejor protegidos. La evolución del combate aéreo hacía que las posibilidades de disparo se redujeran considerablemente. Era necesario disponer de municiones más eficaces para esperar destruir un aparato adversario con el mínimo de disparos en el blanco. El camino hacia el cañón se encontraba así abierto.

LOS INICIOS DEL CAÑON DE 20 MM: EL MG-FF

Un cañón de artillería dispara su munición con una culata acerrojada. Con el fin de limitar lo más posible los efectos del disparo, un órgano elástico une el tubo al afuste, generalmente bajo la forma de un freno hidráulico con un muelle recuperador. El retroceso del cañón generado por la salida del proyectil es absorbido, de este modo, totalmente o en parte. Se trataba aquella, de una instalación embarazosa de ahí la idea de dejar retroceder la culata manteniendo inmóvil el tubo del cañón. En 1891, Hausner había patentado un cañón de este tipo “soltar la culata”. El estudio de los cañones ligeros destinados al combate será facilitado por las diferentes técnicas de acerrojamiento de la culata. En estas condiciones el freno hidráulico será abandonado, y por el contrario el muelle recuperador se mantendrá para realizar el rearmado con vistas a asegurar el funcionamiento automático del arma. Más tarde se emplearán otros procedimientos para asegurar el automatismo del funcionamiento del arma, como el retroceso del cañón o la toma de gases. Esto explica el florecimiento de los cañones automáticos aparecidos durante los últimos meses de la I GM.

EL PRECURSOR: EL CAÑÓN BECKER

Entre las realizaciones más prometedoras figuraba la de un ingeniero alemán, Reinhold Becker que, desde 1914, había depositado una patente relativa a un cañón de tiro rápido refrigerado por aire. El mecanismo original de rearmado mediante el retroceso, hacía de ella un arma particularmente estable por la casi supresión de los “golpes” normalmente producidos por el disparo y el rearmado. Con un calibre de 20 mm, este cañón disparaba proyectiles de 130 gr. a una cadencia de 350 a 400 disparos por minuto y con una velocidad de salida de boca de 480 m/s. Relativamente ligero (25 kg) el único hándicap del cañón Becker residía en su alimentación mediante cargador limitado a solo doce disparos. Después de una delicada y larga puesta a punto, este cañón entrará en servicio en los últimos meses de la guerra a bordo de los bombarderos pesados alemanes para asegurar su defensa.

Imagen
Cañón automático 20 mm Becker de uso flexible
Fuente: http://www.ibiblio.org/hyperwar/USN/ref/MG/I/MG-5.html"


En Alemania otros modelos de cañones adaptados al combate aéreo fueron desarrollados antes del armisticio, como los cañones Szakatz y Ehrhardt. En 1918 bajo la dirección del ingeniero Szakatz, la Fahzeug Fabrik en Eisennach había desarrollado una familia de tres cañones de 19 mm de calibre que ofrecían una importante velocidad de salida (700 m/s). Pero todos estos resultados no pudieron tener éxito antes del fin de las hostilidades.
Las características excepcionales del cañón Becker hicieron que al terminar la I GM el interés suscitado por esta arma fuera muy grande, será probada en los Estados Unidos y en Francia sin que estos ensayos tuvieran un posterior desarrollo. Deseosos de poder seguir sus trabajos a pesar de la prohibición dictada por el Tratado de Versalles, Reinhold Becker se dirigió a Suiza cediendo la licencia de fabricación a una firma localizada cerca de Zurich, la Schweitzer Seebach Machinebau AG (SEMAG). Bajo la denominación de SEMAG 20, proseguirá la evolución y la fabricación del cañón Becker. Partiendo de esto, el constructor suizo desarrollará diversos modelos de cañón de concepción propia que no serán sino mejoras del cañón Becker. A causa de dificultades financieras, estos trabajos fueron retomados por otra firma suiza también de la región de Zurich, Oerlikon, cuyo nombre será conocido en todo el mundo algún tiempo más tarde.

LA TRAMITACIÓN SUIZA: EL OERLIKON TIPO F

Una clarificación de los estudios emprendidos conducirá a elegir tres proyectos distintos de cañones de 20 mm. El cañón tipo “F” retomaba, mejorando, la licencia de Becker, el cañón tipo “L” tenía en cuenta las modificación aportadas por la SEMAG, mientras que el cañón tipo “S” incluía las innovaciones aportadas por el grupo de estudios de Oerlikon. Estas tres versiones diferían también por la longitud del cañón del arma, más corto, 40 cm para el “F”, el más largo el “S” con 70 cm y un intermedio el “L” de 60 cm. La velocidad de salida del proyectil aumentaba sensiblemente con la longitud del tubo del cañón, en detrimento de la cadencia de tiro que de 450 disparos/minuto para el tipo “F”, caía a 280 disparos/minuto para el tipo “S”. Hará falta una decena de años para poner a punto estos tres modelos de cañones. Gracias a una alimentación neumática auxiliar, la cadencia de la versión “F” alcanzará los 530 disparos/minuto.

Imagen
Cañón automático para aviación Oerlikon modelo S.
Fuente: http://www.ibiblio.org/hyperwar/USN/ref/MG/I/MG-5.html"

Estas nuevas armas suscitarán un gran interés por parte de varias fuerzas aéreas extranjeras, comenzando por las de la Gran Bretaña y de los U.S.A., pero sin continuidad desde un punto de vista comercial. Francia que, en estas armas, veía un excelente medio de reemplazar el cañón APX demasiado voluminoso y demasiado lento, había sido la primera en adquirir una licencia de fabricación de la versión larga. A partir de 1938, la fábrica de motores Hispano-Suiza producirá en serie este modelo de cañón bajo la designación de tipo 7 y tipo 9. Partiendo de ellos la Hispano-Suiza desarrollará un material de concepción propia que desembocará en el cañón HS 404, de cualidades balísticas netamente mejoradas. Los japoneses también obtuvieron la licencia de fabricación de la versión corta del arma. Sucederá lo mismo con la nueva Luftwaffe que, en 1936, adquirirá los derechos de la versión corta. Producido por Ikaria bajo la denominación de MG-FF, este cañón estaba destinado a equipar los nuevos cazas monomotores de la Luftwaffe.

Seguiré en otro momento. À suivre. (Pido excusas por el tamaño de las imágenes que, sin querer, me ha salido excesivamente grande.

Fuente: Traducción y adaptación de un artículo de Patrick Ehrhardt titulado “El armamento de a bordo de los aviones de la Luftwaffe” en la revista Histoire de Guerre nº 23 de marzo de 2002

À bientôt
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Re: Las armas de a bordo de la Luftwaffe

Mensaje por Pierre Le Gloan » Mié Sep 07, 2011 6:27 pm

Bonjour,

Sigo con el hilo.

EL RESULTADO: EL MG-FF

La primera utilización del MG-FF será como un cañón instalado entre los cilindros en V de un motor Jumo 210, en un prototipo de caza, el Arado Ar 80 V3 (matriculado D-IPBN). De este modo, por primera vez en Alemania una patente de un cañón axial registrada por el ingeniero Schneider encontraba una aplicación práctica. Después de haber iniciado su carrera con tres MG 17, el Bf 109 V4 (matriculado D-OQP) fue equipado, a su vez, con este tipo de cañón. Este experimento no se verá coronado por el éxito inmediatamente, ya que mostró problemas de refrigeración y de vibraciones, lo que explica que las primeras versiones del Bf 109 mantendrán tres, y luego cuatro MG 17 como armamento de a bordo. Una nueva variante de este armamento será estudiada con el Bf 109 V 9, compuesto por dos MG FF montados en los semiplanos.

Imagen

Messerschmitt Bf 109 E-4 armado con dos MG 17 en el morro y dos MG FF en los semiplanos
Fuente: https://www.wikiwand.com/es/Anexo:Varia ... itt_Bf_109

Después de una larga y difícil puesta a punto, hará falta esperar a 1940 para que la solución de los dos MG FF en las alas fuera para la versión Bf 109 E-3 de serie. Esta disposición se impuso a pesar de la delgadez del ala del monoplano ya que era imposible sincronizar el disparo del MG FF con la rotación del motor. Además de las cuatro MG 17 colocadas en el morro, la potencia de fuego del Bf 110 C fue reforzada por dos MG FF. La utilización más original del MG FF será a bordo de un Bf 110 G-4/R-8 con dos cañones montados oblicuamente en la parte posterior del fuselaje para disparar hacia arriba. Los otros usos del MG FF no serán normales, sobre todo como armamento móvil, puesto que la operación de cambio del cargador era complicada y difícil. El principal hándicap del MG FF era su sistema de alimentación mediante tambor exterior colocado encima de la culata. Esto planteaba un problema de espacio disponible desde que se deseó fijar esta arma en el semiplano de un caza. Una alimentación por cinta fue estudiada por el constructor pero quedó sin continuación por la aparición de nuevos modelos de cañón.

Imagen
Montaje "Schräge musik" con armas MG FF de disparo vertical
Fuente: http://media.photobucket.com/image/ca%2 ... _musik.jpg"

La mejora del MG FF proseguirá a duras penas con el único fin de de diseñar un cargador de 60 disparos que ocupase el mismo volumen que el de 45 disparos. La única verdadera innovación será el MG FF/M capaz de disparar una nueva munición altamente explosiva y claramente más potente que las municiones anteriores. En cualquier caso el MG FF era un arma relativamente lenta con una velocidad de salida mediana que hizo que las perspectivas de desarrollo del arma fuesen muy limitadas. Los ingenieros de Mauser iban a aportar una astuta solución de recambio bajo la forma de un arma con varias posibilidades, la MG 151.

UNA AMETRALLADORA CONVERTIDA EN CAÑÓN: LA MG 151

Durante el verano de 1942, la prensa aeronáutica británica se hizo eco de la entrada en servicio de un nuevo modelo de cañón de 20 mm por la Luftwaffe, a bordo de sus Fw 190 que luchaban en el frente del oeste. El 2 de enero de 1943, la revista suiza Interavia colmó de elogios a esta nueva arma escribiendo: “El cañón Mauser MG 151/20 no se verá superado pronto, teniendo en cuenta su cadencia de tiro y su velocidad de salida tan elevadas”. Este cañón ya podía formar parte del armamento estándar de los cazas alemanes puesto que presentaba la particularidad de estar sincronizado con la rotación de las palas de la hélice lo que permitía un más amplio montaje sobre los monomotores de la Luftwaffe, y con otros dos MG 151/20 instalados en la raíz alar, como por ejemplo, de un Fw 190. Así mismo se podía encontrar esta arma montada como cañón de a bordo de las últimas versiones del Bf 109 F.

Imagen
Messerschmitt Bf 109 F-2 rumano armado con un MG 151/15 y dos MG 17 todos instalados en el morro del avión
Fuente: http://wp.scn.ru/en/ww2/f/231/12/0/1"

Es, de este modo, que los aliados descubren la última realización de la industria alemana de armamento, un arma que representaba la originalidad de ser polivalente. En este sentido, es posible hablar de una verdadera familia de armas denominada de manera genérica bajo el término común de MG 151. Al partir de una caja de culata idéntica era posible, por la simple sustitución del tubo del cañón o de la culata, disponer de cuatro tipos de armas diferentes: un cañón de 15 mm de percusión mecánica, un cañón de 15 mm de disparo eléctrico, un cañón de 20 mm de percusión mecánica y un cañón de 20 mm de disparo eléctrico. La trasformación de una clase de arma en otra variante, no necesitaba sino unos instantes y sin ayuda de herramientas.

Desde 1934, la casa Mauser se había encargado de estudiar y de poner a punto una ametralladora pesada basada en la utilización de una nueva munición de 15 mm, la MG 151. Los resultados obtenidos fueron tan esperanzadores que fue posible proponer desde 1938 una versión todavía más potente capaz de disparar una munición de 20 mm, la MG 151/20. Sin embargo es difícil decir que arma precedió a la otra. El volumen y el peso de una MG 151 son más próximos a los de un arma de 20 mm que a los de una de 15 mm. La gran facilidad de intercambio de un calibre al otro, hace pensar que los estudios sobre los dos calibres fueron desarrollados simultáneamente.

Mucho antes de la II GM, la idea de sincronizar el disparo de un cañón con el movimiento de las palas de una hélice ya había sido contemplado. Al remplazar la percusión mecánica por un sistema eléctrico los ingenieros alemanes con siguieron mejorar dicha adaptación. En relación al procedimiento mecánico tradicional de sincronización, el disparo eléctrico suprimía todas las interrupciones de funcionamiento, del mismo modo que todos los riesgos de error (un disparo sobre la pala de una hélice) que este sistema podía generar.

Imagen
Focke Wulf FW 190 A-2 con cañones MG 151/20 en los encastres alares.
Fuente: http://www.ww2incolor.com/forum/showthr ... -victories"

La alimentación de la MG 151 por cinta continua facilitaba en gran modo la colocación del arma, sobre todo en una posición fija en el fuselaje o en los planos de los cazas. Los progresos realizados eran innegables y ofrecían una potencia de fuego netamente superior a los montajes de ametralladoras empleados hasta el presente. Un cañón MG 151/15 “escupía” 0,627 kg de proyectiles por segundo de los cuales 0,031 kg eran de material explosivo. Con el MG 151/20 que pasaba ampliamente del kilogramo de proyectiles, llegaba a 1,332 kg/s. de los cuales 0,043 de materias explosivas y todo esto con una cadencia de disparo elevado, del orden de 700 disparos por minuto.

Se puede decir que a partir de 1942 la Luftwaffe disponía, al fin, de un armamento de a bordo que era de un nivel comparable al de los aliados. Para completar esta panoplia, no le quedaba sino dotarse del arma de destrucción por excelencia: el cañón de 30 mm de calibre. En este sentido los alemanes preferían hablar de un cañón de 3 cm.


Seguiré en otro momento. À suivre

Fuente: Traducción y adaptación de un artículo de Patrick Ehrhardt titulado “El armamento de a bordo de los aviones de la Luftwaffe” en la revista Histoire de Guerre nº 23 de marzo de 2002

Página web interesante (en inglés): http://www.ibiblio.org/hyperwar/USN/ref/MG/I/MG-5.html" onclick="window.open(this.href);return false;

À bientôt
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Re: Las armas de a bordo de la Luftwaffe

Mensaje por Pierre Le Gloan » Jue Sep 08, 2011 9:46 pm

Bonjour,

Prosigo con el artículo.

LA CONTROVERSIA DE LA BECADA

Después de los éxitos conseguidos por la Luftwaffe en el oeste, vio la luz un debate en el seno de la caza alemana. El objeto de este se refería a la naturaleza del armamento ofensivo montado a bordo de los cazas. El fin era encontrar el medio de proyectar con precisión una gran masa de proyectiles, en el menor lapso de tiempo y garantizando, en todo caso, la trayectoria más rectilínea a la mayor distancia posible. La relación velocidad/masa del proyectil es un factor decisivo para la calidad del disparo desde, el momento en el que el proyectil está sometido a las leyes de la física del vuelo impuestas por la trayectoria del avión portador del armamento. Ese es el problema principal de la “mira reflectora” el que debe ser resuelto.
Para intentar solucionar esta cuadratura del círculo, se contemplaron dos soluciones: dispersar en el espacio una gran masa de proyectiles disparados por varias armas o, disponer de varios proyectiles disparados en ráfagas que, gracias a su potencia, fuesen capaces de asestar un golpe fatal a su adversario.

Imagen

Mira reflectora Zeiss Revi
Fuente:https://ca.wikipedia.org/wiki/Usuari:Mc ... lexi%C3%B3

Teniendo en cuenta esta última hipótesis, el ideal perfecto sería disparar un único proyectil muy poderoso y veloz, y si fuese posible, que fuera disparado desde un arma colocada en el eje longitudinal del avión. Más que ningún Ejército del Aire, la Luftwaffe había llevado este debate a la perfección. De manera general, todos los grandes “ases” de la caza alemana preferían un cañón axial único, en lugar de un “montón” de ametralladoras, incluso pesadas. En el fondo de este debate, era el mito del caza de la IGM, el que se estaba poniendo en duda.
Después de algunos meses de operaciones aéreas, todos están de acuerdo en que las MG 17 y MG 81 ya no eran suficientes para satisfacer las exigencias del combate aéreo moderno. La ametralladora ligera podía concebirse en la época en la que los aviones eran aún de construcción ligera, principalmente de madera y tela. En este contexto, las tres cuartas parte de las pérdidas registradas en combate aéreo eran causadas por un impacto en un órgano vital del aeroplano: circuito de combustible o de aceite, o un piloto alcanzado por un proyectil. La generalización de aviones construidos totalmente de metal iba a modificar situación. Sin hablar de la estructura metálica misma que ofrecía más resistencia a la penetración de un proyectil, los circuitos vitales se encontraban, ahora, mejor protegidos con la aparición de depósitos de combustible autosellantes y el blindaje de la cabina del piloto. Esto explica el aumento del calibre de las ametralladoras y la colocación de cañones a bordo de los cazas.
Falto de ametralladoras pesadas disponibles inmediatamente, la Luftwaffwe había tomado el único cañón existente hasta entonces, el MG FF de 20 mm para equipar sus cazas. Incluso mejorado, el MG FF/M no respondía ala exigencias del combate aéreo. Hará falta esperar al MG 151/20 para encontrar una solución aceptable. Mientras que en los Bf-109 E había dos MG FF alojados en el intradós alar, tal posición no era posible en el Bf-109 F ya que había que tener en cuenta el mayor volumen del MG 151/20, de ahí su instalación individual en el eje del motor. Así pues, además de sus MG 17 de capot, sólo tenía un cañón. A este respecto dos escuelas nacieron en el seno de la Luftwaffe.
Apoyado por el responsable técnico de la Luftwaffe Ernest Udet, el gran “as” de la caza almana, Werner Mölders era partidario de una extrema concentración del disparo, basada en la colocación de un potente cañón en el eje del motor. Esta visión elitista exigía buenos pilotos de caza. Consciente del hecho de que esta clase de pilotos no eran sino la excepción, otro “as” alemán Adolf Galland, preconizaba la multiplicación del armamento de a bordo con el fin de que fuera utilizable por la gran mayoría de pilotos. En la época en que mandaba la J.G. 26 y por su propia iniciativa, Galland había hecho modificar varios BF-109 F de su grupo, equipándolos con dos MG FF o dos MG 131 suplementarios colocados en los semiplanos, al modo de los Bf-109 E. En sus memorias de postguerra, Adolph Galland lo justificará con sus propias palabras: “ Después de todo, la becada se caza bien con plomo”.

Imagen
Los dos ases alemanes Werner Mölders, a la izquierda y Adolf Galland, dos visiones de un mismo problema.
Fuente: http://www.taringa.net/posts/info/11114 ... -IIGM.html"

Preguntado por Hitler en persona sobre la validez de una u otra solución, Adolf Galland le habría respondido: “Lo ideal sería disponer de tres cañones, uno central y dos en las alas”, idea seductora que llevó el acuerdo de los responsables de la Luftwaffe, y que se tradujo en la aparición de dos, e incluso cuatro cañones suplementarios, colocados en dos góndolas bajo el intradós alar. Naturalmente tal dispositivo afectaba seriamente a las condiciones de vuelo de los Bf 109, pero se generalizó en los nuevos cazas Fw-190 y que permitirá hacer frente a la nueva amenaza que se cernía sobre Alemania, los nuevos bombarderos aliados, que a partir de 1942, comenzaban a abundar en el cielo del Reich. Muy rápidamente, los primeros enfrentamientos con los bombarderos cuatrimotores aliados iban a demostrar, una vez más, la debilidad del armamento de los cazas alemanes. La dispersión de este armamento traía aparejada una dispersión correlativa de los proyectiles, de ahí la falta de aprovechamiento de su potencia de impacto. La célula de un bombardero podía ser alcanzada varias veces sin que uno u otro proyectil tuviese la potencia necesaria para provocar un daño suficiente que supusiera la destrucción del adversario. La caza alemana que, hasta el momento, podía mantener el “pabellón alto” frente a la caza británica, se encontraba privada de un armamento con el que pudiera hacer frente a la gran cantidad de bombarderos. Teniendo en cuenta que estos volando en formación compacta, presentaban una formidable cortina defensiva con sus ametralladoras pesadas, lo que implicaba pasadas de tiro cada vez más breves y ataques a distancias cada vez más alejadas de sus blancos.

Imagen
Bombardero norteamericano B-17 "Fortaleza volante" y su escolta, una pareja de cazas P-51 "Mustang"
Fuente: https://worldwarwings.com/b-17-flying-f ... -mustangs/


La solución de este nuevo problema pasaba una vez más por un refuerzo del armamento de a bordo, bien por el número y la naturaleza de las armas embarcadas, o por su potencia de fuego. Esta progresión suponía la utilización de cañones de 30 mm. Con uno o dos proyectiles de este calibre, un caza podía, razonablemente, esperar abatir un bombardero. Indirectamente se encontraba reavivado todo el debate entre los partidarios de multiplicar el armamento de a bordo y los que aún soñaban con una única arma capaz de asestar golpes mortales a los bombarderos aliados.
Del mismo modo que las fuerza aéreas aliadas, a excepción de los soviéticos que ya disponían de un excelente cañón de 37 mm, los responsables de la Luftwaffe no habían sido capaces de prever esta necesaria evolución del armamento de a bordo. Se desarrollaron urgentemente nuevas armas teniendo en cuenta la munición de calibre 30 mm o incluso más. En un primer momento, la iniciativa provenía de los propios constructores. Pero faltos de un programa de tutela establecido por las autoridades, estas armas no respondieron sino imperfectamente a las necesidades de la Luftwaffe. Hará falta esperar a 1944 para que viera el día una verdadera revolución en materia de armamento de a bordo, pero será demasiado tarde ….

Seguiré en otro momento. À suivre.

Fuente: Traducción y adaptación de un artículo de Patrick Ehrhardt titulado “El armamento de a bordo de los aviones de la Luftwaffe” en la revista Histoire de Guerre nº 23 de marzo de 2002

À bientôt
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Re: Las armas de a bordo de la Luftwaffe

Mensaje por Pierre Le Gloan » Vie Sep 09, 2011 4:57 pm

Bonjour,

Continúo con el hilo.

EL PRECURSOR EL MK 101 DE 30 MM

Por propia iniciativa la firma Rheinmetall-Borsig se aventuró muy pronto en el estudio y la puesta punto de un cañón de 20 mm de concepción totalmente alemana y no de origen extranjero como era el caso del MG FF adoptado por la Luftwaffe. Innegablemente estos trabajos se habían beneficiado de las relaciones establecidas después de la I GM con la firma suiza Solothurn. Una de los primeros logros, el cañón de 20 mm Model 29 del ingeniero Lübbe, se caracterizaba por la escasa cantidad de piezas necesarias en su construcción (cincuenta componentes). Pero como resultado de unas pruebas poco concluyentes, los militares alemanes se desinteresaron por este cañón. Los esfuerzos se centraron en una arma puesta punto en 1918 por uno de los responsables de Rheinmetall, Heinrich Ehrhart y cuyo desarrollo será continuado “en colaboración” con Solothurn bajo el nombre de ST-11. Con el tiempo, en 1934, este cañón servirá de base al cañón ligero de Flak de 20 mm C/30, el 2 cm Flak 30. La empresa Mauser fue la encargada de continuar la puesta a punto de una versión terrestre de defensa antiaérea , cuyo resultado será el célebre cañón de 2 cm Flak 38 (C-30 modificado 38), una de las mejores armas de su categoría en la II GM. Sobre la base de los trabajos del ingeniero Luis Stange, se desarrolló, a su vez, una versión anticarro bajo la denominación de MK S-18, cuya característica más notable residía en su precisión de disparo, más menos 50 cm a 500 m de distancia, provocada por una velocidad de salida del proyectil de 910 m/s. En 1936, todos estos trabajos evolucionaron hacia un nuevo cañón de 30 mm de calibre.

Imagen
Focke-Wulf Fw 57
Fuente: https://live.warthunder.com/post/472600/en/?logout=true

Partiendo del cañón de defensa antiaérea C/30, se desarrollaron dos versiones destinadas a ser montadas en aeroplanos bajo la designación Lb 201a o MG C/30 L según si estuviesen a ser utilizadas en puesto móvil o fijo. La MG C/30 L presentaba unas características notables para la época, superaba ampliamente las del MG-FF. Estas compensaban ampliamente su baja cadencia de tiro, 300 disparos por minuto. Fue previsto montar la MG C730 L como cañón-motor. Sin embargo esta arma era demasiado pesada, 180 kg, y demasiado voluminosa para que pudiera sustituir a la MG-FF. La comparación del rendimiento de estos dos cañones era representativa del dilema que condicionará la elección de las futuras armas de a bordo de la Luftwaffe y esto continuó hasta la llegada de la última generación de cañones embarcados, el MK 213C, a saber: dar prioridad a las cualidades balísticas (alcance y precisión) o a la cadencia de tiro, unas se consigue en detrimento de la otra.
La aparición de la MG 151/20 hizo que el interés por el cañón C/30 L se abandonara. A partir de 1936, los esfuerzos de la Rheinmetall-Borsig se volcaron hacia el desarrollo de un arma de un calibre más importante, de 30 mm, el MK 101 (Maschinen Kanone) inicialmente destinado a asegurar la defensa trasera del bimotor de caza pesado Fw-57. Derivado del MK S-18, este cañón tenía una velocidad de salida de más de 900 m/s, que garantizaba al proyectil una trayectoria perfectamente rectilínea de más de 1000 metros, lo que daba al disparo una precisión “diabólica”. La puesta a punto del MK 101 necesitó de dos años. No fue sino a partir de 1938, que los ensayos intensivos se pudieron llevar a cabo, colocando un MK 101 en la góndola ventral de un Bf 110 B. Se registró una tasa de más del 80% de éxito sobre un blanco de 1,5 m de diámetro colocado ¡a 750 metros de distancia!.

Imagen
Ejemplo de los efectos de proyectiles de tungsteno del MK 101 dobre un carro soviético KV-1
Fuente: http://www.ww2incolor.com/forum/showthr ... uns./page4"

A pesar del interés mostrado por el desarrollo del MK 101 por Hitler en persona, los responsables de la Luftwaffe no estaban interesados en este tipo de cañón al que juzgaban inadecuado para el combate aéreo y esto por diferentes razones: escasez del número de disparos disponibles (inicialmente un cargador de seis proyectiles, posteriormente alcanzó treinta), excesivo volumen ( una longitud total de 2,586 metros) y un peso elevado (185 kilos con un tambor de 30 disparos), lo que hacía imposible el montaje sobre los caza ligeros del tipo Bf 109. Del mismo modo que como el MG-FF, el Mk 101 padecerá un hándicap respecto a su alimentación mediante cargador exterior, de manera que limitaba su cadencia de tiro a menos de 260 disparos por minuto, lo que hacía de ella una arma más adaptada al apoyo al suelo que al combate aéreo. Así la utilización del arma fue limitada a casos excepcionales, uno de ellos el caza-carros Hs 129 B-1/R2. Se produjo una munición perforante especialmente para esta arma, con la que a 300 metros de distancia, podía atravesar un blindaje de 7,5 cm de grosor.

Imagen

Montaje ventral de un cañón MK 101 en un Henschel He 129
Fuente:https://wikitanks.com/index.php?title=M ... -mk101.jpg

En 1941 algunos Bf 110 C-6 fueron equipados con un MK 101, sustituyendo sus dos MG-FF para atacar a los bombarderos aliados. Se trató de una de las primeras tentativas para encontrar una solución frente al que se iba a convertir en el peligro más grande de la defensa del Reich. El rendimiento del MK 101 era inferior al de un MG 151/20: con un peso de andanada de 1,082 Kg/s de aquel por 1,332 kg/s de este último. Por el contrario, el peso de explosivo disparado era de 0,352 kg/s para el MK 101 contra solamente 0,046 kg/s del MG 151/20. Además, a 1000 metros de distancia, la precisión de la munición explosiva de 30 mm disparada por el MK 101 era inferior a tres metros. Con el MK 101 la Luftwaffe disponía por fin de un arma eficaz para atacar a los bombarderos aliados. No quedaba sino mejorar el funcionamiento, convenía también hacerlo más ligero y compacto. Hará falta esperar a 1942 y la puesta a punto por Rheinmetall-Borsig del MK 103, para que la fuerza aérea alemana pueda, por fin, disponer de un cañón de 30 mm que sea realmente competitivo en el tiro aéreo.

Seguiré en otro momento. À suivre

Fuente: Traducción y adaptación de un artículo de Patrick Ehrhardt titulado “El armamento de a bordo de los aviones de la Luftwaffe” en la revista Histoire de Guerre nº 23 de marzo de 2002

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Última edición por Pierre Le Gloan el Mié Dic 08, 2021 8:02 pm, editado 2 veces en total.

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Re: Las armas de a bordo de la Luftwaffe

Mensaje por Pierre Le Gloan » Sab Sep 10, 2011 10:28 pm

Bonjour,

Prosigo con el artículo.

LA TRANSICIÓN: EL MK 103

El nexo de unión entre el MK 101 y el futuro Mk 103 será la munición, que en ambos casos era idéntica, proyectil incluido. La única diferencia era el procedimiento de disparo, mecánico (mediante percusión) para la munición del MK 101, eléctrica para la del MK 103. Por el contrario, el resto cambiaba en lo fundamental, comenzando por el sistema de alimentación, mediante cargador en el MK 101, por cinta continua para el Mk 103. Mientras que el Mk 101 funcionaba mediante el sistema clásico de retroceso de la culata, el MK 103 para asegurar su automatismo, mediante la toma de gases. Esta última permitía doblar la cadencia de disparo . El MK 103 mantenía todas las cualidades balísticas del MK 101 y además “escupiendo” dos veces más de proyectiles: 2,310 kg/s de los cuales 0,525 kg/s de materia explosiva. Este aumento de capacidad del cañón fue un verdadero desafío para los ingenieros de Rheinmetall.

Sin embargo, el MK 103 seguía siendo una arma pesada (145 kg en condiciones de tiro) y relativamente voluminosa con una longitud total de 2,335 metros. Estas características limitaban el empleo del MK 103 al disparo a larga distancia desde los cazas pesados bimotores, instalado en una góndola ventral bajo los Me 410 B-2/U1 y los He 219 A-0/R1. No obstante, el MK 103 estará montado en algunos tipos de cazas monomotores como los Bf 109 K-10 y Ta 152 B como cañón-motor. Algunos Fw 190 A-6 y A-8 dispusieron de dos MK 103 montados en góndolas en los semiplanos. El MK 103 será probado en uno de los prototipos de caza pesado. El caza-carros Hs 129, en su versión B-2/R2, verá sus cualidades de destrucción mejoradas gracias a un MK 103, con el que le era posible atravesar a una distancia de 300 metros, un blindaje de 11 cm de grosor.

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Montaje subalar de un MK 103 en un HS-129 B/2
Fuente: http://www.luftarchiv.de/index.htm?/bor ... waffen.htm" onclick="window.open(this.href);return false;
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A primeros de 1943, se iniciaron los estudios para equipar al Me 262 con dos MK 103, acompañados de dos MG 151/20 y dos MK 108 con el fin de ampliar el volumen de disparo. En materia de combate aéreo hay que tener, también, en cuenta un factor importante: la cadencia de tiro relativamente débil del arma que apenas sobrepasaba los 400 disparos por minuto. Los expertos de la Luftwaffe habían llegado a la conclusión de que hacía falta una concentración de 1.000 a 1.200 gramos de material explosivo, para conseguir la destrucción de un bombardero cuatrimotor. Teniendo en cuenta la velocidad de las pasadas de tiro, el MK 103 no era, todavía, el cañón ideal para atacar las formaciones de B-17 y B-24 que lanzaban, casi diariamente, sus bombas sobre las fábricas alemanas.

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Montaje en góndola subalar de un MK 103 en FW 190 A-5 U/11
Fuente: http://www.luftarchiv.de/index.htm?/bor ... waffen.htm" onclick="window.open(this.href);return false;
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Los Mk 101 y Mk 103 eran armas de uso mixto: contra aeronaves y tiro contra objetivos terrestres. A partir de 1941, el equipo de estudio de la Rheinmetall-Borsig que había presentido la evolución de la guerra aérea, había empezado por su propia iniciativa el desarrollo de una arma completamente nueva de 30 mm. especialmente consagrada para la lucha contra los bombardero cuatrimotores. Este nuevo cañón, el MK 108 parecía tener un gran porvenir. Un vez más el calibre de 30 mm. iba a servir de nexo de unión entre el Mk 103 y el Mk 108, y que en lo que se refiere a los proyectiles, se mantenía idéntico, aunque montado en un casquillo diferente, con el fin de obtener una reducción del tamaño de la munición que de 29,6 cm, del MK 103 pasaba a 20,6 cm para la munición del MK 108.

Seguiré en otro momento. À suivre

Fuente: Traducción y adaptación de un artículo de Patrick Ehrhardt titulado “El armamento de a bordo de los aviones de la Luftwaffe” en la revista Histoire de Guerre nº 23 de marzo de 2002

À bientôt

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Pierre Le Gloan
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Re: Las armas de a bordo de la Luftwaffe

Mensaje por Pierre Le Gloan » Dom Sep 11, 2011 9:08 pm

Bonjour,

Continúo con el hilo.

EL ARMA FATAL: EL MK 108

La historia del MK 108 es perfectamente representativa de la problemática que rodea al desarrollo de un nuevo tipo de arma de a bordo en el contexto particular de la Luftwaffe. Se inscribe también dentro la perspectiva de la evolución de la guerra aérea, prefiriendo el criterio de la cadencia de tiro.

UN ARMA “CONSUMIBLE” BARATA

Un arma automática de aviación funciona según los mismos principios de base que aquella de uso terrestre, solo las servidumbres propias del empleo las diferencian. El tamaño, la facilidad de acceso para su mantenimiento, la simplicidad de la instalación, la fiabilidad de empleo, el funcionamiento a bajas temperaturas, son algunos de los elementos que caracterizan la definición del armamento embarcado a bordo de aeroplanos. Los primeros meses de operaciones aéreas permitirán apuntar hacia otro aspecto: la duración. En tiempo de guerra, una arma automática de aviación conoce una duración de vida muy reducida, por otro lado no está sometida a las mismas dificultades que un arma de infantería que llega ser utilizada en condiciones límites (polvo, barro…) y disparando largas ráfagas sin pausas intermedias importantes.

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Cañon de 3 cm Rheinmetall MK 108
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Con el uso en campaña, las estadísticas demostraron que un arma automática embarcada no disparaba más de 1500 disparos de media antes de ser puesta fuera de servicio a causa de incidentes que no son atribuibles a la propia arma (avión abatido o accidentado). En estas condiciones, era superfluo cuidar la fabricación de estas armas para aumentar su duración. Un arma automática de aviación podía ser producida por no mucho dinero utilizando las técnicas de fabricación más simples. A partir de estas consideraciones, se había tenido en cuenta un nuevo aspecto por parte de los responsables de la Luftwaffe, el de un arma “consumible” que va a contrastar con la sofisticación de los productos anteriores.

Esto conducirá a los servicios técnicos de la Luftwaffe a pedir a los fabricantes limitar al máximum el empleo de aceros “nobles” apelando a tratamientos superficiales más adaptados. Para aumentar la producción se utilizarán cada vez más los métodos de estampación y soldadura. A partir de ahora, la elección de un arma de aviación iba a ser guiada por tres factores, a menudo contradictorios: el objetivo a alcanzar (efecto del proyectil), las condiciones de empleo (distancia de tiro y cadencia) y la facilidad de fabricación ( para una producción en masa).

PRIORIDAD A LA GRAN CADENCIA DE TIRO

A partir de 1942 se hacía evidente para los servicios técnicos de la Luftwaffe que las armas de 20mm montadas en los cazas, eran claramente insuficientes para derribar con pocos impactos un bombardero aliado. Ante la mejora de las defensas de estos bombarderos, era cada vez más arriesgado el repetir varias veces las pasadas de tiro, con el grave riesgo de ser alcanzado por el fuego nutrido y bien dirigido de las ametralladoras pesadas enemigas. De ahí la necesidad de disponer un nueva arma de un calibre más importante. La finalidad de esa arma era conseguir la destrucción del caza enemigo de un solo impacto y de dañar a un bombardero de manera suficiente para impedirle proseguir su misión. Examinando los restos de los aparatos aliados abatidos por la caza alemana, solo la munición de 30 mm de calibre podía esperar obtener tal resultado. La destrucción de un bombardero por un solo impacto exigía una munición mucho más pesada para poder esperar montar un cañón así sobre todos los cazas monoplazas.

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Dos MK 108 en la "nariz" de un Me 110 G-4
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Aunque disponía de una buena velocidad de salida inicial, el MK 101 no permitía conseguir un resultado satisfactorio a causa de su débil cadencia de tiro. En las condiciones operativas actuales, un caza que atacase a un bombardero por su cola disponía de uno a dos segundos, para ajustar su disparo de 600 a 200 metros. Convenía aumentar sensiblemente la cadencia de tiro para obtener durante un lapso de tiempo de dos segundos un haz de proyectiles de densidad máxima. Para alcanzar un tal resultado, habría sido posible montar dos MK 101 en un caza que alcanzase los 520 disparos por minuto pero con un aumento correlativo de peso del armamento que pasase de los 440 kg. Sin embargo la poca capacidad de los cargadores, limitada en conjunto a sesenta proyectiles, no permitían sino tres pasadas de dos segundos cada una. Todas estas consideraciones llevaron a la Luftwaffe a pedir un nuevo estudio de un nuevo modelo de cañón de 30 mm. capaz de disparar un proyectil de gran capacidad de explosivo ( 90 gr. Como mínimo). Esta arma debía claramente ser más ligera y menos voluminosa que el MK 101 y además disponiendo de una mayor cadencia de tiro. Tal rendimiento no podía conseguirse sino en detrimento de otras cualidades, comenzando por la velocidad de salida de boca del obús. Los servicios técnicos de la Luftwaffe confirmaron esta opción estableciendo un programa, basado sobre la prioridad de la cadencia de tiro y el peso del arma sobre todos los otros parámetros. El tamaño de la munición se colocaba en tercer lugar de las preocupaciones, antes de la velocidad de salida que se sacrificaba ante las otras condiciones. Aquí es donde se encuentra la paradoja del futuro MK 108, ya que la velocidad de salida determina directamente la duración del trayecto (que es deseable que sea el menor posible). Pero, a causa del mecanismo de funcionamiento tradicional del MK 108, ya que todo aumento de la velocidad de salida habría supuesto un aumento del peso y del volumen, con un descenso de la cadencia de tiro. Con la definición del MK 108 se encontraba en presencia de una elección deliberada por parte de los responsables de la Luftwaffe, que iba a condicionar gravemente el porvenir operativo del cañón.

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Batería de proa del Me 262
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La elección de los criterios de funcionamiento del futuro MK 108 había sido fruto de un diálogo entre el usuario, la Luftwaffe y los fabricantes, el elegido Rheinmetall. Un tercer participante no había sido tenido en cuenta, los constructores de fuselajes de aviones que no fueron consultados directamente. El contexto dominante de los años 1941 y 1942 era el de los aviones de motor a pistón, cuyas posibilidades eran muy conocidas. La evolución del combate aéreo surgida por la aparición de los aviones de combate a reacción no había sido tenida en cuenta. A partir de ese momento las opciones iniciales, se volvieron contra la Luftwaffe a causa de una velocidad de salida del proyectil muy lenta en relación con la velocidad de maniobra de un caza a reacción. Teniendo en cuenta el corto periodo de concepción y puesta a punto, todo el problema residía en anticiparse a la evolución previsible del combate aéreo. Al inicio del desarrollo del que será el futuro MK 108, no había ninguna duda de que la aviación a reacción no había sido tenida en cuenta, faltos de informes ya que el Me 262 no estaba sino en un estado de simple prototipo y aún no había efectuado su primer vuelo.
Se encuentra esta misma contradicción en lo referente a la definición de la munición, para la que el efecto destructor se contemplaba como primera prioridad, antes de la sencillez de fabricación y en detrimento del coeficiente balístico que, por definición, debía resultar relativamente mediocre. Ahora bien, este último aspecto condicionaba la precisión y el alcance del obús.

Seguiré en otro momento. À suivre

Fuente: Traducción y adaptación de un artículo de Patrick Ehrhardt titulado “El armamento de a bordo de los aviones de la Luftwaffe” en la revista Histoire de Guerre nº 23 de marzo de 2002

À bientôt

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Re: Las armas de a bordo de la Luftwaffe

Mensaje por Pierre Le Gloan » Lun Sep 12, 2011 10:01 pm

Bonjour,

Continúo con el relato.

TRIBULACIONES ALREDEDOR DE UN CAÑÓN

Aunque el primer manual técnico del MK 108 (Manual D.T. 6108 del 25 de octubre de 1943) esté fechado en octubre de 1943, no será sino a parir de junio de 1944 en que el cañón entrará efectivamente en servicio. Este retraso es síntoma de los problemas que rodearon la definición y la puesta a punto del MK 108 y de sus munición. Con un peso de 100 kilos menos y una longitud de un metro menos que el MK 103, el nuevo MK 108 había concitado una gran esperanza por parte de la Luftwaffe, a pesar de la oposición de Enst Udet que estimaba que se podía prescindir de un arma así, pues según él: “ Un cañón de 20 mm es ampliamente suficiente para derribar un bombardero pesado, ya que es suficiente aproximarse a una veintena de metros para asestarle un golpe fatal”. ¡Ernst Udet se había quedado anclado en las ideas de la I Guerra Mundial! En noviembre de 1941 la desaparición de Udet iba a desbloquear la situación al favorecer la continuación de los trabajos, con, sin embargo, un retraso de un año en relación al programa inicial.

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Un montaje tipo "schrage musik" de Mk-108 en Bf-110G
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En marzo de 1942 en una conferencia de armamento que se había mantenido en Berlín, en los locales del Ministerio del Aire, se había llegado a la conclusión de la necesidad absoluta de disponer un arma comparable al MK 108, incluso aunque ella representaba un retroceso en relación con el MK 103 desde el punto de vista balístico. Este último modelo de cañón era necesario para disparar con precisión a 700 metros de distancia, efectuando siete disparos por segundo, mientras que el MK 108 estaba previsto para una distancia de 450 metros. Por el contrario con dos MK 108 unidos, era posible obtener una cadencia de 20 disparos por segundo, lo que constituía un rendimiento netamente superior durante una sola pasada.
La puesta a punto del MK 108 estará continuamente perturbada por la intervención de las autoridades, que deseaban disponer de estas armas antes de que estuviesen terminadas. El MK 108 fue objeto de una lucha de influencias entre la comisión de armamento de la Luftwaffe (la WaffenKommision) y el servicio responsable de los sistemas de armas dentro del seno del Ministerio de Armamentos. El colmo del absurdo será esperar cuando se decidió la producción en serie del MK 108 a una fábrica diferente de la que había concebido el arma., la DWM en Posen, con el objetivo de fabricar mensualmente 20.000 cañones. En un primer momento, la DWM debía solucionar por sí sola los problemas de producción. A duras penas el Ministerio de Armamentos aceptará finalmente que representantes de Rheinmetall-Borsig pudieran acudir a la DWM para asistirla.
La eficacia de un proyectil se aprecia de dos maneras. Por una parte, según el efecto de los fragmentos metálicos producidos por la explosión del obús, y, por otra parte, según la intensidad de la explosión provocada por la materia explosiva contenida en dicho obús. Para ser lo más eficaz posible, la explosión debe producirse en el interior de las estructuras del aeroplano alcanzado, lo que implica un obús suficientemente resistente para atravesar la pared metálica. Para obtener este efecto, necesita llevar un peso mínimo de 80 gramos de explosivo por ogiva, lo que supone un proyectil de 30 mm de gran capacidad, dado el volumen que ocupa la materia explosiva. El calibre de 30 mm había sido elegido porque conjugaba armoniosamente los efectos de la fragmentación y la explosión. Por debajo de 30 mm, el efecto de fragmentación supera al efecto explosivo, mientras que lo contrario se produce con un calibre mayor de 30 mm. Este equilibrio entre los dos efectos obtenidos con los proyectiles de 30 mm es interesante para tacar a los bombarderos pesados. La nueva munición de 30 mm desarrollada para el MK 108 representaba un rendimiento global netamente superior respecto a otros modelos, un 28% contra solo un 6% de una munición explosiva ordinaria.

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Para mantener el concepto de una “arma barata”, este principio será también aplicado a la fabricación de los obuses de 30 mm, para los que la calidad de la penetración en el aire será sacrificada en beneficio de una fabricación a gran escala utilizando técnicas de estampado. A título de ejemplo, el tiempo de fabricación de un obús explosivo de 20 mm disparado por un MG 151/20 era de treinta segundos, sin contar las tareas de rectificación y de acabado. Con el obús de 30 mm fabricado por estampación, unos segundos eran suficientes, sin otros trabajos de acabado, y todo esto con un gran ahorro de acero.
Todas estas consideraciones relativas a la puesta a punto de la nueva munición de 30 mm perturbaron el desarrollo del MK 108. La decisión de limitar voluntariamente la munición a unos resultados medios, será capital para el porvenir del cañón, limitando su uso al combate casi cercano, lo que obligaba al caza a entrar en la zona letal de defensa de los bombarderos aliados. Se desarrollaron paralelamente dos tipos diferentes de munición, uno por la Rheinmetal-Borsig y el otro por la DWM, con una única especificación, una velocidad de salida de 500 m/s. La primera era únicamente explosiva y trazadora, mientras que la segunda disponía de capacidad incendiaria y trazadora. Sin embargo hubiera sido necesario disponer de todas esta cualidades en una única munición, para obtener la máxima eficacia de disparo. Hará falta esperar a finales de 1944 para que todas estas características estén reunidas en una sola munición.
A partir de 1943, el Mk 108 se impuso como cañón estándar de la Luftwaffe, a la espera de una versión todavía más potente el MK 112. En este sentido el cañón MK 108 de 30 mm había llegado a ser un ejemplo tipo de los progresos conseguidos en este campo. El MK 108 demostrará una gran eficacia en el combate aéreo. Con un solo impacto sobre un caza adversario, era posible conseguir su destrucción, del mismo modo cuatro disparos bien ajustados eran suficientes para destruir un bombardero cuatrimotor. A partir de 1943 será posible adaptar el MK 108 a todos los cazas de la Luftwaffe, bien como un cañón-motor o bien en góndolas externas. La instalación de cuatro MK 108 en “la nariz” del Me 262 lo hará uno de los cazas más temibles de la II GM.

LOS LÍMITES DEL MK 108

El teniente coronel Chinn, un especialista americano en armamento a bordo de aviones, no dudó en calificar al MK 108 como una de las mejores armas que se habían concebido y que era “una suerte para los B-17 que este cañón no se hubiera producido antes”. Con la experiencia este elogioso comentario debe ser seriamente matizado.
El MK 108 presentaba dos defectos notables. Por un lado su débil velocidad de salida, el proyectil tardaba casi dos veces más de tiempo para alcanzar su blanco que el disparado por el MK 103: 1,13 segundos contra 0,66 segundos sobre una distancia de 500 metros, 2,65 segundos por 1,50 segundos para una distancia de 1.000 metros. La cadencia de tiro más elevada del MK 108 no compensaba totalmente esta diferencia, lo que hacía necesario instalar varios MK 108 en un caza. Mucho más graves serán las imperfecciones de funcionamiento del MK 108 bajo factores de carga elevados que se traducían por bloqueos inesperados. Esto era previsible desde el momento en el que este cañón había sido estudiado en un contexto de la evolución de los cazas entre 500 y 600 Km/h. mientras que el arma será utilizado en una horquilla de velocidades entre 700 y 800 km/h, a bordo de aparatos a reacción. El mecanismo de funcionamiento del MK 108 directamente derivado de la patente Becker que databa de 1914, evidenciaba sus límites.

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Fw-190A-8/R2, de izquierda a derecha, Mg-151, camara BSK 16 y MK-108
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Todas estas imperfecciones habrían podido ser aceptables si el MK 108 hubiera sido capaz de dar a los cazas de la Lufwaffe una ventaja decisiva frente a las formaciones de bombarderos aliados: la de un alcance mayor de la que disponen hasta el momento. A este respecto, el manual de instrucciones para las técnicas de tiro con un armamento fijo, no dejaba ninguna esperanza a los alumnos-pilotos de caza. La consigna siempre era la misma:”No disparar a más de 400 metros del objetivo” y añadía “Esto sirve también para el MK 108, ya que es falso creer que cuanto mayor es el calibre de un arma, a más distancia se puede disparar. Del mismo modo la puntería con el MK 108 debe ser tan precisa como la necesaria para las armas más ligeras, por el contrario a la inversa es igual de cierto. Las posibilidades de tocar en el blanco con un cañón de 30 mm no son, actualmente, mayores que las que se obtienen con armamento más ligero.”
El hecho de haber proseguido el desarrollo del MK 108 según los criterios que databan de 1941 demostraba la incoherencia de las autoridades responsables, comenzando por el Ministerio del Armamento que razonaba únicamente en términos de producción inmediata. En efecto, hacían falta 74 horas de trabajo para construir un MK 108 de serie, mientras que el tiempo de construcción de un MG 151/20 era de 95 horas … Además el MK 108 se construía con técnicas de estampado (80% de las piezas que formaban el cañón) mientras que las otras armas disponibles necesitaban un gran número de piezas de fundición y de máquina herramienta (torneadas). Los tecnócratas del Ministerio de Armamento permanecieron focalizados en criterios de producción masiva y perdieron de vista los imperativos de la moderna guerra aérea. Esto explicará su falta de interés por el desarrollo por parte de la firma Mauser de una nueva arma a la que se puede calificar de revolucionaria, el MK 213 C.

Seguiré en otro momento. À suivre.

Fuente: Traducción y adaptación de un artículo de Patrick Ehrhardt titulado “El armamento de a bordo de los aviones de la Luftwaffe” en la revista Histoire de Guerre nº 23 de marzo de 2002.

À bientôt

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Re: Las armas de a bordo de la Luftwaffe

Mensaje por Pierre Le Gloan » Mar Sep 13, 2011 6:59 pm

Bonjour,

Sigo con el artículo.

EL CAÑÓN IDEAL: EL MK 213 C

El MK 213 respondía a una ficha de un programa editada a fines de 1942 por los servicios técnicos de la Luftwaffe. Se trataba encontrar un sucesor al MG 151/20, que dispusiera de características más elevadas: una cadencia de tiro de 1.000 disparos/minuto con una velocidad de salida del proyectil de 1.000 m/s. Estas condiciones eran, para le época un verdadero reto que la empresa Mauser acometerá con éxito. La mejor prueba de la validez del concepto desarrollado por los ingenieros de Mauser es el hecho de que el MK 213 será el antecesor directo de todos los cañones modernos, puestos a punto después de la II GM: el DEFA francés, el Aden británico, el Oerlikon 206 & 302K suizo, el M39 americano, el Mauser MK 27 y el ruso NR 30. El secreto del éxito del MK 213 residía en su sistema de alimentación por tambor rotativo (cañón revólver) que suprimía todos los problemas inherentes a los antiguos procesos de funcionamiento a base de culata móvil. La secuencia de disparo no se hacía ya de manera sucesiva sino que se efectuaba de modo simultáneo. Esta fluidez en el funcionamiento del arma, permitía cadencias de disparo dos o tres veces más elevadas que para un cañón de concepción tradicional.

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En la foto no se ve la munición del MK 213C pero se aprecian los obuses de los caños Aden y DEFA muy similares al alemán
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En un principio el MK 213 era un arma destinada a disparar munición de 20 mm, la MG 213A. Mauser estudió diferentes soluciones de funcionamiento, para conseguir la versión MG 213C, dotada de una alimentación por tambor y que disparaba munición de 20 mm. Las exigencias del programa fueron ampliamente superadas consiguiendo una cadencia de tiro de 1.400 disparos por minuto, utilizando una munición dos veces más potente que la disparada por el MG 151/20. Ante las prestaciones más que satisfactorias de tal arma, la Luftwaffe pedirá una versión capaz de disparar proyectiles de 30 mm, el MK 213C. Con el fin de no saturar la oficina de estudios de Mauser, esta tarea será confiada a un fabricante especiailsta en armas deportivas la Heinrich Krieghoff Waffenfabrike instalada en Suhl. Este constructor había concebido una serie experimental de armas de a bordo de 20 y 30 mm cuyas características eran más que prometedoras. Falto de capacidad técnica suficiente, Mauser será la encargada de retomar y proseguir los trabajos de Krieghoff, pero habrá que lamentar un retraso de más de un año en el desarrollo de este nuevo cañón.

Después de haber probado varios tipos de mecanismos, los técnicos de Mauser aceptaron el tambor. Sin embargo, la delicada puesta punto de este sistema llevará su tiempo, puesto que hará falta corregir los efectos devastadores del importante retroceso producido por la salida de los proyectiles de 30 mm. Con el cambio de calibre, la velocidad de salida de boca se resentía mucho, ya que pasaba de 1.050 m/s a 530 m/s para el MK 213C. Esto era normal ya que la munición, a parte de su mayor diámetro, debía de tener un tamaño idéntico a la del de 20 mm, lo que limitaba la carga impulsora ganando el proyectil el triple del peso, que pasaba de 112 gramos para el de 20 mm, a 330 gramos para el de 30 mm. No obstante, esta velocidad de salida se mantenía dentro de lo aceptable al ser ligeramente superior a la de un proyectil disparado por el MK 108. Por el contrario, en relación con el MK 108 la cadencia de tiro era de 1.200 disparos por minuto lo que no era nada despreciable, cuando las pasadas de ataque eran tan breves.

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El Dornier Do 335 Pfeil, también apodado Ameisenbär, fue un prometedor un caza pesado
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La acumulación de todos los retrasos registrados en la puesta a punto del MK 312C hizo que al final de la guerra esta arma se quedara en un estado experimental. Un prototipo del MK 213C, V 6/8, había sido entregado a la fábrica de Messerschmitt de Oberammergau para ser montado en un Me 262. Estaba previsto reemplazar sus cuatro MK 108 por cuatro MK213C. Con esta instalación se habría dispuesto de una potencia de fuego netamente superior, también estuvo previsto su montaje en el Do 335. Con todo, con el MK 213C no se terminaba la carrera por la potencia de fuego. De la asociación Mauser-Rheinmetell iba a nacer el que habría sido llamado el “matador” de bombarderos aliados.

LA ELECCIÓN DE UN NUEVO CALIBRE: EL DE 55 MM

En 1944 el calibre de 30 mm parecía como insuficiente para destruir un bombardero pesado. Este último no podía ser abatido sino por la concentración de cuatro o cinco impactos sobre una superficie relativamente pequeña. Lo que prácticamente era irrealizable dada la velocidad creciente de las pasadas de tiro. Lo ideal era destruir el aparato enemigo de un solo disparo.
A la finalización de múltiples experimentos, fue posible determinar el peso de material explosivo necesario y suficiente para destruir un bombardero pesado: de 420 a 450 gramos de exógeno-aluminio. Parea alojar tal cantidad de materia explosiva hacía falta poder disponer de un obús de 55 mm La utilización de una munición de ese calibre planteaba el problema de la naturaleza del arma destinada a tal fin. Para absorber la fuerza del retroceso generado por la salida del proyectil, hacía falta un arma que, en tamaño y peso, sobrepasaba las posibilidades de instalación a bordo de un caza monomotor.

Para resolver el problema, era necesario inspirarse en la experiencia adquirida con las piezas empleadas para la lucha antitanque. El desarrollo de un nuevo cañón de 55 mm fue emprendido en dos direcciones, por una parte teniendo en cuenta la puesta a punto de un cañón ligero y por otra la realización de un cañón pesado de gran velocidad inicial. En el primer caso, era la cadencia de tiro la que se potenciaba, mientras que en el segundo caso era la distancia de disparo que alcanzaba una eficacia de más de 2.000 metros lo importante. Partiendo de esto, en julio de 1943, se estableció un pliego de condiciones extremadamente preciso, en el que los principales parámetros habían sido fijados en los términos de peso del arma, velocidad de salida del proyectil y cadencia de tiro. Tres constructores respondieron a la llamada: Rheinmetall-Borsig, Mauser y Krupp.
Seguiré en otro momento. À suivre

Fuente: Traducción y adaptación de un artículo de Patrick Ehrhardt titulado “El armamento de a bordo de los aviones de la Luftwaffe” en la revista Histoire de Guerre nº 23 de marzo de 2002

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Re: Las armas de a bordo de la Luftwaffe

Mensaje por Pierre Le Gloan » Mié Sep 14, 2011 4:48 pm

Bonjour,

Prosigo con el relato.

DEL MK 112 AL MK 412

En un primer momento y partiendo de los trabajos realizados con le MK 108, los ingenieros de Rheinmetall-Borsig continúan para mejorar la cadencia de tiro. Bajo la designación de MK 112, se trataba ni más ni menos que de una versión aumentada del MK 108 capaz de disparar munición de 55 mm. Desde el punto de vista mecánico de funcionamiento, el nuevo cañón era idéntico al de MK 108, el único problema que había que resolver era la absorción de la fuerza del retroceso en el momento del disparo. A pesar de esta contrariedad, la previsión del peso del arma fijado en 300 kg será respetado. Utilizando materiales más ligeros, el constructor conseguirá disminuir el peso del cañón a 275 kg. en orden de marcha. El MK 112 llegará al estado de prototipo sin que pudiera ser construido en serie.
Estaba previsto montar un par de MK 112 en el morro de un Me 262, o bajo los planos de un Ar 234 y del Do 335, lo que implicaba un peso suplementario de más de 700 kg. Para facilitar el montaje de tal cañón en los cazas, Krupp estudió una versión aligerada de esta arma bajo el nombre de MK 412, sin que ni siquiera pudiera llegar al estado de prototipo.



EL CAZADOR MATADOR DE BOMBARDEROS: EL MK 214

En lo que respecta a Mauser, los ingenieros optaron por la segunda solución, la de un cañón de gran alcance. Inicialmente designado MK 114, este nuevo cañón de 55 mm será conocido como MK 214, con el fin de corresponder a la nueva codificación del armamento introducida en 1942. En este nuevo sistema la cifra de la centena se refiere al constructor: 1 para Rheinmetall, 2 por Mauser , el 3 por Kriwghoff y el 4 para Krupp. Las dos cifras siguientes designan el tipo de arma.
En la búsqueda de armas cada vez más potentes, la adaptación para el combate aéreo del cañón Flak de 37 mm se estudió a partir de mayo de 1942, para luchar contra los bombarderos aliados. Denominado BK 3,7 (Bord Kanone 3,7 cm.), esta arma sobre todo adaptada a la lucha anticarro, no tendrá demasiado futuro en los aviones de caza. Esto se explica por la falta de adaptación a la guerra aérea de la munición perforante del BK 3,7. Será necesario esperar a 1944 para disponer de una munición especialmente adaptada a la destrucción de bombarderos. Entre tanto, el interés por el BK 3,7 había sido eclipsado por los nuevos cañones BK 5 y BK 7,5 ,que serán remplazados por el MK 214. A causa de su tamaño monstruoso, la adaptación de los cañones antitanque de 5 cm y de 7,5 cm a la guerra en el aire se quedó en una mera anécdota. El tamaño de tales armas limitaba su montaje a bimotores, y lo que a la Luftwaffe le interesaba era equipar a sus cazas monomotores.

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Me-410A-1/U4 armado con un cañón BK 5 .
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El BK 5 era una primera aproximación a un cañón pesado adaptado a la lucha contra los bombarderos, mediante la adaptación de un arma destinada inicialmente para el combate terrestre, el KWK 39, al que se le dotaba de un cargador de 22 disparos de concepción circular, asegurando una alimentación directa del arma. Después de una breve experimentación, en 1944 algunos Me 410 del II/ZG 26 se equiparán con un cañón BK 5 unido a sus otras armas de a bordo. Con tal carga, el pilotaje del Me 410 era difícil a causa de su centro de gravedad, así pues hará falta un aparato mayor, el Ju 88 P-4. Un Me 262 también será equipado de un BK 5 a título experimental. Pero el tamaño y el peso del BK 5 no le permitían al avión el combate aire-aire.
Para responder a las nuevas exigencias de la guerra aérea, la Luftwaffe había iniciado en julio de 1943 otro programa de cañón pesado que fue confiado a Mauser. Esta empresa retomaba los estudios que partían del cañón KWK 39 desarrollado por Rheinmetall del que conservará el tubo, adaptándole un nuevo sistema de disparo eléctrico, una alimentación por deslizamiento lateral de la munición y una absorción neumática de la salida del disparo. Esto tenía el efecto de hacer pasar la cadencia de tiro de 45 disparos/minuto del BK5 a 150 disparos/minuto del MK 214. No es sino en febrero de 1945 que las primeras pruebas en tierra del MK 214 se realizan, a la espera de un futuro montaje en el Me 262. La derrota final puso fin a este interesante programa de cañón pesado embarcado a bordo de los aviones de caza.

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Messerschmitt Me 262 equipado con un imponente BK 5
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Viendo los estudios que desembocaron sucesivamente primero en el MK 108, luego en el MK 213C y por último en el MK 214, se puede constatar la falta de coordinación entre los fabricantes de armas, los servicios oficiales y los constructores de aviones. Cada uno, por su parte, estudiaba nuevas soluciones pero sin una verdadera coordinación inicial. Será la adaptación de estas armas a los nuevos modelos de avión la que planteará problemas y limitará su estado operacional. Entre tanto, otros proyectos aún más ambiciosos eran iniciados.

Seguiré en otro momento. À suivre.

Fuente: Traducción y adaptación de un artículo de Patrick Ehrhardt titulado “El armamento de a bordo de los aviones de la Luftwaffe” en la revista Histoire de Guerre nº 23 de marzo de 2002

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Pierre Le Gloan
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Re: Las armas de a bordo de la Luftwaffe

Mensaje por Pierre Le Gloan » Vie Sep 16, 2011 3:19 pm

Bonjour,

Prosigo con el artículo.

UN CAÑÓN A REACCIÓN: El MK 115

Después de la carrera por el calibre, se iniciaba otra carrera de velocidad, la de la búsqueda de la mayor cadencia de disparo. La primera propuesta partía de un investigador húngaro de nombre Zettel. Partía de una MG 151 de 15 mm de calibre, se proponía obtener una cadencia fenomenal de 36.000 disparos por minuto, modificando el sistema de disparo. Para realizarlo la munición de 15 mm estaba directamente montada sobre la culata, provista de un tambor helicoidal, antes de ser expulsada en una sola ráfaga bajo una carga única. Durante los últimos meses de la guerra un cañón experimental el HF 15 (Hohe Feuererfolge 15 mm.) fue desarrollado por la empresa Gustloff de Stuhl. En menos de 11 milésimas de segundo, disparó siete proyectiles de 15 mm con una precisión de 10 centímetros a cien metros de distancia.

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Sonderwaffe HF 15
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Una segunda propuesta surgió de Rheinmetall-Borsig, que utilizó la munición de 55 mm. Se trataba de disparar una ráfaga continua de 50 disparos a la respetable cadencia de 300 disparos por minuto. Cada disparo era, primero, disparado de modo convencional, después su recorrido en el tubo era acelerado por la acción de gas externo. El efecto de retroceso era compensado por un contrapeso interno. Una vez disparada, el cartucho de cartón se auto destruía bajo el efecto del calor, lo que eliminaba de un golpe todos lo problemas de su eyección. Esta arma de un tamaño relativamente pequeño estaba previsto que fuera montada en el ala de un caza monoplaza. El MK 115 debía permitir alcanzar un bombardero aliado a una distancia de tiro de cerca de 2.000 metros. Se puede fácilmente medir los daños causados por un arma como esta, incluso confiada a un piloto inexperto como era la mayoría de los pilotos de caza alemanes al final de la guerra. Ante la importancia de los problemas que había que resolver, ninguno de las dos armas vio la luz. No obstante, en la búsqueda de una elevada cadencia de tiro se explorarán otras vías, en este caso con éxito por los ingenieros alemanes: el disparo en salvas.

LOS CAÑONES ESPECIALES

La categoría de los cañones especiales respondía a la exigencia del combate contra los bombarderos aliados. En efecto, bajo el efecto combinado de los cazas de escolta y de la densidad de tiro de las formaciones de bombarderos, la acción de la caza alemana se limitaba cada vez más a pasadas de disparo muy breves lo que reducía la probabilidad del impacto incluso con un arma de calibre pesado. Teniendo en cuenta el espacio limitado disponible a bordo de un caza monoplaza, era necesario realizar un arma capaz de disparar en una sola salva varios disparos mortales. Multiplicando el número de cañones unidos unos junto a los otros, se estudiaron una serie de armas especiales y se inició su experimentación, se trataba la serie de los SG 116 a 119 (Sonder Geräte). El principio era simple. Consistía en reunir un grupo de cañones de un solo disparo, que al localizar la presencia de un bombardero fueran disparados por una célula fotoeléctrica a infrarrojos. Basados en el principio del cañón sin retroceso, no debían plantear ningún problema diferente al relacionado con el disparo de una masa importante de proyectiles.

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SG 116 instalado en el fuselaje de un Fw 190
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El SG 116 utilizaba un conjunto de tres, cuatro o seis tubos de MK 103 modificados, colocados verticalmente, detrás de la cabina de un caza monoplaza. Una cuarentena de Fw 190 F-8 fueron modificados de este modo, con un ángulo de dispersión ligeramente diferente los unos de los otros. Bastaba con pasar a un centenar de metros por debajo de un bombardero para que la célula pusiera en marcha el disparo en un lapso de tres centésimas de segundo. Esta arma será experimentada a finales de 1944 en el seno de la JG 10. Una variante, el SG 117, retenía siete tubos de MK 108 reagrupados de manera concéntrica bajo la forma de un conjunto de 60 cm de largo, para 14,5 cm de diámetro. Dos SG 117 estaban colocados detrás del fuselaje de un Fw 190. El disparo era efectuado por una célula foto-eléctrica ,y se hacía en una cadencia de 3 a 4 milisegundos, lo que expulsaba catorce obuses de 30 mm en menos de medio segundo.

Ante tal capacidad de disparo, incluso los cohetes aire-aire R4M Orkan habrían sido reducidos al rango de un juguete. Aunque conviene observar que los cañones rotativos de la serie de armas especiales SG no estaban sino en un estado de desarrollo de prototipo, son representativos de la nueva idea que se iba perfilando, según la cual el avión no era, al fin y al cabo, sino un simple vector, portador de un arma ofensiva cuyas capacidades son tales que sus características del avión son secundarias. Se deberá esperar a los misiles aire-aire para que esta tendencia s vea confirmada.
La extrema diversidad del armamento de a bordo, armas y municiones, produjo ciertamente problemas de logística a las unidades de combate. Las fuerzas aéreas aliadas, sobre todo los americanos, no se preocuparon por nuevas y costosa armas, y favorecieron la racionalización de los aprovisionamientos, centrados alrededor de la conocida ametralladora pesada Browning de 12,7 mm. cuyo reinado sobrevivirá a la II GM.

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Horten Ho XIII
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A fin de cuentas todas la esperanzas depositadas por la Luftwaffe en su armamento de a bordo serán vanas, terminará, también, por limitarse a un único modelo de cañón embarcado. Al examinar la locura de los proyectos de aviones elaborados por los equipos de estudios alemanes durante la fiebre de los últimos meses de la guerra, se debe constatar el relativo clasicismo de las soluciones adoptadas respecto al armamento. La mayoría de los cazas del futuro se veína unidos al cañón MK 108, eventualmente asociados a otras armas de diseño más antiguo. En raras ocasiones se hacía uso del MK 103. Toda la nueva generación de armas de a bordo que debía revolucionar la guerra aérea, no había alcanzado todavía el nivel buscado por sus creadores. Entre las raras excepciones, se debe salvar al Horten XIIIB, que debía estar equipado por tres MK 213C.Todo esto no hizo sino confirmar la ausencia de coordinación entre los servicios oficiales, los constructores de aviones y los fabricantes de armas de a bordo. Estos últimos habían, ampliamente, anticipado la evolución del combate aéreo, proponiendo soluciones vanguardistas, mientras que la industria aeronáutica alemana concebía proyectos futuristas dotados de un armamento ya desfasado.

Fuente: Traducción y adaptación de un artículo de Patrick Ehrhardt titulado “El armamento de a bordo de los aviones de la Luftwaffe” en la revista Histoire de Guerre nº 23 de marzo de 2002

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