Ilya Ehrenburg
Publicado: Mié Sep 05, 2007 3:44 am
Poco conocido en Occidente este escritor soviético produjo numerosos artículos los cuales eran publicados en el periódico “Estrella Roja” de Moscú.
Estos artículos, destinados a mantener en alto la moral del soldado ruso, por su virulencia y furioso antinazismo han sido considerados como responsables en parte de las barbaries cometidas por el ejército rojo en Alemania.
Considero importante dar a conocer algunos de estos artículos a fin que que los amigos del foro juzguen por sí mismos si estamos ante los desvaríos de un fanático o sólo se trata de el dolor de un patriota apasionado. (o cualquier otra cosa). Además de su intrínseco valor histórico.
Los artículos que iré posteando fueron escritos entre 1941 y 1943 (en cada caso indicaré la fecha) . Fueron publicados en el libro “Muerte al Invasor” Crónicas de guerra. Publicado por la editorial “La lucha de la Juventud” en Mexico, en mayo de 1943. Consta 509 páginas y recopila 152 artículos.
Unos párrafos de la biografía inicial del libro;
“Durante la guerra Ehrenburg ha crecido juntamente con su país. Diariamente millones de soldados lectores abren “Estrella Roja en la tercera página donde se insertan sus artículos. Ehrenburg escribe en primer lugar para el frente, y por eso sus artículos interesan como los de ningún otro.
“Ehrenburg está enzarzado en un combate cuerpo a cuerpo con los hitlerianos”, ha dicho Kalinin, “Su ataque es brioso, golpea a los alemanes con lo primero que halla a la mano, les dispara con su fusil y cuando se acaban las municiones, les pega con la culata, hiriendo donde quiera que puede. Y este es hoy el principal mérito del escritor”.
Gavril Jandoguin francotirador que ha matado a 140 alemanes, escribe a Ehrenburg que 70 de ellos los ha apuntado a la cuenta del escritor, ya que “sus artículos le ayudaron a matar a esos fascistas”.
“Nunca recibí mejor regalo en mi vida” dijo Ehrenburg.
Demás está decir que estos relatos deben entenderse en su contexto histórico y que indudablemente aún pueden incomodar a mucha gente.
No modificaré ni una palabra de los artículos a fin de no alterar la integridad del mensaje, aunque en ocasiones los textos resulten demasiado extensos.
Vamos con los tres primeros artículos.
EL BASILISCO
Nuestros aviones llevan regalos a los alemanes. Algunas veces los aviones no lanzan bombas sino hojas volantes.
En ellas decimos al pueblo alemán: Mira lo que eras y en lo que te has convertido. Eras el pueblo de Kant y de Goethe; de Marx y de Heine. Te has convertido en soldado del truhán Goebbels del bandido Goering y del chulo Horst Wessel. Eras un trabajador perseverante y filosófico. Te has convertido en un nómada, un asesino. Antes de la aparición de Hitler construías hospitales y escuelas, fábricas y museos. A las órdenes de Hitler destruíste Rótterdam y Varsovia, Orleáns y Belgrado.
A ti te mienten y tu mientes´, repites los embustes de tus amos. Te dan una jalea pegajosa de serrín y te dicen que es miel. Arrugas la cara pero comes. Te permiten la cópula como a un toro de raza y te dicen que eso es amor. Trabajas y mueres en aras de los magnates del Ruhr y de los terratenientes prusianos, en aras de una banda de rapaces. Te aseguran que esto es “socialismo”. Resoplas de contento repitiendo en todas las encrucijadas de Europa: “Soy nacional-socialista”.
Pregunta a los señores Voegler y Krupp, cuánto han ganado con la guerra. Desde el comienzo de ésta, el trust “I G Farbenindustrie” ha aumentado la emisión de acciones en 43 millones y el trust “AEG” ha elevado su capital en cuarenta millones. Cada uno de los dos millones de alemanes muertos o mutilados ha aportado a los accionistas de los trust una ganancia líquida de veinte marcos. Pregunta a Goering cuánto ha ganado con el dolor del pueblo. No responderá. Pero el inspector del Ministerio de Hacienda de Brasil contestará por él: Goering tiene depositados en el Banco de Brasil 1.250.000 dolares. Piensas que combatiste en Francia para liberar a los Alsacianos. No. Lo has hecho porque el sindicato Roschling necesitaba las fábricas y las minas de Francia. Piensas que te apoderaste de Checoeslovaquia para salvar a los alemanes de los sujetes. No. El Banco Alemán y el de Dresde querían adueñarse de los bancos de Checoeslovaquia.
En Alemania muchos niños mueren de hambre todos los días. Las cortezas de las patatas se han convertido en el alimento principal. Las obreras sueñan con panecillos blancos con mantequilla. Pero día tras día los magnates que forman el grupo Krupp, transfieren al Brasil y a la Argentina los millones robados. Los Krupp y los Voegler viven opíparamente. Goering gasta en su jauría de caza centenares de miles de marcos. Sus perros comen mejor que los obreros alemanes. ¿ y a eso lo llamas tú “socialismo”?
¡Necio! No haces más que repetir las mentiras de otros. Erais un pueblo dialéctico y te han convertido en un soldado papagayo.
Los terratenientes alemanes son dueños de enormes propiedades rurales. Miles de jornaleros trabajan para ellos. El Mariscal von Brauchitsch se denomina modestamente “colono”. Pues bien, este “colono” posee tres mil hectáreas de tierra de cultivo. Sus jornaleros comen un rancho inmundo y duermen en barracas frías. Este es el “socialismo” de Hitler.
Los capitalistas alemanes quieren apoderarse del petróleo de Bakú, del trigo de Ucranía, de nuestro manganeso, de nuestro acero, de nuestros bosques. Y a esto lo llaman “cruzada”. A la svástica, parecida a una araña, la llaman cruz. A la invasión bandidesca “cruzada”. Mienten ellos y también a ti te han enseñado a mentir. Necesitan el petróleo de Bakú. Tus oficiales ansían recibir cada uno 100 hectáreas de nuestra fértil tierra, o bien el puesto de “gauleiter” (funcionario fascista) en Rusia: van a la guerra para saquear. Tu también viniste con un saco al hombro para llevarte el botín.
Causa vergüenza leer las cartas de las mujeres alemanas. Todas piden a sus maridos que les manden abrigos de piel, medias o tocino ucraniano. Se han hecho cómplices del desenfrenado saqueo. Y después de todo esto te atreves a hablar de la caballerosidad de la Alemania Hitleriana. ¡Mejor harías en callar!
¿Hablas del nuevo órden en Europa? Pregunta que piensan de ti los franceses, polacos, noruegos y serbios. Te odian en todas partes. Te has vuelto el terror de los pueblos. Hablas de cultura pero has sumido en las tinieblas a tu país. Has restablecido los suplicios medievales. Eres el portador del látigo y de la horca para los pueblos.
No quieres saber quien eres pero debes saberlo. Debes saber que oyes mentiras, dices mentiras, te nutres de mentiras y respiras mentiras. Cuenta cuántos de tus conocidos han muerto ya en Rusia. Ahora todavía puedes contarlos. Después no podrás más que a los que han quedado ¿Quíenes son los autores de las fosas comunes en los campos de Bielorrusia y Ucrania? Tus amos.
Mira en torno tuyo y no verás más que ruinas. ¿Qué ha quedado de Colonia, Hamburgo y Dusseldorf? ¿Qué aspecto tiene la calle principal de Berlín Unter der linden? Si no has aprendido a escuchar el lenguaje humano, escucha el de las bombas. ¿Porqué destruyen las ciudades alemanas? Porque Hitler es la guerra: porque Hitler mandó a sus pilotos a bombardear Londres, Coventry , Moscú y Leningrado. Te pagan con la misma moneda, te pagan con la sangre derramada. Hasta ahora no has recibido más que un adelanto pero ya las cobraras todas juntas…
Esto es lo que le dicen a los soldados alemanes nuestras hojas volantes.
En la antigüedad, la gente creía en la existencia del basilisco, un reptil mitológico. Según la descripción de Plinio, era terrible. Cuando miraba la hierba, esta se secaba: cuando penetraba en el bosque, morían las aves. La mirada del basilisco mataba. Pero Plinio decía que había un remedio contra el basilisco, y ese remedio consistía en llevarle frente a un espejo. El reptil no podría resistir su propia mirada y moriría.
El fascismo es como el basilisco. Mata, mas no quiere mirarse a sí mismo. Alemania teme el espejo: lo cubre con los harapos de circo de feria. Prefiere los retratos de antepasados ajenos. Pero la obligaremos a acercarse al espejo. Obligaremos a los fascistas alemanes a mirarse a sí mismos. Entonces reventarán como el basilisco.
¡Lanzad vuestras bombas camaradas pilotos! Tirad tambien hojas volantes… Los hitlerianos no escaparán a las bombas. Tampoco podrán escapar del espejo.
15 de julio de 1941
NO SON PALABRAS LO QUE SE PRECISA SINO BALAS
En un combate cerca de Porjov, los soldados soviéticos hicieron prisioneros a dos soldados alemanes. En poder de uno de ellos se encontró la documentación soviética número 686.903, extendida a nombre de Yekaterina Mijáilova, nacida en 1923, en Bolshói Plejov, zona de Málaia Vishera, en la región de Leningrado, de profesión partera. El documento estaba manchado de sangre.
Los soldados le preguntaron cómo había conseguido esta documentación de una ciudadana soviética. El alemán calló. Después murmuró: lo recogí en la carretera. Entonces, el segundo prisionero relató la historia de la Mijáilova
Con las siguientes palabras:
“Estábamos en la aldea Bolshóie Pankaratovo. Era el lunes 21 de julio a las 4 de la madrugada. Mi compañero se dirigió a la aldea, penetró en todas las casas, se apoderó del dinero y los objetos de valor de los campesinos, amenazándolos con fusilarlos a todos. Después llegamos a una casa próxima a un hospital. Se encontraban en ella un médico y una joven. Este, y señalaba a su compañero, dijo a la joven “Acompáñeme a la comandancia, tengo que verificar sus documentos”
“Yo vi como la joven escondía su documentación en el pecho. La condujo al jardín cercano al hospital y allí la violó. Después la jóven se lanzó al campo gritando. Se veía que había perdido la razón. La persiguió hasta alcanzarla. Pasados unos instantes volvió a mi lado, enseñándome la documentación ensangrentada”.
La fiera que violó y asesinó a Mijáilova, el soldado de la sección de asalto, confirmó la declaración de su compañero.
He aquí la historia de Yekaterina Mijáilova, joven rusa de 18 años.
Contemplo la fotografía y se me nubla la vista de odio; veo cómo el vil salvaje, uno de los muchos engendros de Adolfo Hitler arrastra a la muchacha a la muerte.
Seres terribles deshonraron y mataron a nuestra hija, a nuestra hermana. Hay sentimientos para los cuales no existen palabras. Y además no son palabras lo que se precisa aquí sino balas.
¡Vengad a Mijáilova! ¡Vengáos por todo!
14 de agosto de 1941
DESILUSIÓN DE UN MERCENARIO
El teniente Jorge Mercader era un fascista probado, fiel acólito de los verdugos de Berlín. En su tierra Jorge asesinó a no pocos españoles. Quiso ensanchar su campo de acción. Los alemanes le dijeron que en Rusia se podía asesinar confortablemente y saquear con comodidad. El ingenuo Mercader lo creyó, y eso fue lo que le trajo desde la lejana España hasta nuestro país, al sector de Voljov.
A fines de noviembre jorge se siente todavía muy animado. Se dedica a merendar y a fumar. En su diario hace constar con satisfacción cómo sus soldados descargan sus rifles contra los rusos. El capitán Alba ha elogiado al teniente Jorge, y éste se encuentra en el séptimo cielo. Pero el 7 de diciembre, el estado de ánimo de Jorge cambia bruscamente. Escribe en su diario:
“la situación es terrible…Por la noche recibimos órdenes del Coronel Esparza de dejar las posiciones. A las nueve en punto comienza la retirada; abandonamos todo el material…”
Maravillosa transformación: antes todo era estupendo y ahora “la situación se hace terrible”. Los rusos inesperadamente atacaron a los fascistas; como es natural, el teniente Jorge no esperaba tal afrenta. El valiente Jorge abandonó el mortero y huyó con toda felicidad. Por eso ahora se encuentra un poco más tranquilo:
“La retirada se está efectuando con éxito, aunque me da pena mirar a los pocos soldados supervivientes, apenas son capaces de arrastrar los pies. La gente está desnuda, cansada, se muere de hambre y frío. Estoy al mando de los restos de la primera y tercera secciones – 50 hombres en total- ; no son soldados, son despojos sin fuerzas, sin víveres ni municiones, sin moral. Para cinco ametralladoras sólo tenemos ocho cintas”.
Lo que más pena le da al teniente es su propia situación. ¿Qué decir de los soldados si el mismo orgulloso Jorge está hecho un piojoso?
“Hace un mes que no nos lavamos. Llevo los calcetines rotos, los calzoncillos destrozados, y estoy lleno de piojos”.
El cuadro es conocido: el piojo es un insecto irrespetuoso, lo mismo pica al Barón prusiano que al hidalgo español.
El 22 de diciembre Jorge está radiante de júbilo: al pobre imbécil le prometieron enviarle a casa a mediados de enero. Y anota en su diario “Esta noticia me ha animado de tal manera que hasta me he puesto a cantar”.
Pero “demasiado pronto canta el pajarillo”: después de la agradable notificación, comenzó un desagradable bombardeo. Jorge tiembla de miedo. Y, para colmo de males, por primera vez le invade la duda sobre la invencibilidad de sus amos de Berlín.
“Un oficial alemán de zapadores me ha dicho que han relevado a Brauchitsch de su cargo y que ahora es Hitler en persona quien dirige las operaciones.. Esto es un mal síntoma”.
Pasan unos días más y Jorge anota en su diario algo completamente inusitado: “El estado de ánimo de nuestra división es ahora del todo adverso a los alemanes”.
En vano se esforzaron los hitlerianos en traer a los españoles a pelear contra los rusos, ahora resulta que los españoles sólo sueñan en volver las armas contra los propios alemanes”.
Mientras los falangistas españoles disputan con los alemanes, los rusos prosiguen con su ofensiva. Jorge ve como huyen los alemanes y luego con la conciencia tranquila, huye también. Después de tomar aliento, saca su diario y anota:
“En la actualidad la división española es un verdadero caos. Sus unidades están deshechas. No tiene espíritu combativo ni municiones. Falta la confianza en los mandos. Los jefes son una perfecta nulidad. Tenía razón nuestro general Queipo de Llano, al escribir a uno de mis soldados: “He perdido la fe en España y en sus dirigentes: La División Azul llegó llegó aquí para cubrir de gloria a España pero ha resultado lo contrario: todo el mundo es testigo de nuestra deshonra. Me averguenzo, aunque me consuela la idea de que no todos los españoles son tan brutos…”
El teniente Jorge no se consuela únicamente con las ideas: el 23 de diciembre “requisa unas gallinas y consigue coñac”. Considera que una cosa es la vergüenza y otra beberse unas copitas con motivo de la fiesta.
Por fin el 26 de diciembre le anuncian “A las cuatro de la tarde seréis relevados y luego la división volverá a España…”
Jorge está contento de nuevo. Se olvida del espíritu combativo, de la Gloria, de la Falange, y de la requisa de gallinas. Quiere volver a casa; quiere estar lejos de los obuses rusos. Pero en este momento, precisamente se interpone el destino tres veces justiciero. El teniente Jorge Mercader, que vino a nuestro país para matar y saquear, fue muerto el 27 de diciembre en las proximidades del sovjos “Krasny Udárnik” (“Obrero de choque rojo”).
Nosotros sabemos que “no todos los españoles son tan brutos” como este Jorge. Jamás consideraremos a los oficiales de la División azul como representantes del noble pueblo español. Los alemanes trajeron aquí la hez de España. Pero incluso esta escoria se levanta contra sus amos. Incluso la División azul, sueña con ajustar cuentas a la horda alemana.
Mientras los alemanes triunfaban, los soldados de la División azul los odiaban y temían. Ahora les siguen odiando pero ya no les temen. Acaso mañana echarán sus cuentas y encontrarán el mejor modo de aprovechar las ocho cintas y las cinco ametralladoras.
“¡ Duro con los alemanes!” Esta frase la comprenden hoy cuarenta pueblos de Europa. Todos estarán de acuerdo con ella. Y todos los pueblos glorificarán al pueblo que no sólo fue el primero en decir “¡Duro con los alemanes!”, sino que empezó a golpearlos y lo hace a conciencia.
05 de enero de 1942
Estos artículos, destinados a mantener en alto la moral del soldado ruso, por su virulencia y furioso antinazismo han sido considerados como responsables en parte de las barbaries cometidas por el ejército rojo en Alemania.
Considero importante dar a conocer algunos de estos artículos a fin que que los amigos del foro juzguen por sí mismos si estamos ante los desvaríos de un fanático o sólo se trata de el dolor de un patriota apasionado. (o cualquier otra cosa). Además de su intrínseco valor histórico.
Los artículos que iré posteando fueron escritos entre 1941 y 1943 (en cada caso indicaré la fecha) . Fueron publicados en el libro “Muerte al Invasor” Crónicas de guerra. Publicado por la editorial “La lucha de la Juventud” en Mexico, en mayo de 1943. Consta 509 páginas y recopila 152 artículos.
Unos párrafos de la biografía inicial del libro;
“Durante la guerra Ehrenburg ha crecido juntamente con su país. Diariamente millones de soldados lectores abren “Estrella Roja en la tercera página donde se insertan sus artículos. Ehrenburg escribe en primer lugar para el frente, y por eso sus artículos interesan como los de ningún otro.
“Ehrenburg está enzarzado en un combate cuerpo a cuerpo con los hitlerianos”, ha dicho Kalinin, “Su ataque es brioso, golpea a los alemanes con lo primero que halla a la mano, les dispara con su fusil y cuando se acaban las municiones, les pega con la culata, hiriendo donde quiera que puede. Y este es hoy el principal mérito del escritor”.
Gavril Jandoguin francotirador que ha matado a 140 alemanes, escribe a Ehrenburg que 70 de ellos los ha apuntado a la cuenta del escritor, ya que “sus artículos le ayudaron a matar a esos fascistas”.
“Nunca recibí mejor regalo en mi vida” dijo Ehrenburg.
Demás está decir que estos relatos deben entenderse en su contexto histórico y que indudablemente aún pueden incomodar a mucha gente.
No modificaré ni una palabra de los artículos a fin de no alterar la integridad del mensaje, aunque en ocasiones los textos resulten demasiado extensos.
Vamos con los tres primeros artículos.
EL BASILISCO
Nuestros aviones llevan regalos a los alemanes. Algunas veces los aviones no lanzan bombas sino hojas volantes.
En ellas decimos al pueblo alemán: Mira lo que eras y en lo que te has convertido. Eras el pueblo de Kant y de Goethe; de Marx y de Heine. Te has convertido en soldado del truhán Goebbels del bandido Goering y del chulo Horst Wessel. Eras un trabajador perseverante y filosófico. Te has convertido en un nómada, un asesino. Antes de la aparición de Hitler construías hospitales y escuelas, fábricas y museos. A las órdenes de Hitler destruíste Rótterdam y Varsovia, Orleáns y Belgrado.
A ti te mienten y tu mientes´, repites los embustes de tus amos. Te dan una jalea pegajosa de serrín y te dicen que es miel. Arrugas la cara pero comes. Te permiten la cópula como a un toro de raza y te dicen que eso es amor. Trabajas y mueres en aras de los magnates del Ruhr y de los terratenientes prusianos, en aras de una banda de rapaces. Te aseguran que esto es “socialismo”. Resoplas de contento repitiendo en todas las encrucijadas de Europa: “Soy nacional-socialista”.
Pregunta a los señores Voegler y Krupp, cuánto han ganado con la guerra. Desde el comienzo de ésta, el trust “I G Farbenindustrie” ha aumentado la emisión de acciones en 43 millones y el trust “AEG” ha elevado su capital en cuarenta millones. Cada uno de los dos millones de alemanes muertos o mutilados ha aportado a los accionistas de los trust una ganancia líquida de veinte marcos. Pregunta a Goering cuánto ha ganado con el dolor del pueblo. No responderá. Pero el inspector del Ministerio de Hacienda de Brasil contestará por él: Goering tiene depositados en el Banco de Brasil 1.250.000 dolares. Piensas que combatiste en Francia para liberar a los Alsacianos. No. Lo has hecho porque el sindicato Roschling necesitaba las fábricas y las minas de Francia. Piensas que te apoderaste de Checoeslovaquia para salvar a los alemanes de los sujetes. No. El Banco Alemán y el de Dresde querían adueñarse de los bancos de Checoeslovaquia.
En Alemania muchos niños mueren de hambre todos los días. Las cortezas de las patatas se han convertido en el alimento principal. Las obreras sueñan con panecillos blancos con mantequilla. Pero día tras día los magnates que forman el grupo Krupp, transfieren al Brasil y a la Argentina los millones robados. Los Krupp y los Voegler viven opíparamente. Goering gasta en su jauría de caza centenares de miles de marcos. Sus perros comen mejor que los obreros alemanes. ¿ y a eso lo llamas tú “socialismo”?
¡Necio! No haces más que repetir las mentiras de otros. Erais un pueblo dialéctico y te han convertido en un soldado papagayo.
Los terratenientes alemanes son dueños de enormes propiedades rurales. Miles de jornaleros trabajan para ellos. El Mariscal von Brauchitsch se denomina modestamente “colono”. Pues bien, este “colono” posee tres mil hectáreas de tierra de cultivo. Sus jornaleros comen un rancho inmundo y duermen en barracas frías. Este es el “socialismo” de Hitler.
Los capitalistas alemanes quieren apoderarse del petróleo de Bakú, del trigo de Ucranía, de nuestro manganeso, de nuestro acero, de nuestros bosques. Y a esto lo llaman “cruzada”. A la svástica, parecida a una araña, la llaman cruz. A la invasión bandidesca “cruzada”. Mienten ellos y también a ti te han enseñado a mentir. Necesitan el petróleo de Bakú. Tus oficiales ansían recibir cada uno 100 hectáreas de nuestra fértil tierra, o bien el puesto de “gauleiter” (funcionario fascista) en Rusia: van a la guerra para saquear. Tu también viniste con un saco al hombro para llevarte el botín.
Causa vergüenza leer las cartas de las mujeres alemanas. Todas piden a sus maridos que les manden abrigos de piel, medias o tocino ucraniano. Se han hecho cómplices del desenfrenado saqueo. Y después de todo esto te atreves a hablar de la caballerosidad de la Alemania Hitleriana. ¡Mejor harías en callar!
¿Hablas del nuevo órden en Europa? Pregunta que piensan de ti los franceses, polacos, noruegos y serbios. Te odian en todas partes. Te has vuelto el terror de los pueblos. Hablas de cultura pero has sumido en las tinieblas a tu país. Has restablecido los suplicios medievales. Eres el portador del látigo y de la horca para los pueblos.
No quieres saber quien eres pero debes saberlo. Debes saber que oyes mentiras, dices mentiras, te nutres de mentiras y respiras mentiras. Cuenta cuántos de tus conocidos han muerto ya en Rusia. Ahora todavía puedes contarlos. Después no podrás más que a los que han quedado ¿Quíenes son los autores de las fosas comunes en los campos de Bielorrusia y Ucrania? Tus amos.
Mira en torno tuyo y no verás más que ruinas. ¿Qué ha quedado de Colonia, Hamburgo y Dusseldorf? ¿Qué aspecto tiene la calle principal de Berlín Unter der linden? Si no has aprendido a escuchar el lenguaje humano, escucha el de las bombas. ¿Porqué destruyen las ciudades alemanas? Porque Hitler es la guerra: porque Hitler mandó a sus pilotos a bombardear Londres, Coventry , Moscú y Leningrado. Te pagan con la misma moneda, te pagan con la sangre derramada. Hasta ahora no has recibido más que un adelanto pero ya las cobraras todas juntas…
Esto es lo que le dicen a los soldados alemanes nuestras hojas volantes.
En la antigüedad, la gente creía en la existencia del basilisco, un reptil mitológico. Según la descripción de Plinio, era terrible. Cuando miraba la hierba, esta se secaba: cuando penetraba en el bosque, morían las aves. La mirada del basilisco mataba. Pero Plinio decía que había un remedio contra el basilisco, y ese remedio consistía en llevarle frente a un espejo. El reptil no podría resistir su propia mirada y moriría.
El fascismo es como el basilisco. Mata, mas no quiere mirarse a sí mismo. Alemania teme el espejo: lo cubre con los harapos de circo de feria. Prefiere los retratos de antepasados ajenos. Pero la obligaremos a acercarse al espejo. Obligaremos a los fascistas alemanes a mirarse a sí mismos. Entonces reventarán como el basilisco.
¡Lanzad vuestras bombas camaradas pilotos! Tirad tambien hojas volantes… Los hitlerianos no escaparán a las bombas. Tampoco podrán escapar del espejo.
15 de julio de 1941
NO SON PALABRAS LO QUE SE PRECISA SINO BALAS
En un combate cerca de Porjov, los soldados soviéticos hicieron prisioneros a dos soldados alemanes. En poder de uno de ellos se encontró la documentación soviética número 686.903, extendida a nombre de Yekaterina Mijáilova, nacida en 1923, en Bolshói Plejov, zona de Málaia Vishera, en la región de Leningrado, de profesión partera. El documento estaba manchado de sangre.
Los soldados le preguntaron cómo había conseguido esta documentación de una ciudadana soviética. El alemán calló. Después murmuró: lo recogí en la carretera. Entonces, el segundo prisionero relató la historia de la Mijáilova
Con las siguientes palabras:
“Estábamos en la aldea Bolshóie Pankaratovo. Era el lunes 21 de julio a las 4 de la madrugada. Mi compañero se dirigió a la aldea, penetró en todas las casas, se apoderó del dinero y los objetos de valor de los campesinos, amenazándolos con fusilarlos a todos. Después llegamos a una casa próxima a un hospital. Se encontraban en ella un médico y una joven. Este, y señalaba a su compañero, dijo a la joven “Acompáñeme a la comandancia, tengo que verificar sus documentos”
“Yo vi como la joven escondía su documentación en el pecho. La condujo al jardín cercano al hospital y allí la violó. Después la jóven se lanzó al campo gritando. Se veía que había perdido la razón. La persiguió hasta alcanzarla. Pasados unos instantes volvió a mi lado, enseñándome la documentación ensangrentada”.
La fiera que violó y asesinó a Mijáilova, el soldado de la sección de asalto, confirmó la declaración de su compañero.
He aquí la historia de Yekaterina Mijáilova, joven rusa de 18 años.
Contemplo la fotografía y se me nubla la vista de odio; veo cómo el vil salvaje, uno de los muchos engendros de Adolfo Hitler arrastra a la muchacha a la muerte.
Seres terribles deshonraron y mataron a nuestra hija, a nuestra hermana. Hay sentimientos para los cuales no existen palabras. Y además no son palabras lo que se precisa aquí sino balas.
¡Vengad a Mijáilova! ¡Vengáos por todo!
14 de agosto de 1941
DESILUSIÓN DE UN MERCENARIO
El teniente Jorge Mercader era un fascista probado, fiel acólito de los verdugos de Berlín. En su tierra Jorge asesinó a no pocos españoles. Quiso ensanchar su campo de acción. Los alemanes le dijeron que en Rusia se podía asesinar confortablemente y saquear con comodidad. El ingenuo Mercader lo creyó, y eso fue lo que le trajo desde la lejana España hasta nuestro país, al sector de Voljov.
A fines de noviembre jorge se siente todavía muy animado. Se dedica a merendar y a fumar. En su diario hace constar con satisfacción cómo sus soldados descargan sus rifles contra los rusos. El capitán Alba ha elogiado al teniente Jorge, y éste se encuentra en el séptimo cielo. Pero el 7 de diciembre, el estado de ánimo de Jorge cambia bruscamente. Escribe en su diario:
“la situación es terrible…Por la noche recibimos órdenes del Coronel Esparza de dejar las posiciones. A las nueve en punto comienza la retirada; abandonamos todo el material…”
Maravillosa transformación: antes todo era estupendo y ahora “la situación se hace terrible”. Los rusos inesperadamente atacaron a los fascistas; como es natural, el teniente Jorge no esperaba tal afrenta. El valiente Jorge abandonó el mortero y huyó con toda felicidad. Por eso ahora se encuentra un poco más tranquilo:
“La retirada se está efectuando con éxito, aunque me da pena mirar a los pocos soldados supervivientes, apenas son capaces de arrastrar los pies. La gente está desnuda, cansada, se muere de hambre y frío. Estoy al mando de los restos de la primera y tercera secciones – 50 hombres en total- ; no son soldados, son despojos sin fuerzas, sin víveres ni municiones, sin moral. Para cinco ametralladoras sólo tenemos ocho cintas”.
Lo que más pena le da al teniente es su propia situación. ¿Qué decir de los soldados si el mismo orgulloso Jorge está hecho un piojoso?
“Hace un mes que no nos lavamos. Llevo los calcetines rotos, los calzoncillos destrozados, y estoy lleno de piojos”.
El cuadro es conocido: el piojo es un insecto irrespetuoso, lo mismo pica al Barón prusiano que al hidalgo español.
El 22 de diciembre Jorge está radiante de júbilo: al pobre imbécil le prometieron enviarle a casa a mediados de enero. Y anota en su diario “Esta noticia me ha animado de tal manera que hasta me he puesto a cantar”.
Pero “demasiado pronto canta el pajarillo”: después de la agradable notificación, comenzó un desagradable bombardeo. Jorge tiembla de miedo. Y, para colmo de males, por primera vez le invade la duda sobre la invencibilidad de sus amos de Berlín.
“Un oficial alemán de zapadores me ha dicho que han relevado a Brauchitsch de su cargo y que ahora es Hitler en persona quien dirige las operaciones.. Esto es un mal síntoma”.
Pasan unos días más y Jorge anota en su diario algo completamente inusitado: “El estado de ánimo de nuestra división es ahora del todo adverso a los alemanes”.
En vano se esforzaron los hitlerianos en traer a los españoles a pelear contra los rusos, ahora resulta que los españoles sólo sueñan en volver las armas contra los propios alemanes”.
Mientras los falangistas españoles disputan con los alemanes, los rusos prosiguen con su ofensiva. Jorge ve como huyen los alemanes y luego con la conciencia tranquila, huye también. Después de tomar aliento, saca su diario y anota:
“En la actualidad la división española es un verdadero caos. Sus unidades están deshechas. No tiene espíritu combativo ni municiones. Falta la confianza en los mandos. Los jefes son una perfecta nulidad. Tenía razón nuestro general Queipo de Llano, al escribir a uno de mis soldados: “He perdido la fe en España y en sus dirigentes: La División Azul llegó llegó aquí para cubrir de gloria a España pero ha resultado lo contrario: todo el mundo es testigo de nuestra deshonra. Me averguenzo, aunque me consuela la idea de que no todos los españoles son tan brutos…”
El teniente Jorge no se consuela únicamente con las ideas: el 23 de diciembre “requisa unas gallinas y consigue coñac”. Considera que una cosa es la vergüenza y otra beberse unas copitas con motivo de la fiesta.
Por fin el 26 de diciembre le anuncian “A las cuatro de la tarde seréis relevados y luego la división volverá a España…”
Jorge está contento de nuevo. Se olvida del espíritu combativo, de la Gloria, de la Falange, y de la requisa de gallinas. Quiere volver a casa; quiere estar lejos de los obuses rusos. Pero en este momento, precisamente se interpone el destino tres veces justiciero. El teniente Jorge Mercader, que vino a nuestro país para matar y saquear, fue muerto el 27 de diciembre en las proximidades del sovjos “Krasny Udárnik” (“Obrero de choque rojo”).
Nosotros sabemos que “no todos los españoles son tan brutos” como este Jorge. Jamás consideraremos a los oficiales de la División azul como representantes del noble pueblo español. Los alemanes trajeron aquí la hez de España. Pero incluso esta escoria se levanta contra sus amos. Incluso la División azul, sueña con ajustar cuentas a la horda alemana.
Mientras los alemanes triunfaban, los soldados de la División azul los odiaban y temían. Ahora les siguen odiando pero ya no les temen. Acaso mañana echarán sus cuentas y encontrarán el mejor modo de aprovechar las ocho cintas y las cinco ametralladoras.
“¡ Duro con los alemanes!” Esta frase la comprenden hoy cuarenta pueblos de Europa. Todos estarán de acuerdo con ella. Y todos los pueblos glorificarán al pueblo que no sólo fue el primero en decir “¡Duro con los alemanes!”, sino que empezó a golpearlos y lo hace a conciencia.
05 de enero de 1942